Señor, somos periodistas, no videntes -dice con un tono áspero-. Nosotros damos toda la información que tenemos en nuestro periódico. Si necesita más información, debería hablar con la editorial que quizá organizará el evento.
No tienen más información sobre la conferencia... vaya disgusto que me da señor... y sabe la editorial que lo organiza?
¡¡¡HMMMMFFFF!!! -un bufido te ataca el oído- Si hubiera leído la notícia pertinentemente, ya sabría que se trata de la Editorial Nuevos Horizontes. ¡¡Y soy UNA SEÑORA!! -grita justo antes de colgar.
Realmente, la voz, la señora, al otro lado del teléfono parecía estar para disuadir las posibles llamadas...
... Ay caramba!!... se ha jodido. Le vuelvo a telefonear? Bueno no creo, que me dijo editorial Nueva Era (...hmm...) No, Nuevos Horizontes! Ha ver si se parece en algún listín de por aquí. Nuevos Horizontes...
Cojo lo que parece un puñado de guías telefónicas de la zona de fumadores y empiezo a rastrear en busca del teléfono de la empresa que organiza la charla del desaparecido Blavatsky.
Empiezas a buscar.
Tardas un poco y le pides a Mónica que te traiga algo.
Finalmente encuentras el teléfono. Está en la sección de tarotistas y otros videntes y parecidos. Algo raro para una editorial, ¿no?
Por suerte, el número parece ser de tarificación normal, así que llamas.
Nuevos Horizontes, le atiende Maria, ¿en qué puedo ayudrle? -la voz del otro lado es, esta vez, claramente femenina, y dirías que con un cierto acento cubano.
Buenas tardes María.
Soy Rudy, un leal seguidor de su editorial... me comunicaron que van a dar una celebración, donde acudirá el bárbaro señor Blavasky... no pretendo ser sabandija pero puede decirme dónde y cuándo será la conmemoración?
Hola señor Rudy -dice María-. Lo siento, pero aún no tenemos los datos de este evento. Las negociaciones con el representante del Sr. Blavatsky están finalizándose, pero aún quedan cosas por decidir. Lo que puedo decirle es que muy probablemente haremos un anuncio oficial a finales de semana.
Muchas gracias María, me mantendré informado para no perdérmelo, y enhorabuena por su trabajo, quedan pocas editoriales que publiquen libros tan interesantes como los suyos.
Hasta luego...
Cuelgas.
Monica, que parece que pasaba por ahí en ese momento, se gira y te mira.
Eres un auténtico seductor, Rudy... -dice mientras se va a seguir su trabajo.
- Oh. Jeje... y la seguí hasta la barra repasándola de arriba a bajo.
- Ponme otra de estas si quieres... Refiriéndose a otra copa de whisky escocés, en vaso ancho y sin hielo. ...pero que sea la última ya por hoy, no quisiera coger la nota.
Al cabo de un tiempo en la barra tomándome lo que tenia que ser mi última copa, legislando y pisando lengua con la camarera, le pregunté si sabia de algún sitio para ir a mover un poco el esqueleto. - Te apetece ir a echar el pie en cuanto termines el turno?
Acabo a las 8 -dice algo dubitativa-... pero si te quedas por aquí, tendrás todo el café que quieras, Rudy... Los dulces ya los pondré yo...
- Pero me acompañarás a bailar? jeje... tengo ganas de mover este cuerpo. Me levanté del sillón i me exhibí como el pájaro que luce sus plumas para cortejar a su amante ...i porque no decirlo, más ganas tengo de ver como te mueves tú.
Si te portas bien hasta las 8, me lo pensaré... -te dice haciéndose la remolona, mientras se va a atener una mesa.
Valdrá la pena esperarse? . Pensé en mis adentros.
Preguntándome que iba ha hacer mejor, en una ciudad aún por conocer y sin conocer a nadie de confianza en estas calles. Observando el ambiente de aquel peculiar bar, fijándome en cada una de las personas que eran atendidas, y preguntándome si alguna de estas se podía encontrar en una situación similar a la mía.
Miras a tu alrededor.
La clientela ha variado mucho desde que has llegado a primera hora de la mañana.
Al princio recuerdas que había una clientela más bien variopinta. Desde gente que se acababa de levantar para ir a trabajar, junto con trasnochadores como tu, y algunos trajeados que no sabrias muy bien decidir de dónde venían.
A media mañana hasta la hora de comer, los trajeados abundaron. Te llamó la atención una chica joven, que parecía querer aparentar menos edad de la que tenía, que destacaba, sobretodo, por su intento de vestir con un estilo parecido al hippy. Entre tanto trajeado, lo raro es que nadie se la mirase más.
Ahora está más tranquilo. Aún queda algún trajeado, algunos incluso se han sacado la corbata, pero la mayoría de la escasa clientela que queda ahora es probable que trabajen en los mismos edificios que los trajeados, pero en la zona "cubierta", es decir, el personal de mantenimiento, limpieza y otras tareas no tan "glamurosas" o "interesantes" como las de los trajeados. Eso si, parecen estar mucho más acorde con el ambiente del local que los "chachis" con corbata.
Vagabundos (en el buen sentido de la palabra) como tu, no parece que haya ninguno.