Partida Rol por web

Tus palabras, sobre que no te había forzado a nada, lo dejaron un poco más tranquilo, pero tampoco quiso acercarse más y menos cuando a pesar de que estabas ofreciéndote para que ambos pasarais un buen rato, estaba sonando a despedida. Tu reacción lo pilló totalmente descolocado, pero recibió tu beso de la misma forma apasionada con la que se lo estabas dando.

- Aún tenemos un rato antes de irnos, así que si quieres..

Esperó tu respuesta antes de proseguir, parecía preocuparse quizás incluso demasiado por lo que querías o no querías, pero lo que él quería acababa de quedar claro con su propuesta.

Matt respondió a ese beso, feliz de escuchar tus palabras y quizás, a la vez incluso triste, porque sabía a lo que tendrías que enfrentaros y la parte que te tocaba a ti lo tenía bastante preocupado.

Sus manos acariciaron tu espalda y se pararon agarrando tu trasero, sin querer dejarte escapar de entre sus brazos.

- ¿ Estás segura? - Su tono se volvió juguetón al responderte. - Tras esas palabras ya no voy a aceptar un no por respuesta aunque tenga que secuestrarte..

Dí un respingo al notar sus manos en mi trasero y me reí al escuchar sus palabras mientras pensaba en que quizá fuera yo la que no le dejaría escapar después de lo que se nos venía encima.
- Creo que hace mucho tiempo que no estoy tan segura de algo... y menos de algo así. - le respondo con firmeza, alegre, olvidando por fin por unos instantes dónde estamos, por qué estamos allí... y cómo vamos a sobrevivir a lo que se avecina. Estamos él y yo, nadie ni nada más.
Entonces me doy cuenta de que yo ya me he puesto el traje pero él no y guiñándole un ojo añado, esta vez con ese tono de provocación innato a veces en mi forma de hablar con hombres guapos:
- Aún no te has puesto el traje, ¿eh? Me muero de ganas de verte con él aunque seguro que seguiré prefiriendo contemplarte en bañador...

Pudiste nitar como su cuerpo reaccionó antes que el a tus provocadoras palabras y su sonrisa, te hizo pensar que lo que se le estaba pasando por la cabeza no era precisamente vestirse.. no, tampoco se molestó en ocultarlo.

- Bueno podemos hacer varias cosas.. La primera es que me lo pongas tú, pero primero tendrías que desnudarme. La segunda, es que me quite la ropa para tu deleite, pero entonces querría que tú también te la quitaras.. Y la tercera.. esa creo que no hace falta que te la explique, si te apetece soy tuyo..

Ahora lo provocador de todo aquello era su sonrisa, era dulce e inmaculada sonrisa.

Me devuelve el beso, me siento en una nube a pesar de que aun esta cubierto, y me hace una oferta... una oferta que no puedo rechazar.

Solo espero que eso no sea por que va a ser demasiado rápido... Digo con una sonrisa mientras lo cojo de la mano arrastrandolo hacia dentro de su habitación con una sonrisa traviesa. Puede que hoy vaya a morir pero al menos lo haré con una gran sonrisa en mis labios...

Siento como todo mi cuerpo me traiciona por los nervios tras lo que Matt me acaba de decir y, sabiendo que quizá mis palabras cortasen el momento no pude evitar negarme a hacer... nada más allá de lo que pretendía allí, por mucho que nos hubieran dejado solos... cualquiera acudiría a nosotros en cuanto el ritmo o rumbo de las cosas se viera acelerado o modificado.
Vergüenza nunca he tenido, he hecho cosas poco prudentes a lo largo de mi vida pero en los últimos meses, tras aventuras con unos y otros en baños, tiendas, coches en pleno día..., por fin había encontrado a alguien con quien quería hacerlo todo bien desde un principio. Y además, dada su timidez incluso conmigo durante este tiempo desde que nos habíamos conocido que ¿cuánto había pasado? ¿Llegaba a un día? No me entraba en la cabeza que ahora tuviera prisa por algo así.

Esquivé su mirada avergonzada como haría una cría de 16 años ante la misma proposición y, acercándome a coger el traje que era para él respondí:
- Yo... yo no... No me gustaría hacer algo así aquí, no... Pueden venir en cualquier momento. - tartamudeé algunas palabras. Luego conseguí ponerme seria y, con su traje en las manos, me acerqué de nuevo y le abracé: - Contigo quiero hacer las cosas bien, bien desde el principio. Claro que las ganas me pueden pero... ay, no sé, Matt, eres especial, no quiero joderla como hago con todos.

Y según decía esto último me dí cuenta de que habría estado mejor desnudarle y vestirle yo, así que ni corta ni perezosa me dispuse a ello:
- Pero, si así lo quieres, yo te pondré el traje. Además es difícil colocarlo en condiciones de lo ceñido que queda al cuerpo... Y... piénsalo, lucharás mejor si sabes que al regresar tendrás lo que deseas. - y tras decir esto le saco la lengua feliz de estar a su lado y comienzo a ayudarle a quitarse la ropa para ponerle el traje sin saber muy bien si se opondrá, si comprenderá mi negativa a llegar más allá en aquel momento o si le entristecerá mi decisión.

Matt suspiró contigo en brazos cuando escuchó tu negativa, sobretodo, porque suponía que así sería, pero besó tus labios con ternura.

- No te preocupes.. todo a su debido tiempo.. - Te respondió de forma dulce, pero paró tus manos cuando ibas a quitarle la ropa. - Creo que va a ser mejor que no hagas eso.. hay cosas a las que no podría resistirme por muy tierno que te parezca..

Cogió su traje de tus manos y acarició tu rostro.

- Ten muchísimo cuidado después preciosa..

Dichas tus palabras te dio un último beso y salió de allí, soltándose un poco la cremallera de la ropa que llevaba puesta, pues su temperatura corporal estaba por las nubes y necesitaba airearse un poco.

Cuando Lucas se noto que el temblor de su ojo derecho desaparecia, y que su creciente nerviosismo habia desaparecido de momento, abrio los ojos y vio a la gente cambiandose de ropa entre ellas a la otra de las dos mujeres a las que debian defender, "el catalizador" estaba mirando uno de los trajes con poco entusiasmo, Lucas se acerco a ella y dijo- No estan tan mal si superas la vergüenza inicial, son mas comodo es de lo que parecen, soy Lucas, encantado- Lucas extendio su mano para saludarla, despues de todo si tenian que protegerlas, lo menos era conocerlas un poco.

Todos pudisteis ver como primero Marta desaparecía con la ropa en la mano y con uno de aquellos extraterrestres, pidiendo claramente un lugar en el que poder cambiarse sin público. Tras ello, Elara y Matt no tardaron en desaparecer tambiém, aunque la muchacha se había cambiado disimuladamente entre los trajes.

Sam aún daba vueltas al traje cuando apareció Lucas a su lado y levantó la vista hacia él, aún sin estar demasiado convencida.

- Bueno, supongo que será como morir en Halloween.. - Respondió sin mucho entusiasmo. - Soy Samantha, bueno Sam..

Respondió presentándose, aunque luego buscó con la mirada a Eric, a ver si aún andaba por ahí ya que era el único al que realmente conocía en toda aquella fiesta.

- Creo que me lo tendré que poner antes de irnos ¿ no? Porque como lo siga mirando me voy a acabar quedando aquí..

A ver que tenéis por aquí comento en voz alta mientras me acerco a la caja donde tenían las armas de filo, con la pistola metida en la parte de atrás del pantalón y el traje colgando de mi hombro derecho. Tras darle un vistazo al contenido, saco con la mano izquierda un machete de unos 50 cm de largo, el cual inspecciono con detenimiento, pasando la hoja varias veces por mis ojos. Creo que me quedare con esta preciosidad le indico a la “momia” que había sacado la caja con una sonrisa bastante desagradable en la boca para ser unos pacifistas, tenéis unos juguetitos muy chulos.

Después de alejarme unos pasos de la caja, dejo la pistola, el machete y el traje en el suelo y comienzo a desvestirme sin ningún tapujo. Según me voy quitando prendas, comienzan a aparecer por mi cuerpo infinidad de marcas y cicatrices de todas las peleas que he tenido a lo largo de mi vida. Algunas son bastante recientes, de poco antes de empezar esta misión. Otras son tan viejas que casi ni recuerdo cuando ni como me las hice. Pero hay una que destaca por encima de las demás: una cicatriz que recorre todo mi pecho en diagonal, de casi 5 cm de ancho y bastante desagradable a la vista, y que dolía un infierno cada vez que se aproximaba una bronca, como en este momento.

 Bueno Johnny, al parecer ha llegado el momento de que nos reunamos en el infierno. Espero que me hayas guardado un sitio a tu lado y me hayas dejado algo de whisky, maldito cabrón egoísta. Me llevo la mano a la parte central de la cicatriz, con una expresión entre dolorida y melancólica, y tras unos instantes en la misma posición, continuo cambiándome de ropa en el más absoluto silencio.

Viendo el entusiasmo que ponía la muchacha en el traje lucas contesto- bueno, no pensaba hacerlo, pero ya que te desilusiona tanto ir con el traje, te contare algo que parece que todo el mundo ha pasado por alto- Lucas sonríe picaramente- Estos trajes, son tan ceñidos y elásticos que se pude llevar perfectamente otra ropa por encima, es curioso que nadie se haya dado cuenta verdad? - Lucas se encoje de hombros- supongo que en el fondo a la gente le gusta llevar estos trajes mas de lo que quieren admitir. -Luego Lucas se pone el dedo en los labios indicando a Sam que guarde silencio y añade- pero no se lo digas a nadie mas, o me fastidiaras la ultima alegría antes de salir fuera. 

Jeff ya estaba preparado. Traje puesto y dos pistolas enfundadas. Solo cabía esperar mientras diseñaban una buena estrategia, los demonios no se iban a dejar matar así como así...

Martina no tuvo problemas al vestirse. Las alas le servían a modo de biombo rodeandole el cuermo mientras se iba colocando la ropa. Mientrastanto reflexionaba en silencio sobre las palabras de aquellos seres y sobre la chica que había venido.

¿Y si realmente fueran ángeles divinos? Siempre había creído que Dios aguardaba los destinos de cada individuo y que cada uno tenía un lugar en sus planes. Una espécie de juego en el que solo Él conocía el desenlace de antemano. Si aquellos fueran sus instrumentos debería abrazar la Fe como siempre había hecho. La muerte no la asustaba... o eso había creido. Las cosas habían cambiado en el transcurso de los ultimos acontecimientos. Desde que ella y Esther salieron del convento.

Ya no era lo mismo.

Entonces plegó de nuevo sus alas y se acercó a su grupo. El orbe le brillaba en las manos. Entonces recogió una de aquellas espadas y la suspesó. Si, esto se me da mejor. Pensó para sus adentros.

Pasó como una hora hasta que todos estuvisteis preparados y equipados para lo que ahora mismo se os avecinaba, lo que no es que resultara una tarea fácil y para llegar a esa conclusión bastaba con echar una mirada por cualquiera de las ventanas de la nave.

Brian'dak y otros cuatro de sus compañeros también parecían estar dispuestos a partir con vosotros.

- Tened mucho cuidado, pues la vida de vuestra raza depende de lo cautelosos que seais, ya no tan sólo las vuestras..

Dicho esto, todos notasteis de nuevo aquella sensación en el estómago de cuando os teleportaban.