Partida Rol por web

Vaya, qué ímpetu -dice con una sonrisa sincera-... Me llamo Jeannette ¿puedo invitarle a un café? Hace tiempo que no hablo con un compatriota, aunque no sea quebequés...

Aunque tus señales de alarma te dicen que vayas con cuidado, parece sincera, aunque no acabe de cuadrar con el ambiente de café de oficina que hay por aquí.

Eso si, sabe leer los galones.

Vigila David... esto parece demasiada casualidad dadas las circumstancias...

Encantado señorita Jeanette. Es un placer ver a una compatriota por aquí...

David ofrece asiento en su mesa a la misteriosa mujer amablemente.

Y bien... ¿Que le trae a la gran ciudad de Boston señorita?. Sonrie agradable mientras no deja de observar atentamente a la mujer.

Oh -dice con cierto aire despistado- Estoy aquí por asuntos de trabajo. Nolan tiene ciertas instalaciones en el Quebec y me han pedido que contraste la información disponible -te dice mientras te mira a los ojos- Me he fijado que usted también debe estar en una misión parecida con Nolan, por los dosiers que tiene usted aquí encima...

Sonrie inocentemente y mira un momento por la ventana. Hacia el Edificio Nolan.

No voy a preguntarle qué esta buscando -reprende el discurso con un tono casi conspiracionista, que añadido a su acento francés, te recuerda a Michelle de la Resistance-. Sé lo que herr Schmidt le habrá dicho, que todo son proyectos y que no hay nada serio, pero que tampoco quieren que esto salga a la luz antes de tiempo y todo ese bla-bla-bla sobre el dinero. Es lo mismo que me ha dicho a mi -acaba algo desanimada, pero se le encienden los ojos y sigue hablando-... Pero si que le diré que sé que a mi no me han dicho toda la verdad y posiblemente a usted tampoco. Y si quiere descubrirla, le ofrezco mi colaboración.

David la mira desconcertado y sorprendido, parece todo demasiado bueno.

Mmmmm la verdad que es tentador... pero bueno... no tengo otra más salida. Además dos lo veremos mejor que uno sólo...

Me parece muy bien señorita Jeanette, entre dos sacaremos más conclusiones, espero... Sonrió afable.

Pero no bajaré la guardia por si acaso. Pensó mientra no dejaba de sonreir.

Entonces señorita, ¿qué sabe de Nolan que yo no sepa?, ¿Qué maquinaciones tienen?... La mira con curiosidad y expectación.

Debemos compartir la información que tengamos... Volvió a sonreir.

Te mira con una sonrisa de esas que funden al más curtido. Sus ojos se iluminan y parece que está a punto de hablar, pero mira a su alrededor y después vuelve a hablar.

Este no es un buen lugar, no sé si se ha fijado pero está lleno de trabajadores de Nolan. Además, ahora no llevo conmigo mis informes. De momento, todo lo que sé del cierto es que toda esa preocupación por la naturaleza es una fachada. Son unos farsantes como sus socios de Pentex.

Notas que estas últimas palabras llevan una carga muy fuerte de rencor, si no odio.

Supongo que no debe conocer muy bien la ciudad... Le propongo una cosa. Mañana por la mañana nos encontramos en la catedral. Es un edificio muy bonito y todo el mundo podrá indicarle como llegar hasta ahí. ¿Le parece bien a las 8h? Tendrá tiempo de leerse los documentos que le han facilitado y así podremos empezar a trabajar más rápidamente... Y tranquilo, que no trabajaremos en la iglesia... -añade con una sonrisa sincera.

David observa a Jeanette mientras habla atentamente. Cuando hace el comentario de la iglesia rie con ella.

Mmmm bien las 8h me parece bien... espero haberme leído toda la documentación importante para entonces. Y tras esto sonríe afablemente.

Creo que esta chica me va a ser de mucha ayuda... les tiene rencor por algo eso no es bueno en mi investigación, pero puede servir... ya le preguntaré más adelante cuando la conozca mejor.

Sigue un rato hablando de Canada y de sus bosques, hasta que se acaba el cafe y se mete la mano en la cartera.

Déjeme invitarle al desayuno que ha tomado. Sonrie, e ignorando si dice algo paga la cuenta.

Hasta mañana entonces señorita Jeanette. Se despide con  un apretón de mano.

Cuando sale del bar, mira a su alrededor por si ve algo sospechoso, o por si alguien lo observa.

Cuando sales del restaurante, notas la mirada de Jeanette en tu nuca que te va siguiendo, a ver qué haces. Pero cuando empiezas a despreocuparte por eso, ves a un hombre alto y grande, con aspecto rudo que parece incómodo por el traje que lleva o quizá es que simplemente odia a todo el mundo. Independientemente de lo que le hace fruncir el ceño, el hombre entra en el edificio Nolan.

Y entonces tienes una revelación.

Ese es el hombre de tus sueños. Estás casi convencido de que es el hombre que aparecía con una bata blanca y cara de loco...

David se pone nervioso en el mismo momento en que ve al hombre aparecer delante suyo, y está a punto de correr tras él y preguntarle qué es lo que trama. Pero tras la impulsividad, viene la racionalidad...

Será mejor esperar a que vuelva a salir y seguirlo discretamente hacia donde vaya... Así sabré de quien se trata sin que sospeche demasiado de mi.

Busca algún lugar desde donde pueda sentarse a observar la entrada al edificio de Nolan. Un banco o algo similar.

La espera y la paciencia es algo para lo que estamos hechos los polis...

Te pasas unas horas esperando a ver si vuelve a salir, pero no lo hace.

De repente, un autobus pasa delante tuyo, tapándote la vista del edificio, pero reflejándote en él te das cuenta que llevas un uniforme rojo en un barrio dónde la única cosa roja son los carteles de los restaurantes chinos...

Eres un faro en medio de trajes negros u oscuros.

Cuando el bus pasa, ves al hombre salir.

Él te mira, sonríe y sigue andando.

Mierda... vaya chasco... soy un punto de luz en la oscuridad... maldición...

Mira al hombre con mala cara. No le ha hecho ninguna gracia que se mofara de él. Pero en el fondo ha hecho el ridículo de una manera flagrante.

Lo siguió con la mirada a ver a donde se dirigía. Pero finalmente desistió de seguirlo. Era demasiado obvio que no conseguiría nada en claro.

Cansado, volvió al hotel. Al día siguiente había quedado con Jeanette.

Descansemos tontorrón... suerte que Chiweena no está por aquí... suspiró