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18 de Fuego del Hogar, Noche, aserradero de la Media Luna, cerca de Falkreath

Finalmente tanto Malphareus como Agni se escondieron esperando a que el vampiro antiguo apareciera, y cuando derramaste la sangre del vampiro sobre el suelo no ocurrió nada. Al principio.

Ese silencio sobrenatural que impregnaba la zona, la escasez de animales, empezó a cobrar sentido por el frío antinatural que empezó a propagarse a tu alrededor. Eras el epicentro de algo malévolo que se filtraba por la tierra, algo que tú misma notabas que habías despertado. Si había algo que jamás sentiste, que jamás imaginaste, acerca de lo que era sentir el mal a tu alrededor, en ti, ensuciándote, era esa. Pues con aquella maldad despertando, también llegó el vacío más absoluto y aterrador, por un instante todos tus sueños, tus esperanzas e ilusiones fueron engullidas por uns fauces de invisible desesperación.

No tardaste en contemplar que algo emergía de la tierra, fluyendo a través de ella como si fuera agua, un vetusto sarcófago de piedra negra que se mostró ante ti y en cuya tapa podías ver un inquietante emblema calavérico preñado de rubíes.

El sarcófago se abrió mostrándote que el antiguo no era tal, sino que era la antigua. Una mujer de inquietante belleza siniestra, la cual tardó en poco en reaccionar ante ti, despertar y salir de un solo paso de su tumba.

¿En qué era estamos? preguntó como un témpano de hielo, la criatura te contempló con sus ojos sombríos y vacuos, como si el mismísimo vacío se reflejara en ellos. ¿Quién me ha despertado?

18 de Fuego del Hogar, Noche, aserradero de la Media Luna, cerca de Falkreath

La maldad que percibía y sentía hasta debajo de la piel me habia dejado horrorizada. El mal en si mismo era una energia que engullía todo alrededor y hasta mi propia esencia pero no podía amilanarme, no ahora.

La espada en mi mano temblaba ligeramente por mi nerviosismo sintiendome una verdadera estúpida al exponerme a tan diabólico plan. Mi cuerpo tembló en si mismo y casi estuve a punto de ponerme a rezar cuando noté que no era yo, que era un sarcófago que salía del suelo. Expectante y temerosa dejé que todo pasara hasta que la criatura finalmente salió y me habló.

- ... es .... este.... ejem... balbucee al principio.

-  .... estamos en el año 221 de la Cuarta Era, Dije ya con mas aplomo. Soy Sienna Rikalene y os he despertado....

Tentada a mirar a los lados en busca de mis compañeros logre quedarme firme frente a la poderosa mujer que mas que intimidarme me carcomía con su presencia pero hice un esfuerzo para no mostrar miedo, duda o temor.

18 de Fuego del Hogar, Noche, aserradero de la Media Luna, cerca de Falkreath

La perturbadora mujer te miró con atención, mostraba confusión y movió la cabeza lentamente.

¿Cuarta Era? chasqueó la lengua, se movió de una forma innatural, con una velocidad que escapaba a tu ojo, un parpadeo y estaba a un metro del lugar donde estaba, pero sin acercarse a ti. Mucho tiempo.. mucho tiempo.. desde la traición. hablaba como si no estuvieras presente, pero pronto volvió su interés en ti. Pero.. justo a tiempo. dijo ambigua, siniestra.

Sienna Rikalene.. no eres una Hija de Puerto Gélido.. eres mortal. siseó amenazadora, se acercó a ti, de nuevo ese parpadeo en el que no fuiste consciente de su movimiento, se acercó un poco. Pero has vertido sangre de un antiguo.. sangre joven.. se relamió. ¿Eres tú mi ofrenda?

El peligro que evocaba esa mujer helaba tu corazón, jamás habías sentido una sensación de terror tan palpable que hizo que te quedaras paralizada del todo. Pero te miró entrecerrando los ojos, con sospecha.

Llevas ese amuleto encima.. ¿eh? siseó, se detuvo mirándote como un depredador al otro lado de unos barrotes. ¿Crees que algo tan pobre puede detenerme a mi? ¿A una Hija de Puerto Gélido? rió perversa.

18 de Fuego del Hogar, Noche, aserradero de la Media Luna, cerca de Falkreath

Negué con la mirada cuando preguntó sobre si era Hija de Puerto Gélido. De seguro era alguna aquelarre vampirico.

El miedo recorria mi cuerpo dejandome practicamente paralizada mientras veia lo rapido que se movía. No tendría ninguna oportunidad al pelear contra esa muj.... criatura.

- No soy tu ofrenda, yo te desperté, eso debe contar para algo no? Tu ofrenda es Malphareus quien esta por aqui, puedo traerle ahora que estas despierta.

No tenia idea de como mantenia mi temple ya que el terror que sentia era realmente penetrante. Queria llorar, queria salir de alli.... pero no dejaria que esa desgraciada doblegara mi espiritu. Mis oraciones se elevaron a Dibella mentalmente mientras me mantenia firme donde estaba de pie esperando la intervencion de mis compañeros.

- Yo no he venido a detenerte, y mi Señora solo me ha enseñado el amor para todo lo que habite en Tamriel, si eso es una burla para ti, me decepciona saber que eres poco inteligente, poderosa si, pero no sabia ni culta.

Sabía que ofenderle no me traería nada bueno asi que trate de ser lo mas diplomática posible para darle tiempo a Agni y al hombre, ya que mis armas, nada podian hacer aqui.

Donde estan....  Señora protegeme, señora guiame, señora en tus manos esta mi vida, mi dicha y tu luz.... 

Sentí como una lagrima se corria por mi mejilla derecha. Estaba aterrada.

- Yo me pensaria las cosas dos veces si alquien tan debil como yo vino a despertarte es porque tal vez no sea tan debil, no? O tal vez tenga algunas ideas que compartir acerca de lo que podrias hacer con tu existencia, cosas que podriamos hacer juntas!

No sabia que mas decir, solo queria ganar tiempo para que actuaran mis compañeros.

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La vampiresa te contemplaba como quien contempla a una mascota o, en la peor situación, su comida. Tenías la sensación que cualquier charla con ella era inútil, y sus movimientos erráticos te daban a entender que aun estaba despertándose tras su prolongado sopor.

Malphareus.. no conozco ese nombre. habló lentamente, su mirada se dirigió a un lugar indeterminado detrás de ti, luego volvió a tus ojos. ¿Tu Señora? mostró una sonrisa despectiva. Ah.. ya veo.. su mirada parecía atravesarte, a cada instante que estabas frente a ella, mayor amenaza sentías. Tu instinto gritaba que debías salir de ahí. La zorra de Dibella.. justo dijo esto y unas palabras arcanas tronaron por la zona, la voz de Agni.

La vampiresa ni se inmutó cuando alrededor suyo apareció un círculo luminoso, parecido al que levantó para protegerte de Malphareus, ese círculo no estaba del todo cerrado. Tenía un hueco, uno por el que una sombra furtiva se abalanzó con una velocidad cegadora.

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La figura que Malphareus debía ser había sido sustituida por una monstruosa representación de este, el vampiro atacó a la antigua sumido en una forma de un monstruoso murciélago humanoide. Con las garras abiertas, trató de desgarrar a la antigua, parecía que había logrado tomarla por sorpresa, pero no fue así.

La antigua se movió con un parpadeo, ante ti la tenías inmóvil mirándote, al instante después con el brazo extendido cogiendo del cuello al Malphareus monstruoso incapaz de liberarse del agarre que ejercía la vampiresa, ella ni siquiera había cambiado de forma.

Vi.. Vitris.. siseó tratando de liberarse, incluso para ese aspecto de pesadilla que había tomado, pudiste percibir el terror en su tono. No.. no..

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Vitris sujetaba férrea a Malphareus, apretando el cuello sin contenerse, lo miraba con desdén.

Un patético lacayo de Molag Bal no puede detenerme.. dijo oscura, su voz sonaba fría, acerada. ¿De verdad creías que ibas a poder conmigo, gusano? se jactó mientras Malphareus seguía tratando de liberarse sin éxito.

La vampiresa te miró entonces, con una sonrisa maliciosa, vil.

¿Qué te prometió este gusano? ¿El don eterno? ¿El favor del Señor de la Dominación? hablaba burlona, maligna. ¿Te ha contado lo que hacen con las mujeres? ¿Como las violan una y otra vez? ¿Como las humillan y las degradan? ¿Como las entregan a Molag Bal para que la viole una y otra vez hasta la muerte? rió perversa, maníaca, con un gesto se elevó un metro sobre el suelo, levitando mientras no soltaba del cuello a Malphareus.

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De repente una lanza envuelta en un fulgor dorado atravesó la escena directamente a por Vitris, en este caso la vampiresa sí reaccionó esquivando el arma por poco, pero no dejó de apretar el cuello de Malphareus.

Nos basta con verte destruida, engendro. declaró Agni se que se puso junto a ti, te miró y te asintió. Un gesto de mano le bastó para que la lanza mágica que acababa de lanzar contra Vitris volviera a materializarse en su mano, se puso en guardia.

Sienna. Activa ese amuleto, ahora. Es más poderosa de lo que creíamos.. dijo con un halo de imperceptible preocupación. Puede que sea nuestra única oportunidad.

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El miedo me paralizó viendo que el esfuerzo de mis compañeros eran en vano. El hombre vampiro estaba a punto de morir despues de que la malefica mujer le arrancara la cabeza  con una sola mano mientras Agni usaba un hechizo.

Apenas podia darme cuenta de cuan cerca estaba de la muerte y ya me sentia alimento de esa miserable criatura cuando Agni me dijo que usara el amuleto.

No podia creer lo que iba a hacer. Ni siquiera lo pensé, fue un simple acto reflejo, sosteniendo el objeto de Meridia me concentré con fé en su poder, aunque fuese un Dios daedrico no indicaba que no fuese poderoso y siendo ella un agente del bien al menos podia confiar en su buena voluntad y en el buen juicio de mi Señora al haber puesto a Agni en mi camino. 

Mi mano sostuvo el objeto y me abalancé contra la mujer vampiro para tocarle con el mientras confiada esperaba que se cumpliera el efecto deseado por Agni, fuese cual fuere.

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Cuando activaste el amuleto que te dio Agni una luz cegadora emergió de este creando una esfera dorada que os rodeó tanto a ti como a la hechicera. Aquel brillo, que podía rivalizar con el mismísimo sol, hizo retroceder a la vampiresa que se cubrió el rostro ocultando un gesto de sorpresa, pero sin soltar del cuello de Malphareus que, al ser un vampiro también, se agitó histérico por el terror que le causaba la magia invocada por el amuleto.

¡No puedes enfrentarte a la Luz de Meridia, engendro! declaró determinada, te miró de soslayo. Sienna, sostiene el amuleto en alto, mientras lo hagas el conjuro seguirá en pie y nos protegerá. Te prometo que no pasará nada. dijo seria mientras esgrimía su lanza mágica, la apuntó contra la vampiresa.

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Vitris siseó amenazadora ante la manifestación del poder de Meridia, os miraba con los ojos inyectados en ira mientras apretaba su zarpa alrededor del cuello de Malphareus.

¿Eso es todo, bruja? repuso malévola, entonces miró al vampiro que sujetaba con desdén. Aun vas a ser útil, gusano.

Tras estas palabras, la criatura lanzó con potencia el maltrecho cuerpo de Malphareus contra la esfera dorada. Nada más tocar su magia, el cuerpo del vampiro empezó a quemarse y él a chillar horriblemente de dolor. Pero el lanzamiento tiene otro objetivo más retorcido, mientras Malphareus moría calcinado, su cuerpo chocó contra vosotras a gran velocidad con la amenaza de tiraros al suelo y, en consecuencia, que el amuleto cayera y se apagara su poder.

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Lo veía venir.

La criatura usaría a un agonizante Malphareus como escudo pero había logrado esquivar su cuerpo cuando lo lanzó contra mi. Manteniendo la estrella en alto sentía la energía fluir a través del objeto y por todo mi cuerpo con un vigor que me daban el valor necesario para enfrentar semejante maldad.

Nunca me había sentido tan poderosa y después de ver los restos calcinados del vampiro supe que podíamos ganar. Giré a un costado para flanquear a nuestra enemiga y darle más oportunidades a Agni o atacarle yo misma si me daba la espalda.

Ya no tenía miedo.

Blandí mi espada es una mano mientras en algo la divina Estrella iluminaba a nuestra enemiga. Era ahora o nunca.

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Milagrosamente lograste esquivar el choque del abrasado Malphareus y mantuviste en pie el escudo mágico, pero Agni no fue tan ágil como tú. El cuerpo en llamas del vampiro la derribó a ella malogrando la momentánea ventaja que tomaste en el flanco de Vitris, la hechicera quedó inconsciente por el golpe.

Se han acabado los juegos. aseveró la criatura mientras le cambiaba la expresión. Si crees que esa patética luz podrá detenerme.. es que no tienes ni idea del poder de una Hija de Puerto Gélido.. en un parpadeo se plantó delante de ti, y con un rugido aterrador metió el brazo dentro de la esfera en llamas.

Enseguida pudiste ver como el cuerpo de Vitris empezaba a ennegrecerse, pero a pesar de los rugidos de dolor que profería la vampiresa, ella seguía su implacable ruta hacia ti. Le hacia daño, lo veías, pero el poder de esa criatura era, de largo, mucho más fuerte que Malphareus, ¿qué clase de criatura habíais despertado? Finalmente Vitris logró llegar hasta tu cuerpo, fue un golpe brutal y seco en el cuello, te cortó la respiración y no tuviste otro remedio que soltar el medallón para buscar el aire que te había robado.

Te viste caer de rodillas ante Vitris, todo su cuerpo humeaba en carne viva y sanguinolenta, su mirada inhumana y maligna resaltaba en el amasijo de carne que era ahora.

Ni todojj el poderjj de Meridiajj ha podidojj detenermejj.. se jactó con el habla afectada por las heridas. Se agachó, te tomó del cuello y te alzó. Ahorajj.. déjamejj recuperarrjjme.. 

Incapaz de detener a Vitris, sentiste como los colmillos de la vampiresa se hundían en tu cuello y empezaba a alimentarse de ti. Poco a poco fuiste perdiendo fuerza, tu mirada se perdía y, al final, se apagó por completo sumiéndote en tinieblas.

Mientras se desvanecia mi fuerza vital en cada exhalacion no pude dejar de sentirme mal y profundamente sin esperanza. Todo habia sido demasiado rápido, sin sentido y mortal.

Mi último recuerdo fue para mis hermanas y la dolorosa sensación de que les había fallado asi como Dibella me habia fallado a mi, pero no importaba. Pronto se lo diría frente a frente.