Partida Rol por web

Cada vez estoy más nervioso. La sangre, los terroristas, los ruidos por los conductos... Algo en este lugar va mal y no quiero ser yo el que descubra lo que es.

-Creo... Creo que debería volver a la nave... Tengo que poner todo a punto por si tenemos que, ya sabéis, salir por patas.

Estoy pidiendo permiso para escapar de aquel lugar cuanto antes, en realidad lo de la nave es una excusa. Este sitio me da escalofríos.

-No le voy a dejar solo, señor Yamazaki, los posibles terroristas podrían tomarlo a usted también como rehén... Por ahora permaneceremos juntos - Respondo al piloto mientras seguimos avanzando.

Me dirijo hacia el pasillo donde he escuchado un ruido, no sin antes hacerles un gesto a los demás para que esperen un poco mientras me asomo. Avanzo despacio, con el arma de asalto en la mano y sin hacer mucho ruido por el corredor. Si veo que la cosa parece tranquila, les haré un gesto para que continúen andando.

Escuchas como una de las personas comienza a acercarse a tu posición.

Escuchar esas voces me alarma y me tranquiliza al mismo tiempo. Por su forma de hablar, parece claro que son de los "buenos". Aunque ahora lo que me preocupa es no saber si yo soy de los malos o no. Al menos parecen tener una explicación para lo sucedido... ¿aunque qué clase de terrorista corta a un hombre por la mitad?

En cualquier caso, está claro que necesito que alguien me revise la herida de la cabeza. Yo mismo no podré hacerlo nunca.

Cuando hasta diez, despacio, con la respiración profunda e intranquila, y finalmente me decido a salir.

Pero, en el último momento, me detengo. Hablaban de terroristas... ¿Y si creen que soy uno de ellos? En lugar de abandonar mi posición apoyo la espalda contra la pared y, jadeante, hablo en voz alta.

- ¿Hola?

-¿Hola? - Escucháis decir a una voz por el pasillo por el que ha entrado Katarina.

-¿Hola? - Escuchas decir a una voz justo en la esquina que tienes delante, donde el pasillo por el que vas gira totalmente a la izquierda en 90º.

Les hago un gesto con la mano para que se detengan. Agarro con firmeza el arma sin bajarla. Alzo la voz y mi tono se vuelve severo.

- ¿Quién anda ahí? Identifíquese.

Si tarda en contestar, daré unos pocos pasos hacia adelante, con el arma bien visible y agarrada con seguridad mientras le digo a quien ha hablado: - No vamos a hacerle daño siempre y cuando se mantenga tranquilo. Identifíquese.

Al escuchar la voz de la mujer me quedo unos segundos callado, pensando. Quizá me he precipitado al llamar su atención. Sin embargo, en cuanto me decido busco rápidamente la chapa de mi camisa, esperando no cometer un error.

Cuando hablo mi voz suena rasgada y grave, teñida por un montón de emociones latentes, pero sobre todo miedo.

- Me llamo... William Vaugan. - leo - Estoy herido. ¿Ustedes están bien? - pregunto luego, maldiciéndome por dentro por no haber buscado un arma antes con la que defenderme si hiciera falta.

Me quedo rígido cuando escucho la voz de aquel hombre y Katarina nos manda detenernos con la mano. Estoy preparado para echar a correr a la seguridad de mi nave cuando escucho la voz del hombre que dice estar herido.

-Puede que sea un superviviente de la anterior tripulación... Puede saber lo que ha ocurrido aquí!

Avanzo hacia Katarina despacio y con cuidado, no me gusta el lugar.

Mantengo mi arma levantada y el tono de mi voz sigue siendo firme y severo. - ¿Eres miembro de la tripulación de la nave Nostromo? ¿Dónde estás herido y qué ha ocurrido aquí? ¿Hay más personas dentro de la nave?

Ante sus preguntas sólo puedo maldecirme por idiota. Me observo unos segundos las manos, impotente, decidiendo qué contestar, y muriéndome de ganas por tener una botella de agua en mis manos. Y una ducha. Y respuestas.

Finalmente, comienzo a plantearme quedarme callado. La cabeza aún me duele horrores, y confío muy poco en las decisiones que pueda tomar ahora mismo. Con toda probabilidad sería más seguro esperar a que me encontraran. A lo mejor alguno de ellos sabe algo de mí. Si son algún tipo de fuerza de seguridad antiterrorista, quizá sepan quién soy, si tienen información de los tripulantes. O de los atacantes.

Aún así, decido hablar. Por no complicar las cosas luego, sobre todo.

- No... no lo sé. - contesto, resumiendo todas las respuestas en esas tres palabras.

- Voy a registrarte y desarmarte en caso de que encuentre algún arma. Me han confirmado que el nombre que me has proporcionado corresponde al del piloto auxiliar de esta nave, pero es todo muy extraño, así que no te alejarás ni un instante de nosotros. Y nada de correr o hacer cosas extrañas, ¿entendido? No vamos a hacerte daño y ya te informarán de quiénes somos al llegar a nuestra nave, si lo consideran oportuno.

Le registro para ver si tiene algo que pueda ser peligroso. Mientras, le pregunto: - ¿Has visto a alguien más aquí? ¿Seguro que no sabes qué pasó en esta nave?

Si está limpio, digo, en tono más calmado ya, sin gritar. - Podéis venir, no hay peligro. Si alguno de vosotros sabe algo de primeros auxilios, vendría de puta madre...

Dejo que alcancen mi posición sin moverme. Me encuentro tras una esquina, sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared. En cuanto se acercan sigo todas las indicaciones de la mujer de la mejor manera que puedo.

Mi estado es bastante lamentable. La pernera derecha del pantalón está desgarrada y toda mi ropa está cubierta de suciedad y sangre. Llevo unos pantalones beige, una camisa abierta con una chapa que reza "William Vaugan" y una camiseta interior verde.

Mi frente tiene restos de sangre ya reseca, y es evidente que he sido herido. En mi pelo y en mis manos también hay sangre.

Cuando la mujer anuncia que va a registrarme, no opongo ninguna resistencia. Para empezar, porque parece lógico, y para seguir porque es ella la que lleva el arma. Al escuchar que el nombre corresponde al de piloto auxiliar asiento, intentando buscar algún recuerdo al respecto. Sin embargo, sólo el dolor de cabeza me responde. Mantengo las manos en alto durante el registro, intentando conservar la calma, pero la situación no es para nada cómoda.

- Yo... - empiezo cuando sigue haciéndome preguntas - He visto un hombre, pero es-estaba muerto. - informo con voz temblorosa - C-cortado por la mitad. - aclaro entonces, recordando la imagen.

Alguno que ninguno podía imaginar aconteció, encontramos un sobreviviente pero parece no tener mucha idea de lo que ha ocurrido con el Nostromo, peor aún parece no saber nada de nada por sus ambiguas respuestas a sencillas preguntas.

-Has visto a alguien más con vida antes de nosotros, acaso han secuestrado la nave?-, intento cuestionar al desconocido antes que salgamos de la habitación.

El intercomunicador que lleváis para tener contacto con buestra nave se enciende.
- Aquí Holm, tomen a ese tripulante y regresen a la Normandía, debemos saber a qué nos enfrentamos.

- Ya han oído, termine de comprobar que no sea una amenaza y regresemos.

En cuanto termino de cachear al desconocido, le agarro con fuerza y le pongo un brazo sobre mi hombro, para que se apoye. - Te ayudaré a llegar a la nave, que con la pierna herida, no creo que puedas andar mucho. Vamos.

Me dirijo al lugar por el que entramos, ayudando al presunto piloto auxiliar del Nostromo.

De nuevo ese ruido por los conductos de ventilación...

El grupo comenzáis a desandar el camino que habéis hecho previamente al salir de vuestra lanzadera, William Vuagan os acompaña sin dejar de mirar en todas direcciones y de llevar un rostro confuso.

La sensación de agobio va en aumento con cada paso que dais y la pequeña nube de vapor que avanza por el suelo y que no os permite ver el suelo que pisáis acompañado de las parpadeantes luces que os dejan durante largos segundos a oscuras, desde luego no ayudan a disminuir esa sensación.

Sin duda algo va mal, el problema es ¿el qué?

Con un sudor frío bajando por vuestros cuellos seguís el camino, hasta que veis frente a vosotros algo moverse entre el vapor. Parece un animal pequeño, pero al fijaros con más detalle… no es ningún animal que conozcáis, de hecho parece una especie de escorpión pero con unas patas más poderosas y una cola que no termina en aguijón. Mide aproximadamente lo mismo que un gato.

La criatura os mira, la miráis vosotros y entonces la luz se apaga haciendo que deis todos un ligero respingo.

Hay un grito y entonces vuelve la luz, el primer oficial tiene a la criatura aferrada a su cara justo a la altura de la boca y parece estarlo sujetando con fiereza con sus patas.

Rápidamente Katarina apunta a la criatura, pero antes de apretar el gatillo Cornelia lo interrumpe.

– ¡No! ¡Si disparas le darás a él también!

La encargada de seguridad gruñe y, a pesar de no apretar el gatillo, no deja de apuntar.

Peter, haciendo acopio de su frialdad necesaria para ser un buen negociador, se gira rápido hacia Rodrik.

– Vamos, ayúdeme a cargar con él de vuelta a la nave, yo lo cojo de los hombros, usted de los pies.

Los dos varones cargan rápidamente a Ian Benth y empiezan a andar, seguidos de cerca por Katarina que no deja de apuntar.

Akira está completamente aterrado.

– ¿¡No iréis a meter a ese bicho en mi nave!? – Exclama cuando se da cuenta de que le va a tocar pilotar con eso dentro, con un par de largas zancadas se pone a la altura del resto.

El último en llegar es William Vaugan, que está más asustado que el resto, pero que de alguna forma, también actúa con más normalidad, como si el peligro ya le fuese conocido de forma inconsciente.

Mientras todos avanzáis, Cornelia coge la radio de Ian y se comunica con la Normandía.

– Aquí grupo de primer contacto, Cornelia Huber al habla, hemos tenido un encuentro con una criatura desconocida y el primer oficial Benth ha sufrido un ataque, procedemos a regresar a la nave, por favor, tengan al equipo médico preparado y un equipo de contención contra la criatura.

– Aquí el capitán Holm, tienen permiso para abordar, el equipo médico les estará esperando – Responden por radio.

Sin dudarlo salís corriendo y subís todos a la nave, los nervios hacen que el despegue por parte de Akira sea algo más accidentado y sufrís algunos golpes debido a movimientos bruscos, pero antes de daros cuenta os estáis alejando de la Nostromo.

Tan pronto como llegáis al hangar de la Normandía y desembarcáis, entráis en la puerta de descontaminación, los sistemas de alerta comienzan a pitar al detectar un organismo que le son desconocidos y os bloquea el paso, los miembros del equipo médico os miran desde el otro lado, puede que quieran ayudar, pero desde luego no van a saltarse el protocolo: 24 horas de cuarentena.

Cornelia da un golpe a la mampara de cristal que separa a los dos grupos de la tripulación.

– Por el amor de dios, ¡abrid esta maldita puerta! ¡Benth está muriéndose!

Le jefa del equipo médico mira con resignación.

– No podemos hacerlo, abrir la puerta podría poner en peligro toda la nave – Dice la doctora Alonso, a fin de cuentas… saltarse el periodo de cuarentena podría implicar que todos acaben muertos…

La desesperación puede verse entre todas las caras de los que estáis del lado del primer oficial, y entonces la puerta se abre, al lado de esta, el capitán Holm ha realizado la apertura manual.

– Que el equipo lleve inmediatamente al señor Benth a la enfermería.

A pesar de no estar de acuerdo con que las puertas se hayan abierto, ahora mismo no hay tiempo de discutir, así que los responsables médicos (María Alonso, Isabela Payne y Evelyn Scott) se adelantan cargando al herido, pero el resto de la tripulación no tardan en seguirlos hasta la enfermería.