Partida Rol por web

Una vez todos se fueron a preparar las cosas para un nuevo día de emociones y misterios, Kendra comenzó a recoger los platos del desayuno. Uno a uno los fue apilando sobre una gran pica de mármol, mientras de un caño de cobre empezó a brotar agua tras accionar la palanca que hacía de bomba extractora.

Su cara mostraba una tristeza y pesar difícil de cuantificar, pero quedaba claro que algo consumía el corazón de su querida amiga...

Lyria entró silenciosa en la cocina detrás de Kendra, y se puso a su lado (a cierta distancia ya que no quería asustarla) y mostró su más tierna sonrisa, aunque sus dispares ojos mostraban sincera preocupación:

 - Qué te ocurre querida hermana? - Dijo Lyria con el más calmado de los tonos de voz - Qué es lo que te aflige el corazón y te ha perturbado la noche?

La muchacha dejó justo en es instante lo que estba haciendo, provacando que la cubertería chocara entre sí con un sonoro golpe. Durante unos segundos, Kendra no reunió el valor suficiente para mirar a los dispares ojos de Lyria, pues se sentía sumamente avergonzada. De repente, las lágrimas comenzaron a fluir por sus aporcelanadas mejillas:

- Yo soy la culpable de todo, Lyria... Mi padre se sentiría terriblemente avergonzado si se encontrara entre nosostrooss...- dijo autoacusándose del mal ambiente creciente en el seno de la pequeña familia. - No carguéis contra Sicarius, es bondadoso, pero... pero... Soy peor que la marca de Norgober "El Segador"... Buaaaah... Buaaaah- el llanto iba aumentando de intensidad- Él siente algo precioso por mí, pero... pero yo no siento lo mismo... ¡¡Yo no puedo corresponderlo pues mi corazón pertenece a otro!!... Y... Y ... Lo envenené con el sabor de mis labios, pero... ¡¡No quería herirle!!... Y ahora sufre por mi desfachatez y se enfrenta a vosotros...- La pena no parecía tener fin, mientras la muchacha intentaba expresar el dolor de su corazón de forma intermitente, a causa de los gimeteos y las lágrimas - ¡¡Yo soy la culpableeeee!!...

Al fin tenía el testimonio que daba crédito a sus sospechas. Ya sabía que Sic estaba enamorado de Kendra, y también que Kendra no le terminaba de gustar Sic. Lo que no sabía es que había "probado" con Sic a ver si nacía esa chispa indispensable para cualquier relación, ..., y la súbita confesión de que a Kendra le gustaba otro hizo formarse en la mente de Lyria la posible identidad de "ese otro": Jarik.

Sin embargo, es una línea de pensamiento que apartó enseguida, ya lo descubriría a su debido tiempo. Lo más importante ahora era consolar a Kendra y hacerle ver que no era culpa suya, sino de la característica personalidad de su, siempre irascible, hermano Sic. Rápidamente descartó su semblante de asombro ante la noticia y se aproximó a la desconsolada Kendra para rodearla en un afable abrazo consolador:

 - No llores mi niña. - Comenzó a consolarla con una suave voz - Por mucho que te quieras culpar de la situación, sólo puedes echarte de un 1% de esta, ..., de ser un simple y nimio desencadenante. Sabes perfectamente 99% restante es culpa de Sic y su especial carácter, ..., que no hace falta mucho, por no decir nada, para hacer que se comporte de semejante forma tan poco madura. - Continuó Lyria para hacerle ver la situación desde el punto de vista de una tercera persona. - Tú sólo intentaste ver si la chispa surgía con Sic. Una vez convencida que no puede ser, toca dejarle claro la situación para que no se haga falsas ilusiones.

Apartó tiernamente a Kendra y mirándole a los ojos le dijo:

 - Te ayudaré a mediar con el siempre difícil Sic. No voy a dejar de ayudar a mi hermana preferida. - Prometió a Kendra guiñándole su ojo color violeta.

Kendra se fundió en un sentido abrazo con Lyria. La hechicera era una chica como ella, pero seguramente jamás había tenido que pasar ese trago tan amargo. Lyria era una mujer concienciada con la hechicería y el saber. Podía poderes innatos, que ella tan sólo podía imaginar, y una gran capacidad para todo tipo de materias, pero... aquello era diferente. Allí entraba a colación sentimientos y pesares, ilusiones y desdichas, ... Todo demasiado complicado.

- Gracias Lyria... Gracias. No seeeé,... qué haría sin tu apoyo.- mientras limpiaba su rostro de lágrimas - Jamás pensé que Sic tuviera esos sentimientos hacia mí. Ojalá pudiera volver atrás y borrar una acción equivocada...- permaneció durante unos segundo reflexiva. - ... Pero no debo entretenerte más... Seguramente estén fuera esperándote ¡¡¡Marcha!!!... Estaré bien.- se apresuró a decir instando a la muchacha de ojos de diferente color a unirse a sus compañeros, la hija de Lorrimor procedía a continuar con las tareas del hogar. - Yo me quedaré aquí a preparar la cena...- dando por sentado que no volverían para comer.

Lyria aceptó las palabras de su hermana, y se contuvo de insistir reprimiendo su mente de proseguir con sus insidias a la atormentada Kendra. Ya encontraría otro momento para retomar la conversación con ella.

Lyria se abstrajo unos segundos, autocriticándose. En estos últimos días, la templanza se había adueñado de esa parte obsesiva de su mente por obtener respuestas, ..., al menos en cuanto a sentimientos se refiere. A qué se debía ese hecho, ..., a la buena influencia de su hermano Ishaya, ..., a su madurez, ..., era un tema sobre el que tenía que pensar.

Volviendo a la realidad, le dirigió una sonrisa a Kendra y añadió:
 - Está bien. Marcharé con el resto. Pero tienes que prometerme dos cosas: La primera que no te atormentarás más con el tema. Y la segunda, que continuaremos esta conversación en cuanto podamos.

Lyria le dio un último abrazo y un sentido beso en la mejilla a su hermana y se fue fuera en pos del resto de sus hermanos.