Partida Rol por web

Suspiró al ver que no encontraban a Abby por ningún lado, parecía que se la había tragado la tierra, algo paradójico, ya que ella controlaba la tierra.

Bueno, pues será mejor que volvamos a la Base, parece que no va a aparecer.

Y no tenía ganas de seguir mojándose, por muy egoísta que pareciera. Estaba convencida que eso era lo que estaban pensando todos.

Mi mente vagaba por los alrededores, buscando infructuosamente a nuestra compañera. Insectos, animales… Ni siquiera uno de ellos era el lobo de Abby. Nada, ni rastro, como si nunca hubiera estado aquí… Cuando me doy por vencido abro los ojos. Tenemos el libro, pero tengo la extraña sensación de que hemos tenido que pagar un alto precio a cambio…

Agacho la cabeza y veo mi uniforme de camuflaje completamente enfangado. Entonces comienzo a sentir el dolor del que había estado distraído durante un rato. Me siento fatigado, con ganas de meterme en una buena cama. Las palabras y pensamientos de Alex me despiertan del trance.

-Sí, creo que será mejor volver. Quizá está por allí, porque por aquí me parece que no la vamos a encontrar…- un deje de esperanza alimenta mis palabras, no me gusta darme por vencido tan fácilmente. No soy muy propenso a perder la esperanza. Ni ahora ni nunca..

Trato de levantarme, lentamente, nuevamente aquella tortuosa muestra de aturdimiento mental había sacudido mi cabeza.

Entre el mareo y el cansancio que había provocado usar mis poderes en la lucha, necesitaba un par de minutos descansar en el suelo donde aun estaba sentado. Veo que mis compañeros divulgan una que otras cosas, mientras miro alrededor buscando a los faltantes.

Ya veo... Abby se fue.-Dije asistiendo a las palabras de mis compañeros-¿Donde está el comandante?- Miro girando mi cabeza buscandolo. ¿Creen que se haya ido con Abby?

Dan, que ya llevaba un rato buscando a la muchacha y a su lobo, miró a Ian ante sus palabras.

- ¿ Te encuentras bien chaval? ¿ O es que me acabo de hacer invisible de repente? - Preguntó un poco sorprendido, pero viendo lo que acaba de suceder, tampoco es que la sorpresa fuera mucha. - Volvamos al campamento, quizás con un poco de suerte encontremos allí a la muchacha, aunque tengo la extraña sensación de que no la vamos a volver a ver.

En silencio deshicisteis todo el camino andado hasta allí y a eso del mediodía, aún sin dejar de llover recordando cosas sobre los monzones, llegasteis al campamento militar. Para vuestra sorpresa, en él no había nadie, ni rastro de ninguno de aquellos muchachos, aunque la sangre que había y el ver algún miembro amputado, parecía decir que habían sido atacados por algún animal. Os llamaron la atención unos huesos que había a la entrada de una especie de habitáculo que habían formado con telas, y Eric, casi pudo estar convencido de que aquellos huesos pertenecían a algún animal, y tanquilamente podría ser uno como al que os tuvisteis que enfrentar vosotros justo antes de encontrar aquella roca redonda.

De fondo, se podía escuchar como el sonido de una radio, aunque era sólo ruido, no se escuchaba ninguna voz.

Si, si... Solo un poco mareado. - Respondí al ver que Dan estaba frente mio- Debo de estar volviendome loco nuevamente, como aquella vez luego de la masacre.

Me levanté sin decir una palabra alguna. Mi cuerpo lentamente se iba despertando del shock en el cual estaba. Mi cabeza trabajaba 200 millas por segundo a la vez que podía sentir sin cesar la lluvia sobre mi traje algo razgado y algo destruido por los golpes. Habíamos logrado conseguir el libro... Al menos eso parecía... Lo que más me preocupaba era la pequeña, ¿Donde estaría?.

El camino hacia el campamento no fue tan divertido, solo dos o tres palabras entre los miembros del grupo se cruzaron los cuales evité con alguna que otra sonrisa silenciosa.

Al llegar, mis ojos quedaron pasmados al ver terrible escena. No pude contener la idea de ver tal lugar de esa forma... No di un paso mas desde la entrada a aquel campamento...

...¿Qué... pasó?...-Tan solo dije preguntandome a mi mismo y hacia los demás.

Alex iba hablando con el comandante, delante de todos, hablaba de cosas banales y sin importancia alguna, hablando de la pedazo de bañera con espuma que se iba a hacer en cuanto llegara a casa, y el pedazo plato de espaguetis a la carbonara que se iba a comer, y se iba a pedir vacaciones, vaya si se las iba a pedir.

Pero al llegar al campamento, ladeó un poco la cabeza al ver que no había nadie, y al ver el "decorado" que tenía el campamento.

Vaya broma - dijo sin más, caminando entre el estropicio, la sangre y los miembros amputados.

Entre el desastre, buscó la radio.

El camino se me hace largo, y algo angustioso. Trato de aislar mi mente, intentando poder reflexionar en silencio. Me siento cansado, y dolorido. Nunca antes había sentido algo así, y por si fuera poco el perder de vista a mi compañera me hace sentir doblemente angustiado. Sólo era una niña…

Cuando llegamos al campamento todo está en silencio. Frunzo el ceño mientras observo los restos amputados repartidos por el lugar. Casi parece obra de algo salvaje, una bestia… Al echar un vistazo más preciso al lugar veo unos huesos en el suelo. Me acerco para comprobarlos mejor.

–Sin duda, son de algún tipo de animal.- Y entonces, inmerso en mis palabras, siento un escalofrío. Esos restos me recuerdan a las criaturas de hueso a las que nos enfrentamos. Sería perfectamente posible que hubiese más de esas cosas rondando por aquí. –No… No estoy seguro, pero eso podría pertenecer a una de esas criaturas de hueso.- Digo en voz alta mientras me agacho junto a los huesos, tratando de identificarlos con más precisión.

Por culpa de un molesto sonido de radio tardo varios segundos en serenarme. Me inquieta… Pero me parece ve que Alex la comienza a buscar. Sigo a lo mío con los huesos.

Dado que Eric estaba examinando los huesos Ian se acerca a Alex para ayudarla.

Espera yo te ayudaré a buscar.-Dice rapidamente viendo que Alex intenta buscar el aparato.

Mientras camina intenta usar su magnetismo para tratar de buscar el punto de referencia de donde se encontraba.

¿Esos demonios de hueso... de nuevo? Me pregunto con qué trae aparejado todo este desastre.-Pensaba mientras revolvía entre el fango tratando de buscar el aparato

Eric, definitivamente, llega a la conclusión de que sí, de que aquellos huesos podrían pertecer a las criaturas contra las que habíais peleado, sobre todo, después de examinar un par de huesos entre sus manos, sin lugar a dudas..

Alex comienza a buscar la radio que suena, mientras que Ian, usa su magnetismo pero lo único que consigue es comenzar a arrastrar innumerables " cacharros " de metal que hay esparcidos por el campamento, sobre todo, casquillos de bala, cargadores.. Al menos, Alex pareció encontrar la radio antes de que el magnetismo la fundiera, cosa que alguien con empatía tecnológica debería haber intuído, como era el caso de Ian.

La radio parecía no funcionar, al menos, nadie respondía a vuestra llamada y no se escuchaba más que el sonido de una radio que no coge ninguna frecuencia.

Ian no tuvo que mirarlo demasiado para reconocer aquel aparato. Era una radio sí, pero si pudiera sintonizarla, conectaría vía satélite..

Ian al escuchar a Eric sobresalta la idea de algo extraño.

Parece que no hace falta ver que aqui hubo una guerra. Y creo que esas criaturas buscaban algo. No... no creo que fuera un simple ataque.- Dice mientras patea los cacharros que habia atraido hacia si mismo. Sea lo que sea, debemos irnos lo mas rapido de acá. Seguro que volverán y no quiero estar aqui para verlos de nuevo.

Embutido en el barro, se acerca a Alex. Lo cual mira detenidamente la radio.

Parece que no recibió grandes daños. Podría intentar el kit de comunicaciones para reparar e intentar enlazar la radio al satelite de la DCM para que vengan por nosotros. Ya tenemos el endemoniado libro, quiero irme de esta putrefacta selva. Por favor señorita alex, me podria dar el radio? Intentaré hacer una combinacion con nuestro GPS para mandar señales de nuestra ubicación y que puedan rastrearnos donde quiera que estemos por si debemos movernos por precaución de estas bestias... Espero que funcione. Aunque necesitaré algo de tiempo.

Mira a Eric y esboza una leve sonrisa.

Mejor que sean de animal que no de persona, ¿no?

Cuando encuentra la radio, entre una multitud de cacharros que pasan por su lado, la levanta y la mira, no sin antes echar una mirada moribunda a Ian... y luego, niega con la cabeza en señal de desaprobación. Da un par de vueltas a la radio, y escucha lo que le dice Ian.

¿Señorita?

Alza una ceja y se la da.

Toma, pero intenta no cargártela, es nuestro medio para salir de aquí.

Sin más, y con las manos libres, empieza a rebuscar entre las cosas del campamento, y ya de paso adecentándolo un poco... sí, tiene unas cuantas dudas sobre el "arte" de Ian, así que por si acaso, empieza a arreglar el campamento para pasar el día, la noche, y el tiempo que haga falta hasta que vengan a buscarlos.

-Sin duda, estos huesos pueden ser de las criaturas con las que nos topamos antes.- No puedo evitar hablar en voz alta, el tema me tiene turbado. Entonces, las criaturas han llegado hasta aquí y han… despedazado a los militares.

Dejo los huesos en el suelo, no necesito más para asegurarme. Lentamente me levanto, tratando de agudizar el oído. –Chicos, no es por alarmar, pero esto son solo unos cuantos huesos. Podría haber más, cerca de aquí, acechando.

Me acerco a Ian y a Alex, que están con la radio. –No quiero ser pesado, pero me gustaría que acabarais con eso en cuanto antes. Esto no me gusta nada, no creo que una sola de esas criaturas hubiera venido por aquí.

Debido a mi nerviosismo mi piel comienza a enfriarse, como si de un sistema de defensa natural se tratase. No llego a activar mi poder, pero me siento más frío que antes.

Ian se concentraba lo suficiente en el dispositivo... sus ojos eran blancos mientras las piezas del radio y la maquinaria flotaban alrededor de él.

Intentaré apresurarme lo mas que puedo. Crear algo que nunca he visto no es facil. Si lo tuviera, crearía un avion o algo similar, pero no hay componentes suficientes. Sea donde sea que vayamos, esas criaturas podrán sentirnos. Por alguna extraña razón, nuestra marca no es una simple cicatriz.

Mientras seguía armar el dispositivo, intentaba rearmar un rompecabezas.

No me pregunten porqué pero al estar en ese salon y fundirme con esa tecnología. Noté que no es terrestre. -Suspira-Aquella sala estaba conectada por si sola. Es como si obedeciera una serie de codigos extraños, fuera del patrón normal al que conocemos, no puedo explicarlo como para que se entienda. Aquellas criaturas, no son simples bestias. Son como una maldición, personas sacrificadas quizás miembros de una secta, de una organización. El padre lo dijo... Nos enfrentamos a una secta. Demoniaca.

Ian comienza a temblar con solo la idea.

Esta marca es una maldicion. La DCM lo sabía, nos mandó por el libro porque somos los unicos que pudimos sobrevivirla, algo en nuestro ADN o algo particular que no sé bien logró soportar este ritual, somos una especie de llave humana... Quién nos hizo esto, experimentó con nosotros y lo superamos. Me temo que esto no se resolverá con un simple libro de magia. Quizás para algunos sea gracioso, pero ya estamos condenados. Abby murió. No... quiero... ser el próximo.

Se concentró aún más para acelerar el proceso... Demonios esto me está llevando demasiado tiempo... siento algo extraño, lo presiento...

Dan no quiso meterse en vuestra conversación y se puso a recuperar cargadores y cosas útiles por si acaso vuestra idea de usar la radio no tenía el resultado esperado y teníais que volver a hacer frente a alguna de esas criaturas a las que había que volver a matar después de muertas y que tan poco le habían gustado.

Por suerte, Ian consiguió usar su poner para hacer que aquel cacharro funcionada a su antojo. Ahora tenía línea directa con el satélite, ya que era capaz de sentir las ondas entrando y saliento del aparato. Era algo así como tener acceso telefónico gratuito con toda américa y las islas del caribe, sólo que ese acceso era vía satélite.

Al terminar con el dispositivo, Ian se lo entrega a Alex nuevamente diciendole:

-Listo, aquí tienes. Encárgate de las comunicaciones. - Le sonríe-Gracias. no le da opción a devolverselo. Simplemente se dió vuelta y se dirigió a su mochila.

Sé que no hemos tenido mucha comunicación pero... creo que he pensado que deberiamos quedarnos aquí.- Decía -Piensenlo bien... ¿Dónde iriamos? Esas criaturas pueden estar por donde quiera, capaz que huyendo de ellos nos adentramos en su madriguera. Estaríamos perdidos. Estamos cansados, mojados, perdimos ya a Abby, nuestros trajes estan rajados.

Piensa detenidamente. Lo mejor que podemos hacer es fortificar la zona... Tengo explosivos, puedo crear un método de defensa cercado. Tenderles una trampa, usar carnada, no sé, demonios. Es lo único que se me ocurre.

Piensa en sus dias de guerra. En su libro... Si, eso es.

Alex, tu... tu puedes controlar la tierra. Podriamos crear agujeros, usarlos de trampa, con la lluvia llenarlos de agua... Tú Eric, puedes congelar cosas. Si esas cosas caen en los agujeros podemos congelarlos. Yo podría contruir con algo de suerte algún circuito eléctrico, podemos cocinarlos o freirlos. Debemos usar todo lo que este a nuestro alcance hasta que podamos comunicarnos. ¿Qué dicen? Vamos chicos, Señorita, Eric, Agente Dan, diga algo, por favor.- Decía insistente.

Alex miró el aparato con una ceja alzada, y cuando fue a devolvérselo, simplemente él ya se había oído.

Wtf - murmuró - Eh, Dan, ¿cuál es el número de la DCM?

Una vez se lo dijo, ya que se suponía que él sabría el número de ponerse en contacto con alguien, Alex empezó a mover la radio.

¿¡Hola!? ¡Aquí expedición del Amazonas! ¿Me se me oye? - justo en este momento, Ian empezaba a hablar - ¡Pedimos un helicóptero que nos venga a rescatar! ¡Nos hemos quedado solos! ¡A los otros se los han comido! ¡Somos cuatro supervivientes!

Iba gritando, no fuera que no la oyeran por culpa de la lluvia... mientras esperaba respuesta, con la radio pegada a la oreja, miró a Ian con una ceja alzada.

1. No me llames señorita; 2. Yo no me quedo aquí ni loca, y menos si puedo estar tranquila en mi casa, con ropa limpia y seca tirada al sofá comiendo pizza. Aunque estando en las instalaciones de la DCM esperando que nos den instrucciones sería mejor que eso.

 Ian parece conseguir arreglar la radio, y se la entrega a Alex. Su propuesta me hace reflexionar.

-Bueno, mientras esperamos al transporte estaría bien tener algo para protegerse. Pero no creo que tarden mucho, pueden teletransportarnos, ¿verdad?- Digo encarándome a Dan. Luego vuelvo a girarme hacia Ian.

-Creo que dependerá de lo que nos digan los del D.C.M., aunque si hace falta esperar concuerdo en que haría falta hacer algo para protegernos.

En ese momento los gritos de Alex por radio me hielan la sangre. Casi con pesar, reparo en las vidas que se han perdido en esta expedición. ¿Cuántos militares habría…? Trago saliva recordando al militar que piropeó a Abby. Entonces es cuando me siento verdaderamente derrumbado.

Tratando de contener la angustia mientras miro al cielo, en silencio. El agua me golpea en el rostro violentamente, me mantengo en silencio durante unos segundos. Los únicos supervivientes, parece que estoy condenado a sobrevivir siempre y dejar atrás a los demás.

Dan, que como ya había demostrado, para ser un agente de la D.C.M. tenía más bien poco de agente o de militar, asintió al escuchar las palabras de la muchacha.

- Yo también preferiría unos pantalones secos y algo que llevarme al estómago, eso seguro. Además, como dice Eric, tienen a gente que nos puede teleportar y allí las únicas momias son algunas secretarias..

El agente se encoge de hombros mientras levanta uno de sus pies embarrados y descalzos del suelo y se lo mira, para luego encogerse de hombros y resoplar.

La radio, una vez solucionado el problema de la frecuencia, no tarda en traeros respuesta.

- Mandamos enseguida tropas, esperen diez minutos.

Y dicho y hecho, en cosa de unos diez minutos, mientras Ian por si acaso iba preparando una defensa, aparecieron a unos metros de vosotros como diez militares y un hombre con apariencia de mecánico. Dan, les puso al día con lo que había sucedido y en menos de media hora más, estabais los cuatro en el hangar de la D.C.M. El mismo desde el que habíais partido.