Strong asintió a lo que Susie iba diciendo, tanto con respecto al Coronel, como a Stolesouls o la forastera. - Todo apunta a que Ella es inocente. - Dijo entonces. - Así que sólo nos queda Thorton. Eso, o que ya no queden forajidos. - Explicó con tono cansado, llevando la mano derecha al rostro para frotarse los ojos.
- Vamos a hacer una cosa. - Empezó después. - Si Rosalind aún estuviera entre nosotros podría indultar a Thorton y que el Coronel se asegurase, pero eso ya no es una opción. Además, creo que se va a tomar la justicia por su mano. - Explicó. - Pero bueno, esto es lo que vamos a hacer: esperaremos a ver qué secretos esconden los que han caído hoy. Te lo diré en cuanto lo sepa. Y entonces trazaremos un plan para esta noche.
Perdona la bajada de ritmo, Susie, hay muchas cosas rondando mi vida ahora mismo. :)
Adam Strong asintió con el ceño fruncido a lo que el Coronel dijo, sin terminar de comprender a qué había venido entonces lo de Riley.
- No tiene por qué arriesgarse. - Le dijo. - Imagine que nos equivocamos, ¿qué será de usted? - Preguntó, negando con la cabeza. - No estoy seguro de que sea la mejor idea.
La mirada que el reverendo dedicó al Sheriff cuando preguntó quién era Cody fue indescriptible. Una mezcla de desprecio, asco y profunda repulsión se mezclaron en sus ojos y casi le dieron ganas de escupir. Sin embargo mantuvo la compostura, recibiendo la respuesta del hombre y apartando la vista antes de responder.
Ese fue el primer momento en que Adam Strong se preguntó realmente dónde estaría la mujer de Pinkerton, y si su desaparición tendrá algo que ver con el asunto de los padres de Maybelle y la marcha de esa chica. Si es que realmente se había ido, y no estaba muerta en cualquier sitio donde no hubieran mirado.
- Lo mismo digo. - Se despidió. Sería totalmente lamentable que alguien acabase con el Sheriff antes que él mismo.
Susie asintió ante las palabras del Sheriff y se despidió de él con la promesa de volver pronto. En efecto, en unas pocas horas estaba de nuevo aporreando la puerta del reverendo y entrando sin más dilación. Traía el rostro un tanto descompuesto ante lo que acababa de suceder.
Pero vamos a ver... ¡Esto no tiene ningún sentido! A ver... ¿Por qué el maldito sheriff se ha cargado a Riley sin más? Sabíamos que era culpable, pero si lo sabía de antes, ¡debería haberles disparado a los forajidos y habríamos evitado todas estas muertes innecesarias! ¿Y el coronel por qué acaba de cortarle el cuello a Thorton en mi maldito Saloon? ¡Por todos los demonios! ¿Es que se han vuelto todos locos?
La mujer no se sentó esta vez, sino que empezó a dar vueltas por la sala con paso agitado. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Todos pegándonos tiros hasta que no quede nadie en pie?
Tranquilo, yo también he estado liada :3
—Lo hecho, hecho está— murmuró el coronel ante las palabras del reverendo—. He tomado mi decisión, y creo que no me equivocaré, pero si es así, quiero que sepa una cosa, Strong.
En este punto, al coronel le costó un poco hablar, pues era revelar algo que llevaba mucho tiempo escondiendo, por algo de vergüenza, pero también porque no era muy lícito moralmente. No quería enfadar al reverendo, pero tampoco quería seguir mintiendo más.
—He de decirle que conocía los secretos de los demás, de usted y del fotógrafo en concreto, porque me limitaba a seguirlos, y a contemplarlos en el abrigo de la noche— comenzó a decir Luisiana—. Pero, hay algo más— tragó saliva con dificultad—. Quiero que sepa, Strong, quiero que sepa que el aliento de la guerra y la muerte aún me atraen, que empuñar una pistola en mi mano y el sable en la otra aún me llaman con fuerza, se rompen la garganta para que las tome y vuelva a las andadas— lo miró de soslayo, como si le preocupara la reacción del religioso—. Cuando pasaban los acontecimientos negros de estos días, deseaba poder unirme a ellos, y colaborar. No tuve la ocasión— resumió, antes de que se lo preguntara—. Y no sé si la habrá.
- Nada de esto tiene sentido, Susie. - Dijo el reverendo, como si aquello le diese la razón a la mujer. - Lo del Sheriff no lo comprendo, pero como no entiendo nada de lo que hace ese hombre. Hace mucho que tendríamos que haberle echado de aquí. - Enunció antes de quedarse algunos segundos mirando a su amiga.
- Y lo del Coronel.. No sé por qué ha escogido a Thorton. Pero en el momento en que a mí me nombraron Sheriff a él le dieron potestad para hacer eso. Claro que también dijeron que le matarían si elegía a un inocente y no a un forajido. - Explicó. - Además, después de lo que ha hecho el Coronel, hoy no habrá votaciones.
- Por cierto, hay otra cosa... - Retomó después, sin saber muy bien cómo empezar. - El Coronel acaba de confesárseme: teníamos razón con él. Puede hacer lo mismo que Rosalind, sí, pero su lealtad es hacia quienes nos dan muerte. Dice que echa demasiado de menos el frente.
El reverendo emitió un suspiro cuando aquel exmilitar lo zanjó todo con un lo hecho, hecho está. Suponía que ese tipo de mentalidad era algo aprendido en el frente. Eso lo justificaba, pero no hacía que le gustase más.
Y cuando le fue escuchando palabra por palabra su boca se fue abriendo despacio, quedándose atónito ante aquella confesión.
- Po-¿Por qué me dice esto? - Preguntó, confuso. - No lo comprendo, Coronel. ¿Está hablándome como compañero, como Sheriff, o como confesor?
Si su lealtad está con ellos... ¿Eso significa que Thorton era inocente? Por esa norma de tres, debería morir el coronel a manos del Sheriff. A no ser que traicionara a los suyos y eliminase también a un culpable. Además, ¿por qué querría confesar semejante cosa ahora? Va a convertirse en el nuevo objetivo.
Susie reflexionó sobre las palabras del reverendo, pero todo parecía demasiado complicado. ¿Y qué papel tiene Ella en todo esto? Tan callada... Tan silenciosa. Suspiró.
Strong observó a la mujer mientras hablaba, escuchando sus palabras y valorando las distintas opciones.
- Estoy casi convencido de que Thorton era inocente. - Le dijo. - Si el Coronel no cae... Quizá es porque tiene algún as en la manga, o quién sabe si no habrá comprado al Sheriff. Después de todo es un hombre con dinero. - Comentó antes de hacer una pausa.
- Creo que Ella sólo está asustada. No puedo asegurarlo, claro, pero habiendo confesado el Coronel ya tenemos el nombre que faltaba. - Dijo antes de echarse hacia adelante en la silla. - La verdad es que las cosas encajan. Por eso el Coronel ha matado a Thorton de esa manera: para que no hubiera votaciones.
Mordiéndose el labio, no quería el coronel seguir con aquello, pero se había propuesto decirlo, por si le pasaba algo, por si, finalmente, terminaba cogiendo el camino que su corazón quería seguir de manera férrea.
Sabía que podía llegar a hacer mal, y sabía que no lo iba a evitar porque era lo que deseaba desde que todo su mundo se desmoronó por aquel accidente. No lo justificaba, simplemente, informaba.
—Es una confesión— dijo el coronel, haciendo una mueca—. De algo que puede suceder. En el futuro.
Lo miró, algo abatido, pero no arrepentido. Era su naturaleza. Era una persona belicosa. Algunas nacían para dar consuelo y sosiego a los demás, y otros para arrebatar vidas o ayudar para que se haga.
—No soy buena persona, reverendo— murmuró el exmilitar—. No he hecho aún nada, y no he querido hacerlo, aún sabiendo que podría haberlo hecho, pero, cada vez la llamada es más fuerte, y yo soy tan débil…
Entonces, el objetivo a abatir es el coronel. Susie sentenció. Intentaré hacer lo que pueda, padre. Aunque aquí hay cosas que me dan mala espina...
La camarera se despidió de Adam Strong con un gesto y salió al Saloon, deseando con todo su corazón que aquella noche acabase todo.*
* Pobre ingenua. Cierro aquí más o menos la escena para que la próxima dé cabida a nuestros nuevos "amiguitos" :)
Las cosas estaban difíciles en el Saloon. Los muertos estaban entrando, y el reverendo no sabía cuánto tiempo podrían mantenerlos a raya. Aún así, Adam Strong deseaba terminar de atar cabos, de modo que en determinado momento en que las cosas parecían estar más o menos en calma le hizo un gesto a Canary para dirigirse a la caseta.
- Las cosas están complicadas. - Le dijo. - Pero me parece que pronto terminará todo.
Las cosas estaban difíciles en el Saloon. Los muertos estaban entrando, y el reverendo no sabía cuánto tiempo podrían mantenerlos a raya. Aún así, Adam Strong necesitaba reunirse con Susie, de modo que en determinado momento en que las cosas parecían estar más o menos en calma le hizo un gesto para dirigirse a su caseta.
- Las cosas están complicadas. - Le dijo. - Al final no dijiste eso. - Comentó, sin que sonara a reproche. - ¿Quieres que lo haga yo?
A Maybelle la seña del reverendo de que lo siguiese a la cabaña en medio del ataque que estaban sufriendo le sacó una media sonrisa divertida. Pensó que el hombre necesitaría compartir un trago y un cigarro para liberar su mente un rato. Tan sólo esperaba que no volviese a tener las mismas dudas que le había planteado un rato antes en aquella habitación del Saloon.
Una vez en la cabaña, directamente sacó la petaca y la bolsa de tabaco y las dejó sobre la mesa. Se había encargado de rellenar la petaca de whiskey en el Saloon, así que estaba llena de nuevo. Ella por su parte se dejó caer en la misma silla que había ocupado dos días atrás, antes de que todo se volviese una absoluta locura y estiró la mano para tomar la bolsa de tabaco y empezar a liar un cigarro.
- Ojalá tenga razón, Adam. - Respondió a sus palabras con expresión seria. - Los muertos están un poco revolucionados. El coronel llegó exigiendo explicaciones y anunciando su inocencia de nuevo. - Se llevó el cigarro a los labios y lo encendió. - Y después lo acusó a usted. No estoy segura de hasta qué punto esos pensamientos inconscientes pueden mover sus cadáveres en uno u otro sentido, pero... Cuanto antes termine todo, mejor para todos. Estoy deseando largarme de este agujero.