Aleph dejó que su energía se liberase, y estuvo a punto de caer al suelo por el cansancio acumulado. Pero el amor saca fuerzas de donde no las hay, y ver a Celeste desplomarse en el suelo, rendida ante la potencia de un hechizo tan poderoso, fue suficiente motivo como para que el gigante saltara como un resorte para llegar a su lado. La rodeó con sus brazos y la levantó del suelo, en silencio
Tosió. Tosió sangre, y se desmayó. No tenía energía alguna, no podía levantarse, sus brazos le fallaban. Sus ojos se perdieron en el infinito y desplomada, se encontró con el suelo. Pero, Aleph la recogió... y con un hilo de voz, como si realmente le costaba horrores siquiera hablar, dijo:
-Lo... lo conseguí.
Realmente me confundí... perdía 2 de cansancio por quedarme a grados tan bajos de zeón.
Estoy a 0 de cansancio.
Cuando Damien se acercó a registrar los cuerpos de los cultistas se percató del terrible poder destructivo de la bola de luz que Aleph había disparado mal. Los cuerpos estaban calcinados casi por completo y de sus ropas no quedaba nada. Al único al que pudo registrar era al que había matado él mismo. Entre sus ropas había algo de dinero y un librito de misas a Jorosh, como una parodia de la fe cristiana.
-Espero que este librito nos ayude de alguna manera a entender la locura que afecta a éstas personas, si es que podemos llamarlas así. Volvamos a la mansión, estoy preocupado por Elías y...-Damien abrió mucho los ojos
-¡Fiona! ¿Pero no estabas...?
-No, Elías se fue, pero yo no -dijo Fiona, jadeando-. Estoy aquí... Celeste, ¿estás bien? ¿Jules? ¿Aleph?
Estoy bien Dijo Aleph, algo distraído Pero Celeste ha llegado a su límite. Debemos volver a la mansión
- Y Jules y Damien deberían haber ido con Elías. - dijo con tono reprobador - Tristán también necesitará cuidados... - miró al resto del grupo - Bueno, todos... Vámonos ya.
-Vamos, tenemos gente a la que interrogar.-dijo guiándolos de vuelta por la casa de Tristán hasta el carruaje.
El grupo se encaminó de nuevo a la mansión empapados, cansados y doloridos.