Partida Rol por web

Me parece bien. - dice acabando su café sólo, y tomando el pequeño vaso de licor chino, alzándolo para brindar.

Alza su vasito como Richard, Este vaso es muy pequeño... vaya porquería... en lugar de servirnos un buen Ron o Whisky... anda que...

Mmm... mais mon lieutenant, ¿no sería más fácil de preguntar a sus colegas de aduanas si tienen información de alguien bajo el nombre de Samuel haight?

No sé qué relaciones tendrá la Real Policía Montada con el Cuerpo de Aduanas, pero seguro que no es nada que usted no pueda superar, ¿verdad? - su sonrisa se ha vuelto seductora. Una de esas sonrisas a las que un hombre pocas veces puede decir que no.

Más que mañana, yo quedaría cuando volvamos a tener algo que contarnos. ¿Qué os parece?

Deberíamos poder estar en contacto. ¿Teneis móvil o algún lugar dónde poder encontraros?

Yo no tengo móvil -dice como una media disculpa-, pero Richard ya sabe como puede contactar conmigo.

Si teneis algo, podeis venir a mi casa (el restaurante, que es su casa, real y metaforicamente hablando), llamarme o enviarme un mensaje y como locarizaros. Y ya organizariamos la siguiente cena. ¿Os parece correcto?

Bueno... yo ya estaré cotigo R, además me he comprado este móvil, esta misma tarde. Dijo enseñando su nuevo móvil que no había dejado de toquetear en toda la cena. Pero si, me parece bien que R sea el intermediario.

David responde aseverando con la cabeza a la sugerencia de Jeanette.

Por descontado Jeanette. Creo que es una buena idea esa de preguntar en el servicio de aduanas. Hace una pausa. Además siempre se puede ver si tiene antecedentes o causas pendientes con la justícia. Sonrie.

Pero será prudente que no pregunte más de lo debido. Porque a lo mejor ponemos en alerta a la policía, y no nos interesa eso en absoluto. Mira a todos. ¿No?.

Finalmente coje el vaso de licor chino y se lo lleva a los labios, no sin antes encomiarse a los espíritus.

Ainsss espero que no me afecte mucho... Y se lo bebe de un trago. Tosiendo luego...

Tras el largo rato aclarándose la garganta, mira a los tres, y les pasa su número de mobil en unas targetas.

Tomad, éste es mi teléfono. Cualquier cosa, ya sabeis que hemos de hacer. Aunque preferiría dejarlo claro ahora.

Aunque ya sabeis donde vivo, por si acaso... y hago lo propio, imitando a David, y les acerco unas tarjetas del restaurante.

Después de intercanviaros tarjetas, números de teléfono y otras formas de contacto, empezais a hablar de banalidades, de viajes, de casa.

Llegados a este punto, decidís que ya va siendo hora de irse. Las sillas del restaurante están vacías y los camareros tienen cara de cansados y de querer irse a casa.

Es tarde y mañana teneis que hacer muchas cosas.

Os depedís y os vais cada uno a vuestro lugar de descanso...