Partida Rol por web

Brian'dak me entregó los tomos y en ese instante pude ver a algunos de los demás llegar al lugar en el que estábamos, Matt entre ellos, sano y salvo. Le sonreí aliviada y con fuerzas más que renovadas y el miedo desaparecido de mi alma, me puse de pie frente al atril.
Los tomos empezaron a brillar en mis manos y, sin saber muy bien cómo, empecé a leer en un idioma que no era el mío ni de lejos alguno que yo supiera hablar pero no paré de leer hasta que el libro desapareció de entre mis manos y toqué uno de los hombros de Sam, que estaba a mi lado. La observé con cierto miedo tras gritar desesperada debido a un dolor intenso que había estado en mi cuerpo hasta el momento en que la toqué. Lo que le acababa de transmitir al tocarla no era algo precisamente sencillo de sobrellevar.

Me quedé allí, de pie, inmóvil, observando a Sam alzar las manos, sobrellevando ese dolor intenso que yo misma había estado sintiendo en todo el cuerpo y que me había dejado hecha polvo. Desde mi posición empecé a notar temblar el suelo, como en mi visión... y empecé a temer que esto solo había sido el principio...

Lucas llego volando al lugar junto con sus compañeros, su traje y su pelo estaban llenos de barro, pero parecía encontrarse en perfectas condiciones, El guiño involuntario de su ojo estaba presente, y estaba bastante serio, se puso al lado de los demás, el ver allí a tantos, le dio esperanzas pues todos parecían haber vencido, aunque sospechaba que el enemigo que aparecería pronto, no seria tan facil de derrotar, entonces Elara piso el atril, y la oscuridad y el silencio se hizo.

Cuando después Elara se acerco y toco a Sam  esta comenzó a gritar con las manos en alto,donde se empezo a formar una esfera luminosa, Sam parecía estar sufriendo mucho, Lucas desconocía que estaba pasando, pero presentía que un gran poder estaba acumulándose en esa esfera, Sam debia de estar esforzándose mucho por salvarnos, así que tendríamos que hacer todo lo posible para ganarle tiempo y que ese sufrimiento no fuera en vano.

-Parece que hemos acabado con el calentamiento.

Los demas van llegando, parece que tambien tuvierón exito en sus respectivas misiones o no estarían aquí, agarro fuerte la mano de Lhen cuando Elara empieza a leer. Un silencio sepulcral nos rodea y se hace la oscuridad a nuestro alrededor.

Van siguiendo el ritual y en un momento se produce un fuerte terremoto que amenaza con partir la tierra en dos.

Parece que ya viene, trataré de retrasarlo un poco...  Digo concentrandome en el suelo tratando de si no parar, ya que no creo que fuera capaz de parar algo de esas dimensiones si pora lo menos amortiguar y retrasar la venida de lo que sea que tenga que salir de ahí pero enseguida me doy cuenta que es demasiado poderoso y incluso mi intento de detenerlo puede que solo lo haya ayudado. Una sacudida me hace perder el equilibrio y me abrazo a Lhen esperando a lo que sea que salga del centro de la tierra mucho más asustada que antes... sea lo que sea tiene un poder tremendo, nunca habia visto a la tierra comportarse así.

Cuando el silencio y la oscuridad nos rodean contengo la respiración, expectante. Y cuando Elara transmite todo ese poder a Sam no puedo evitar dar un bote cuando las dos chicas se ponen a gritar. La visión de mi amiga sufriendo hace que se me encoja el corazón, pero decido sobreponerme y tratar de afrontar la situación.

Intento mantener el equilibrio cuando la tierra se quiebra, preparándome para lo venidero. No puedo evitar caer arrodillado al suelo, he resultado muy herido en el enfrentamiento anterior. Durante unos segundos me quedó ahí, en el suelo, sin fuerzas… Pero alzo la cabeza para ver a Sam de nuevo. Ella resiste, y eso me da fuerzas para continuar. A duras penas me levanto.

“He estado a las puertas de la muerte, pero pienso quedarme hasta el final.” Aprieto los puños con fuerza. – Tu muerte no será en vano, Josh…

Para bien o para mal, el final de toda esta mierda estaba ya aquí. Solo había dos finales posibles: o le hacían pagar todo el daño que había causado a aquel cabrón o se iban todos, y con ellos el mundo, a tomar por culo. Así de simple, así de crudo. La cicatriz de mi pecho comenzó a dolerme tan fuertemente que casi me caigo de rodillas de la impresión. Nunca me había dolido de esta manera. Y eso solo podía significar que me iba a meter de cabeza en la bronca más grande en la que jamás me había metido. Aunque tampoco hacía falta mucho para darse cuenta de ello.

Y entonces todo comenzó. La pelirroja aquella comenzó el ritual o lo que fuese que tenía que hacer para llamar al perro grande. Ahora ya sí que no había ni marcha atrás ni donde correr. Eso sí, el demonio, extraterrestre o la mierda que fuese el perro grande no era el único con ganas de bronca. A pesar de haberle dado de lo lindo a la bruja aquella, aun tenía ganas de pelea. Empecé a hacer gestos provocativos con los brazos hacia la grieta que se está abriendo frente a nosotros vamos hijo de puta, ven si tienes huevos, que tito Icaro tiene algo para ti.

Cuando yo llegaba al lugar, el ritual había comenzado. Sentí el temblor bajo mis pies y no me fue difícil suponer lo que iba a pasar ahora. Por se acaso me eleve en el aire levemente a unos 3 o 4 metros. No me fiaba nunca de los movimientos sísmicos y mas si eran provocados por alguien. Así que prefería estar ahí y observar. No sabia como seria o al menos que poder tendría eso que iba a aparecer en breves instantes. Pero la verdad es que según mis cálculos deberíamos poder con ello. Ya no solo por lo que los “ángeles” nos habían hecho. Si no por que éramos varios mutantes con unos poderes considerables por lo que podía suponer. Los tenientes parece que no hicieron mella en nadie. A mi ni me toco el mío, pensé para mi mismo.

Ahora iba a ser la hora de la verdad, y luego el placer de investigar la tecnología angelical. Vería por fin algo útil, no como esos mamones de DCM. Eran unos capullos engreídos, pero bueno como quien dice todo sea por salvarme el culo.

El suelo continuó abriéndose ante vuestros ojos, como si de un terremoto se tratase, mientras luchabais por manteneros en pie. Los cuatro seres alados, alzaron el vuelo y escuchasteis el grito de Brian’dak sobre vuestras cabezas. Había llegado el momento de la verdad y si lo hacías bien a la primera habría terminado en cuestión de segundos, sino, seguramente, ya no podríais detenerlo.

- En cuanto esté totalmente en la superficie atacad con todo lo que podáis, todos a la vez!!

El suelo siguió abriéndose varios metros, y de él, comenzó a salir un calor abrasador, y llamas, llamas que os cegaron a todos durante unos instantes, que creíais que os abrasarían vivos antes de poder hacer nada. De entre ellas, no tardó en aparecer una figura, no era más que una sombra alada, enorme, en la cual sólo distinguíais unos profundos ojos rojos que helaban la sangre.
A su alrededor bailaban aquellas llamas, se retorcían y podíais escuchar el sonido de aquellas voces que más de una vez os habías hecho retorceros de dolor en el suelo mientras os agarrabais la cabeza, pedían auxilio, socorro, el descanso eterno para sus almas.. El dolor de ellos se sumaba al calor de aquel fuego, haciendo el ambiente insoportable.
 

No pasaron más que unos segundos, antes de que todo aquel ser emergiera del agujero que él mismo se había hecho abriendo el suelo para salir y entonces, la mujer os volvió a gritar, sacándoos de vuestra estupefacción.

- Ahora!!

Cada uno atacó como buenamente pudo, ya fuera con un arma, usando sus poderes, aunque también hubo a quien paralizó el miedo y no fuera capaz de hacer nada más que abrir la boca.
La enorme esfera que sujetaba sobre su cabeza Sam, la muchacha, el catalizador, comenzó a hacerse más y más grande, hasta que un grito de dolor salió de sus pulmones a la vez que un enorme rayo brotaba de la mitad de su pecho y hacía que aquella esfera volara a toda velocidad hacia el cuerpo de aquel ser.
Todos os parasteis para ver si aquello tenía efecto o no lo tenía, pero se produjo una enormísima explosión que hizo que todos volarais unos metros sin poder evitarlo y que perdierais el conocimiento.

Al despertar, fueron las luces de un hospital lo que visteis y las caras de las enfermeras y médicos que os atendían. Sí, habías logrado hacer que la amenaza desapareciera y que todas aquellas personas que habían muerto por fin descansaran en paz.