Este lugar es un desastre. Ese inútil de pañolero se propone convertir el almacén en una pocilga. De haberlo sabido podría haber escondido aquí cualquier artefacto y me hubiera ahorrado algunas molestias.
De nada sirve ahora pensar en eso.
Lo sé, el plan está en marcha. Solo necesito esperar… es una misión sencilla.
Nada es sencillo, tu trabajo es de una importancia vital para nosotros y no debes enfrentarte a él con menosprecio y sin sacrificios. ¿Has pensado cómo vas a proceder cuando llegue el momento?
No es necesario hablar de eso ahora.
Lo que tú consideres necesario es irrelevante, mi función es la de prepararte. Nuestro futuro depende de ti y debes estar listo.
Confío en ello.
Mira en tu interior. Las cosas ocurrirán como han sido escritas. Tú las ejecutarás tal y como yo lo ordene. Ya ha sido antes y volverá a ser. Dime si necesito una prueba de la solidez de tu juramento.
Mi lealtad está fuera de sospecha, de otro modo no estaría aquí. Todo lo que he tenido que arriesgar únicamente para entrar en este barco debería bastar como prueba. Haría cualquier cosa con tal de proteger a la hermandad.
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El siguiente paso en la exploración de Comut de aquel barco iba a ser no otro lugar que el Almacén, a fin de cuentas ese era el lugar más divertido, pues era donde estaban ocultos los juegos de mesa y las conspiraciones; algo que, por fortuna para el entretenimiento de Comut, terminó por hacerse realidad.
-Conspiración... -Comentó Comut atendiendo a esas palabras- A Comut le complace.