Nunca pensaste que aquello pudiera suceder, pero así era y para un humilde servidor de Dios como tú era todo un honor. Hace una semana, por algún motivo que desconoces, habías recibido una carta en la que se te pedía que acudieras a Roma lo antes posible, ya que en el Vaticano se reclama tu presencia. La carta, también adjuntaba un billete de avión que se habían encargado de dejarte pagado.
Acababas de bajarte del avión en la mismísima Italia, un país que nunca hubieras esperado conocer, aunque la verdad, es que como siempre has pensado " no debemos buscar buscar explicación a los caminos que nos escoge el señor, simplemente seguirlos con fe".
Recogiste tu reducida bolsa de viaje, aunque antes de salir del aeropuerto, decidiste pasar por la cafetería a comer alguna cosa. Había sido un vuelo demasiado largo y comer algo te vendría bien.
Te sentaste en una mesa y tras ser atendido por un chico joven abriste tu bolsa para coger un paño para limpiar tus gafas, ya que no querías quitártelas y que alguien pudiera molestarse al ver a un párroco de ojos rojos, como ya te había pasado en alguna ocasión. Pero.. esa no era tu bolsa, o al menos, ahí no estaban tus cosas, ya que la bolsa era exactamente igual que la que tu traías. En ella, había un crucifijo, sí, parecía tuyo, una biblía que esa no parecía la tuya, y un extraño libro con encuadernación negra y con las esquinas en plata en el que no ponía nada. Esto último sí que no sabías de dónde había salido.
El padre Merrin estaba algo cansado luego de las largas horas de viaje. No obstante, creía que ese cafe le repodría para presentarse ante la curia en el vaticano. La verdad es que no entendía muy la razón para el llamado, pues hace años que se había dedicado a tareas a las que pocos curas se dedican. El no era un simple parroco que confieza a compunjidos fieles de pecados tan pueriles como haber pensado en la mujar del vecino en forma sucia. No, el era un exorcista itinerante.
Cuando ve ese extraño libro queda intrigado acerca de lo que puede significar, asi que decide echarle una mirada para saber de qué se trata.
Cogiste aquel libro entre las manos y lo colocaste sobre la mesa. Había conseguido llamar tu atención y si siquiera tenías claro ni por qué ni qué hacía con tus cosas, pero ya que estaba ahí, tenías que echarle un vistazo. Al tocarlo, notaste una sensación extraña, viste una extraña luz, como un fogonazo que te nubló unos instantes la vista, pero aquello luego todo pasó, así que después de comprobar que no había pasado nada, volviste a intentar abrirlo.
Susurros. Millones de susurros era lo que comenzaste a escuchar. No entendías el didioma, pero era como poder sentir aquellas palabras: Dolor, anhelo, mucho más dolor, agonía, sufrimiento. Si en alguna parte se pudiera sentir algo así, debía de ser en el mismísimo infierno.
Junto con las voces, te llegó un fuerte dolor de cabeza, una punzada aguda que te hizo llevarte una de las manos a las sienes y cuando ya no pudiste soportar más ese dolor, separaste también la otra mano de aquel libro maldito. Tan pronto como lo hiciste el dolor cesó tal cual había venido.
Merrin queda muy sorprendido por lo que le causa ese libro. La verdad es que en su trabajo ha visto un monton de cosas extrañas y aterradoras, pero esto era diferente.
A pesar de que lleva su hábito de sacerdote, Lancaster saca un paquete de cigarrillos de su chaquete y enciende uno. No le importa que la gente le mire mal, pues antes de cura seguias siendo hombre. Luego, con algo mas de calma, tona sus cosas, paga la cuenta, deja una propina y va en busca de un medio de transporte que lo lleve a la plaza de San Pedro.
Antes de que puedas montarte en ningún taxi, escuchas como alguien te habla según sales del aeropuerto.
- Padre, necesita que le lleven a alguna parte? - Te preguntan desde la ventanilla de un coche. - En ella, ves a una mujer de unos cincuenta y cinco años, de esas que no llaman la atención a nadie ya que tienen todas las pintas de ser la típica ama de casa que se decica a hacer las compras y limpiar la casa.
Te acercas al vehículo, uno de esos modelos pequeños que tanto se llevan en Europa ( que no te parece que tenga demasiado tiempo ) y la mujer sale del coche y te tiene la mano. Cuando lo hace, ves que su piel tiene un color verduzco muy pálido, del que era imposible percatarse desde tan lejor como estabas antes.
- Me ha parecido que iba a coger un taxi, pero si quiere puedo llevarle. Un hombre de dios es siempre bien tratado en esta ciudad. - Te dice con una sonrisa. - Me llamo Anabella.
Merrin no se siente comodo ante tanta buena voluntad. No importa que estuvieran en Roma, pero tampoco era tan inocente como para pensar que su alzacuello haría que le cayera bien a todo el mundo- No obstante, responde al saludo y le dice:
- Gracias, soy el padre Merrin. Me gustaria llegar a la plaza de San Pedro, pero antes quiero saber a que viene tanta amabilidad, pues no seo que solo se deba a que soy cura.
Merrin es amable, pero en ningun momento esconde su desconfianza.
La mujer parece sorprendida ante tu respuesta y te mira como si fueras un poco raro, pero despues sonríe y asiente con la cabeza.
- Sólo pretendía ahorrarle un viaje padre, mi hermano también es un hombre de dios. Bueno tampoco creo que le interese que le cuente toda mi vida. Si prefiere coger un taxi lo entenderé.
La mujer asiente con la cabeza tras sus palabras. No parece haberse ofendido y tampoco parece que tenga ganas de molestarte. Se la ve serena y calmada. Además tras sus palabras echas un vistazo a lo que se ve a simple vista y no parece estar mintiendo, al menos, si lo está haciendo se lo ha tenido que preparar mucho, ya que puedes ver un crucifijo en su cuello y una imagen del arcangel Rafael puesta cerca del volante.
Merrid piensa un momento y la verdad que, aunque no se sentía culpable, esa mujer animaba su curiosidad asi que penso "¿Qué tan malo puede ser?".
- Disculpe, Anabella, no deseaba parecer mal educado. Me agradaría mucho que me pudiera llevar a la Plaza de San Pedro, si no es mucha molestia.
La mujer mostró una sonrisa complacida ante tus palabras y luego te hizo una seña para que te montaras en el coche.
- Póngase el cinturón padre. - Te dijo antes de arrancar y comenzasteis vuestro trayecto sin que la mujer preguntara nada, tan sólo conducía.
No avanzasteis demasiado, unos quince minutos, cuando tuvisteis que parar ya que había una caravana terrible. Estaba todo lleno de policías, incluso podíais ver un coche con el símbolo de la D. C.M.
- ¿ La D.C.M. ? - dijo la mujer sorprendida al ver lo que se había formado unos metros más alante.
Desde donde estabáis no podíais apreciar nada de lo que estaba sucediendo, ni siquiera la mujer, que parecía tener una especie de poder a la hora de percibir cosas, según te había parecido en el aeropuerto.
Merrid se asoma por la ventana y después ve su reloj con impaciencia. Nunca le habían agradado esos tipos de la D.C.M., le parecian una especie de facistas, pero tampoco haría nada por llamar la atención de estos. En fin, tratatando de pasar el rato, le dice a Anabella:
- Me dijo que tenía un hermano sacerdote ¿No es así? ¿De que congregación?.
La mujer permanecía en su asiento y no parecía tener ninguna intención de asomarse a ver qué pasaba, aunque se movía en su asiento levantando la cabeza a ver si podía ver algo de lo que sucedía. Antes tus palabras giró la vista hacia a ti y respondió:
- Mi hermano no pertenece a ninguna congregación padre. Es el párroco de la iglesia de " los Santos Cuatro Coronados " aquí en Roma.
La verdad es que a pesar de todos tus conocimientos, tampocoes que conocieras todas las iglesias del mundo, así que si te estuviera mintiendo tampoco te darías cuenta.
El padre Merrin la verdad es que se encontraba vastante impaciente con todo este control que la D.C.M. estaba realizando. Además, por muy cura que fuera, su condición de mutante. Por otro lado, el color de la piel de Anabella le indicaba a él de que se encontraba con una semejante, por lo que se trevió a preguntar:
- Por el tono de tu piel puedo deducir de que el señor te ha bendecido con algún don especial, Anabella. Corrigeme si me he equivocado.
Anabella sonríe y se agarra la dorada cruz que lleva de su cadena.
- ¿ Cómo se cree padre que he podido saber por su mirada que buscaba un taxi desde tan lejos? Tengo.. digamos que si no hubiera tanto lío ahí delante montado podría decirle claramente lo que está sucediendo. Mi vista es mucho más sensible que la de cualquier perdona. Digamos que los conciertos a los que iba de joven podía verlos desde última fila como si estuviera sobre el escenario. Además puedo ver al aura de la gente, no el aura espiritual claro, sino el calor que emanan, sabiendo si son mutantes, personas normales, incluso detecto a gente que se hace invisible. Podría decirle que no me gusta lo que puedo hacer, pero le mentiría.
Antes de que pudieras responder a la mujer, un policía llamó a la ventanilla del coche y en italiano os comentó que devíais dar marcha atrás y tomar un desvío ya que la policía científica y el D.C.M. habían acordonado la zona e iba para largo.
Tomastéis el desvío pero al pasar por las cercanía de la casa, Anabella paró un momento el coche, y desde la lejanía observó qué era lo que estaba sucediendo. La primera reacción que viste en ella fue cómo se santiguaba y luego te miraba pálida desde su color verduzco mientras te decía desde fuera del coche.
- Padre ¿ Ha escuchado hablar de los asesinatos que se estaban llevando a cabo en Estados Unidos?
La verdad es que era la primera vez que escuchaba acerca de esos asesinatos, así que le contesto a ella con la verdad, que vivía inmerso en su trabajo a tal punto que no sabía nada de lo que pasaba en el mundo real. No obstante, este hecho le llamó la atención y preguntó:
- ¿A que viene esa pregunta, Anabella? ¿Ves algo en esa casa?.
- Si, veo un dibujo sobre la puerta dela entrada. Es.. un círculo, con un triángulo en su interior y parece que está hcho con sangre. En las noticias, estaban diciendo que en los Estados Unidos ya se habían producido unos cuantos asesinatos en los que había aparecido ese símbolo, y todos los que habían fallecido, eran mutantes como nosotros.
La mujer se vuelve a dirigir al coche y te hace señas de que vais a continuar el camino. Pone la radio y ahora la noticia ya había llegado a los medios de comunicación. Efectivamente un mutante se había encontrado muerto en la casa por la que habíais pasado. También hacía referencia a la noticia que Anabella te había comentado sobre los otros asesinatos.
Al parecer, la D.C.M. negaba que fuera cosa de ellos y aseguraban que ya estaban haciendo todo lo que podían para encontrar al culpable.
El relato de Anabella le parecio espelusnante al cura, pues, a pesar que su trabajo lo había llevado a enfrentarse al mal en su esencia más pura, siempre se sentía horrorisado ante lo que seres con libre albedrio, como los humanos, podían hacer. No obstante, saca una libreta de su maletin y dibuja ese circulo y triangulo, para buscarlo luego en los archivos del Vaticano.
- Dime, Anabella. Desde cuando que ocurren estos asesinatos? - Antes que le conteste sonrie y le dice - Es que he estado ultimamente alejado de la civilización.
- Según dice la radio, como una semana más o menos, pero el caso es que sólo estaban ocurriendo en Estados Unidos.. - La mujer parecía desconcertada y asustada. Podías entender que ahora mismo la mutante estaba temiendo por su vida y seguramente por la de algún familiar, ya que como todos sabíais, esto del gen " X " era algo hereditario, aunque no ocurriera en el 100% de los casos.
No tardasteis en llegar a la plaza, ya que ningún atasco más os retuvo. Te bajaste del coche, aunque no sin que antes Anabella se despidiera: - Es usted un buen hombre padre, tenga mucho cuidado y que se le den bien los asuntos que le hayan traído a nuestra bonita tierra.
Antes de que te pudieras dar cuenta, ya estabas en El Vaticano, esperando a ser recibido por el hombre que te había hecho llamar, lo que no pensabas, es que sería el mismísimo Papa el que te recibiría de forma privada. El Papa, quien había sido llamado con el sobrenombre de Juan Pablo VI, llevaba más de cien años a cargo de la iglesia. Era por todos conocido que también era un mutante, pero los católicos preferíais creer que había sido elegido por dios para guiar a todos los hombres del planeta, otorgándole el don de la inmortalidad. Había sufrido ya tres intentos de asesinato y ninguno había conseguido acabar con él.
- Padre Merrin, es un alivio que haya acudido tan pronto a nuestra llamada, pero necesitamos de sus habilidades en el ámbito de lo paranormal. - Dijo tendiéndote la mano para que la besaras, como era lo habitual en el protocolo.
Merrid se despiede de Anabella dandole su bedición. Cuando se presenta con sus superiores en el Vaticano y le dicen que va a ser recibido por el mismo Papa, casi se cae de la impreción "Algo muy malo ha de estar pasando para que el mismo Papa se entreviste con un exorcista". Así, medio temblando, espera a entrar al despacho del Papay, cuando lo hace, se siente torpe ante alguien tan importante.
- Santo Padre - Dice al besar el anillo del pescador. Despues se queda parado escuchando lo que dice el Papa.
- Mis conocimientos están al servicio de la Iglesia, Su Santidad. Digame en que puedo ayudarlo.
El hombre te sonríe amablemente, sabiendoque todo lo que aquí diga, no va a salir de esta habitación así que habla abiertamente:
- Tenemos pruebas para creer que se está cumpliendo una profecía que data del siglo XV. Existió un hombre por aquella época, que fue condenado por impío y brujo en España por la Santa Inquisición, pero que antes de morir, dejó escritos 6 libros. Por alguna razón que incomprensible, esos seis libros no se podían destruir y formaban un único tomo cuando se juntaban, era la única forma de hacerlo legible. Tres de esos libros llevan grabado un símbolo en su tapa, un cículo con un triángulo en su interior, que después de mil años, seguimos sin daber lo que ignifica. Los otrostres, a simple vista con libros sin inscribir..
No terminaste de escuchar toda la explicación, ya que el dolor de cabeza que habías sentido en la cafetería del aeropuerto volvió de forma muy fuerte, mandándote al suelo directamente mientras te retorcías sin poder evitarlo. Los susurros esta vez se convirtieron en casi alaridos, mientras las lágrimas resbalaban por tus mejillas. Esta vez no estabas seguro de poder soportar este sufrimiento. Agarraste tu cabeza fuertemente de nuevo y cerraste losojos, ya que pensabas que si no lo hacías te estallarían. En la oscuridad se formó una imagen ante ti: Llamas, había llamas y entre ellas, sombras retorciéndose. Estabas seguro de que eran ellas quienes susurraban de forma agónica.
Tu mano izquierda comenzó a dolerte, era calor, como si estuvieras quemándote. Abriste los ojos para mirártela y viste como grabado a fuego en ella, como si fueras una res, tenías grabado ese símbolo, el círculo..
No pudiste soportar más el dolor y caiste inconsciente.
Terminas la intro, espera que te añada a la siguiente escena.