Partida Rol por web

-"Peggy" no es que sea un nombre muy varonil que digamos; de todas formas junto a las decenas de cartas con instrucciones que le he mandado en su domicilio de La Ciudadela también había incluído un retrato de mi persona. -Indicó la mujer un tanto ofendida por ello- No entiendo porqué tanta confusión.

-Sobre los gorilas mejor ni hablemos, eso... ya era un disparate que el gobierno anterior chapó... -Comentó con cierto malestar en su voz- A pesar de ello, tuvimos que hacer mucha limpieza de "intelectuales" que no servían de nada mas que para hacer investigaciones sin sentido alguno... Solo para cobrar dietas...

-Y sí, ya sé que hizo eso. -Comentó finalmente- Lo intuía cuando dijiste lo de la bomba nuclear. Este es el fin para la Isla Shuriken... Al menos deja de hacer ruido, -le reclamó a El Negro- estamos insonorizados, ni nos escucha ni nosotros escuchamos lo de fuera... aunque supongo que cuando caiga la bomba lo notaremos...

-Y mi pueblo estaba reprimido ANTES de mi llegada al poder, tan solo quise limpiarlo del mal que lo azotaba; -comentó un tanto indignada la mujer- Los piratas que azotaban la isla con sus ataques y saqueos y se escondían en la Isla pequeña... el gran desempleo de los bloques... el contrabando... los juegos de azar, los prestamistas, las peleas ilegales y las mafias de Villa Ganga... el consumo de tabaco infantil... el dogmatismo de la secta de Omus... el caciquismo, la ineficiencia, la corrupción, los tratos de favores, los linajes familiares, el retraso cultural y sobre todas las cosas "La tonta profecía del Monstruo Marino". -Y tras esto resaltó algo- Dicen que es un Kraken, pero esas son mentiras para que los jovenes Shurikens se vayan a dormir y aún así el gobierno anterior gastó millones para crear una "Ballena-Anti-Kraken" porque las ballenas comen calamares... ¡La isla estaba al borde del colapso!.

-Y no... no hay ninguna salida... -Comentó resignada- Si la hubiera, ya habría salido yo para detener a esa traidora... Ahora lo único que queda es esperar... esperar a que todo termine...

Aquella pobre mujer vivía tanto en su propio Palacio que no se había enterao de ná de lo que pasaba en la isla realmente. Me acerqué a ella apuntándola con el dedo.

-NO se ría del monstruo marino. YO lo vi con mis propios ojos - y pasé a señalar mis dos ojos con ese mismo dedo con el que la señalé a ella. Para que quedase claro.

-Y desde el populacho, que sepa usté que usted y sus ministros aún parecían más corruptos. Si hasta me repartieron panfletos anárquicos al segundo o tercer día de pisar la isla! Estabais destinados al fracaso. Que gestión más mala! - todos los politicuchos blancos hacían lo mismo. Le echaban la culpa al anterior, no iba a callarme la boca ahora que estábamos a puntico de palmarla. - Y que forma de maltratar a los silenciosos. También estuve allí! no teníais piedad. Así que menos excusas! señorita "palacio de ricachos con todas las comodidades incluidas" - finalicé en tono infantiloide.

Era evidente que El Negro había metido el dedo en la herida; algo que sentó realmente mal a Peggy Tsai por lo que esta mujer decidió hacer lo mismo, aunque lo hizo literalmente; señalando de vuelta a El Negro, esta le dio un leve toquecito en la herida de bala que tenía.

-Pues verá usted que- Tras esto, se disculpó viendo como El Negro se quejaba del dolor- Disculpe. Se me fue el dedo.

Que eso fuera verdad o no, era cuestión de El Negro de creer, sea como fuera, la mujer se mantenía en sus trece en cuanto a aquellas acusaciones que habían sido vertidas sobre ella. Realmente la situación no era la mejor, pero ya para empezar no tuvo una buena herencia.

-La Isla Shuriken estaba plagada de crimen, mafias, contrabandistas, capos de la droga, piratas, corrupción, malversación, incompetencia, cultistas, tradiciones arcaicas y burdas mentiras para mantener a los que estaban en el poder aún en el poder... -Comenzó a enumeran los problemas una vez más- Es normal que cuando ocurre un cambio radical para tratar de detenerlo, las fuerzas fácticas de estos grupos usen de todo para tratar de detenernos en nuestro intento de hacer de la isla un lugar libre y soberano de sí mismo.

Tras aquellas bonitas palabras, añadió algo.

-El cambio no solo puede dar miedo a la gente poderosa, la gente de abajo también puede temerlo; pues se han acostumbrado a sus malas condiciones y temen que empeoren con el cambio. -Indicó la mujer- Incluso cuando el cambio les puede resultar beneficioso y al final la historia la escriben los poderosos. ¿Sabes quien inventó el horario de 8 horas?. Seguro que me dirás que Ford, pero es mentira... Ya habían años de luchas sangrientas para tratar de implementarlo y solo Ford lo hizo porque PODÍA ROBAR TRABAJADORES A OTRAS EMPRESAS. Si no, los seguiría manteniendo en semi-esclavitud. Y no, no lo inventó él.

Tras aquel comentario, la mujer volvió con la conversación principal.

-El Pueblo es manipulable, en particular por quienes controlan los medios de producción, en particular por aquellos que ellos ven como sus superiores e intocables. Nosotros intentamos quitar eso, nosotros intentamos cambiar el regimen por el bienestar de toda la isla. Y aún así hubo problemas... -Comentó con una mueca de malestar- Desde protestas y marchas pacíficas, hasta acciones terroristas violentas, y además de eso la interferencia extranjera como vosotros. ¡En unos años la Isla Shuriken podría ser un remanso de paz, un país libre y soberano!. ¡Libre de la corrupción y de las empresas extranjeras que están explotando nuestros recursos!. ¡Pero eso no lo podíais dejar estar!. ¿Verdad?.

-AYa! - me quejé del dedo en la herida. Y luego intentó hacer lo que hacen todos los políticos. Venderme su versión de los hechos para que vote por ella. Y no es como si fuese tonto, pero tan inteligente como para rebatírselo todo tampoco era. Ni entendía de fuerzas tácticas ni de la estrategia manipulable de esclavitud vs horarios laborales con jubilación anticipada. Pero sí que creía en una cosa, por tonta que fuese - Pues si tanta paz queríais realmente, haber buscado una alianza con la ONU para fomentar la Paz! O haber intentado hacer un tratado de Paz y colaboración!... Si no lo hicisteis es porque lo queríais todo para vosotros, egoístamente! ...En unos años la isla Shuriken habría sido un cementerio de gente infeliz y mano de obra barata requemada. Los únicos felices habríais sido los ricachos al poder, y por eso estaban todos en contra vuestra... JAH!  - le señalé de nuevo con el dedo a escasos centímetros de su nariz de cerdita, como si con eso hubiese "ganado" la discusión. Aunque probablemente tendría más cosas que decir al respecto.

-El anterior gobierno vendió a precio de ganga la explotación de las materias primas de la isla. -Le recriminó Peggy Tsai- ¿¡Por que crees que la mitad de ella es un puñetero desierto si estamos cerca del tropico?!. ¡Las minas en donde trabajaban los niños por salarios de risa y la industria de quema y tala han despoblado y secado las regiones del Norte de la isla!. ¡La vida media cayó 30 años en esta última decada!.

-Tu no estás aquí por los Shurikens, si no para mantener este acuerdo. -Le recriminó- Por los intereses extranjeros de explotar la isla, pero bueno, supongo que un perro de la guerra SIEMPRE será un perro de la guerra... -La mujer se sentó, respirando cansada de tanto discutir- Y ahora toda la isla... acabada... Adiós a mis Shurikens...

Y con aquella enorme explosión que sacudió de lleno aquella sala del pánico completamente blindada, dejó a ambos ciegos y confusos, con un enorme dolor de oídos mientras que se hacían a la oscuridad que los rodeaba; milagrosamente ambos estaban vivos, pero el tiempo que tendrían para estarlo no sería por mucho tiempo.

Palpando el suelo, pudieron encontrar unas linternas con las que iluminarse a fin de cuentas tenían que depender ahora mismo del generador de gasolina o el otro generador de... bicicleta que se encontraban tapados por una manta. El final no iba a ser aquella enorme explosión, ya había pasado... el final iba a ser el silencio hasta la inanición...

- Pues...! pues!!!...  - no tenía ni idea de qué responderle. No tenía datos de todo aquello. - A mí no me llame perro! vine aquí para obtener información y el primer día sus hombres ya me estaban torturando con té hirviendo y en la cárcel junto a un montón de inocentes pacifistas!... Sus Shurikens estaban maltratados por su gobierno... - pero  recordaba las palabras de Maverick, el jefe de la operación "Ordenes de arriba... se acatan"... Por lo que sí, al final sí que era un perro de los altos mandos... Pero hiciese lo que hiciese el antiguo gobierno, yo sólo pude ver lo que el actual gobierno había estado haciendo. Y nada parecía correcto!! - y ... 

BOOOM

Explotó. Algo explotó allá afuera. ¿de verdad este cubículo aguantaría una explosión nuclear?... - Oh shit. - habían explotado las calderas? había reventado la isla entera? El niño de las calderas estaría muerto?!... ... ... shit. Nada pintaba bien. Y la Peggy seguía vivita y coleando. 

-... - no le dije nada. No llegaríamos nunca a un acuerdo... y estaba demasiado molesto por haber caído bajo las garras de la gatillo fácil de Zaheera, o más bien bajo sus balas. No podía parar de pensar en todos los que estarían muriendo o por morir allá afuera. Mono arranca-caras incluido. Si tan sólo aquella operación hubiese sido más competente... o hubiésemos logrado comunicarnos antes con la base... 

...

Cuando me cansé de sentir lástima por mí mismo, me levanté del suelo y me subí a la bicicleta comenzando a pedalear penosa y lentamente. No creía que la Peggy fuese a hacer nada por colaborar a parte de quejarse. Pero yo necesitaba hacer algo "útil". Y algo para dejar de pensar. Aunque quizás una bicicleta que no se movía en un espacio cerrado no ayudaba mucho a dejar de pensar en todo lo malo ocurrido y por ocurrir... pero lo intentaría.

Los minutos se volvieron horas, las horas se volvieron días y los días se volvieron semanas; realmente no sabían cuanto tiempo habían pasado porque en aquel bunker subterráneo no había ningún reloj que pudieran indicarles que hora era y aunque lo hubiera, tan solo lo podrían ver en los escasos momentos en donde uno de los dos quisiera pedalear luego de que el combustible se terminara.

Las provisiones se reducían a un ritmo alarmante y aunque no parecía que hubiera efectos de la radiación colándose por los pequeños conductos de ventilación; el ambiente cada vez se sentía más opresivo debido a que aquellas instalaciones no contaban con un aseo para ducharse, aunque por fortuna sí un pozo sucio.

El final era cierto e inevitable, al menos hasta que...