- Va pasando el tiempo en el territorio sin que se tengan muchas noticias del avance magiar.
- Un comerciante de paso dijo que se rumorea que el caudillo de la horda, el Duque Gyula, ha dado con hueso en el asedio de Bistritz, cuyo Mayordomo se ha negado a rendir la ciudad en ausencia de su señor.
Si existe algo peor que enfrentarse a una horda sanguinaria, es no saber donde ni qué hace la horda. El tiempo pasaba sin novedades, y la ansiedad crecía. Pero debían sacar jugo a aquella valiosa espera. Les daba tiempo para entrenar las levas, para aumentar las fortificaciones, para planear mejor la táctica. Hasta empezaba a dar un poco de esperanzas. Mientras mas tardara el asedio de Bistritz, más se desgastarían los magiares. Tal vez habían tomado la senda correcta. Zort ordenó estar atento a los caminos, en espera de viajeros que trayeran noticias.
Luego decidió ir a ver el entrenamiento de Andrei con Zuyla. Aquel joven escudero, estaba cada vez mas cercano a combertirse en todo un caballero.
Mi sobrino y mi hijo tienen alguna novedad para este viejo ansioso?
- "Tío, hay toda clase de rumores contradictorios. Dicen que el Rey de los magiares, allá en la Hungría, ha abrazado el Cristianismo y se ha bautizado. Según eso, es cuestión de tiempo que sus señores vasallos se cristianicen. Si lo hacen, puede que dejen de comportarse como bárbaros sanguinarios y aprendan a ser señores feudales...
También se dice que el Voivoda ha huido cobardemente del país y que son muy pocos los que se atreven a resistir al invasor. Extrañamente, parece que Bistrita sigue resistiendo..." -
La falta de información es letal, no quiero sorpresas... Debemos adelantarnos. Quiero que preparen dos hombres, los mas rápidos, ágiles y silenciosos que encuentren. Debemos mandar una partida de exploración. Eso por un lado. Por otro deberíamos armar un sistema de vigías por los caminos, que esten en guardia día y noche, con fogatas listas para ser encendidas en cadena. Si los magiares llegan no deben caernos por sorpresa.
- "Establecer puestos avanzados de vigilancia podría hacerse, pero no cuento con exploradores adecuados para alejarse y ser capaces de sobrevivir." -
TRANSCURREN LOS MESES:
- Poco a poco van llegando noticias hasta el Valle de Drava y el pueblo de Slatina.
- Una nueva era de paz y prosperidad ha llegado al país. Los invasores han dejado de lado su salvajismo y bárbaras costumbres gracias a un anónimo noble menor que convenció al Duque magyar para que aceptase el bautismo cristiano y las costumbres de la Cristiandad.
- La antigua nobleza pierde el poder político, quienes tuvieran el título de Boyardo, como Ionel Dravescu, lo mantendrán, sólo que ahora tendrán por encima a un Conde magyar a quien deberán fidelidad. Por encima de los Condes estará el Duque Gyula Kadar, quien debe fidelidad al rey Trystan I de Hungría, quien, aunque gobierna por derecho divino, a su vez ha jurado lealtad al Patriarca de Constantinopla.
- El precio de someterse a estos nuevos gobernantes es la supervivencia. Los hombres no serán masacrados, las mujeres no serán violadas, ni los niños esclavizados, los animales sacrificados, ni los campos y casas arrasados y quemados.
- Para el Boyardo Ionel Dravescu, renunciar al poder político y jurar lealtad a un nuevo Conde es un precio pequeño a pagar para garantizar la seguridad de su pueblo y sus gentes.
- Definitivamente, una nueva era ha llegado a Transilvania.