Partida Rol por web

La puerta del vehículo se cierra, pero el vehículo no se mueve, ni avanza lo más mínimo, como si estuviera esperando a que los camiones arrancaran con aquel "líder" elegido a dedo luego de hacer que un espía se suicidara debido a la tortura más inefectiva de todas las que había visto.

El hecho de no mandar al conductor de arrancar el vehículo y moverse quizás fuera porque en verdad Ted Hyun no se fiaba del todo de El Negro, o en este caso de "Nig G.A"; aunque esto quizás no fuera cierto y simplemente estuviera atandose los zapatos o alguna otra cosa.

Pero el caso era el mismo, el vehículo seguía ahí, parado.

*Maldito chino gigante.

No tenía ni la oportunidad de ir a ver donde se encontraba el desaparecido de Forbúl antes de partir.

Me acerco entonces a los dos tontainas que parecen no saber donde meter el cadáver y les digo -Hasta que sepáis dónde enterrarlo o tirarlo, llevado a las celdas!. Eso amedrentará a los rebeldes. - Y quizás por algún casual de los casuales, pudiera servir de ayuda a cualquiera de los allí presentes. Quien sabía. Quizás incluso a Forbúl si seguía vivo y por ahí. 

Dicho eso, me dirijo a paso firme hacia mi inevitable posición de líder en uno de los camiones. Dispuesto a dirigir aquella comitiva a donde fuera que fuese ese puente maldito. El sólo nombre me hacía palidecer por momentos. Y cuando todo estuvo cargado y todos subidos a los camiones di la orden a los conductores -Todos listos! Adelante!. 

Con El Negro también subido a uno de los camiones; estos se dirigieron hacia la siguiente parte de la misión, lo que se traducía a la siguiente escena, una que, ya de por sí iba a ser separada de la aventura que Forbúl Tamejiri pudiera tener en estos momentos, aunque claramente eso no parecía importar en estos momentos.

Al igual que la densa jungla, el fin de escena se comió todo lo que quedaba aquí de interés para El Negro.

 De a poco, el extenso día en la isla termina para los agentes. Mientras llevaban adelante sus aventuras, pudieron apreciar como de a poco las luces del sol se iban haciendo cada vez más tenues y daban lugar a una noche oscura y, en cierta forma, pacífica. Es que aquel día no había sido tan violento y sangriento como el anterior. Aunque ciertas cosas habían pasado que provocaron el derramamiento de sangre... ya no pasaban días en la Isla Shuriken en los cuales no muriera gente.

 Un nuevo día empezaba. Un día que podría cambiar un montón de cosas, y que podría cambiar las cosas en la isla de forma drástica. La Agencia confiaba en sus enviados, esperaban lo mejor de ellos. Que acaben con la tiranía y el reinado de Peggy sobre la gente... cueste lo que cueste.

Cierta conmoción se pudo escuchar fuera; por lo que aquel soldado no tuvo más remedio que ir a ver que pasaba con bastante prisa y temor por haber hecho algo mal; por lo que ahora el grupo de presos volvía a estar solo entre ellos; aunque teniendo en cuenta que ninguno de ellos hablaba -ni Forbúl Tamejiri- quizás fuera a ser algo aburrido.

Al cabo de unos minutos, dos soldados distintos volvieron a la zona de celdas para dejar en el interior lo que podría ser el cadáver de una persona completamente desnuda; de hecho cuando lo lanzaron como un saco de patatas dentro de la celda esto no quedó la menor duda; era el cuerpo de un hombre desnudo.

Una vez que aquellos dos soldados se fueron, el "guardia" que estaba cubriendo todo regresó, eso sí, con una lonchera con su comida; para echar un vistazo primero a que todos estuvieran ahí, contándo cabezas y darle un fuerte bocado a su sandwitch de pimientos picantes y huevo revuelto.

-Vale veo que estáis todos, bien. -Para posteriormente percatarse del hombre tirado en el suelo en un charco de su propia sangre.- Y voy a ignorar el cómo uno de vosotros terminó desnudo y con un agujero de bala en la frente. Que eso se encargue el próximo guardia que toque de vigilaros, creo que es Ben, que le jodan a Ben. -Volviendo a señalar el cuerpo muerto- ¿Podéis esconderlo y "guardarme el secreto"? Ya sabéis, no decir nada.

Ninguno de ellos dijo nada. Pero que esto no se le subiera a la cabeza de Liu Wang; no estaban ahí para defenderlo de tener un expediente de guerra, una vista disciplinaria, de recibir unos buenos azotes en el trasero o de estar castigado en la esquina de rodillas con los brazos... Sino que estaban callados tal y como habían prometido que harían: La Huelga de Silencio.

-.  .  . -Al menos no le daban una respuesta a aquel guardia.

Contento por no obtener una respuesta; Liu Wang haciendo uso de su autoridad decidió marcharse a comer algo bueno en la paz y compañía de sí mismo en su despacho, a fin de cuentas, ante la falta de unas directrices claras, el guardia no sabía qué hacer ante el caso de una persona muerta en la celda.

-¡Perfecto!. -Les dijo con una sonrisa de oreja a oreja mientras se marchaba- ¡Recordad poneros delante de él para que Ben no se entere!. A saber qué me haría ese "nuevo jefe" que tanto hablan,  Nig G. A. parece ser alguien con el que es mejor no meterse...