DATOS GENERALES |
PERSONALIDAD |
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Clase y Nivel: PX: Altura: Carga transportable: |
Trasfondo: Rasgos: Ideales: Vínculos: Defectos: |
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Característica | Puntuación | Modificador | TS | Atributos | Ataques | |||||||||
Fuerza | Bono de Competencia: | [Arma, Bono, Daño, Tipo de daño] | ||||||||||||
Destreza | CA: | |||||||||||||
Constitución | Iniciativa: | |||||||||||||
Inteligencia | PG: | |||||||||||||
Sabiduría | Actuales: | |||||||||||||
Carisma | Velocidad: | Inspiración | Si/No | |||||||||||
HABILIDADES *(Competencia gana BC) |
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NOMBRE | Total | Competencia | Nombre | Total | Competencia | |||||||||
Acrobacias (Des) | Medicina (Sab) | |||||||||||||
Arcana (Int) | Naturaleza (Sab) | |||||||||||||
Atletismo (Fue) | Percepción (Sab) | |||||||||||||
Engañar (Car) | Perspicacia (Sab) | |||||||||||||
Historia (Int) | Persuasión (Car) | |||||||||||||
Interpretación (Car) | Religión (Int) | |||||||||||||
Intimidación (Car) | Sigilo (Des) | |||||||||||||
Investigación (Int) | Supervivencia (Sab) | |||||||||||||
Juego de Manos (Des) | Trato con Animales (Sab) | |||||||||||||
Idiomas | ||||||||||||||
RASGOS |
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CONJUROS |
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CARACTERÍSTICA | ATAQUE DE CONJURO | DIFICULTAD | LÍMITE DE PREPARACIÓN | |||||||||||
0 | ||||||||||||||
1 | ||||||||||||||
Preparados | ||||||||||||||
EQUIPO |
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CANTIDAD | NOMBRE | DESCRIPCIÓN | LOCALIZACIÓN | PESO | ||||||||||
Dinero | Peso Total |
Manual del Jugador 5ª Edición en castellano ->> https://drive.google.com/open?id=0B0tJjdug3-EjcXFtU0tpcjNleHM
Buenas Lars,
Ante todo bienvenido, elegí tu concepto porque el fondo me gustó bastante. Pero habría que hacer unos pequeños ajustes al respecto ;)
Piensa que eres un personaje de nivel 1, y los hechos que narras pasaron hace veinte años, lo cual da un personaje con un mínimo de 36 años (contando que entrase en combate con 16 años). Que ascendiera relativamente rápido en rangos menores, pues no me parece mal, pero que subiera tan alto yo lo vería más complicado.
Te puedo plantear que sí, efectivamente, puedas ser una especie de rango medio-bajo en el ejército, pero basándome en el hecho de que eres un personaje recién creado. Si quieres reajustar en los hechos bélicos que participó (puedes inventarte alguna revuelta nórdica en la que participó para sofocar, por ejemplo, y que le dé el visto bueno) para que sea más joven (si lo deseas) y darle un poco más de coherencia, no hay problema ;)
Muchísimas gracias primeramente por aceptarme en la partida, la verdad es que me hacía algo de emoción participar, siendo Skyrim uno de mis juegos favoritos pese a sus mañas.
Y bueno, al tema: Ciertamente tienes razón, cuando estaba escribiendo la historia realmente no pensé en ese detalle porque la inspiración no me dejaba pensar en más nada... Pero si, claramente modificaré la historia para que sus vivencias de la guerra hayan sido en un pasado más reciente de tal forma de que su edad se reduzca drásticamente, así que entre hoy y mañana mientras hago la ficha también te hago un post con su carrera militar actualizada y bastante reducida.
No hay problema, ya dije (creo xD), que los trasfondos que mandabais era una guía. Me interesaba más el espíritu del personaje que la historia cerrada, así que no te apures.
Si necesitas inspirarte, mira en la escena del Tamriel del Año 421, pero como digo por ahí.. algunas revueltas de rebeldes nórdicos han habido a lo largo de los veinte años tras la derrota de Ulfric ;)
Generación 1: 11.
Generación 2: 13.
Generación 3: 16.
Generación 4: 12.
Generación 5: 13.
Generación 6: 17.
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 3(+6)=9, 2(+6)=8, 1(+6)=7 (Suma: 24)
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 3, 3 (Suma: 10)
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 3, 6 (Suma: 13)
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 3, 3 (Suma: 7)
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 3, 4 (Suma: 8)
Motivo: Generación
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 1, 5 (Suma: 12)
Son tres series de tiradas y te quedas la mejor ;)
Generación 1: 11, 12, 13, 13, 16, 17.
Generación 2: 10, 12, 13, 14, 16, 17.
Generación 3: 11, 12, 13, 13, 15, 17.
Me quedo con la segunda por el simple hecho de que gracias a los dos puntos extra que tienen los humanos puedo tener todo en números pares, pero en realidad todas me han salido bastante similares.
Edit 24/08: Ficha numérica terminada (creo, pero si tengo algo malo dime y lo corrijo). Concepto, rasgos, ideales y objetivos están siendo trabajados junto con el nuevo trasfondo que estoy escribiendo.
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 2, 1 (Suma: 9)
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 1, 6 (Suma: 11)
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 2, 1, 2 (Suma: 5)
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 4, 1 (Suma: 8)
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 2, 5 (Suma: 8)
Motivo: Generación 2
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 1, 5 (Suma: 12)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 2, 3, 3 (Suma: 8)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 5, 6 (Suma: 12)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 2, 1, 5 (Suma: 8)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 5, 2 (Suma: 11)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 4, 3 (Suma: 8)
Motivo: Generación 3
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 1, 4 (Suma: 6)
Desciendo de un antiguo y orgulloso linaje de guerreros, herreros y bardos del Colegio del Valor. Un linaje que durante años ha nutrido al Imperio de Cyrodiil y sus legiones con hombres fuertes, capaces y valerosos, desde competentes legionarios hasta los más astutos y sagaces comandantes. Al igual que la mayor parte de mis ancestros, yo también soy un hombre del Imperio, y también empuño el acero de la Legión Imperial, pero mis motivos distan mucho de ser los mismos que llevaron a mis antepasados a defender el honor del Imperio.
Mi historia comienza en Carrera Blanca, la orgullosa e imponente capital de la comarca central de nuestro bello país Skyrim, que comparte nombre con su capital. Mi familia, los Batallador, es uno de los clanes más antiguos de Skyrim, y está profundamente relacionado con la ciudad, habiéndose asentado en ella inclusive mucho antes de su fundación oficial, cuando tan sólo Jorrvaskr se erigía imponente a un lado del pico que luego sería conocido como la Forja del Cielo. Por ésta y muchas otras razones mi familia goza de un gran renombre y una gran influencia en la ciudad y también a través de la nación.
Como mencioné al principio, el prestigio de mis congéneres está basado principalmente en hazañas heroicas y proezas marciales, por lo que mi familia no me tuvo en mucha estima cuando demostré ser un muchacho con mayor talento para la pluma que para la espada. Oh, y vaya que intentaron cambiarme, o como decían ellos: "hacerme un mejor hombre"... Bah. Supongo que piensan que eso justifica las palizas, llamarme "bebedor de leche" y hacerme entrenar hasta desfallecer del cansancio hasta altas horas de la madrugada. Supongo que es permitido hacer cualquier cosa siempre que se haga por o para el buen nombre del clan.
Pero no todo era malo, también tenía sus buenos momentos, aunque fueran muy escasos. Recuerdo con gran cariño los momentos que pasaba con Mila, jugando a las escondidas o buscando huevos de pájaros en las almenas más altas de Cuenca del Dragón. También disfruté el poco tiempo que me permitieron pasar con la abuela Bergritte y con Jon, que parecían ser los únicos que no me despreciaban por el hecho de preferir los libros a la espada. Incluso recuerdo a Jon diciéndome "No permitas que esos viejos retrógrados te cambien, lucha siempre por seguir el camino que desees". Estoy completamente seguro de que no se daría cuenta del peso que habían tenido sus palabras hasta mucho después.
Y así transcurrió mi infancia, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Me gustaría poder decir que el trato de mi familia se mantuvo igual, pero la realidad es otra. Conforme transcurrían los años, y tanto mi padre como mi abuelo no veían resultados positivos, o por lo menos no los resultados que ellos querían, sus prácticas fueron empeorando: las palizas se volvieron más constantes e inclusive me prohibieron relacionarme con Mila, pues nuestra unión debilitaría la sangre nórdica que corría por nuestras venas. Esa fue la gota que derramó el vaso. En ese momento supe que tenía que huir de mi familia, y lo hice.
Todos se sorprendieron cuando anuncié mis intenciones de unirme a la Legión Imperial, y sin lugar a dudas mi padre y mi abuelo estaban complacidos, pues ellos habían sido forjados en las legiones y pensaban que ellos lograrían lo que ellos no. Todos vitorearon mi nombre, "Lars del Clan Batallador, el próximo General de la Legión Imperial"... Pero como mencioné al principio: mis motivos eran completamente distintos a los de mis antepasados. Quería huir, y la Legión Imperial era el único camino que me alejaría de mi familia y a la vez los mantendría contentos, así que lo tomé.
Y resultó ser la mejor decisión hasta ese momento, pero también la más difícil. Me dolió tener que dejar a Mila por culpa de mi familia, principalmente porque ella no lo entendía. No entendía por qué tenía que irme, por qué tenía que alejarme de mi familia, ella lo veía de una manera distinta porque llevábamos vidas completamente diferentes, y durante un momento quise quedarme. Deseé que mi familia entendiera, que mi familia cambiara... Y aunque no lo hiciera, por ella estaba dispuesto a aguantarlos, pero también sabía que si me quedaba no me lo perdonaría jamás... y tuve que dejarla.
Las cosas en la Legión Imperial eran duras, y mis superiores e instructores eran estrictos y muy disciplinados, pero a diferencia de mis familiares, también eran comprensivos. Sabían que un hombre no se forjaba solamente con órdenes y castigos, si no también con amistad y camaradería. También entre aquellos hombres encontré lo que no había sido capaz de conseguir entre mi propia familia: apoyo. Me sentía en casa, y mi desempeño lo demostraba. Sin la presión o las altas expectativas de mi familia, fui capaz de desenvolverme con mayor eficacia y demostré tener talento para el combate y las artes bélicas, así como también dotes de liderazgo y una mente bastante más afilada que la de muchos de mis compañeros. El tiempo que invertí en mis libros y pergaminos también demostró ser de utilidad, pues a diferencia de mis pares, poseía conocimientos útiles tales como historia, estrategia y caligrafía, conocimientos que eran muy bien vistos entre los oficiales de alto rango.
Luego de cuatro años de entrenamiento y servicio obtuve mi primera promoción, al rango de Auxiliar. Una avance lento, pero sin guerras que librar todos nos habíamos quedado estancados. Al ser el único ascendido, empecé a sospechar que mi padre había utilizado sus influencias en el Imperio, pero no me quedaron dudas cuando, unos pocos días después, llegó una carta felicitándome por mi ascenso. Estaba molesto, seguro, pero esa sensación se disipó tan pronto leí las últimas líneas de la carta. Olfrid, patrón del gran Clan Batallador, mi abuelo, había muerto. La baja temporal para asistir a las exequias y visitar a mi familia llegó poco después, firmada por el mismísimo General Tulio.
Dicen que cuando vuelves a tu hogar luego de mucho tiempo te embarga una emoción tan grande que sientes que vas a explotar... Jamás experimenté tal cosa. Para mi, Carrera blanca representaba el pasado, algo que había dejado atrás hace mucho, algo a lo que no quería enfrentarme hasta estar completamente listo para hacerlo, pero mi abuelo encontró una manera más de joderme, aún estando muerto. El viaje fue poco placentero, como suele serlo en Skyrim durante la mayor parte del año.
Sin lugar a dudas, Carrera Blanca había florecido aún más luego de que la Legión pusiera fin a la guerra civil en Skyrim. Las planicies que rodeaban la ciudad, antes vacías, ahora se encontraban repletas de granjas y plantaciones, y muchas de ellas mostraban el estandarte del Clan Batallador. Definitivamente la influencia, riquezas y poder de la familia había aumentado considerablemente desde la victoria imperial en Ventalia. Varios guardias portando emblemas del clan pasaron por mi lado, pero ninguno me reconoció, y era mejor así, pues quería que mi llegada fuese lo más discreta posible.
Poco quedaba de la ciudad en la que había crecido. Nuevas murallas exteriores se alzaban imponentes, separando a los habitantes de la ciudad de todos los peligros que acechaban más allá de las puertas de la ciudad. Una nueva barbacana defendía el puente levadizo, pues la anterior había sido derribada por la artillería rebelde durante la Batalla por Carrera Blanca. Las imponentes puertas dobles que daban entrada al Distrito de las Llanuras también habían sido sustituidas, pues las anteriores no habían sobrevivido al incendio provocado por los Capa de la Tormenta.
Tras una breve identificación, las puertas se abrieron, dándome la bienvenida. Pese a su renovado exterior, el interior de Carrera Blanca se había congelado en el tiempo, con la excepción de aquellos hogares que también habían sido destruidos durante la batalla. Pese a haber llegado poco después del atardecer, Adrianne Avenicci seguía trabajando en su forja. El golpe de su martillo se había vuelto más lento con el pasar de los años, pero en su lugar había adquirido una precisión magistral. Por cada martillazo que daba Adrianne, un recuerdo nuevo se formaba en mi mente. Durante segundos me quedé absorto, viéndola trabajar y recordando todo aquello que había enterrado al marcharme de la ciudad. Tuve que espolear mi caballo, o estaría ahí toda la noche, consumiéndome poco a poco por los recuerdos.
Muchos de los lugañeros me observaban fijamente, algunos con curiosidad y otros, menos numerosos, con temor. Ninguno reconocía al pequeño Lars, en su lugar veían a un miembro de la Legión Imperial con un propósito desconocido... Fue entonces cuando la vi, y ella me vió a mi. Nuestras miradas se cruzaron y toneladas de sentimientos enterrados salieron a la superficie, pero ese momento duró poco, pues un hombre salió detrás de ella y tomó su mano. Espoleé mi montura y me alejé del lugar en cuestión de segundos. Había crecido, y había cambiado, pero aún reconocía a Nelkir, el hijo menor del Jarl Balgruuf.
La vieja puerta rechinó al cerrarla, interrumpiendo así el silencio sepulcral que inundaba la morada comunal del Clan Batallador. Mi hogar no había cambiado en lo absoluto, seguía siendo la misma vivienda decorada y opulenta de hace cinco años y lo más importante: los bollos de canela de la abuela seguían estando en el mismo lugar. Por la temperatura era fácil deducir que estaban recién hechos, así que tomé uno y me senté junto a la pequeña fogata interior. Nunca fui capaz de entender como la Abuela Bergritte era capaz de mantener el mismo sabor a través de los años, pero era algo bienvenido en ese momento.
Pasados los minutos, la puerta frontal se abrió una vez más, dejando escapar un sonoro rechinido. Las voces eran claras: mi padre era el principal orador, con intervenciones esporádicas de una voz débil y cansada, que debía corresponder a mi abuela. Segundos después vino el silbido del acero, y en unos instantes tenía ochenta centímetros de acero imperial contra el cuello. No era la bienvenida que me esperaba, pero tampoco tenía altas expectativas. Moví la cabeza un ápice, lo suficiente para que el acero mordiera mi carne y la sangre brotara. A mi padre le tomó unos cuantos segundos reconocerme, y para cuando lo hizo, ya Bergritte me abrazaba.
No conversamos mucho, no lo hacíamos en el pasado y no había una verdadera razón para empezar a hacerlo ahora. Me advirtió que no intentara nada encontra de Nelkir y Mila, confirmando así mis sospechas y lo que había visto a la salida de la Yegua Abanderada. No haría nada, no tenía sentido. Nelkir era el hijo de un Jarl, mientras que yo era un simple legionario. Si, en el pasado habíamos vivido una infancia cercana y seguramente desarrollamos sentimientos el uno por el otro, pero eso había sido en otro tiempo, y eran otras personas. No tenía ni las ganas ni la paciencia de escuchar los discursos de mi padre, así que tan pronto hubieron llegado mis tíos, me marché.
Las exequias tuvieron lugar cuatro días después, para dar tiempo a todos los invitados pertinentes de llegar. Entre las personalidades más importantes destacaban el Jarl Balgruuf y su familia, la Jarl Maven Espino Negro y el General Tulio, además de los demás miembros de mi familia y algunos invitados poco esperados como la totalidad del Clan Melena Gris y una comitiva de los Thalmor. Mila también se encontraba ahí, naturalmente, pero no cruzamos palabra durante todo el ritual, que increíblemente tuvo lugar en la Forja del Cielo. Eorlund mismo le había hecho la invitación a mi padre y éste, que en un principio tenía pensado rechazar el honor, accedió luego de escuchar los argumentos de Bergritte y Jon.
El funeral fue extenso, y a varios bardos se les dió la oportunidad de contar las grandes hazañas del difunto patrón del clan, siendo la participación de Jon la más extensa, claramente. Luego de varias horas de cantos, relatos e historias, mi padre decidió dar por terminada la conmemoración de la vida de Olfrid luego de dar él mismo un apasionante discurso acerca de su padre. Los miembros de la familia presentamos nuestros últimos respetos ante la pira funeraria y finalmente se encendió, dejando que el viento llevara las cenizas de mi abuelo a Sovngarde.
A la mañana siguiente Mila llamó a la puerta. Quería hablar, quería explicármelo todo, pero le dije que no era necesario, que había continuado con su vida de la manera que había querido y necesitado y que no debía darme explicaciones. Ahora que escribo esto pienso que quizás debería haberle dado una oportunidad de explicarlo todo, de que me contara su vida, pero supongo que no veía las cosas como las veo ahora, y era joven y estúpido. Nelkir llegó poco después, con los ojos inyectados en sangre y encolerizado, pues sin duda había escuchado los rumores y las historias de Mila y yo cuando éramos pequeños, así que el hecho de que su esposa estuviera visitando al amor de su infancia no debió haberle sentado nada bien. Intenté ser educado y razonar con él, pero en general los nórdicos somos más dados a la violencia que a las palabras, y en menos de tres segundos tuve que esquivar su "hacha del desafío", aunque creo que Nelkir tenía otras intenciones.
El combate tuvo lugar durante el atardecer de ese mismo día. No entraré en detalles, pero basta con decir que Nelkir barrió el piso conmigo. Seguía siendo el mismo niño malcriado y maleducado de antes, pero con treinta kilogramos y cincuenta centímetros más, por no mencionar el pesado espadón de acero, era difícil no darle la razón en algunas cosas. El duelo era a primera sangre, así lo habían decidido ambos patriarcas, Balgruuf e Idolaf, pero estoy seguro de que Nelkir quería ver lo último de mi fuerza vital abandonar mi cuerpo.
Aceleré mi partida de Carrera Blanca y me marché a la mañana siguiente del combate. Me dolían los músculos y los huesos, pero más me dolía el orgullo, y no quería enfrentarme a mi familia y a la ciudad luego del combate. Tomé la decisión de ir hasta Soledad por la ruta panorámica, pues aún me quedaban tres semanas de permiso y disfrutar de los paisajes de Skyrim sin duda sacaría de mi mente todo lo relacionado con Carrera Blanca, el funeral y Mila. Tristemente sólo pude disfrutar de cuatro días de recorrido, pues un correo de la Legión Imperial me alcanzó con una misiva imperial cuando visitaba Lucero del Alba. En ella, se le ordenaba a todos los miembros de la legión no apostados volver a Castillo Severo para responder a una nueva amenaza: La Segunda Revuelta de los Renegados.
El adiestramiento en Soledad duró dos años y medio. El objetivo del adiestramiento era preparar a una nueva generación de oficiales que se encargaría de librar una guerra de guerrillas en contra de los Renegados, pues durante el último año la balanza se había inclinado en favor de los rebeldes, pues conocían perfectamente el terreno sobre el que combatían y sabían dónde atacar y cómo y cuando hacerlo. El adiestramiento también se encargó de enseñarle a los oficiales los principales idiomas del Imperio, pues las unidades estarían conformadas por efectivos de las cuatro provincias del Imperio y era recomendado que el oficial al mando conociera los idiomas para aumentar la efectividad y también la cohesión de la unidad. Finalmente, cuando el adiestramiento hubo terminado, a cada oficial le fue asignado un pequeño grupo de cuatro soldados y un agente Thalmor.
Durante el año siguiente viví en carne propia los horrores de la guerra. Jamás te dicen lo que realmente se vive en las campañas militares, de otra forma estoy seguro de que no hubiera suficientes legionarios para pelear las guerras del Imperio. Los Renegados luchaban con fiereza, pues durante las últimas décadas habían llamado las escarpadas montañas de La Cuenca su hogar, y entre el conocimiento que tenían de la zona y el inhóspito entorno en el que nos encontrábamos, sin duda tenían la ventaja. Sin embargo, con todo y la fiereza y el conocimiento de la zona, no podían hacer frente al avance lento pero seguro que la Legión Imperial mantenía, y mucho menos podían enfrentarse a la superioridad logística de la misma. Seguro, podían atacar una línea de abastecimiento, o acabar con una partida de batidores o exploradores, pero de nada servía cuando había un frente unificado.
Creía tener guerra para toda una vida, pero la guerra... la guerra nunca cambia, pero tristemente la guerra si que te cambia a ti. Nos encontrábamos en una misión de exploración y reconocimiento de rutina, cuando el rastreador, un bosmer llamado Faendal, encontró una serie de pisadas pertenecientes a un grupo de renegados que habíamos avistado unos cuantos días atrás. Seguimos las pisadas hasta toparnos con un pequeño campamento de Renegados construido en torno a un pequeño santuario de Talos, figura que los Renegados siendo parte nórdicos aún veneraban. El agente Thalmor no dudó un segundo, y empezó a descargar su magia sobre aquel campamento. Unos pocos combatientes salieron a la defensa del campamento, pero la sorpresa estaba de nuestro lado y en escasos minutos los rebeldes yacían inertes en el suelo. Avanzamos con precaución hasta el corazón del campamento, donde encontramos el pequeño santuario, pero también encontramos a dos decenas de mujeres y niños rebeldes. Algunos clamaban a Talos en su lenguaje, podía entenderlo pues en el último año mucho había descifrado mucho de su lenguaje utilizando mis conocimientos naturales del idioma nórdico y lo aprendido del lenguaje bretón. El resto de los legionarios y yo intercambiamos miradas y asentimos, era obvio lo que sucedería a continuación.
La batalla no fue sencilla, pues aunque contábamos con superioridad numérica, el altmer poseía un conocimiento muy por encima de los tradicionales magos nórdicos y hasta se las había arreglado para vencer al mago de combate bretón que nos acompañaba. Del escuadrón sólo quedábamos en pie el viejo bosmer y yo, mientras que de los Renegados solamente quedaba una cuarta parte, pues los demás habían fenecido durante la batalla debido a las bolas de fuego y rayos que volaban en todas direcciones. En ese momento me di cuenta. Me di cuenta de que ni el Dominio ni el Imperio proveerían un reinado justo para Skyrim. Me di cuenta de que el Imperio se había vuelto débil y que había vendido su alma al firmar el Concordato Blanco y Dorado. Me di cuenta de que no quería seguir empapando mi espada con la sangre de inocentes. En ese momento me arrodillé frente al pequeño santuario y recé para que Talos me diera fuerzas para lo que seguiría. Renuncié a la Legión Imperial dos semanas después.
La situación generó muchas incógnitas y sospechas por parte del Penitus Oculatus y también por parte de los Thalmor, pero al ser el bosmer y yo los únicos que quedábamos para testificar lo ocurrido, y luego de que mi padre moviera ciertas influencias, decidieron dejarnos en libertad, si bien por la puerta trasera. Nos dieron de baja sin ninguna clase de honores ni ceremonia, pero ya no me importaba, no quería sus reconocimientos vacíos.
Llegué a Carrera Blanca unos días después, cansado y abatido, y resignado al hecho de tener que empezar a vivir una vez más bajo el yugo de mi padre, aunque en los últimos años podría jurar que hasta había empezado a respetarme. Sin embargo, sus planes eran distintos a los míos, pues al poco tiempo de llegar me informó que me uniría al proyecto de reconstrucción de la Comarca de Falkreath que estaba iniciando en la Fortaleza de Helgen, que había sido destruida por Alduin durante el inicio de la Crisis de los Dragones. También me informó que me desempeñaría como el edecán del Thane que actuaba como líder de facto del lugar, el mismísimo Hadvar.
Pues... Lo único que tengo que decir es que lo siento por el tocho, pero me inspiré y realmente no pude parar hasta darle un cierre, y aún así siento que lo hice un poco forzado, pero bueno.
Buenas Augustus,
¿Cómo te fue? Ya vi que tuviste problemas de conexión, aunque leí que ya los solucionaste.
Espero que respondas en breve, ya que tengo una jugadora esperándote, aunque pueda PNJotizarte, tampoco lo puedo hacer indefinidamente :/
Saludos.
Lo lamento, realmente pequé de cómodo pues estaba esperando a la siguiente actualización para postear. Ahora mismo voy saliendo para la universidad pero tan pronto llegue posteo.
Obtienes 300 PX, por lo que obtienes los suficientes como para subir a nivel 2.
- Tienes que hacer la tirada de subida de PG, 1d10 + Bono de Constitución, o eliges 6 directamente y le sumas el bono.
- Adquieres el rasgo de clase: Oleada de acción.