Aunque la cita comenzó en una de las playas más alejadas de la isla, con arenas blancas y el mar tibio y transparente, con un dejo de tonos amatistas y verduzcos, Eros tenía una sorpresa. Desde este sitio se podía ir a cualquier parte del Universo con sólo desearlo. La cita podía llevar a su pareja donde quisiese y a su vez lo mismo con la otra persona. El Dios pensó, que siendo la última cita, lo correcto era dejarlos ser.
Bien, el Dios y su musa se miraron una vez más.
-¿Es el final?- preguntó Psique.
-Para muchos será el comienzo -contestó Eros y en un abrazo apasionado, se desvaneció junto a su amada, en el esplendor de las nubes.
Empieza el 9, y termina el 22, pueden empezar ahora obvio. Ni bien la abra.
Caminé por la playa lentamente mirando el mar. Nueve citas con esta... Quién sabía qué me depararía esta vez el destino y el empeño del dios Eros.
Miré a mi alrededor en busca del caballero... Parece que he llegado temprano para variar, de manera que me siento en la arena, mirando al horizonte, perdida en mis pensamientos.
Esperando a la dama con la que tengo un encuentro, veo que ya llega, pero que no se ha percatado de mi presencia. Entonces, cuando se sienta frente al mar, me acerco a ella por la espalda y, poniendo mis manos sobre sus hombros, le digo:
- Tranquila, te estaba esperando, sólo que no has buscado bien. Porque... ¿Tú debes ser Andrómeda, no? ¿O me estoy equivocando de persona?
Perdón, estuve super liado con los estudios y la universidad.. Bueno, y también estuve de puente... xD!
Tiendo mi mano hacia él para que me ayude a levantarme, sonriéndole:
- No, no te equivocas. Siento mucho no haberte visto... supongo que mentalmente me preparaba para despedirme de esta isla... Una lástima, es un sitio maravilloso. Pero no es momento aún de ponerse serio... Nos queda toda una cita. ¿Alguna preferencia?
- No sé, podemos empezar por tomar algo en el bar, ¿no te parece? La verdad es que sí, es una pena despedirse de esta maravillosa isla.
Miro a Andrómeda, y espero su respuesta pensativo.
- El bar... Tuerzo el gesto levemente... El bar, vale. Tú no has venido a la isla sólo a comer, ¿verdad? Tú si estás de acuerdo en tener citas, y en conocerme, ¿no?
Le miro inquisitiva.
- No, por supuesto que no... Me encantaría conocerte más... a fondo... Pero, ¿es que has tenido ese problema con otras citas? Si quieres vemos a otro lugar que no sea el bar... Bueno, para empezar, cuéntame algo sobre ti, para ir conociéndonos...
Sonrio tomándole del brazo.
- Una vez si me ha pasado, pero no importa ya. No, no te preocupes podemos ir al bar, siempre y cuando no te pongas a comer y te olvides del mundo. Hablarte de mi... bueno, pues no hay gran cosa que contar: soy la princesa Andromeda, y hasta que Eros me trajo aqui no habia tenido mucho trato con los hombres, la verdad. Y ¿tú? ¿A qué te dedicas?
Caminamos tranquilamente en dirección al bar.
Casi llegando al bar y escuchando sus palabras, le contesto:
- ¿No has tenido mucho trato con los hombres? ¿Y qué te ha parecido? Bueno, pues yo me dedico a ayudar a unos policías a resolver crímenes, pero aún así no soy policía. Aunque ahora mismo lo que menos me preocupa es mi trabajo, claro.
Ya en el bar, le miro y pregunto:
- ¿Qué te apetece tomar?
- Un zumo de frutas variadas, gracias. Que me ha parecido dices... bueno, ha habido de todo. Supongo que la experiencia aún es más chocante en mi caso. Ha habido pretendientes muy agradables.
Alargo mi mano hacia la copa, sonriéndole.
- ¿Y qué es lo que haces para la policia?
- Me alegro de que lo hayas pasado bien. Aunque intentaré hacer que lo pases mejor aún, y que no olvides esta cita.
Guiño un ojo a Andrómeda y pido un mojito al barman. Al escuchar la pregunta de ella, le respondo:
- Pues... No sé... intento ayudarles como puedo, sobre todo utilizando la observación, y ese tipo de cosas... Soy como un "Sherlock Holmes" de ahora...
- Um, he oido alguna cosa sobre ese tal Sherlock... un tipo inteligente que todo lo deducia observando su alrededor. ¿Tú sabes hacer eso de verdad? ¿Qué podrias deducir entonces de mi?
Tomo un sorbo de mi bebida, con una pequeña sonrisa en los ojos. Parece un hombre agradable.
- Mmm... No sé... Eres bastante enigmática... Es díficil conocer a alguien que no se abre demasiado a los humanos... Pero aunque no pueda decir mucho sobre ti, prefiero que me lo cuentes tú misma y que nos conozcamos más... en profundidad...
Esbozo una leve sonrisa semi-pícara. Tras meditarlo un poco, logro decir:
- No quisiera ser descortés, pero tengo que admitirle que me parece usted una mujer preciosa, por encima del resto de mujeres que nunca he visto...
Aparto mi copa, alzando las cejas levemente:
- ¿Desde cuando un cumplido hace parecer descortés a un caballero? Muchas gracias, por considerarme hermosa. Que os cuente de mi...- Bajo la copa con un pequeño suspiro- Bueno, vivo en una ciudad dedicada al culto a los Dioses, y no hace demasiado tiempo, mis padres tuvieron la mala idea de desafiarlos... En pocas palabras, te diré que se desató una batalla contra el tiempo: mis padres perecieron, y yo estuve a punto de servir de sacrificio.... Un caballero salvó la situación a tiempo.