Desther y Sicarius habían rastreado la tierra en acecho a Gibbs hasta ser conducidos, tal vez por designio de Pharasma, ante la estructura más temida por todos los habitantes de aquella región. Harrowstone, el bastión del misterio y de la tragedia para los ravengritas. En cuanto llegaron a su linde el inquisidor sostuvo su alabarda clavándola en el suelo y alzando una mirada con el ceño fruncido a la prisión maldita. Todo parecía indicar que allí encontrarían las respuestas que buscaban y al oscuro responsable de los últimos sucesos.
Desther asintió a Lyria: - Aunque haya fracasado, aún sigo siendo un inquisidor de Pharasma, emplearé todas mis artes para acabar con la corrupción de estas tierras y honrar la memoria de mi família. He de decir que estoy orgulloso de poder formar parte de este formidable grupo, los Vengadores de Pharasma. - concluyó asintiendo con gran aprobación al resto de sus compañeros.
La mirada del joven inquisidor denotaba coraje y satisfación por encontrarse en ese grupo, pero en su mente los sentimientos de fracaso experimentados aún seguían atormentandole. La venganza y la salvación de la región podrían parecer complementarias, pero a la hora de la verdad ¿podrá el joven Redge controlar su ira y no perder el juicio? Sin duda los Vengadores de Pharasma eran un dique de contención adecuada ¿Pero será suficiente?