- No te preocupes. - Dijo el Dios mientras terminaba su helado y sacaba una cajetilla de tabaco del bolsillo interior de su chaqueta.
Se la enseñó a Lara entre sus dedos y la hizo girar en ellos un par de veces.
- ¿Sabes? Esto me da más trabajo que de costumbre. Un pasaporte a largo plazo al Inframundo. -
Arrugó la cajetilla entre sus dedos y la arrojó a la papelera.
- Creo que alguien cercano va a echar de menos estos cigarrillos. - Continuó con una sonrisa pícara mientras negaba con la cabeza. - Pero, volviendo al tema, no digo que seas tú, ni tampoco digo que sea alguien de este concurso, pero... ¿qué podía perder con probar? La verdad es que si no consigo que nadie me ame, pasaré unos milenios más como Dios, mi reemplazo se enfadará otra vez, pero ya estoy resignado a no poder encontrarlo. -
No como las últimas dos veces.
Una mujer comenzó a gritar que alguien le había robado el tabaco y Hades sonrió aún más.
- ¿Ves? Lo que decía. Pero sin desviarnos del tema, lo estoy pasando genial contigo. Mira, he tenido citas muy dispares, en pocas he tenido sexo y siempre cuando ella quería, nunca he obligado a nadie. He jugado, he competido, he ido de compras, ¿y todo para qué? ¿Para encontrar el amor? No, lo he hecho por que me apetecía y quería pasarlo bien y que mi cita lo pasara bien. No puedo saber si me enamoraré de alguien a primera vista, ni en la primera cita, pero, si ambos disfrutamos es posible citarnos otra vez, y otra vez y así, sí que se puede lograr una relación. Y si no hay amor ni relación, oye, siempre es bueno tener amigas. -
-¿Amigos con privilegios? Mpppppppffh!!! -Muevo la mano y agrego -era broma, era broma. De todos modos tu propuesta es lo menos aterradora para alguien como yo, que le tiene miedo a enamorarse. Así que acepto mr Hades. Vemos que pasa desde aquí y mientras lo vamos pasando estupendamente bien.
Respecto al gesto del cigarrillo le comenté:
-Hiciste muy bien. Cada vez comienzan a fumar desde más jóvenes... Es una locura. Yo, con mi tipo de vida, no puedo permitirme el fumar porque, cuando te persigue un tigre siberiano, créeme que necesitas cada milímetro de Oxígeno que tu cuerpo te pueda brindar...
Le sonreí, ahora totalmente tranquila de saber que lo estaba pasando bien y que sabía mi pequeño temor sobre las relaciones.
Una vez que hubimos terminado de comer, me paré y mirándolo, le dije:
-Bien mnnn... este hotel tiene muchos sitios aún que visitar, o podemos salir a caminar o hacer lo que tú desees. De veras, me sentiría honrada de que seas vos quien ahora diga adónde quiere ir o qué quiere hacer.
-¿Quizás habrá algún tesoro que encontrar en esta isla? Mpppfhhh aparte de tí. Come on darling, que esta sea tu cita. Díme adónde quieres ir y te llevo.
Le susurro.
-Tengo moto.
- Bueno, bueno, bueno... que elija yo... creo que tengo algo que podemos hacer, que me gustará a mí y que también, te gustará a ti. Supongo que se podría intentar, pero es... hum... peligroso. - Dijo Hades sabíendo que la palabra "peligroso" haría que tus oídos presten más atención.
Hades sonrió e hizo crujir sus dedos para después, mirarte a los ojos.
- Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo, Eros creó un collar, un collar hermoso, fabricado de oro, diamantes, rubís, zafiros, era algo impresionante para contemplar. Pero eso no era todo, también confería al que lo llevaba puesto unos poderes algo especiales. Supongo que podemos ir a buscarlo... -
La mano del Dios señaló el norte de la Isla.
- Dicen las malas lenguas que está escondido en el cuarto subsuelo del Templo de Eros allí al norte, pero bueno, son sólo rumores. -
Mis ojos resplandecieron cuando me iba contando todo eso. Una sonrisa se mostró en mi boca y, cuando finalizó, me acerqué y lo tomé del brazo y le dije.
-Bien, sweet eyes, entonces vayamos a pegarle una visita. Y no te preocupes por lo de peligroso, yo te protejo.
Acto seguido salí al exterior del hotel y me dirigí a mi moto. Sube, por favor -agregué porque ya parecía una mandona. Esperaba que el dios lo hiciese y luego, muy feliz, le dije:
-A medida que conduzca dame ideas de hacia dónde hay que ir. Aunque seas un dios tengo tres reglas, para estar segura de que no te lastimes... Primera: no avances hasta que yo te diga, hay que revisar cada milímetro de un cuarto por trampas, siempre las ponen; segundo: ten cuidado con las cosas que parecen inofensivas y hasta hermosas, una estatuilla dorada puesta al alcance de tus manos es un pasaje a la muerte; y tercero: diviértete, sweet eyes, porque no te vas a olvidar de este día.
Dicho ésto me dispuse a arrancar. En un costado de la moto tenía una mochila, colgada, con todos mis accesorios de viaje. Esta noche recién empezaba.
"Ir a un templo con un Dios... bien Eros, prometo devolverte el tesoro pero déjame tener esta aventura"