Esos insensatos han extraído del fondo del océano un pedazo de Ikmana. No sé cómo ha aparecido a estas latitudes. Con sus máquinas modernas se atreven a arrasar con todo lo que encuentran a su paso.
Pronto lamentarán su osadía, y tú y yo estaremos cerca para verlo. Pero no temas, creo que puede sernos de ayuda... El poder del mineral, la sabiduría que en él habita, es inabarcable para esas almas sin iniciar...
¿Atacará las mentes de la tripulación?
No exactamente. Serán sus propias mentes las que traten de protegerse frente a la inaceptable verdad. Esa lucha será una tortura para ellos. Pronto el barco se sumirá en el caos y observaremos de cerca las carencias de la civilización moderna. Sus supuestos avances no son más que parches a su patética debilidad.
La superioridad con la que estos hombres se comportan... Es casi un milagro que su estúpida curiosidad no los haya llevado ya a la ruina.
Tratarás de mantenerte alejado. No olvides lo diferentes que somos. Nuestra fe nos impide empatizar con individuos así.
Eso no será un problema. No encuentro motivos para entablar relación con ellos más allá de la misión. Es la única razón por la que les hablo. Siempre estoy solo, no participo en sus juegos, ni en sus celebraciones. Su cháchara banal me aburre… Me preocupa parecer sospechoso.
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Una de las cosas que a Comut Von Biems menos le gustaba era el egocentrismo, esta tendencia a centrar la atención en los propios intereses y necesidades, sin prestar atención al punto de vista y a los intereses de los demás. Estos humanos no solo sitúan la satisfacción de sus propias necesidades y deseos en la diana de casi todas sus acciones; además, ni siquiera tienen en cuenta a los demás cuando beneficiarlas no les costaría nada. Porque a parte de aprovecharse de los demás por interés propio, y no tener en cuenta los intereses de los demás, excepto si esto ayuda a atender las propias necesidades.
-Comut no está complacido- Dijo Comut Von Biems a Comut Von Biems.- Estos actos no satisfacen a Comut.