Tras la "caída" del Coronel al piso inferior, todo pareció quedar en silencio, salvo por un crujir de la madera y un chirriar de una fricción que te resultaban muy conocidos.
Perseguiste aquel sonido hasta una de las habitaciones en la que no habías entrado todavía y encontraste al viejo Wallace, balanceándose en su balancín. Te resultó gracioso que aquello fuese lo primero que pensara en salvar dadas las circunstancias, pero la edad del hombre no permitía recriminarle nada.
- ¡Niño! - te saludó con una amplia sonrisa - Ven, ven - enfatizó con un gesto de mano - Cuéntame que está pasando.
Hoy es noche par, por lo que puedes proteger a dos aldeanos. El viejo Wallace te ayudará.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Como mooooooooooooooooola la imagen de Wallace!!!!!!!!!!!!! ¡Me ha encantado Khat! ^^
¡Y me encanta el post y la posibilidad de rolear con él! ¡¡Qué grande!! x'DDDDDDDDDDD
*Very big aplause for Khat*
P.d.: Hoy posteo, que ¡me ha encantado!
Tras apartar y recolocar el Coronel en una posición, y un lugar, más digno y respetuoso, volvió a subir las escaleras con el rostro sombrío y desesperanzado, pues la muerte se había encaprichado del pueblo y parecía dispuesta a no dejar títere con cabeza. Aquél hombre humilde sabía que pronto, sentiría él mismo el amargo beso de la parca, y eso, no era vino de buen beber.
Solo un milagro podía devolver el buen ánimo y algo de esperanzas a Wyatt, pero por suerte, los milagros también se daban en ése lugar apartado de las leyes de Dios y la naturaleza.
Y, mientras unos creían oír prematuramente (o fantasiosamente) el avance de los depredadores por las polvorientas calles de Bala Dorada, el lavandero ascendido a pistolero escuchó un sonido más próximo, más mundano y más familiar.
Por una vez, no avanzó hasta el resto de supervivientes para acompañarlos en su batalla, lejos de ello, entró en la habitación más al extremo y abrió la puerta, desvelando un cuadro que no solo lo sorprendía y lo dejaba atónito, sino que además, lo llenaba de una inconmensurable alegría.
-Vaya, vaya, vaya. ¿Quién tenemos aquí?- Alivió a decir según se apoyaba al marco de la puerta. -¡Sr. Wallace!- Se exclamó al fin con los brazos abiertos y recorriendo la distancia que los separaba. No pudo evitar sacudirlo, abrazarlo y palmotearle la espalda. -¡Cuánto me alegro de verlo aquí sano y salvo! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Eso sí es un golpe de suerte! ¡¡Por todos los infiernos de Lucifer, no todo el mundo está perdido!!- Y no se frenó a romper a reírse de nuevo, con ganas renovadas.
Cuando se calmó, pudo contar al propietario de la lavandería, un resumen de lo ocurrido en los últimos días, ahorrándole la mayor parte de los detalles más escabrosos pero sin omitir, menos que nada, el ataque de los zombies. –Entiendo que pueda parecer una locura, pero le aseguro que el hecho de que los muertos andan sobre la tierra es bien real. Y si cometiera la insensatez de salir de ésta habitación bien lo vería con sus propios ojos. Pero benditos sean los míos que lo ven de una pieza. Mi querido y buen Sr. Wallace.
Dejo mis turnos puestos por si acaso. Luego si se puede lo roleamos ^^
Protejo a Susie y a Wyatt mismo.
Y lo del reloj prefiero rolearlo, pero si mañana Susie tampoco ha dado señales de vida tendré que anticiparme y rolearlo solo, a la vez que darte un nombre. Es una pena porque así se nos pasará el turno >.<
XDDDDD
¡¡Master!!, miraré el rol del Reverendo con el reloj.
El reverendo Adam strong es el enterrador.
Cuando muera un aldeano durante el día esa noche podrás rebuscar en sus cosas, averiguar su identidad, y adoptar su rol. Una vez cada dos noches podrás optar por quedarte con sus cosas en lugar de asumir su rol. Aunque te quedes con sus cosas no pierdes el rol anterior.
Las cosas encontradas podrán ser usadas cuando se indique en las mismas, su uso no implica la perdida del rol que pudieras tener.
Te rolearé para cerrar escena, disculpa pero este finde no he estado disponible.
- ¡Diablos niño! - protestó dando un golpe con la mano abierta sobre el brazo del Balancín - ¿Y crees que no lo he visto? - arqueó ambas cejas para enfatizar el asombro que le había producido en su momento ver al lechero deambulando por Bala Dorada con el cuello morado y la cabeza medio colgando.
Negó con la cabeza quitándole peso al asunto. Y se llevó amabas manos, así como su mirada, a la cadera la cual palpó en todo su perímetro, como si sus manos viesen más que sus ojos hasta que dio con un arma la cual zarandeó en el aire.
- En mis tiempos mozos fui un pistolero ¡excepcional! - alardeó mostrando orgullo en su última palabra - Si esta noche se te acercan tendrán que pasar por encima de mi. ¡Ja! ¡Que lo intenten! - retó al destino.
Tras reírse desenfrenadamente, algo que le venía muy bien después de la agitación de esos días, Wyatt confesó. -¡¿Quién lo hubiera dicho?! Casi me cuesta de creer.- Terminó pues no habría imaginado nunca a su jefe como un pistolero, aunque sus palabras fueron un poco más marcadas para molestarlo cariñosamente.
Al menos en esas últimas horas habría tenido algo de felicidad.
-Pues me iría muy bien su ayuda, sr. Wallace.- Declaró poniéndole una mano sobre el hombro y recuperando la gravedad de su expresión como requerían las circunstancias. -Cuatro ojos pueden más que dos, y seis más que cuatro. Y toda bala puede que al final nos venga bien. Verá, necesito su ayuda. Tengo que proteger una amiga, y tenemos un cometido importante por delante.- Le avanzó, meditando sobre si lo que el Sr. Wallace siendo un joven pistolero sería lo más inverosímil que se oiría esa noche en la habitación. Entonces le contó sobre la tabla de ouija, lo del reloj del tramposo de las cartas, y otros detalles más que incluían lo más difícil de todo, lo que no estaba seguro de que podrían ser sus sentimientos hacía Susie.
Luego se despidió e hizo lo que creía que debía de hacer, sin saber, que cada paso lo acercaba más a una ineludible y fatal muerte.