Partida Rol por web

1 de enero.

Temperatura: -2,2°C.

Fuerte viento del norte, cielo encapotado con ligeras nevadas.

Hemos recibido el año nuevo anclados a este témpano por tercer día consecutivo, esperando a que los vientos se moderen. Varios hombres se han levantado aquejados de un fuerte dolor de cabeza, lo que no es de extrañar después de la fiesta de ayer; una curiosa celebración de año nuevo en la que el sol no llegó a ponerse. Nos estuvo bañando con destellos dorados y escarlata hasta que quedó oculto tras las nubes. Higgins preparó un menú especial compuesto por sopa de tortuga, arenques, liebre encebollada, pastel de carne, higos y frutas confitadas. La mezcla de ron, cerveza negra y grog hizo el resto. Yo mismo me he levantado con una jaqueca que no recordaba desde mis días en Portsmouth. Con todo, el ánimo de la tripulación se mantiene alto. A las 4 p.m. todos han bajado al hielo a jugar un partido de fútbol, lo que Worseley y yo hemos aprovechado para continuar con nuestro particular torneo de ajedrez. Era la primera partida más allá del círculo polar, así que Worseley se ha autoproclamado campeón antártico, un título que espero arrebatarle en cuanto pisemos tierra firme.

4 de enero.

Temperatura: 0,6°C.

Viento moderado del noroeste, cielo azul con ocasionales estratos y cúmulos.

Hoy, al fin, hemos logrado un gran avance en aguas limpias; al menos 120 millas. Aunque la mejor noticia es que por primera vez hemos avistado el hielo de la costa. Algunos bloques tienen manchas oscuras, de tierra negra, como polvo volcánico o roca basáltica. Cerca de la costa, los icebergs son de un sólido hielo azul, indicando un claro origen glaciar. No todo son buenas noticias. Me preocupa el estado de salud de los hombres. Hutton y Albreeder se han sumado a la lista de pacientes aquejados de cefaleas, insomnio y pesadillas. Worseley está desconcertado y ha derivado algunos casos al Doctor Scott, más experto en los asuntos de la mente. Es demasiado pronto para que problemas de esta naturaleza empiecen a mermar a la tripulación; si la situación no mejora, temo que para muchos el invierno pueda volverse insoportable.

A Comut Von Biems le parece normal que la gente se enferme, a fin de cuentas con tantas capas encima es normal que se mareen y reciban un golpe de calor, aunque por su parte estaba bien, 0º ni frío ni calor. Y sí... Era evidente que para este hombre la temperatura, al igual que la lógica normal no era lo habitual.

-Comut opina que deberían salir afuera. -Indicó sin dudar- Que tomen el aire y se relajen. El aire siempre es bueno.