15 de Última Semilla. Atardecer. La Cuenca.
Llevabas cerca de una semana persiguiendo a un grupo de salteadores por las montañas occidentales, las montañas Druadach, de Skyrim, habías llegado a la tierra de los nórdicos a principios del mes con rumores de actividad de los Renegados, un extraño grupo de bandidos que asolaba la comarca de La Cuenca desde hacia décadas. Esos rumores te habían sugerido que este grupo se dedicaba a aterrorizar la región secuestrando gente de aldeas y villorios, practicando una eficaz guerra de guerrillas contra los nórdicos de Markarth y el jarl Igmund.
La Cuenca era un territorio agreste y montañoso, su nombre provenía las hondanadas que se abrían paso entre las montañas y discurría el río Karth, que nacía en estas para desembocar en el Mar de los Fantasmas junto a Soledad, la capital de Skyrim. Para ti era un paisaje enormemente evocador, pero lanzado a la búsqueda de estos Renegados y la posibilidad que tuvieran en su poder a tu hija no te permitía admirar aquellos lugares.
El camino lo llevabas compartiendo con un viejo sacerdote de Talos, un hombre nórdico recio y con una capacidad diplomática limitada a unos cuantos exabruptos, el uso raudo del hacha y momentos de contemplación espiritual. El culto a Talos se prohibió hacía décadas a raíz del Concordato Blanco y Dorado firmado por el Imperio con el Dominio Thalmor, pero la gradual pérdida de influencia de los altmer los devotos al dios-héroe de la humanidad perdían el miedo a adorarle abiertamente. Claro que sospechabas que Vikar Puño Tenaz nunca se amilanó ni escondió su adoración al dios.
Te habías encontrado con él en una posada de paso, ambos compartíais camino y, al parecer, también estaba muy interesado en localizar a los Renegados por razones que no compartía, pero que sospechabas que eran muy parecidas a las tuyas.
Manda huevos.. espetó el nórdico. Llevamos una maldita semana detrás de esos bastardos, pero apenas tenemos ni siquiera un harapo para limpiarnos el culo con él. echó una ojeada alrededor, estabais junto a un puente de piedra que cruzaba uno de los afluentes del Karth. La noche cae, vamos a tener que pasarla a la intemperie, por suerte el verano no nos traerá demasiado frío, por Talos.
- ¡Oh! Vamos abuelo ¿no me digas que se te está acabando el fuelle? – dijo con tono burlón al tiempo que le daba una palmada sobre el hombro a Vikar Puño Tenaz
Desde que habían emprendido la travesía, por las montañas Druadach hasta adentrarse en las tierras nórdicas, en busca de los bandidos que se hacían llamar los Renegados, apenas habían tenido tiempo para descansar, comer decentemente o asearse. Aster no tenía mayor problema con la situación, pues estaba acostumbrado a vivir de aquello que su entorno le proporcionaba pero comprendía que todo aquello empezara a hacer mella en el sacerdote.
Alzo la mirada observando unos instantes el maravilloso paisaje que se abría ante ellos desde ese puente. Sin duda en otras circunstancias se habría deleitado minutos, tal vez horas a contemplar la magnificencia de semejante territorio. Las sinuosas hondonadas que conformaban la Cuenca abriéndose paso entre las montañas, acunando las aguas cristalinas del Karth guiándolo hasta verlo morir en el Mar de los Fantasmas, sin duda toda una obra de arte de la madre tierra.
Con la mirada perdida en el horizonte frunció el ceño un breve instante al llevarse la mano sobre la frente frotándosela con los dedos.
- Aunque tienes razón…la noche cae sobre nosotros - cerro los ojos apretándose el puente de la nariz con dos dedos – vagar por este lugar sin una luz adecuada es un riesgo innecesario lo mejor será acampar y descansar, mañana continuaremos
Pese a que el buen tiempo del verano les favorecía esas noches, debían resguardarse un poco por protección y también para tratar de no llamar la atención. Miró al rió y se pregunto si se podría aprovechar del cobijo del puente para acampar bajo el.
Ya me dirás que hay en los alrededores para ver donde pueden acampar, la idea es lo de siempre hacer un fuego, ver que reservas de comida tienen o si tienen que buscar algo por la zona.
Igualmente sin prisa pues hoy desconecto hasta el martes o miércoles por la noche que mañana ya me toca viajar a casa.
Haz una tirada de Supervivencia oculta.
Tirada oculta
Motivo: Supervivencia
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+6)=18
No puse dificultad, fallo mio por no preguntar. Espero que este correcto
Tras una búsqueda breve por tu parte, lograste encontrar un refugio bajo la arcada del puente de piedra. Parecía haber sido usado con anterioridad, por lo que no iba a ser difícil aclimatar aquello como refugio.
Parece que Kynareth te lleva de la mano, Aster. felicitó el sacerdote mientras dejaba su mochila apoyada contra la roca. Buen lugar, buen lugar.. sí. Deja que te prepare yo el fuego.. si no vamos a encontrar a esos desgraciados, al menos no pasemos frío. suspiró resignado preparando un montón de ramas en una parte más ennegrecida del suelo.
No le llevó mucho rato preparar el fuego, así como una inevitable cena que corrió a cargo del sacerdote. Eso sí, llegado el punto de sacar las cervezas, Vikar se sirvió de más sin rubor alguno. En un momento de calma, con la noche encima vuestro y con la luz del fuego iluminándoos, Vikar miraba las llamas en amargo silencio.
¿Llevas mucho tiempo tras los Renegados, Aster? preguntó echando un trago de su petate cervecero.
Agradeció el gesto del anciano al prepar tanto el fuego como la cena, aunque se mantuvo en silencio sin mediar apenas un par de palabras seguidas. Se encontraba jugueteando con el brebaje entre sus manos observando el crepitar el fuego tratando de dejar su mente en blanco, algo que le resultaba totalmente imposible.
- El suficiente para hacérseme una eternidad…- las palabras del druida salieron con un tono de amargura de su boca sin provocar cambio en su expresión melancólica. Tomo una rama cercana y la lanzo al fuego con hastió – ni tan siquiera sé…
Se quedo en silenció, no quería desvelar más de lo necesario además no le gustaba airear sus pesares con los demás. Vikar tampoco había querido hacerle partícipe del motivo de su persecución, él no iba a ser menos.
- ¿y que me dices de ti viejo? ¿Por qué esta persecución? Posees gran fortaleza, eso no lo dudo pero estaríais mejor disfrutando del calor del fuego en el hogar
Vikar, a pesar de su rudez, sabía cuando no había que insistir o hurgar en las heridas. Asintió solemne sin presionarte mientras miraba al fuego, echó un trago y escuchó la pregunta de Aster. Al principio reacio, terco como era, luego miró de soslayo al druida y mostró una sonrisa sardónica, como si se hubiera desprendido de la máscara de firmeza que vestía aunque solo fuera por un momento.
No te falta razón, chico. No te falta razón. echó un largo trago de su petate, maldijo al encontrarlo vacío y suspiró. Porque no tengo nada más. Esa es la explicación sencilla, ¿no? alzó la mirada hacia ti, con una sonrisa torcida, casi cínica.
Porque no tengo nada más.. repitió volviendo su mirada al fuego. Yo era sacerdote en el templo de Markath cuando los Renegados conquistaron la ciudad durante la Gran Guerra.. y ayudé a Ulfric Capa de la Tormenta a reconquistarla. Luego el Imperio firmó ese pacto con los elfos.. escupió a las llamas. De la noche a la mañana me convertí en un proscrito, ¿sabes? Ya sabes lo que ocurrió.. prohibieron el culto a Talos.. ¡Como si se pudiera negar la existencia de un Dios! Los combatí, los maté y los rematé, pero.. inútil. Pero cometí el error de enamorarme, mi querida Rorna.. me dio dos niños fuertes y sanos. hizo una pausa, un gesto grave afloró en su rostro.
Creí que había conseguido algo.. algo valioso. Más allá de la muerte y la guerra.. que Talos al fin me había bendecido. sonrió con acidez, con una ironía insultante. Y durante veinte años fue así. Los elfos nunca volvieron a por mi, puede que porque no me encontraran.. puede que porque me encontraban insignificante.. puede que porque no hiciera mucho ruido.. sonrió feroz. Pero ellos sí lo hicieron.. los Renegados. Bastardos con memoria de mamuts.. sabían que Vikar Puño Tenaz había matado a muchos de los suyos tantos años atrás.
Se quedó en silencio, una pausa grave, como si le doliera recordar. Pero no tardó mucho en proseguir.
Vinieron a por mi mujer, a por mis hijos, mis nietos. A por todos. escupió de nuevo como si echara una maldición. Cobardes.. yo no estaba. Pero cuando volví.. mis hijos muertos.. mis nietos muertos.. mi esposa muerta.. mi familia muerta. entonces alzó la mirada hacia ti, no viste debilidad a pesar del dolor. Voy a matar a esos bastardos, o moriré luchando. Porque Sovngarde me espera.. porque mi familia merece que la vengue.. no sé qué razones te llevan a ti a buscarles, pero rezo a Talos que sea lo que sea.. no sea tan terrible como las mías.
El druida había estado jugueteando con una gruesa rama entre las manos, apretándola y retorciéndola con más fuerza de la que pensaba por la creciente rabia contenida según el relato del viejo sacerdote se tornaba terriblemente familiar.
Cuando se partió un sonido seco resonó en la noche como las últimas palabras del hombre en su cabeza. Tardo unos instantes hasta que fue capaz de sostener la mirada a su compañero de viaje.
-Ojala pudiera darte ese placer amigo – la amargura de su vos fue claramente perceptible al lanzar los trozos de madera al fuego – al menos tengo un rayo de esperanza con nombre propio; Idris. Mi hija. – tuvo que hacer un esfuerzo por tragar el nudo que se le formaba en la garganta al decir su nombre en voz alta. Poca gente sabía por lo que estaba pasando el druida y aun le costaba hablar de ello – te pido amigo que antes de acabar con esos malnacidos me des la oportunidad de tener unas palabras con ellos. Claro que no tienen porque estar enteros para ello
No quería dar más detalles, Vikar podía imaginar aquello que le viniera en gana para completar la historia de su hija o lo que pudiera haberle sucedido en su vida. Ignoraba si los Renegados eran los culpables de la atroz muerte de su amada o si ellos retenían a su pequeña cautiva, pero era la única pista fiable que había encontrado desde su partida y no pensaba dejarla escapar por una vendetta.
Todo apetito que había desapareció de golpe.
-Será mejor que descansemos, la noche avanza rápida como nuestros amigos y mañana no habrá tregua en nuestra carrera para alcanzarlos; que Talos guarde tu su sueño viejo
Aster se envolvió con sus pieles y se acomodo de espaldas al fuego de manera que pudiera ver si algo se acercaba a ellos.
-Y que Selene te proteja con su luz mi pequeña princesa – susurró al viento con la esperanza de que su hija supiera que su padre iba a por ella.
La mirada grave del sacerdote se clavó en ti, como si aquel espíritu pendenciero y follonero hubiera dado paso a la figura de alguien mucho más solemne o, sencillamente, cansado. Vikar asintió lentamente.
Entonces mi cruzada al menos tendrá algo positivo.. Aster de Roca Alta.. se acercó a ti, puso su mano recia y veterana sobre tu hombro. Por Talos que te ayudaré a encontrar a tu hija, que salga algo bueno de todo esto.. con la máscara fuera se le veía hastiado, un viejo guerrero con demasiadas cicatrices.
Al despediros para dormir, Vikar hizo algo más de guardia, hasta que el sueño le venció.
Una anotación, Selene como tal no existe en el universo de TES. Lo más parecido a ello es Kynareth, que es la diosa de la naturaleza y los astros ;)
Algunas jornadas más siguieron a esa noche en la que Vikar te contó su tragedia y tú tu búsqueda. Las pistas para encontrar a los Renegados fueron apareciendo gradualmente, tus capacidades de leer las señales en la naturaleza y la veteranía del clérigo de Talos se combinaron bien hasta que a media mañana de uno de esos días os encontrásteis acechando un campamento decorado con sus clásicas calaveras de venado, pieles y los Divinos sabían de qué más.
No eran demasiados, pero reconociste en sus pieles un emblema muy particular, el de la pluma púrpura, que los supervivientes que habían visto el ataque Renegado a tu pueblo habían señalado. Si eran estos los que atacaron matando a tu esposa y llevado a tu hija, no lo sabías, pero era un principio. Vikar te miró de soslayo mientras estabais tumbados sobre una colina que os ofrecía cobertura.
¿Dices que son estos los que mataron a tu mujer y se llevaron a tu hija? le preguntó en voz baja, sin perder detalle del campamento. No habrá más de diez allí.. es una lucha justa..
- Eso espero, amigo – contesto con seriedad en el rostro y amargura en la voz – los supervivientes hablaron de la pluma púrpura – señalo el emblema que portaban en sus pieles – Me da igual si fueron ellos o no, pagaran por ello en esta vida o en la otra. Solo espero que puedan decirme donde esta mi hija
Observo el lugar con recelo pensando en las palabras de Vikar, estaba seguro que el hombre no tendría problema en cargar contra ellos y mascrarlos pero solo eran dos y ellos diez. Debían actuar con cautela para sobrevivir y obtener la información que necesitaba. Le hizo una seña a su compañero para ocultarse de la vista.
- Quizá sería más cauto ir uno a uno, cuando quieran darse cuenta de lo que esta sucediendo ya habremos reducido a la mayoría. Yo podre interrogarlos y luego tu podrás hacer lo que te plazca con ellos.
El sacerdote te miró con seriedad, cuajó la mandíbula y se puso en pie a cubierto de los vigías de los renegados.
Talos está conmigo, muchacho. Y Talos muy pronto estará con.. ellos.. el vaticinio de su voz sonó tenebroso y casi en el acto empezó a rezar entre murmuros. Fue en ese momento que contemplaste que armadura y arma de Vikar adquirieron una luminiscencia sobrenatural. Una aura de poder envolvió al sacerdote, y la mirada fiera y peligrosa brotó de sus ojos. Deja a esos perros para mi hacha.. tendrás a uno de ellos para interrogar. Te lo aseguro..
Vikar avanzó entonces hacia el campamento renegado, no corrió, sino que avanzaba con paso lento y seguro. Los que lo vieron primero ladraron la alarma, respondieron con sus arcos, pero el escudo del sacerdote detuvo cualquier tentativa de las saetas y aquellas que pudieron buscar un camino hacia el cuerpo de Vikar parecían ser desviadas por alguna magia que protegía al clérigo.
¡PERROS! ¡ALIMAÑAS! Talos os dará justicia hoy. ¡MUERTE! con la proclama se lanzó al ataque y empezó a dispensar muerte sobre los renegados. La habilidad de Vikar era tosca, pero directa, sin florituras, era una implacable apisonadora que avanzaba y mataba sin misericordia. El hacha encantada de Vikar cercenaba la carne de sus enemigos, así como destrozaba las armaduras de pieles de estos como si fuera mantequilla. El combate apenas duró tres minutos, lo que necesitó el sacerdote para deshacerse de todos sus rivales.
Pero tal como prometió, Vikar dejó a uno de ellos vivo. Le había cercenado una mano, y estaba malherido y desagrándose en el suelo. Con magia había cauterizado la herida, pero aquello no era lo más desagradable o inquietante del superviviente. Y era que justo donde debiera haber el corazón, había una oquedad y una suerte de piña incrustada en él cosida en la carne.
Corazones de Espino.. escupió con desprecio a un lado. Sirvientes de abominaciones.. entregan su corazón a poderes oscuros y en su lugar les incrustan esa parodia de órgano en el pecho..
El renegado se revolvió con violencia, demostraba tener una fuerza muy superior al de un ser humano. Pero Vikar le golpeó la herida haciendo que gritara de dolor. Sin prestarle mayor atención, volvió su mirada hacia ti.
Haz tus preguntas.. dijo con oscuro, embebido por la violencia de hacia unos instantes.
Disculpa la demora. El combate lo he resuelto rápido para avanzar la historia, que sino.. la cosa frenaba mucho. Mea culpa por no controlar los tiempos -_-u
Ayudar a Vikar parecía una burla; ver caer al sacerdote con aquella brutalidad sobre los renegados dejo a Aster completamente pasmado. De no haber sido por la tensión que recorría su cuerpo su mandíbula habría acabado en el suelo ante semejante actuación.
Durante la guerra había visto a multitud de fieros guerreros luchando hasta su último aliento pero lo de Vikar había resultado un espectáculo digno de presenciar. El druida no se percato de que había estado conteniendo la respiración hasta el sacerdote se dirigió a él, observando al renegado. Lo miro con desagrado al ver la cavidad, donde debería haber estado su corazón, ocupado por lo que parecía ser una piña.
- Gracias mi buen amigo – dio un paso hacía el renegado manteniendo el semblante serio y la mirada fija en sus ojos – me ha llevado mucho tiempo dar con vosotros, ahora vas a contestar a mis preguntas si no quieres que tu vida sea una completa y lenta agonia…asaltasteis mi aldea hace poco tiempo y os llevasteis a una niña con vosotros ¿está aquí en el campamento? ¿Qué habéis hecho con ella?
Sabes que conmigo no hay problema y como he dicho en tantas ocasiones casi todas mis partidas estan igual. Doy gracias que tengo una nueva de Mago el Despertar que esta muy entretenida y me mantiene activa la imaginación.
El renegado aullaba de dolor, sometido a la poderosa presa de Vikar se agitaba, pero gradualmente iba perdiendo impulso ante el tonelaje del sacerdote. Con una voz esperpéntica, desagradable, respondió a tus preguntas.
¿Aldea? ¿Qué aldea? no te dio tiempo para aclarar, pues Vikar lo hizo por ti, hablando del otro lado de las montañas en Roca Alta. Aquello pareció refrescar la memoria del renegado. Oh sí.. sí.. recuerdo.. yo no fui.. no fui yo.. berreó desagradable. Niña.. una niña.. sé que fue un regalo.. un regalo para Keira.. aaaah.. basta.. me duele..
Vikar sacudió al renegado preguntando dónde estaba la tal Keira, el apaleado sin corazón rió histérico.
Nada que hacer nada que hacer.. Keira sirve a las Brujas Cuervo.. será comida.. será cena.. si tanto deseas morir.. su aquelarre está al sur.. en la Roca Huérfana.. rió por el dolor y por crueldad. Te miró con unos abominables ojos acuosos. Seguro que será un manjar..
Aster hizo acopio de fuerzas para aguantar las desagradables palabras del renegado pero en el instante que obtuvo lo que quería y sin poder soportarlo un instante más tomo su arma y le corto la garganta ante la atónita, y quizá orgullosa, mirada de Vikar.
- Malnacido…- escupió viendo como se desangraba cual cerdo
Se puso en pie caminando de un lado a otro, aun con el arma en la mano y mirando a su alrededor.
- Esa Keira…ha llevado a mi pequeña a esas brujas…- clavo el arma en el suelo y grito maldiciendo, antes de hablarle a Vikar aunque sin mirarlo – no voy a pedirte que me acompañes a Roca Huérfana, es mi lucha y mi hija
Escueto pero preciso XD
Siento la falta de inspiración
La ejecución del renegado no inquietó a Vikar lo más mínimo, parecía más preocupado por ti y por lo que escuchaba. Al verte abatido el sacerdote puso su mano sobre tu hombro, apretó con suavidad pero firmeza.
Muchacho.. la verdad es que el nórdico no parecía hábil dando ánimos, pero su mera presencia evocaba tranquilidad y apoyo.
Te escuchó en silencio, sin interrumpir, pero ante tu petición apenas necesitó tiempo para responderte. Y fue una respuesta contundente, severa.
¡Y no has de hacerlo! Por Talos que si he de penetrar en el profundo e infecto nido de esas brujas para que estos viejos huesos hagan algo de provecho.. apretó los dientes, empatizando con tu agonía. ..juro por los Nueve Divinos que te ayudaré, Aster. A la Roca Huérfana.. tu lucha ahora también es mía. anunció serio, lapidario.
Vikar hizo arder el campamento renegado, volcando un par de braseros las llamas pronto se extendieron por las pieles y primitivas estructuras de madera. El sacerdote ni siquiera miró el espectáculo, te miró a ti dispuesto a acompañarte, Vikar conocía el lugar donde os teníais que dirigir. Al sur, a la comarca de Falkreath, iba a ser un viaje largo hacia la otra punta de Skyrim y el tiempo apremiaba..
- Bien…- se puso en pie mirando con ardiente convicción en la mirada – que así sea pues – ofreció la mano a Vikar en señal de hermandad en su misión – nuestros caminos son uno ahora ¡Gracias!
Antes de que el viejo sacerdote de Talos incendiara el campamento de los renegados, dejando que las llamas arrasaran carne y piel a su paso, todo las pocas provisiones en buen estado que puedo encontrar. Así como cualquier cosa que les pudiera servir para comerciar.
El sol ya había cruzado el umbral del mediodía cuando se pusieron en marcha hacía el sur, la comarca de Falkreath sería su destino. Debían avanzar con presteza si querían abarcar la mayor distancia posible antes del anochecer. Agradecía que Vikar conociera el terreno pues el tiempo jugaba en su contra para encontrar a su hija de una pieza; sabía que el camino sería largo y difícil pero cabía la esperanza de que la sirvienta de las brujas esa tal Keira aun no hubiera llegado a la madriguera de sus amas.
Lo siento, hombre precavido vale por dos y las provisiones nunca sobran, dejo a tu parecer lo que pueden encontrar o cargar.