Partida Rol por web

La bosmer te mió en silencio mientras decía aquello, su gesto no escondía que tu preocupación la conmovía, pero también arrugó la frente con una ligera frustración.

Entiendo lo que sientes, Einar. dijo lentamente. Pero no puedes andar.. necesitas que te atienda un sanador. Y lo siento, de veras, por tu amigo.. pero no te voy a abandonar aquí para buscar a alguien que podría estar kilómetros río abajo. trataba de esgrimir pragmatismo al asunto, suspiró. Deja que te lleve a Helgen, estamos a un día de camino, quizá día y medio.. cuando lleguemos.. tienes mi palabra de que buscaré a tu amigo. hizo una pausa mirándote a los ojos, sonrió con dulzura, tratando de tranquilizarte. Tienes mi palabra.

Sin convencerme aún de abandonar a Titus a su suerte pero entendiendo la verdad de las palabras de Naarin, asiento a lo que me dice. Consigo contener las ganas de gritar, golpear o simplemente llorar. Esos infelices con cuernos y ese dragón. ¿Quién me creería si les dijera aquello? Han pasado 20 años desde que el Sangre de Dragón los eliminó y solo unos pocos han sido avistados después, pero no es fácil para las personas pensar que es cierto que aún quedan algunos y mucho menos aliados con hombres.

Miro a la bosmer y le respondo:

 - "Gracias. Partamos de inmediato. Mientras antes me recupere, antes podré salir a buscar a Titus."

Espero su asistencia y sigo completamente sus instrucciones para poder llegar a Helgen, pues solo no sería capaz de hacerlo.

Quiero poder recuperar el uso de mis piernas y poder así volver rápidamente a seguir la ruta del río. Titus es un sobreviviente, mucho mejor que yo en varios aspectos y sé que saldrá de esta, pero me preocupa que esté perdido en una tierra que no es la suya, sin estar acostumbrado al frío ni la espesura. Temo que sea Skyrim quien acabe con él en vez de aquella caída.

La bosmer, atendiendo a tu urgencia, hizo caso preparando un pequeño lecho de plantas, maderas y cordeles para poder tirar de tu cuerpo sobre el suelo. Naarin se aseguró de que estuvieras sujeto mientras trataba de animarte.

Estará, cuando te deje en Helgen, yo misma lo buscaré. Tienes mi palabra. asintió con sinceridad mientras levantaba el campamento, no tardó demasiado, parecía acostumbrada a esa clase de movimiento. Veamos si esto funciona..

Empezó a tirar de ti, sentiste el rodar del suelo debajo de ti, pero la estructura improvisada se mantenía. No era la cosa más cómoda del mundo, pero funcionaba. Mientras avanzabais, la mer quiso charlar un poco contigo.

Eres nórdico, ¿de dónde eres, Einar? preguntó tratando de que no pensaras en tu amigo desaparecido.

La camilla no es lo más cómodo en lo que he estado pero definitivamente es mejor que quedarme quieto y tendido esperando nada. El movimiento es vida y, por más que duela un poco, significa que avanzo.

Naarin intenta comenzar una conversación y sonrío antes de contestarle con la verdad, pues es lo mínimo que le debo:

 - "Mi familia era de Hibernalia pero no sé exactamente en qué lugar nací. Crecí en Ciudad Imperial desde muy joven, primero en orfanatos y luego en la Legión. ¿Y tú, de donde eres?"

La bosmer es simpática y si voy a contarle cosas de mí, también me gustaría saber de ella aunque solo sea para que nuestro viaje sea más ameno. Por otro lado, me lleva a Helgen, donde deseo quedarme, por lo que me conviene comenzar a crear lazos.

Naarin te escuchó con aparente interés, siempre tirando de tu incómoda cama móvil, pero parecía que a la bosmer nunca le fallaban las fuerzas. Asintió ante tu historia, una más de las que seguramente había escuchado durante sus años de vida.

Bueno, nací en Bosque de Valen.. hace casi un siglo y medio, pero llevo viviendo aquí casi cincuenta años. Skyrim es mi hogar. afirmó con absoluto convencimiento. Me he ganado la vida bastante bien, ¿no? dijo risueña. ¡La mejor rastreadora y cazadora de Helgen! Te lo digo yo. rió cantarina mientras tiraba de ti, como si aquella vibrante actitud positiva pudiera sanar cualquier mal. Entonces.. ¿volvías a Skyrim? Supongo que no lo encontrarás muy distinto.. ¿o sí? Aunque Hibernalia está muy lejos de aquí.. 

Encontránteis una superficie deslizante que hizo que el traqueteo de la cama improvisada fuera menos acentuado.

La conversación con Naarin consigue un poco de su objetivo y mis latidos se calman a medida que las palabras fluyen de ambas bocas, quitándome un poco de la apremiante angustia de no saber qué es lo que le sucedió a Titus.

Respondo a su pregunta ya casi sin sentir molestias por el avance de la improvisada camilla:

 - "Vuelvo a Skyrim para quedarme aunque casi no lo recuerdo de antes de irme. Tengo intención de vivir en Helgen y servir a Hadvar ahí. ¿Lo conoces? He oído que es el jefe allá."

Pienso en que realmente nunca conocí Skyrim como era pues abandoné esta tierra siendo muy pequeño y no son nada más que pequeños retazos de imágenes. Lo que veo ahora no es diferente que aquellos recuerdos de nieve y montañas, así como del frío, que tanto me gusta sentir en la piel.

Naarin continuó por la senda llana haciéndote algo más cómodo el viaje.

Comprendo. asintió la bosmer. Asentarte en Helgen, eso nos hará vecinos. rió cantarina mientras el bosque parecía corresponder a la mer. 

Hadvar.. es un buen hombre. Se preocupa por la gente bajo su mando, aunque creo que no le gusta la posición que tiene ahora.. sonrió divertida mientras girabais por otra senda. No le conozco en persona, pero cuando ha de hablar a la gente.. se le ve incómodo. Es raro, ¿no? Sé que dirigió a muchas tropas en combate.. se encogió de hombros sin darle mayor importancia. Antes de que sirvas a nadie.. irás a ver a la sacerdotisa Eiysa.. a ver si puede restaurar tus piernas. dijo sin oportunidad de apelar a su decisión.

Cuando Naarin me habla de Hadvar, recuerdo los tiempos luchando contra los Thalmor. Fueron tiempos complicados y nosotros teníamos que movernos con mucho cuidado para no meternos en una situación en la que no pudiésemos vencer. Hadvar tenía buen olfato para eso, un instinto que nos mantenía seguros y efectivos sin correr más riesgos de los necesarios.

Le respondo acerca de eso:

 - "Serví junto con Hadvar hasta hace un tiempo. Él me dijo que viniese cuando pudiese."

Luego ella me indica que lo primero que debo hacer es ver a una sacerdotisa para ver si consigue ayudarme con el tema de mis piernas. No pienso discutirla pues es lo que más me importa en este momento. Mientras antes sane, antes podré salir en busca de Titus.

Naarin prosiguió su travesía contigo como paquete hasta Helgen, avanzabais lentamente a pesar de que la bosmer te llevaba con soltura. Poco a poco fue cayendo el velo del anochecer sobre vosotros, la mujer buscó por los alrededores un lugar donde pasar la noche. Lo hizo, pegado al sendero que habíais tomado, te dejó reposando a un lado mientras ella se afanaba a preparar el fuego.

Un buen trecho por hoy. dijo mientras preparaba un círculo de piedras y para el fuego. Mañana estaremos en Helgen. sonrió con calidez. ¿Tienes hambre? Tengo algo de cecina seca, sino siempre puedo cazar algo. te miró expectante de la respuesta.

El camino finalmente se acaba por el día de hoy pues ha sido una buena marcha pero la noche ha caído sobre nosotros. Agradezco que nos detengamos pues la incomodidad de ser arrastrado, a pesar de los esfuerzos de Naarin por volverlo más confortable, no es algo que sea fácil de aguantar en periodos muy largos.

Cuando me pregunta, le respondo:

 - "Entre mis cosas también deberían haber unas pocas raciones, por lo que podríamos compartirlas. No te compliques más por hoy. Ya has hecho demasiado."

No tengo mucha hambre pero la idea de que además salga a cazar algo a esta hora me parece que es demasiada explotación para alguien que ha sido tan buena conmigo. Bastará con lo que tengamos para mí.

La bosmer te respondió risueña, llegó a guiñarte el ojo.

Lo que tú llamas complicación, yo lo llamo mi día a día. rió cantarina, haciendo que sus puntiagudas orejas vibraran con ello. No quiero comer una sosa ración de soldado. sacó la lengua parodiando asco. Una buena carne de conejo seguro que nos espera. Aguarda. dicho esto, y tras comprobar que el campamento estaba bien, se lanzó a la foresta con el arco en mano.

La verdad es que no tardó demasiado, quizá unos diez minutos, pero volvió con el prometido conejo cogido de las orejas y una sonrisa triunfal.

¿Ves? Hoy comeremos bien. apuntó mientras se disponía para despellejar y preparar el animal. Necesitas comer, el hambre nunca ayudó a nadie. le guiñó el ojo sonriente.

Sonrío ante la eficiencia de la elfa, así como frente a la idea de tener una rica cena para esta noche. Le agradezco sinceramente con un gesto pues mis palabras de agradecimiento ya se han acabado, aunque no así mis sentimientos. Le debo la vida y se la sigo debiendo con cada acto de ella.

Como el conejo y lo que ella me ofrece con calma pues deseo disfrutarlo y luego descansar. Nada como un buen sueño reparador para mejorar en lo que pueda mis piernas. Dudo que amanezcan sanas pero si me duelen un poco menos, ya será un avance.

Gracias a las atenciones y cuidados de la bosmer, lograste reponerte en el camino a Helgen. Aunque las piernas tardarían un poco más, empezaste a notar mejoría al final del siguiente día. Naarin era una mujer risueña, bastante optimista, mostrándose más cercana a medida que os conocíais. Parecía dedicada a la idea de que no pensaras demasiado en tu camarada, o al menos que no lo hicieras durante demasiado rato.

Tal como prometió, Helgen se manifestó a media mañana, raspando el mediodía, en el enclave se mostraba a medio camino entre la reconstrucción y el trasiego normal del día a día. La empalizada rota por varios puntos, la fortaleza de la guarnición en ruinas, pero una floreciente cantidad de casas y chozas se agolpaban alrededor de la misma, síntoma de la repoblación de un lugar dos veces arrasado por el fuego de los dragones.

Ya hemos llegado. anunció Naarin sonriendo satisfecha. Iremos a visitar a la sacerdotisa Eisya primero.. luego te prometo que buscaremos a tu amigo, ¿de acuerdo? sonrió animosa con un asentimiento de convicción.

Después de una espera más larga de la que habría querido y más corta de la esperada, podemos finalmente ver Helgen. Al contemplarla, veo lo que parece ser una reconstrucción lenta. No sé exactamente cuanto tiempo ha pasado desde que se empezaron a levantar nuevamente esos muros y construcciones, pero me parece que no es mucho lo que se ha conseguido acerca de las defensas, lo que es fundamental para un guerrero como yo.

Pero tiene un encanto, algo que me hace sentir en casa. No una que haya habitado cuando pequeño, ni aquella en la que me crié, sino aquella que lo es ahora y hasta que algo grande ocurra, para bien o para mal.

Naarin me lleva con cuidado y me dice que vayamos donde la sacerdotisa para luego, una vez que esté recuperado, ir a buscar a Titus. Pienso en él todo el tiempo, aunque la bosmer es buena en distraer la atención de los angustiados. Ahora es una prisa, un sentimiento de algo pendiente, pero con ella me siento mucho más seguro de que todo saldrá bien.

"Si fue capaz de mantenerme con vida y traerme acá, es porque es una verdadera experta. Juntos, podremos encontrarlo y él es un tipo duro, seguro que está bien, solo que perdido."

Asiento a sus palabras y le respondo:

 - "Vayamos a verla y luego podremos buscar a Titus."

Le sonrío, pues esta mujer se ha ganado mi verdadero aprecio y muy sincero afecto por lo que ha hecho por mí. No lo olvidaré y jamás podré estar lo suficientemente agradecido. De todas maneras, siempre estaré ahí cuando lo necesite pues siempre intento pagar mis deudas.