Partida Rol por web

Lyria no observó ninguna propiedad mágica en la flauta, con lo que el origen de aquel incidente tendría que responder a algún tipo de magia persuasiva sobre el pobre muchacho procedente del exterior. Sin embargo, no podía declarar tan abiertamente sus conjeturas ya que no conocía qué miradas indiscretas podrían estar centrando actualmente su atención sobre ellos, así que se dirigió a Erodel de la forma más desenfadada que pudo: - Devuélvele la flauta al chico. No creo que le haga ningún daño. - Dijo Lyria dirigiéndose a Erodel. Y cambiando de tercio se dirigió al joven muchacho. - Dále la flauta a tu madre para que la guarde. Sería conveniente que no la tocases en unos días, ..., para mayor seguridad. - Lyria acompañó la frase con un guiño de ojo para quitarle peso a la advertencia que le acababa de realizar al muchacho. Acto seguido se volvió a levantar y disimuladamente siguió estudiando a todos los presentes en la escena, tanto en primer plano, como en segundo.

No sin cierta reticencia, el niño alargó la mano con la flauta hacia su dueño, ofreciendosela. Los ojos de jade brillaban con un fulgor malsano, y su boca apretada indicaba el descontento por aquella opcion, pero si la chica lo decía, el le haría caso, pues era mas sabia que él.

- Ni si te ocurra tocarla...Bareth. Es un consejo... - susurró Erodel con rabia contenida. Su mente enferma no dudaba que si volvía a oir aquella melodía, sus dagas se encargarían de acallar las notas: PARA SIEMPRE.

Bareth miró aliviado a la bella muchacha de ojos dispares, sin duda se había enamorado de Lyria, al igual que cientos de adolescentes mucho antes que él, pero esos segundos de efusivas sensaciones se vieron frenadas en seco cuando Erodel irrumpió, cual erupción de un volcán, en la sosegada conversación.

El muchacho asintió y entregó la flauta a Ilnar, su madre. Lyria, por su cuenta, ya se había girado, priorizando otras cosas y buscando indicios y rastros mágicos de los que sospechar, pero su búsqueda fue estéril e infructuosa. Los lugareños de Ravengro: austeros, supersticiosos e impresionables, eran demasiado humildes y en cierta forma inofensivos...

Jarik miraba con tranquilidad como sus hermanos solucionaban la situación. En apariencia relajado, para no ofrecer más leña al fuego en las emociones de los ciudadanos, estaba totalmente alerta por su veía algo fuera de lo normal. Su mirada tranquila, escrutaba la plaza. Creía lo que le había pasado al chico era algo más del campo de actuación de Lyria. Así que el vigilaría y protegería...

Lyria terminó de explorar las emanaciones mágicas de los alrededores, con nulos resultados. Volvió de su ensimismamiento, y se volvió a centrar en el chico, intimidado por Erodel.

- Perdona que te lo pregunte, pero qué es lo último que recuerdas antes de que te "despertásemos" de tu música? - le preguntó con una sonrisa - Recuerdas hablar con alguien antes de ponerte a tocar?

El testimonio del chico tenía que darles más pistas en ese aparente callejón sin salida en el que se encontraban, y algo le decía que el chico tenía que haber sido manipulado para que hubiese tocado.

El adolescente miró aturdido a la hechicera cambiante, pues a ciencia cierta no recordaba exactamente íalo que había sucedido, pero aún así, decidió contar lo que su mente había conseguido almacenar en la profundidad de su mente.

- No recuerdo haber hablado con nadie. Después de comer, me puse a tocar la flauta como muchas veces hago, pero en esta ocasión una voz sonó en mi interior. Me dijo que tocaba muy bien, que sería mucho mejor que tocara en la plaza de Ravengro pues así la gente podría disfrutar de la melodía.-explicó mientras algo le impedía mirar a los ojos dispares de la moza - Era una voz muy insistente...-

Lyria asumió la persuasión/dominación a través de poderes mágicos del pobre muchacho, sin embargo necesitaba más detalles para terminar de hacerse la idea sobre el origen del dominador/embaucador.

- Te resultaba familiar esa voz que "escuchaste" ... - Lyria hizo una pausa escogiendo las palabras, debido a lo raro de discernir el timbre o sonoridad de una voz escuchada en el interior de uno mismo - ... por la forma de expresarse?

El adolescente miró con cara extrañada a Lyria. Aquella pregunta era compleja, pero con total inocencia, movió su cabeza con gesto enérgico negando con seguridad. Casi parecía que no le daría más importancia a las palabras de la hechicera, cuando se detuvo y expresó lo que discurría por su mente, un detalle en el cual no había reparado...

- Era una voz extremadamente educada, refinada y que en todo momento parecía hablar con rimas...- Bareth miró a su madre con ojos acongojados- ¡¿Me estoy volviendo loco mamá?!

Lyria, ante el miedo reflejado en los ojos del pobre niño, se adelantó a decirle con una tierna sonrisa:

- No te estás volviendo loco Bareth. Sólo tienes que descansar. El día ha sido un poco duro y extresante.

Despidió al niño con una tierna caricia en el pelo, pero acto seguido se aproximó a su madre susurrándole al oído:

- Le importaría avisarnos si vuelve a ver un comportamiento anormal en su hijo? - Hizo una pequeña pausa para añadir - Intentaremos acudir lo antes posible para brindar la ayuda que podamos, e intentar obtener más detalles de este curioso hecho.