Por su parte Giuseppe asintió con la cabeza mientras ambos se dirigían junto con Henry Dojo, a encontrarse con el resto de la tripulación de Piratas. Y pese a que se le podía ver como Giuseppe estaba tranquilo y a gusto con aquella gente, su cabeza estaba en la misión; tratando de contar cuántos piratas había ahí disponibles, así como qué tipo de armas podrían estos portar.
Giuseppe se apunta a descansar.
Finalmente, el cansador y extenso día había terminado para los agentes. La información recolectada y los contactos conseguidos eran una gran adquisición para la búsqueda de los cabecillas de Peggy y la forma de derrocarlos. Aunque algunos agentes estaban más enfocados en la acción directa y otros en la infiltración sigilosa. Solo el tiempo diría si alguna de esas dos fromas de actuar era mejor, o si ambas podían complementarse para desarrollar un plan maestro.
La Agencia tenía fe en los agentes. Eligieron a los mejores después de todo. Pero en ese momento no era momento para seguir divagando sobre el futuro: había que descansar. Un nuevo día en la Isla Shuriken aguardaba.