Partida Rol por web

Observo y escucho las reacciones de todos. Y finalmente me decido a hablar

Si la criatura es tan peligrosa como se ha dado a entender, es mejor que no nos separemos en grupos pequeños, como mucho, 2 grupos grandes, para evitar así que la criatura pueda atacarnos por sorpresa. También estoy deacuerdo en el tema de que portemos algún tipo de arma para defendernos si se diera el caso. Y en caso de que el encargado de seguridad decida dividir a todos los tripulantes en grupo, me ofrezco a ir en el grupo que busque al alíen, conozco el sistema de ventilación, me estudie los planos y lo tengo casi todo en mi cabeza, y no podemos permitir, que esa cosa llegue a la base

no... no podemos dejar que esa cosa llegue a la base, es demasiado peligrosa, y mas si llega a reproducirse, hay que eliminarla cuanto antes, por el bien de la humanidad pero..... ese otro cyborg... me preocupa.... porque querría llevar un peligro potencial así.... debería de protegerlos.... no ayudarles a un exterminio.... es... raro...... debería preguntar a madre?

Muchas cosas habían sucedido en pocas horas y lo peor estaba por llegar, eso es lo único que le pasaba por la mente al alemán. Mientras hacia memoria de los tripulantes.

-Debe entender Doctor Alonso, que si no saben usar un arma, no es aconsejable que la lleven encima. Pueden herirse a si mismos o incluso a otros llevados por el pánico o la inexperiencia. Lo mejor es que se mantengan en una sala en grandes grupos y estéril de toda posible plaga. Creo que moverse por la nave ya no es una opción libre, mas bien un riesgo. Esa cosa esta en los conductos o al menos en algún callejón oscuro esperando su presa. No me cabe duda de eso.-Pensó que era adecuado contestar a Maria Alonso, mientras su superior empezaba a dar las ordenes pertinentes. Solo esperaba que Viktor estuviera a la altura.

Los acontecimientos se desarrollaban demasiado rápido. Benth, tal y como temía Viktor, había introducido a bordo un parásito de terrible letalidad. Por si fuera poco, el capitán estaba al tanto de todo y ahora había desaparecido... o muerto.

-¡Cálmense todos! -gritó Viktor a la tripulación-. Por lo que a mí respecta el capitán estaba al tanto de este asunto, pero yo no. Ahora ha pagado caro el error que cometió al ignorar los protocolos de seguridad. El siguiente al mando, hasta nuevo aviso, seré yo dado que soy el jefe de seguridad. Nos dividiremos en grupos y cada uno de ellos irá con uno de mis hombres. Sólo mis hombres irán armados. No pienso repartir armas a todo el mundo y que nos acabemos disparando los unos a los otros por puro terror -y menos si alguno de ustedes está a favor de traer a la Tierra a esa cosa que acabamos de ver-. Así que cálmense. Nos dividiremos en tres grupos para registrar la nave. No quiero que nadie vaya solo a ninguna parte. Si alguien lo hace mis hombres y yo le consideraremos sospechoso ¿Alguna pregunta?

Oigo a todo el mundo y me pongo cada vez más nervioso. Ese bicho está suelto, y no oigo sino discusiones. Pero el peor... el peor...

- ¡Que alguien haga algo! - Digo, en un grito, y me separo del cura mirándolo con odio. - ¡Sobre todo tú! ¡Idiota! Todo el mundo discutiendo, pero al menos busca soluciones. ¡Tú no haces más que rezar y decirme que todo irá bien! ¡Mentiroso! ¿Acaso no has visto cómo ha salido ese bicho del pecho del tipo ése? ¿Dónde está Dios? ¿Eh? Llevas rezando desde que entramos y no parece que te esté escuchando. ¿No se supone que los curas están para hablar con Dios? ¡Pues o Dios no existe o tú eres un cura inútil! Tu Dios no hace sino mandarnos bichos alienígenas que van a matarnos a todos. ¿Qué demonios le hemos hecho, eh? ¿Qué? - Aprieto los dientes con el ceño fruncido y los puños apretados. Hay lágrimas corriendo por mis mejillas y mis ojos están enrojecidos. - ¡Y deja de hablarme como si fueras mi padre! ¡No eres mi padre! ¡¡No lo eres!! ¡¡Mi padre no me trata como a un niño pequeño!! ¡¡Porque no lo soy!!

Estoy temblando. Es obvio que a pesar de mis gritos, lo que más predomina en mí es el auténtico terror. Miro a todos lados, y cada pequeño ruido que pueda asemejarse a algo caminando por los conductos de ventilación, prácticamente todo en una nave con tantas partes metálicas, me arranca un escalofrío y una mirada totalmente aterrorizada a mi alrededor.

Escucho las órdenes del nuevo hombre al mando, y no puedo evitar asentir con la cabeza. Desde luego, parece más competente que el capitán. Y más prudente.

- Yo tengo una pregunta, señor. - le digo, esperando que no sea tomada como algo malo por intervenir antes que los miembros de su propia tripulación - ¿Estableceremos algún tipo de lugar seguro? Podríamos cerrar temporalmente los conductos de ventilación de una sala, si ese es el peligro.

Entonces, escucho el comprensible estallido del niño, y no puedo evitar asustarme. Probablemente, pronto cunda el pánico.

- ¡George! ¡¡George!! - exclamo, cogiéndole de los hombros* y poniéndome de rodillas, quedando un poco por debajo de él, encontrando en mí una resolución que no sabía que poseía - Mírame, por favor. - le pido - Tenemos que estar tranquilos, ¿vale? Yo también estoy asustado, pero estoy seguro de que esta gente es la mejor preparada para esto, así que vamos a confiar en ellos, y esperar que todo salga lo mejor posible. Todos tenemos que ayudar, ¿de acuerdo? Que nos pongamos a gritar no va a arreglar nada. Además, si tú te pones así, más histérico se va a poner el señor Jonesy.

Entonces, desde esa posición, me dirijo al hombre que ha dado las órdenes.

- ¿En qué podemos ayudar nosotros, señor? - le pregunto.

Los sobresaltos del día anterior continúan en la nave y peor aún, dos hombres mueren a causa del bicho que trajimos del Nostromo, ahora sin capitán el jefe de seguridad se intenta hacer cargo de la nave en este momento de crisis, -Hasarov, no sé qué tan conveniente sea que todos participemos de la persecución de la criatura, más que ayudar seriamos un estorbo… me parece que los que no seremos de ayuda en la cacería deberíamos quedarnos en una sala segura, escoltados por algún miembro de su equipo de seguridad.-

Me acerco calmado hacia donde se encuentran los demás mientras hablo con una voz firme pero serena, esperando ser escuchado por los que toman decisiones en la nave.

Me acerco al niño, que parece bastante asustado, me pongo en cuclillas delante de él y trato de mirarle con rostro calmado, pero directamente a los ojos. - No digas eso. Mientras nosotros cuatro estemos aquí, haremos todo lo posible para que no le pase nada más a nadie. Como dijo la señorita, - le digo señalando con el dedo a Claude. - ya eres todo un hombrecito, y sin duda tú también puedes ayudar. Yo voy a ir con Julian a buscar al bicho que ha hecho todo esto y a darle una paliza que va a hacer que se arrepienta de haberse colado en nuestra nave. Otro de mis compañeros va a acompañar a la doctora Alonso y al resto del equipo médico a que exploren a William y el otro se va a encargar de ir a buscar al capitán. ¿Tú con quién quieres ir? Sin duda, estarías más seguro con la doctora, pero te dejo a ti elegir. - Le sonrío, amablemente.

Me levanto y miro al resto. - Bueno, ya habéis oído al jefe de seguridad. Yo voy a por el bicho, salvo que alguno de mis compañeros prefiera ir él - Miro a Manfred y a Enmanuel en espera de una respuesta -. Me parece una gran idea lo que ha dicho Julian, probablemente se mueva usando los conductos de ventilación, así que andaos con ojo. Podéis decidir qué hacéis, pero yo no me voy a quedar parada durante más tiempo. Id pensando lo que queréis hacer, ahora me decís. Voy a armarme.

Cojo alguna barra de hierro, palo, extintor o lo que haya por allí que me pueda servir para golpear a lo que sea que pueda aparecer delante de mí y que sea peligroso y me alejo corriendo para llegar al almacén de armas y equiparme bien.

Aunque William viene y me habla mi mirada está fija en Francesco, con odio, hasta que prácticamente me obliga.

- ¿Eh? Jonesy es un gato. Hay un alien intentando comernos, Will, ¡no estoy pensando en el gato! - Miro a Sam. - Con perdón, pero... pero... me preocupa más ese sacerdote de pacotilla... - Lo miro de nuevo con el ceño fruncido. Luego oigo a Katarina y la miro. Es la primera vez que parece amable conmigo directamente. Asiento con la cabeza al oír su propuesta - La doctora Alonso me odia... pero estarán Claude, Isa y Will. Que él no venga. - Señalo al cura. 

-Creo que podemos cerrar los conductos de ventilación de esta sala para convertirla en un sitio seguro*. Señorita Poyry, que los que no quieran ir a registrar la nave se queden aquí. Sólo aquí. William no va a ir a la enfermería y nadie va a tocarle sin que yo lo permita o uno de mis hombres esté presente ¿Está claro? Recuerden. No quiero a nadie vagabundeando solo por la nave o yo mismo le encerraré en un camarote.

Escucho las nuevas órdenes y no puedo evitar alegrarme en cierta manera de que este hombre haya tomado el mando. No me alegro por la muerte del capitán, si es que está muerto, pero desde luego este es mil veces mejor que él en su trabajo.

Me siento un poco idiota por haberle hablado del gato al crío, pero es lo primero que se me ocurrió. Sin embargo, parece que el ataque ya se le ha pasado, que es lo importante.

Busco a Sam con la mirada. Lleva mucho sin decir nada, ¿estará bien?

- De acuerdo, señor, como usted ordene. 

Tras el desayuno y vista la escasa respuesta que tuvo mi comentario de la cena, decido simplemente pasar el rato apartado, como hasta ahora. La gente comienza con charlas banales, y la llegada del oficial al comedor al parecer no levanta queja alguna, cuando hasta el otro día se quejaban de un posible patógeno. Me encojo de hombros, en mi ensimismamiento. La gente olvida rápido. Demasiado rápido.

Pero mi línea de pensamientos se ve interrumpida drásticamente por los sucesos. Aquel bicho matando al oficial, la desaparición del capitán, y la sucesiva ristra de órdenes que se van siguiendo después de todo.

¿Establecen los protocolos que en caso de fallecimiento del capitán y del primer oficial es el jefe de seguridad el que asumirá el mando? - digo, mirando a Hasarov - Porque no niego que usted sepa manejar un estado de alerta perfectamente, pero capitanear una nave es algo más que eso, señor Hasarov.

Y, para colmo de males, un mensaje hablando de un cyborg espía. Ya teníamos todas las de la ley para matarnos los unos a los otros como saltara la chispa necesaria.

Por cierto, ¿alguien piensa acompañar a la señorita Cohen al puente de mando? Porque hablan mucho, pero ella se ha ido sóla para allá.

Miro alrededor. Nadie parecerme haber hecho caso, así que decido tampoco hacer mucho caso de los demás. No pienso ir detrás de esa cosa. Además va por los conductos de ventilación, no la encontraremos.

-Haced lo que queráis. Yo voy a registrar mi nave como ya he dicho, puede haberse colado alguna otra criatura. No sé vosotros, pero en la nostromo yo escuché más de una. Me gustaría que me acompañase alguien armado, pero si nadie quiere acompañarme iré solo.

Miro al capitán.-La criatura no es nuestro único problema. Parece que entre nosotros se ha colado gente que desea llevar esta criatura a la base... Entre ellos un cyborg. Si la doctora puede descubrir quien es podría darnos información sobre lo que pretende. No me agrada Viktor, pero es lo que hay, parece que los demás han aceptado seguir las órdenes de aquel hombre tan frío. Dicho esto me dirijo a mi pequeña nave para registrarla a fondo en busca de algo que se me haya podido pasar.

El sacerdote contempló, absolútamente sorprendido y estupefacto la reacción de George. Era un niño, y sin embargo, sus palabras resultaban dolorosas. Eran exactamente las mismas palabras que el Maligno querría que todos dijeran en estos momentos. ¿Había aprovechado el desconocimiento de un muchacho para intentar minar su propia fé? 

Frunció el ceño, y miró hacia el suelo, en un gesto de resignación- No ha sido Dios quien nos ha empujado hacia las tinieblas... -llevó una mano a su pecho, posándola sobre su propio corazón- Padre, perdónalo. No sabe lo que dice. -miró a través de los visores, hacia la Creación infinita, con los ojos humedecidos. 

-Un momento, un momento-digo, intentando que la gente deje de actuar como gallinas descabezadas-no pueden ir cada uno, en solitario, a un punto distinto de la nave. Lo mejor es actuar en conjunto y de manera ordenada. Cuando los de seguridad estemos armados, hagan sus peticiones al jefe de seguridad, y él dispondrá de nosotros. Ir sólo es peligroso, y cualquiera de ustedes muere morir si lo hace. ¿Acaso han olvidado lo que le ha pasado al señor Benth? Y lo que probablemente ha pasado al capitán, aunque lamento decirlo. 

Miro hacia Victor

Si, el sistema de ventilación puede cerrarse en un área, impidiendo que el aire salga de ese habitáculo, es precisamente lo que programe cuando se recluyo a will el superviviente para evitar organismos patógenos, pero, el problema es que no sabemos con certeza cuanta fuerza física tiene esa criatura, y si puede o no romper los cierres, no han sido preparados para aguantar golpes físicos, sino como filtros y reciclado de aire

Vuelvo corriendo con los demás, eso ha sido bastante aterrador. Es como tener la muerte acechando por todas las esquinas. Me muerdo el labio, pero decido tragarme mi orgullo.

-Esto... Nada más salir he escuchado esa cosa. Era como en la Nostromo. Es muy rápida, la he escuchado por arriba, por las paredes, por el suelo... Es como si se moviese a toda velocidad por las paredes. Me ha dado miedo seguir solo. Me uniré a un grupo, prefiero que sea el que vaya al puente de mando, seré más útil allí.

Miro al jefe de seguridad, esperando algún reproche por su parte, al fin y al cabo ha resultado que tenñia razón.