Después de vociferar como si no hubiera un mañana fue hacia el Saloon, dejó unas monedas y tomó una botella de bourbon, casi terminando el primer trago casi se atraganta al oír la amenaza del Coronel, aguantó su ímpetu hasta apurar su copa y tras encender un pitillo se puso junto al Coronel.
Me parece a mi que usted acaba de amenazarme..., le respeto por su pasado militar, pero no sobrepase su suerte o le quitare las ruedas y lo dejaré frente a la pared.. hablando de eso.. tiene su silla acomple para poner un pony? Se hace una mini calesa? Tiene para poner rifle? Puede tirar un negro de ella?
Rosalind parecía apesadumbrada después de lo sucedido con Lila y con Giese. Se había servido un whisky doble, y eso que casi no bebía alcohol para cuidar de su garganta. Aquello era triste, muy triste, y al escuchar de nuevo a Prescott decir tres o cuatro sandeces no pudo evitar resoplar, hastiada, y mirarlo casi con odio- Deja de mirarte el ombligo, Prescott. Haznos un favor a todos y cállate. Nadie quiere oir tus tonterías.
Se pone otra copa y ofrece llenar las copas del que guste, Rosalind, igual son sandeces, no soy un gran orador, pero tampoco seas así de borde, era solo un crio y el solo un negro, pero sea como fuere ya son tres muertos y nadie quiere ser el siguiente y para ello solo nos queda cooperar aunque no nos gustemos.
Ella observó la escena con creciente temor. Aquel hombre, el supuesto sheriff, se había vuelto completamente loco. Jugaba con la vida de la gente como si no le importasen lo más mínimo, intentando obligar a un pobre niño a acabar con una persona sin importar las consecuencias. Aquello habría conllevado pesadillas durante muchos años para el niño pero, Adam intervino.
Ella respiró, aliviada, soltando toda la tensión que había acumulado hasta entonces. Lo que ocurrió a continuación fue horrible, pero no tan malo como hubiera sido ver a un inocente niño acabar con la vida de un hombre. Dos disparos, fue todo lo que hizo falta. La joven intentó no mirar los cadáveres del suelo.
Miró en silencio mientra el reverendo se iba con el niño del local y solo entonces habló. Esto no puede seguir así. Ese hombre ha intentado que un niño disparase a bocajarro a Giesie. Desconozco si era culpable de matar al negro o no, pero una cosa es segura, el nuevo sheriff ha perdido la cabeza, si es que alguna ve la llegó a tener sobre sus hombros.
La camarera permaneció durante largo rato en silencio, bebiendo su whisky y escuchando las conversaciones que surgían alrededor, la mayoría indignadas hacia el nuevo sheriff. Tenía grandes ojeras y parecía agotada después de todo lo que habían vivido en las últimas horas.
Yo creo que tenemos que confirmar de alguna forma la culpabilidad de los ajusticiados. Tiene que haber alguna manera. Confío en que ya no habrá más muertes, porque si no... Eso significará que Giesie ha muerto para nada. Y Lila también. Se acabó el whisky de un trago largo que le hizo entrar en calor. Esto ha sido un horror. Así que intentemos buscar soluciones y no tirarnos los trastos a la cabeza.
Se notaba que Susie no tenía mucha paciencia hoy para tonterías.