Partida Rol por web

Tras darse un par de paseos nerviosos por la habitación, con pinta de estar dándole vueltas a algo, Junette pareció reparar en el resto de presentes. La mirada de la joven era extraña. Era como si estuviese... ¿juzgando algo? ¿haciendo algún tipo de pregunta muda? ¿Simplemente pensando?. Finalmente suspiró, sacudió la cabeza y empezo a hablar en un tono neutro y sin inflexiones, con la vista perdida en los muebles y adornos de la habitación, como si siguiera meditando mientras hablaba. En realidad, lo estaba haciendo.

Perdonad. Creo que tengo una pista... o al menos creo que algo.

Mientras estaba por los alrededores del teatro, pillé sin querer una conversación entre dos personas... un hombre joven llamado Silas y una mujer algo mayor. Estaban hablando acerca de gente que intenta "activar los guardianes". Me sonó a algo que os había oído después de la batalla en la iglesia, así que decidí escuchar un poco más.

Aparentemente, hay varios grupos de gente intentando activar estos "guardianes", quienesquiera que sean y como quiera que se supone que se hace eso. Por lo que pude entender, esto lo están haciendo a instancias del padre del hombre, un tal Lucien.

Mencionó también algo acerca de que ellos tienen la última llave, y que mientras Silas esté, nunca podrán "terminar la tarea".

No pude quedarme a escuchar más. Había tenido que disimular para poder acercarme, y no quería que sospechasen que estaba escuchando, así que me di unos minutos más y me fui. Todo esto no es muy concluyente. Pero la mujer tenía un tautaje- siete semicírculos, formando un semicirculo completo, en negro. Puede que nos de la pista que los demás indicios que seguimos no nos han dado.

Para todo ε > 0, existe un n₀| para todo n y m > n₀  d(x_n,x_m) < ε ...

Celeste estaba inmersa en su libro, ignorando por completo lo que ocurría a su alrededor, Aleph parecía interesado en la lectura de la pequeña Eli, mientras Damien también parecía concentrado en su lectura. La verdad es que ese momento fue el único de verdadera tranquilidad que la chica había tenido en lo que iba de semana, relajada, rodeada del mundo que realmente comprendía, un mundo que no era traicionero, un lugar donde podías confiar en cada deducción a la que llegabas. 

Allí nadie te mentía, nadie tenía dos caras. Unas cosas podías estar más ocultas que otras pero ningún dato podía llevarte hacia un camino correcto. Las matemáticas eran un ente al que preguntar, y solo respondían con verdades. Pero... ¿verdades útiles? En este momento, no demasiado...

Junette entró en la sala alterando levemente la concentración de Celeste levantó un poco sus ojos del libro que tenía en sus brazos, se movía nerviosa como si algo quisiera decirnos. Finalmente, las palabras salieron de su boca. Y una parte de las cuales, sobre todo sus últimas palabras, hicieron tragar saliva a Celeste. El recuerdo de ese símbolo no era nada grato para ella.

Dichas palabras dejaron un mal sabor de boca a la chica. Sí, era información y siempre era deseable obtener más, pero parecía incompleta. Dejando a un lado el tomo que había estado leyendo, se dirigió a Junette. Su cerebro estaba dejando a un lado los teoremas, proposiciones y corolarios en los que estaba inmersa, para volver a sumergirse en la compleja realidad.

-Según parece eso es un gran avance Junette. Tenemos que darle las gracias a la casualidad por que hayas escuchado eso. Es interesante la conversación sobre los guardianes, y veo que conoces el nombre del caballero que abrió la boca. ¿Algo más? Quiero decir... ¿Algún dato más sobre ese hombre? Quizás si sabía eso, y lo comentaba en una conversación en un lugar "publico" en privado sepa bastante más, no se si me explico. ¿Quizá escucharas algo de su lugar de residencia? Cualquier clase de pista sería de gran ayuda, incluso una descripción detallada del sujeto, confío en que se haya grabado en tu memoria.

Otro tema que me parece de interés es la presencia del tatuaje. Tal y como nos lo presentas es bastante similar a los símbolos que había en la Iglesia el día en el que Eli lib... fue usada para liberar aquella bestia marina. Es imposible que sea una coincidencia. 

Celeste miró a Aleph tras decir estas últimas palabras, buscando un gesto de afecto con la mirada.

Al mirar a su compañero, el hilo mágico que unía sus conciencias volvió a brillar, necesitaba decírselo, aunque sabía que Aleph intuía lo que le iba a decir.

-Aleph, ya te dije que esos círculos, los que vimos en la iglesia forman parte de mi pasado. Ya te trasmití las imágenes... Eran de mi captor. Pero no eran semicírculos, eran círculos completos, siete círculos entrelazados formando aquel signo horrible. Esto no es coincidiencia... no puede serlo. Aquí se encuentra la inflexión entre mi pasado y mi futuro, y puede darme tanto respuestas como una paz interior que... no puedo describirlo. Espero que entiendas cualquier cosa que haga... no respondo de mis actos si me encuentro frente a frente con aquel hombre... no respondo.

El interior de Celeste era una mixtura entre miedo, ira, odio, confusión y paz. Su intención reordenarse. Extraer cada una de esas sensaciones poco a poco hasta que en su interior solo quedara una: paz.

Aleph tardó unos segundos en responder a Celeste, y cuando lo hizo, sus ojos estaban cargados de resignación, la misma que solo puede proceder de la impotente tristeza al verse incapaz de cambiar un destino ya sellado desde mucho antes de conocerla

No te detendré, pequeña, ni coartaré tu libre albedrío, pues todos tenemos derecho a elegir el sendero que recorremos en la vida. Pero si aún queda algo de sabiduría en mis vanas palabras, ruego que escuches este consejo: La ira no lleva a ningún lugar, el odio solo conduce a la muerte. No hallarás las paz en la venganza, ni el sosiego en la sangre derramada. Nadie tendría derecho a pedirte piedad o compasión después de lo que viste, pero mi corta vida me ha enseñado que muchas veces las decisiones más difíciles, las que más nos cuesta tomar, son las que realmente conducen a la felicidad... O a nuestra propia destrucción

A pesar de saber que, llegado ese último caso, él también caería con ella, Aleph no pudo evitar despejar dichas dudas de su mente. Llegado el momento, decidirían, y no antes, y Celeste siempre estaría por encima de todo lo demás, pasara lo que pasara. Su rostro se suavizó ligeramente, y la ansiada oleada de afecto rozó la psique de la hechicera

Estaré contigo, elijas lo que elijas. No hace falta ni que lo digas

Durante unos segundos, Aleph pareció centrarse en celeste, como si estuviera intentando leer entre líneas, tratando de descifrar algún mensaje oculto entre las delicadas líneas que trazaban su rostro. Su propia expresión reflejó varias emociones antes de llegar a un punto de equilibrio: La aceptación. Por último, y como si los dos se hubieran podido comunicar con una sola mirada, cerró el libro (Que disimuladamente se había apropiado tras la marcha de Elisabeth, y que leía con interés y curiosidad hasta que llegara Junnette), y lo dejó encima de la mesa

No creo que debamos despertar a Jules. Puede que sepa algo sobre el tal Lucien o ese Silas, pero hoy ha sido un día intenso para él

Hizo aquella anotación como un simple comentario puntual, sin esperar respuesta, y acto seguido dejó que el resto siguiera elucubrando sobre las urdimbres de aquel siniestro y complejo rompecabezas. En aquellos momentos, su mente no parecía estar dispuesta a pensar

Eh... yo... esto...- arranco a decir Junette, todavia medio sumida en sus propios pensamientos y algo aturullada por el aluvion de preguntas. No me pude fijar mucho... no les estaba prestando atencion hasta que empezaron... en realidad lo que me habia llamado la atencion es el tatuaje. Me levante y fingi estar haciendo otras cosas, y entonces fue cuando les oi. Estaba concentrada en escuchar lo que decian, y para cuando me pude fijar en ellos me di cuenta de que iba a llamar la atencion si seguia de pie en medio del cafe... ademas, Silas se interrumpio de  repente mientras, y...

Y te cagaste en las enaguas, cherie- penso. Se habia alarmado bastante, y le habia llevado todo el autocontrol del que era capaz volver a su sitio y actuar de una manera no sospechosa, pero lo cierto era que habia tenido miedo. Apenas si se habia atevido a mirar en su direccion mientras esperaba el momento de irse. Tampoco podria haber heho mucho mas. Es una inutil con la magia o en combate, y ni siquiera llevaba armas.

Lo unico que pude ver fue su aspecto general... Silas era un hombre de mediana edad, pelo negro y largo. La mujer era rubia, mas mayor. Era ella la que llevaba el tatuaje. Es... es todo lo que se- dijo, bajando la vista algo avergonzada.

Pero al menos tenia la confirmacion de sus sospechas: el tatuaje tenia un significado. Ahora solo quedaba averiguar cual.

Damien escuchó con atención las palabras de Junette y frunció el ceño, levantando un tobillo por encima de su otra rodilla y apoyándose en el respaldo del sillón con un brazo, sosteniendo la cabeza para prestar atención. Siete círculos. Como decía Celeste, era el mismo dibujo de la iglesia. Buen y mal asunto a la vez. ¿Aquellos eran los implicados? ¿Para bien o para mal? Terminó de escuchar todo lo que la joven tenía que decir.

Hizo un gesto de dejadez, como quitándole hierro al asunto. - No te preocupes, Jun, ya has conseguido bastante más de lo que hemos conseguido nosotros aquí sentados. Ya sabemos que hay alguien en la ciudad que sabe del tema, así que nuestra misión es buscarlo. - Damien se levantó y dejó el libro que estaba leyendo sobre aquel sillón tan cómodo. - Creo que me toca participar. Mañana a primera hora saldré a investigar. Iré solo, si no os importa. Mediana edad, pelo negro y largo. Mujer rubia más mayor. Es suficiente para empezar. -

Celeste escuchó con detenimiento lo que Junette alegó y la intención de investigar solo de Damien. Torció el gesto, la verdad es que no le gustaba la idea de que fuera sin compañía. Aunque quizá no fuera por lo que le podía pasar sino porque un error, un pie mal puesto incluso si estuviera andando en la dirección correcta le podría conducir a una caida que no pudiera manejar. Y perder una posible información encontrada por el joven puede que fuera lo que menos les conviniera, sobre todo si aquellos hombres descubrían que estaban siendo perseguidos.

Teniendo esto en mente, Celeste se apresuró a añadir:

-Supongo que quieres hacerlo solo por... ¿tus formas? ¿Crees que con tus buenos modales y con tu bonita apariencia serás capaz de obtener más información que si va... Aleph?-

No te ofendas... grandullón.- dijo a su gran amigo.

-Quizá tengas razón. Pero aún así me parece muy arriesgado que tomes ese camino solo. Alguien que te acompañe es siempre útil. Supon que te descubren... supon que ocurre otro suceso como el de la iglesia... ¿Qué harías? Quizá no seamos los más indicados.- dijo mirando a Aleph y refiriéndose también a si misma- pero Junette o incluso Jules podría ayudarte. En cuanto a modales, supongo que lo harán mucho mejor que nosotros. ¿Qué me dices?

No me ofendo Dijo Aleph, algo distraído, con un tono que parecía más corroborar una evidencia que aclarar alguna duda respecto al asunto. No dijo nada más. Su mente parecía estar aún uniendo cabos, como si le costara encontrar conexiones en aquel diabólico rompecabezas sin salida aparente

Damien asintió, poniendo una mueca de aceptación. - Cielo, el problema es que tienes razón... pero si van dos personas llamarán más la atención. Sí, es peligroso, pero... ¿qué nos queda, Celeste? Estamos un poco perdidos, tenemos un par de descripciones y rostros y poco más. Si creéis que no es apropiado, no iré, pero tenemos que hacer algo antes de que esto vaya a más... o de que vuelvan a por Eli. -

Entonces debería ir yo. Soy la única que no estaba en la iglesia. A mi aún no me conocen, y soy la que mejor puede identificarles.

Y la más inútil una vez haya que actuar en base a lo que pueda averiguar- pensó, a la vez que se ruborizaba al ver como las miradas de los demás empezaban a converger en ella.

Sé que soy la peor combatiente, y la que menos sabe de lo que ha pasado... pero lo que digo sigue siendo verdad. Y yo también quiero ayudar a proteger a Elisabeth... si puedo.

Al menos si van dos, uno puede morir sacrificado mientras el otro corre por su vida y la información no se pierde.

Celeste asintió a las palabras de Damien, aunque después de escuchar a Junette, siguió con su idea:

-Creo que Junette tiene razón. Debería ir ella, pero podría ir acompañada por tí, Damien. Nadie sospechará de ella, ni de que se haya acompañado de un hermoso varón. Podréis abarcar más en la investigación y, ni que decir tiene que Damien, con su buena mano con las relaciones humanas podrá ser de gran ayuda para tí, Junette.

Pero creo que sería prudente avisar de todo esto a Jules, y conocer también su opinión. ¿No creéis?

Aleph, que hasta el momento se había mantenido algo distraído, se incorporó lentamente mirando al resto con una media sonrisa

Lo más prudente sería ir a descansar, y hablar de esto mañana, con la mente ya despejada. Podemos comentarlo también con Jules