Partida Rol por web

El Echo se vió más que afectado por los golpes de lo que podía parecer a simple vista, pues si algunos más bien decían que su nucleo podría ser etereo, al mezclarse con el elemento en cuestión adoptaban las cualidades de este mismo, y al ser hielo no solo era tangible, sino que además fragil, aunque no por ello dejaba de poseer defensa, una defensa la cual aguantó el golpe para poder responder.

El Echo terminó de girar para estremecerse expulsando sus pequeños picos de hielo e invocar un cristal de hielo que fue directo a impactar contra ti. Un impacto bastante más fuerte que el que Bastian o Nayra hiciesen contra ti en los entrenamientos que te iban inculcando poco a poco... Lo cual te hizo conocer una certeza, ellos estaban siendo bastante benevolos contigo... Igual les importabas mucho más de lo que pensabas.

Pero ahora no estaban allí, y no podrían ayudarte en el combate. Ahora eras tu sola contra el Echo. Sin más enemigos, sin más aliados, tu primer combate en el mundo y no podías permitirte perder, pues el destino te guardaba más cosas para ti. ¿Verdad?

-Vaya, entonces ha sido algo bueno para ambas. Me alegro por ello - sonrió Arani al ver que no supuso una molestia sino más bien una recuperación. Aunque cuando más sonrió fue cuando vió la ilusión que te hacía tener el mapa para tí - Sabía que había acertado al guardartelo para cuando llegara la hora de que emprendieras un viaje como este. Se que lo harás pequeña, y sé que serás la que encontrará la verdad sobre el taller, por eso confio este mapa en tus sabias manos y ojo. - dijo sin querer herir, teniendo en cuenta que el simbolo de sabiduría plena de los Uromaki, eran lo dibujado en sus ojos.

Entonces escuchó tu primer destino y se puso a pensar - Bueno, en Trayerta tengo unos cuantos contactos, en concreto uno que quizás te podría dar a acceso a algo de información sobre el taller. En concreto el propio rey de Trayerta. Te haré una carta para que te conceda permiso para ver algunos escritos sobre el taller. Así seguro que podrás avanzar más en tu viaje. - dijo mientras se levantaba a por algo de papel y tinta, pero lo que no se esperaba es que en ese momento, otra urgencia estaba a punto de ocurrir que requerriría vuestra atención.

Justo en ese momento un nuevo ser apareció por la puerta encorvandose y ahuecando sus alas para pasar. Era un Raleo, más concretamente el Raleo alfa de los dragones, también conocido como Draganer, el ser más sabio después de Arani según se decía. Entró directamente disculpandose - Lamento la intromisión mi señora Arani, pero ha llegado una visita inesperada al pueblo. Los lugareños se están encargando de retenerlos, pero parecen ser más poderosos que ellos, y me preguntaba si vería bien de actuar antes de que destrocen algo.

Arani se volvió y simplemente preguntó - ¿De que se trata? - a lo que Draganer tan solo respondió - Bandidos... Probablemente ladrones de Freigalor. Nunca antes los he visto, y no llevan marca alguna, pero toda precaución siempre es poca. Son tres mi señora - Arani se quedó pensatiba y preocupada mirandote en parte hasta que al final tuvo que responder como la sacerdotisa del lugar.

-Lo lamento Helga, pero debo proteger primero a mi pueblo. ¿Te importaría que te escribiera la carta luego de acabar con los dichosos bandidos? No te pediré que nos ayudes en esta batalla, a fin de cuentas no es tu batalla, pero toda ayuda siempre es recibida - En esta ocasión Arani se acercó a una esquina a coger un bastón, o más bien un baculo, al cual miró y puso como bastón - Vayamos Draganer.

Fueras o no, desde las ventanas del lugar se veían a los tres bandidos pudiendo facilmente con los lugareños, al menos hasta que Arani y Draganer salieron a plantarles cara. - ¿Y ahora salen una vieja y su lagarto? ¿Que más también guardais a una niña enclenque? Os vais a enterar de lo que vale hacernos frente.

Roan se rió al escuchar tu pregunta. – Claro que no hombre… Igual es por culpa de nuestros idiomas. Son diferentes ¿No? Me refiero a querer de importar. Si no querías soltarlas por nada del mundo al principio, me resultó extraño que lo hicieras luego, por eso supuse que son importantes. – dijo sin más como si ya hubiera vivido más veces este tipo de situaciones.

-¿Una torre? Hay una al otro lado de la frontera, pero deberás atravesarla primero, por suerte está en Ilunia, aunque del otro lado de la cordillera. Por eso has de pasar la frontera. No obstante si te refieres al faro de la paz, me temo que tus posibilidades son nulas. Nadie ha entrado allí en eones. La magia lo protege – Te fue comentando documentándote al parecer de las dos torres que conocía el.

Al comprobar tu confusión se rio más orgulloso que nunca – No eres el único que se sorprende, y solo hay dos lugares que tengan este mecanismo. Se llama “montacargas” Es un artilugio creado para desplazar verticalmente recursos y personas con mucha más facilidad. Escalar la montaña no es fácil y poder bajar recursos aún menos. Así que se instaló esta preciosidad que procuro que siempre esté óptimo para funcionar. – dijo acariciando la barandilla.

Por otro lado se sorprendió un tanto al oírte decir que apoyarías a la causa en caso de que hubiera problemas, tanto así que volvió a reírse aunque esta vez más levemente – Tranquilo Senya, estas son las medidas de seguridad estándar. No hay ningún tipo de problema. Pero es la seguridad que debe haber contra una península incierta. – dijo explicando así los pocos conocimientos que tenía sobre el lugar donde os encontrasteis mutuamente. – Lo raro es que tu hayas llegado sin heridas así, habrás tenido suerte o Helios te quiere demasiado… o Icycla.

Sonrió después aparentemente gustándole lo que decías sobre no ocasionar problemas e incluso pagando con tus propios servicios lo que ellos te dieran, no obstante se rió de nuevo al mentar aquello de comer salvoconducto – No hombre no, el salvoconducto es un pase que te permite pasar de la península al continente, no se come.

Roan miró hacia arriba – En la península solo conocemos tres cosas: Los exploradores que se pasan años investigándola, los Dahmol que viven dentro de los volcanes y los monstruos que aparecen de la nada. Nadie sabe que tiene esta península que tanto gusta a los monstruos que la habitan, ni porque simplemente esos seres aparecen, pero pasamos años recabando información y siempre aparece nueva, hasta en lugares donde ya hemos investigado. Por eso la península está inexplorada. Pero es delicada para los Kazibara, es decir para gente de tu raza. Te agradezco que quieras colaborar, pero es tengo una tarea mejor para ti si es que quieres hacer algo a cambio

Con toda la charla, el montacargas llegó a su sitio y ambos salisteis del lugar viendo así a la cantidad de exploradores que había por ahí, desde guerreros espadachines como tu, hasta gente ataviada con ropajes que solamente dejaban ver su pelo y sus ojos, pero sin llevar ningún tipo de arma.

Roan te llevó por una serie de caminos y escaleras hasta llegar frente a otro tipo, y luego te señaló – Este es Senya, necesita un salvo conducto para pasar a la torre de vigilancia. Es un explorador extraviado. – El tipo al que se estaba dirigiendo era un humano con gafas que te miró de arriba a abajo y cuando terminó dijo – Como todo en la península… Dime tu nombre y profesión y motivo para ir al continente. – Roan dejó que hablaras pero antes de que dijeras el motivo te detuvo – Va a hacerme un encargo en el continente, a cambio de haberle dejado entrar. Hazle el salvoconducto para que pueda volver cuando quiera. – El tipo se encogió de hombros y siguió haciendo los papeles esperando todas tus respuestas.

—¿Freigalon? —preguntó Nargu con su ronca voz, proveniente del interior de la máscara—. Me temo que no; de hecho no sé quién es. —¿Habrían acaso los pueblerinos confundido a su sobrina y compañero con dichos asesinos y por eso tomado medidas contra ellos? Aunque ciertamente los habían amenazado, no los habían atacado sin miramientos en cuanto los vieron, con lo cual con seguridad algo similar había sucedido con las otras máscaras—. Somos viajeros —aclaró Nargu levantando las manos con las palmas abiertas en claro símbolo de venir en son de paz. Al menos en un principio—. Hace poco nos separamos de dos de nuestros compañeros no muy lejos de aquí. Mientras los buscábamos encontramos este pueblo y decidimos acercarnos a preguntar si por casualidad los vieron por los alrededores. Eran una luftinuka y un humano. —Lo que sucediese entonces dependería puramente de sus interlocutores; de si ante esas declaraciones automáticamente los tomaban como enemigos o tan sólo como simples viajeros... compañeros de los otros dos simples viajeros que habían capturado o asesinado. Nargu respiró hondo. Un escalofrío le recorrió la espalda de tan solo pensar que algo realmente malo les había sucedido a aquellos dos, y una furia irracional amenazaba con tomar el control de la situación, asumir que así había sido y simplemente cargar contra los pueblerinos. Pero no. Era posible que ambos estuviesen bien, y aún si no fuese así, Icycla... Icycla era benevolente.

A pesar de que la Cobb pudo escuchar cómo rompía un poco del "cristal" enemigo con sus puñetazos para nada ligeros, sorpresivamente el echo demostró ser más duro de lo que parecía, algo que Tea debería recordar de ahí en más. Como obvia consecuencia el ser de naturaleza etérea avanzó de nuevo con intenciones todavía ofensivas, más agresivo que antes, quizás, pues era difícil intentar leerle si no demostraba sus emociones de manera clara, sin embargo el peligro inminente se confirmó con el nuevo ataque.

— ¡Auch! — un proyectil helado que, por repentino y certero, la chica no pudo bloquear con su velocidad. Más que el anterior ataque el actual era la verdadera "probada de realidad" ofrecida a ella de forma agresiva, ya que ni de los entrenamientos recordaba un dolor así, y eso que hasta ese momento hubiera jurado que los niños etéreos, sus maestros, no se contenían al golpearla... definitivamente estaba demasiado verde.

No obstante en vez de dejarse aplastar por tal noción, aferrándose a su tarea y a las palabras de sus tutores en el faro la Cobb volvió a ganar algo de compostura ¿qué dirían Bastian y Nayra si regresaba llorando, raspada y asustada? 

Teniendo ahora también en cuenta la "suavidad" que pudieron haber tenido para con ella, conmovida hasta cierto punto, la aprendiz suspiró; el echo podía ser un muro difícil de superar, pero si de verdad quería darle sentido a las expectativas de sus ejemplos tenía que aprender a pasar por encima de esas dificultades a como diera lugar, así que contra todo pronóstico la chica volvería a su plan inicial: aprovechar el encuentro para intentar obtener otro sello, en este caso correspondiente al hielo, buscando así quizás entender un poco mejor la naturaleza ajena.

Por tercera vez ante la "compañía" del echo Tea cerró los ojos, suspiró e intentó con todo su esfuerzo alcanzar el mismo nivel de armonía que experimentó al extraer energía de la tierra, no obstante en medio de la batalla era difícil, pues aunque quisiera sabía que no podía distraerse tanto en la concentración ya que otro ataque tan duro como el anterior podría estar gestándose, fue por eso que, a riesgo de dificultad la obtención, apenas sintió algo de "impulso" la Cobb estiró ambas manos hacia el ser gélido y buscando su núcleo intentó "llamar" la esencia helada que ahí en teoría debía reposar; cabe decir que esto lo hacía más bien al tanteo, poniendo en práctica eso que llaman "prueba y error", pero eso también era parte del aprendizaje...

Aquellas palabras no le molestaron, al revés, le dieron mas fuerzas para seguir, ella era consciente de su debilidad frente a los demás, pero estaba segura que la superaría y que incluso iba a llegar a descubrir aquellos secretos. Sin embargo, no pudo evitar mostrar una gran sorpresa cuando escucho aquello que le estaba diciendo la anciana. Conocía al propio rey de la ciudad y le iba a escribir una carta para que pudiera acceder a información, casi tartamudeando comenta:

Eso… eso será todo un honor… muchísimas gracias

Pero fue entonces cuando entro aquel Raleo Alfa, no pudo evitar observar con curiosidad, de prácticamente todos era sabido que era alguien muy sabio, lo cual hacia que ya en ese momento con esas dos personas ante ella su viaje estuviera mereciendo la pena.

Ante el comentario de la anciana Helga sonríe levemente mientras se pone en pie y prepara su arma:

No es para nada problema alguno… y por supuesto que ayudare, me gustaría ver cómo funcionan las ultimas mejoras que le he hecho a Vaporum y cómo anda mi puntería con el arma

Decía con una leve sonrisa y caminaba justo detrás de los dos y en cuanto escucho la pulla de los bandidos comenta con cierta sorna:

Exactamente… parece que tienes poderes adivinatorios… aunque se te ha olviado mencionar a mi pequeño acompañante… Vaporum creo que deberíamos presentarnos como es debido ¿verdad?

Decía mientras apuntaba con su arma al que había hablado dispuesta a disparar

Estas espadas pertenecieron a gente que ya no está. Dije ante su aclaración, en cierta manera, es todo lo que queda de ellos. Culminé, explicando por qué quería esas espadas. Las solté para poder pasar, es un pago innecesario, pero justo. Supongo. dije continuando con la charla.

En realidad dudo que sea la que busco, ni el de la paz ni el de Ilunia, estuve hace años, y no recuerdo este clima, pero parece ser más dificil de encontrar de lo que parecía en un inicio. Sin embargo, no tengo ninguna prisa por encontrarlas, simplemente busco a un antiguo amigo que vivía en ella. Dije a modo de eufemismo, iba a abonar mi tierra con sus cuerpos después de quemar la torre con todos sus verdugos dentro. Ese era el poder que la espada esconde en sí, y por eso me la otorgaron a mí.

Curioso artilugio, llegué en barco, y no encontré a nadie más que este frío y a tí, supongo que por eso no tengo heridas, aunque no hay mal que por bien no venga, y de haber encontrado monstruos, habría tenido que pelear, y quizá tus palabras no habrían sido tan amables. O quizá sí después de acabar con alguno de esos monstruos, quién sabe. Dije haciendo un extraño intento de broma, a veces lo intentaba, ni siquiera entendía por qué a ciertas personas les resultan graciosas esas cosas, pero cuando las digo yo no sugerían ese efecto. ¿Qué hacía mal?. Rezo a todos los dioses elementales, y a ellos dedico una parte del día, es un pequeño pago por que me otorgen su favor. Aunque ya que sacas el tema de la Deidad, debo emplear el tiempo que dije en rezar, hoy aprovecharé el clima y rezaré a Ycycla. Aunque puede esperar a que me digas que es lo que tengo que hacer.

Simplemente me sentaría a la intemperie, el tiempo que la diosa considerara necesario hasta que se me abriera el camino en la mente, las oraciones me hacían estar en paz con mi yo interior, hoy vería una vez más a aquella mujer de hielo, que me hizo un lecho donde descansar.

Subí y acompañé al explorador hasta un lugar con gente. Miré a todos, nadie portaba armas, y nadie parecía excesivamente peligroso, un lugar de reunión, quizá. No es comida, siempre me pasa igual. Necesito un papel para entrar en los lugares, ¿Hay muchos sitios con ese protocolo?. Esto podría ser un problema, a parte de una violación flagrante de mi libertad, algo que no me gustaba. No hacía daño a nadie que no debía recibir daño. Haré lo que creais necesario, el mundo debe ir siempre a mejor, sea ayudando a sus gentes como te he ofrecido a tí, o buscando maleantes y monstruos que rompen la paz. 

Al llegar a la mesa, Mi nombre es Senca, Temno. Soy explorador, como ha dicho Roan. No tenía muy claro que decir ante su última pregunta, pero Roan salió en mi ayuda y le dio las explicaciones que parecía necesitar, y además, solo debía cumplir algo en el continente para así recibir ese papel que me permitiría llegar a la torre, y por tanto saber si mi busqueda ha desaparecido, o bien debía volver a empezar.

Tras ello, esperé a que escribiera lo que creyera necesario, mientras me acerqué a Roan. Ese encargo, ¿Podré hacerlo con mis espadas?, Y, podrá esperar a que acabe mi oración, sin ella no podría saber que llegaré bien al continente. Por cierto, en qué consiste ese encargo. Pregunté con curiosidad, No debes darme más explicaciones de las necesarias, no me importan los quehaceres de los demás, pero sí si va a ser peligroso o si debo hacer algo para lo que estar preparado. Dije en voz baja mientras el hombre de la mesa acababa de tomar una decisión, como sería ese salvoconducto, un papel, un sello, un pin quizá.

-¿No sabeis "quien" - enfatizó - es Freigalon? Y no estais de paso - señaló al haber hablado de otro motivo. El que parecía el alcalde de la aldea, si es que se podía llamar así, miró a los aldeanos y retrocedieron muy estrategicamente hasta quitarse de vuestra vista. Este entonces se pone en vuestra vista más claramente adelantandose unos pasos - Hace poco entraron a nuestra aldea dos "viajeros" que coinciden con dichas razas... Pero con otro motivo totalmente distinto.

Nada más decir eso los aldeanos salieron de donde habían ido con armas, arcos muchos de ellos, otros tantos acercandose con lanzas y escudos y muchos de ellos con gemas colgando del cuello y de las muñecas que bien conocias como las gemas de esencia que todos los magos usaban. Os habían rodeado por un momento todos, aunque nadie estaba atacando

-Así que debeis de ser espias o ladrondes de nuestra fuente inagotable de esencias. Aunque si os soy sincero, me da igual vuestro motivo real de estar aquí, no vais a hacer lo que querais con nuestra aldea. - El lider de aquella aldea entonces se abrió su chaqueta mostrando así una gran gema de esencia no elemental. - Os ruego que depositeis las armas y me sigais, y nadie saldrá herido de aquí, ni vosotros, ni vuestros otros dos amigos que vinieron antes.

Batirse en una pequeña guerra contra aquella aldea era una opción... ¿Que podían hacer unos simples campesinos contra expertos asesinos? No obstante, ceder a su petición y seguirle el juego podía ser otra opción totalmente valida, para así descubrir donde estaban los miembros faltantes.

Abrió los ojos en la oscuridad de su caja, la voz de su amo la reclamaba y sonaba desesperado, se sorprendió porque ella aún seguía dentro de la caja cosa que nunca pasaba aunque... ¿Quien era ella para discutir nada a su amo?  Abrió la tapa y salió de la misma, removiéndose en la bolsa de Gauche, tardaría en salir sorteando todos los objetos que había en la misma, pudiendo escuchar otras voces con claras intenciones. La bolsa de dinero, una daga enfundada, una manzana... ¿Aún no había merendado? Sorteó todas y cada una de las cosas que había ahí dentro y comenzó a hacer fuerza para abrir la bolsa desde dentro hasta que logró colarse por el pequeño agujero que había en la apertura del petate de Gauche el cual estaba ya peligrosamente cerca del suelo cuando salió hacia el exterior con un rostro completamente llano. Pasó su vista alrededor para estudiar donde se encontraban con la mayor rapidez posible, sobretodo se fijó en si había lugares realmente altos para, desde ahí poder volver a saltar. Sin emoción alguna miró a los presentes y los apuntó con las manos mientras se sentaba encima de la cabeza de Gauche, manteniendo el contacto físico con el de ese modo. Entonces en un tono neutro que daba completos escalofríos por la falta de sentimiento pronunció el conjuro.

Teletransporte

Sintiendo como el pecho le presionaba, pues parte de su vida se iba con ese hechizo hizo desaparecer a Gauche junto a todo lo que este estuviera tocando hasta el punto más alto o lejano posible desde donde poder escapar con mayor facilidad.

Los sólidos dientes de piedra de Nargu rechinaron dentro de la máscara, y al contrario de lo que se podría pensar, esa rabia descargada en aquel simple gesto no se debía a ningún tipo de odio hacia los aldeanos sino a su propia impotencia. No se veía capaz de aplacar al pueblo entero para ofrecerle así su segunda oportunidad, o al menos no sin sufrir pérdidas ni realizar asesinatos apresurados. Estaban rodeados y al menos para él escapar de allí era una opción prácticamente vetada puesto que los aldeanos estaban por todas partes. Aunque los arcos y lanzas no le preocupaban en absoluto, el hecho de que tuviesen aquellas gemas mágicas daba cabida a la posibilidad de que supiesen usarlas, en cuyo caso las cosas no pintaban demasiado bien en miras de un enfrentamiento de dos contra una aldea entera. Podrían llamar a Mariscal y Krun, pero no es que fuesen a hacer una gran diferencia en un enfrentamiento abierto contra tantos oponentes y de todos modos era mejor que siguiesen ocultos por si más adelante los necesitaban para liberarse.

—No somos espías ni ladrones —dijo Nargu desenfundando lentamente su hacha para luego, con la misma lentitud, dejarla en el suelo—, no nos interesan las riquezas —aunque su voz grave sonaba de alguna forma amenazante, también denotaba serenidad. La mención del anciano sobre su sobrina y compañero lo habían calmado de forma considerable, aunque se había sentido algo disgustado cuando el humano le había explicado que "habían venido con un motivo totalmente distinto". Con seguridad Jack había hecho alguna estupidez—. Si lo fuésemos habríamos asaltado la carreta que hay a uno o dos días de aquí o simplemente hubiésemos intentado entrar al pueblo sin ser detectados. ¿Qué clase de ladrón entraría por la puerta principal a plena luz del día? —La cabeza de Nargu giró horizontalmente, permitiendo a su ojo bueno inspeccionar uno a uno a los aldeanos— Somos viajeros —reiteró—. Te seguiré; no vinimos a matar. Pero te advierto, anciano —dijo inclinando la cabeza hacia delante—, si algo le sucede a alguna de mis máscaras todo aquel que porte un arma en este pueblo lo pagará con sangre.

Quizás no era en nombre de Icycla, pero él había hecho la advertencia; había dado la oportunidad. Si no la seguían, pagarían el precio.

Ante el echo y los aprendizajes de tus maestros estabas dispuesta a conseguir algo que sería imposible, pues lograr extraer un sello de la naturaleza inerte era algo sencillo, pero lograrlo de un ser vivo que podía defenderse, no lo era tanto y más aún cuando ninguno de tus mentores te mencionaron algo al respecto salvo: "Los sellos que puedes obtener, se encuentran en todos los lugares de la naturaleza. Solo tienes que concentrarte, hacerte uno con ello y pedir que venga a ti".

Y efectivamente esa era la linea a seguir.

Mientras el Echo se preparaba para lanzar otro ataque igual al de antes, tu aprovechabas para concentrarte y extraer su esencia, que en este caso tomaría forma de sello, y correctamente esta vez, tu concentración fue rápida y segura para tomar un sello de su cuerpo, siendo que veias como halitos de hielo se condensaban frente a ti forjando un sello que ahora entraría en tu ser*.

No obstante igual que aquel halito te bendijo con el poder de un sello de hielo, también te maldijo con un ataque de hielo, pues el Echo no se detuvo y después de que el sello llegara a ti, el ataque de este se proyectó hacia tu cuerpo, aunque este no pareció ser tan potente como el ataque de antes... ¿Sería porque su poder se estaba consumiendo?

Daba igual lo que pareciera, el Echo no parecía ceder, pues ¿que se podía esperar de una criatura manipulada por almas sin raciocinio que ya no existían en este mundo? Llegaba la hora del golpe final

-Y encima respondona la niñata... Está bien, vosotros lo habeis querido, os destruiremos primero y luego nos llevaremos todo lo que queramos. - El bandido que hablaba señaló a sus compañeros y luego a Arani y Draganer - Vosotros, a por la vieja y el lagarto, yo me encargo de la cría - dijo mientras se iba acercando poco a poco pues sus compañeros por pura impaciencia salieron corriendo

No obstante no por ello tu ataque se vió distraido, pues Arani estaba tan tranquila esperando su momento mientras su atacante venía a por ella, cosa que no pudo hacer pues en medio se interpuso Draganer dando un bote con sus alas y agarrando la cabeza de aquel bandido como si fuera una fruta a punto de romper por la presión. De la misma manera Draganer agarró al atacante que iba a por el, y con un simple vuelo cayó en picado hacia el suelo soltandolos en el momento justo para que quedaran aturdidos en el suelo.

Por tu lado, el disparo hacia tu atacante fue certero, y tan certero pues mientras el pensó que con un simple desvio de su cuerpo lo esquivaría, le dió de lleno en el estomago empezando a sangrar dando lugar a percibir que habías perforado su armadura. El bandido cayó de rodillas al suelo y te miró con furia - Maldita criaja ¡¡Te crees que un juguete como ese puede conmigo!! - Alzó entonces la mano con un cuchillo suyo para lanzartelo, pero antes de que pudiera hacerlo escuchaste a tu lado:

-Dama Thira señora de los rayos... Que guíe mi mano y acabe con nuestros enemigo - dijo Arani alzando su baculo al mismo tiempo que nubes se arremolinaban en el cielo justo encima de vosotros. Cuando estas se quedaron en su punto máximo, Arani lanzó el baculo clavandolo contra la tierra delante suya y acto seguido un rayo bajó desde el cielo impactando contra el baculo y extendiendose por el suelo contra los tres bandidos esquivando a Draganer casi como si tuviera vida propia.

El bandido que te amenazaba, acto seguido cayó inconsciente sobre el suelo, inerte casi como si estuviera muerto, y practicamente igual que los otros dos.

Arani no obstante, se arrodilló tras dicho ataque y rezó - Gracias diosa Thira, por estar siempre a mi lado. - Arani se quedó ahí mientras que Draganer agarró los cuerpos de los dos que cogió y los puso junto al tercero mirandote con su mirada como la mantenía dura e inexpresiva - Cuerda por favor - te pidió señalandote una cuerda que había en un establo más allá para lo obvio, atar a los bandidos y que no pudieran escapar.

Arani finalmente se levantó y te miró sonriente - Gracias Helga, sin tu ayuda hubiera sido más dificil apuntar a ese bandido... Es impresionante la precisión que tienes, aunque lamento que no hayas podido probar a tu pequeño automata. Aunque bueno, esta batalla ha sido una buena forma para ayudarnos una vez más mutuamente. Acompañame - dijo después de curar, o más bien cerrar, la herida del bandido para que no se desangrara.

Arani fue directa a su hogar de nuevo y una vez dentro comenzó a escribir la carta que tras redactarla cerró, asegurandola con un sello cuyo simbolo era el de los creyentes de Thira, y te la dió - Ya que vas dirección a Trayerta, y que los bandidos no han muerto en el combate, voy a enviar un carruaje con los bandidos apresados para que sean juzgados en los calabozos de la capital. Puedes ir con ellos para llegar antes a Trayerta si lo deseas, a pie son unos cuantos días de viaje, pero en carruaje es menos. A cambio tan solo te pediría que actuaras como una protectora del carruaje. En los caminos hay monstruos y puede que más bandidos esperando al acecho, y se que puedo confiar en ti para que protejas a los vecinos que envie con el carruaje.  ¿Te parece bien? - dijo sonriente, como hasta ahora se había mostrado todo el tiempo

Roan sonrió ante tu respuesta... - Ya veo... Ahora entiendo el por qué las has soltado. Está bien. No te preocupes que te serán devueltas en su debido momento.

Según seguías hablando sobre lo que venias buscando, Roan se sorprendió cuando llegaste al punto de como llegaste - ¿En un barco? O eres el tipo con más suerte del mundo o tu barco era un antigualla a la deriva... - dijo casi riendose incredulo - No se si lo has notado, pero el viento en la peninsula y en los mares a su alrededor, es caprichoso. Ningún erudito ha podido estudiar de una forma exacta el viento para poder averiguar como anteponerse a el y responder con intuición. Por eso mismo, y por los riscos filosos marinos que hay cerca de las orillas alrededor de la peninsula, es por lo que la única manera de acceder sin riesgo a morir, es por Ilunia. - aclaró finalmente como tu, de nuevo, habías logrado una imposibilidad manifiesta.

-Aunque por los monstruos no te quepa duda alguna... No solidarizamos con los heridos, y solemos darle cama y comida hasta que puedan recuperarse y puedan reincorporarse o volver al continente. - Dijo contandote más de Ilunia. Aunque por otra parte no te acompañó sobre tu charla sobre los dioses, igual no es que fuera muy creyente o tenía algun ideal por el cual no hablaba de ello.

Las dudas que tenías eran logicas acerca de los protocolos, aunque a Roan se le antojaron respuestas pesadas - No en muchos lugares... La más importante es esta ya que nosotros mantenemos seguro al continente. Pero es mejor cumplir sus reglas y protocolos antes que enfrentarte a un castigo. - Parecía como si el mismo lo hubiera vivido. Aún así, junto a el parecía que tendrías que pasarlo y así fue, pues aún después de todo el tema del salvoconducto en el cual te dieron una especie de pergamino que acraditaba a ti como explorador a cruzar la frontera, Roan tenía aquella misión con la que podrias ayudarle, y a fin de cuentas eran sus condiciones.

-Claro... Con salvoconducto se te acredita como explorador de Ilunia, por lo cual, puedes volver a tener tus armas contigo, o dejarlas a salvo en una habitación o en la armería, donde creas mejor... - dijo tendiendotelas para que las cogieras - Por otro lado la misión que tengo para ti es simple. Necesito enviar una misiva urgente al gremio de mercenarios de Trayerta, es una petición formal para que nos envien exploradores experimentados... Lo demás es más alto secreto. La misiva va sellada irá sellada por el mismo lider de exploradores de Ilunia - dijo sacando una carta de uno de sus bolsillos - Pero aún no he encontrado a nadie que fuera al interior del continente desde Ilunia... y desconfiamos de los mercaderes para este tipo de trabajos.

Obviamente algún tipo de mercader tendría que venir por la zona para reponer todos los recursos necesarios, aunque tendrían que ser muy taimados para que llegasen a desconfiar tanto. - Sigueme, te mostraré un sitio donde puedes meditar, y al mismo tiempo que ciudad es Trayerta - con un gesto te indicó que le siguieras recorriendo de nuevo aquellos pasillos extensos...

Al cabo de un rato llegasteis a un lugar donde tuvisteis que enseñar los saloconductos y tras pasar os encontrasteis en una torre... Pero mucho más pequeña que la que recordabas. Esta en su lugar estaba llena de salas utiles, como bibliotecas, o una sala llena hasta arriba de pergaminos y estudiosos. Algunos pisos de la torre simplemente tenía habitaciones de descanso y al final de la misma, su azotea, y al mismo tiempo un puesto de vigía. Desde allí podías notar el calor en tu interior, ante lo cual Roan reaccionó con frio. - Ese lugar es Trayerta - aunque pequeño, desde allí podias alcanzar a ver una enorme ciudad separada del faro de la paz hacia el este, con un castillo el cual a sus pies parecía contener casas y vida

-Hay un camino nada más salir de aquí que te lleva hasta allí. No hay perdida, e imagino que con lugar frio te referías a algo como esto. Aquí el viento corre en libertad... Es una suerte. - dijo dejandose acariciar por el mismo - Si necesitas algo más, pidelo, te lo traeré.

Contra todo pronóstico y quizás sentido común, o por lo menos según lo que pensaba ella, Tea logró de hecho extraer una fría “sustancia” de consistencia etérea y luminosa, misma que se impregnó dentro de ella al instante, resaltando un brillo cristalino en sus ojos y un leve bajón temporal en su temperatura física; a consecuencia de la extracción y posterior absorción en aras de almacenar, una pequeña marca arcana se dibujó en su pecho junto al grafema que simbolizaba la tierra, aunque eso solo lo sabría ella dado que su ropa tapaba bien la zona; todavía de colores apagados ambos símbolos reflejaban la existencia de distintos poderes elementales en el contenedor que representaba la Cobb misma, pero en escasa proporción.

Eso que para ella fue hazaña finalmente ejemplificó las posibilidades de lo que una vez le dijeron en el faro y ella entendió solo en parte, ya que al no haber otros seres ahí para experimentar más que Tea misma y sus mentores, poco podría haber hecho; como antes pensó, pues, el echo representaba un parteaguas de su camino en más de un sentido… lástima que aquella certeza también era arma de doble filo.

— Auchie… — el nuevo ataque no dolió tanto como el anterior, más sin duda se sintió al tomarla indefensa, aprovechándose de la concentración que la humana tuvo que invertir en la tarea metafísica, sin embargo la misma falta de potencia representaba la verdad del agotamiento contrario, algo triste desde el punto de vista una chica tan inocente (por no decir incauta) como Tea, pero que inevitablemente se vinculaba a su hacer.

— Siento tener que hacer esto, pero si el destino y el azar nos pusieron en el mismo camino es porque era necesario aplicar fuerza cambiante a nuestras existencias… — críptica y hasta solemne por un momento dijo, cerrando sus ojos con cierto pesar — pero al menos ya no sufrirás por mucho tiempo más, esa es mi manera de decir gracias  por lo que me enseñaste— acto seguido sus ojos se abrieron reflejando seriedad absoluta y concentración casi increíble dada su manera de ser normalmente, pero es que así era la Cobb una vez determinada. Sin ánimos de ser sádica o falsamente orgullosa, pues, reconocía que no encontraba placer en eliminar al contrario, pero tampoco sería inconvenientemente piadosa para dejarlo morir a su ritmo, tal era parte de un respeto intrínseco a la vida, como el que un cazador honorable tiene por su presa.

Dicho eso la chica de cabello castaño puso las piernas en compás y al mismo nivel, sin intenciones de retroceder como antes, pues en lugar de ello lo que llevó hacia atrás de su eje fue su puño enguantado; tomando propulsión en la inercia, pero sin olvidar aplicar fuerza certera, en acto seguido la Cobb desplegó un gancho ascendente pero luego remató con un “martillazo” de su puño cerrado, ambos brutales golpes mucho más duros que su primer par de ataques, levantando fuerte eco a su alrededor…

A causa de esto la efímera criatura se vio resquebrajada para luego ser aplastada, cediendo al fin su cuerpo a la presión hasta que la misma provocó que lo que antes era una sola "placa" de hielo se volviera en incontables cristales minúsculos, casi luciérnagas diurnas o polvo diamantado que se sin resistencia esparció por el viento dejando un sonido tintineante.

Contemplativa de aquello, la chica hizo una breve reverencia antes de disponerse a seguir con su travesía...

Fue un barco construído por unos aldeanos a los que salvé, las gentes de a pié, si es que aquí se usa esa forma de hablar a veces tienen más conocimientos que todos los manuscritos juntos. Dije a su aclaración, Ellos fueron los que me indicaron el camino aquí, y su barco llegó a su destino sin mayor problema. Además, no creo que los dioses me otorguen más suerte. Dije a modo conciso, pero con conocimiento, los dioses me habían otorgado siempre el poder de sobrevivir, quizá llamado suerte por algunos, a cambio, muchas vidas quedaron en el camino. ¿Cómo lo llamarían entonces?, ¿Suerte?, ¿Pago?, Quien sabe.

Sin embargo, no he notado ningún cambio de los que hablas, temo que no soy navegante, seguí el camino marcado por que confío en las personas. No se de vientos y corrientes como los pescadores, Tampoco de piedras, Aunque si te estás preguntando si soy un inconsciente, no es así, se de plantas, de animales, de andar en el desierto sin caer. Acabé lo último como una declaración de mí mismo, y de por qué no había caído en las condiciones en las que fuí encontrado.

Así que hay heridos, ¿Qué clase de monstruos atacan estas tierras?, Pensaba sin mayor interes que la curiosidad de alguien que solo descubre a cada paso. Cogí las espadas y las puse en su lugar, cerrando el ya oxidado broche que las sostenía desde que fue puesto en el cinturón. Aquí deben estar, donde las pusieron sus dueños. Miré la carta sin entender la mitad de las palabras que me ofrecía, misiva debía ser la carta, y sellada por el más alto de los exploradores debía de significar algo, quizá que aquel que la recibiera supiera de donde viene, o quizá para acreditar la veracidad de la carta, aunque los protocolos sociales me intrigaban sobremanera, solo era para poder sobrevivir entre las personas, el fondo de todos esos protocolos me daba igual.

Por supuesto, Dije a su orden de seguirlo, caminé a su lado aunque un paso atrás, puesto que él marcaría el camino, Los comerciantes corruptos no son comerciantes, Dije a modo de aclaración, en mis viajes he encontrado gentes que venden hierbas que harían curar la peor de las enfermedades, y gentes que solo venden agua de río por esas extrañas piedras redondas que se intercambian por objetos, Solo los primeros son comerciantes, los segundos solo buscan acumular cuantas más piedras mejor. A veces, gentes de buen saber decían que mis aclaraciones eran casi filosóficas, sin embargo, el fondo era mucho más simple, al igual que un inventor de antaño lo tenía mucho más sencillo, pues no había nada inventado, alguien que desconoce el funcionamiento del mundo lo tiene mucho más sencillo para sacar conclusiones.

Miré el horizonte, Oraré en el camino, los dioses prefieren que les recen en sus hogares, la naturaleza, esas salas de soldados tienen su comodidad, pero no es donde ellos nos crearon, ni donde ellos viven, ellos otorgan su poder a traves de unas vías que ellos mismos pusieron en la naturaleza, y algo entre paredes no tiene esas energías.

Muchas gracias Roan, No necesito nada, buscaré un lugar aislado, y tras ello pondré rumbo al continente, donde daré el manuscrito a su legítimo dueño. Volveré a ver mi torre después. Dije haciendo una reverencia, a modo respetuoso. Tras bajar del lugar y buscar un lugar separado del camino donde desenvainar mi espada y rezar a Icycla.

Una vez estuve en el camino, miré al cielo, mi pequeño pájaro no era un animal adiestrado, volaba libremente y viajaba conmigo mientras quisiera hacerlo, fue un regalo, pero no es una propiedad, no gustaba de entrar en los edificios, por lo que supuse que volaría por los alrededores hasta que yo saliera al camino, me senté y comencé mi meditación. Esperando que el animal estuviera allí cuando acabara. Si no, debería buscarlo antes de emprender el camino al continente.

El rezo era sencillo, notaba el calor, que para otros sería frío pasar a traves de la espada y de ahí, a mí, observando como el abalorio del collar se cargaba con la oración, aún no sabía como extraer toda esa energía que parecían tener, pero algún día, las gentes que ya no están me dirán como se hace, ellos sabían que debía encontrar la verdad. Una vez entré en sintonía con el lugar, con la diosa y con la energía que fluía a traves de la espada y de mí, desde la mismísima naturaleza, puse mi mente en blanco, donde la única cara que se veía en ella era aquella mujer ataviada con dios sabe cuantas capas de ropa, que ponía su zona de hielo en aquel idílico lugar, buscando una palabra que me pudiera seguír guiando.

Helga se notaba tensa desde que aquella trifulca comenzó, tenso sus mucutos y apunto lo mejor que pudo, incluso ella se sorprendió de la puntería que acababa de demostrar, no pudiendo evitar una leve sonrisa de satisfacción al ver como aquel tipo que le había menospreciado e insultado era alcanzado por el proyectil

La habilidad que mostraron sus compañeros de combate dejo a Helga con la boca abierta, era cierto que ella misma había tenido una gran puntería, pero la forma de luchar de ambos era increíble. Aquellas palabras de la anciana sin duda eran para hacerla sentir mejor y en cierta forma que había sido útil, aunque estaba más que claro que su ayuda en ese punto no habría sido necesaria para acabar con aquellos bandidos.

Tras aquella pequeña trifulca toma la carta y asiente mientras dice:

Claro será un placer ser de utilidad, además si así puedo llegar a la ciudad mucho antes mejor que mejor

Sentencia con una sonrisa.

Efectivamente, con esos golpes finales, el Echo de hielo empezó a destruirse en pequeños fragmentos de hielo que confomaban su relidad corporea, y estos a su vez se derretían dejando paso al ambiente natural de allí, pues el frio que rodeaba aquel lugar empezó a desaparecer, dando lugar de nuevo a la agradable brisa que sin frio ni calor, acariciaba tu piel con suaves movimientos que agradecía tu cuerpo después de tanto confinamiento.

El Echo de hielo había sido destruido, así como sus almas liberadas y esperando que fueran al más allá. Ya no había más obstaculos para continuar tu viaje por aquel camino que llevaba a la gran ciudad, ya no habían excusas para demorarse más, y menos aún cuando habías demostrado tu autentico poderio contra aquella criatura...

Ojalá fuera todo verdad, pues nada más dar tus primeros pasos, la tierra tembló bajo tus pies, casi como si tu impacto mismo con ella, hubiera hecho que esta temblara... Y cada vez empezó a temblar más y más, tanto que a tu espalda comenzó la tierra a resquebrajarse un tanto y surgir una mano de esta.

Cualquiera podría pensar en algo muy básico: Terrano se había puesto furioso y lo estaba pagando contigo... Pero no, no era así. Con más temblores y segundos dejando pasar, viste la naturaleza de aquel ser que lo estaba provocando todo, un ser que se alzaba mucho más allá del nivel del Echo que acababas de derrotar pues, aunque fuera del mismo tipo que este, un Echo, su forma era mucho más perfecta y nitida.

De casi dos metros de altura y un aspecto humanoide, surgió este Echo de tierra con un grito el cual fue provocado por la mezcla del viento recorrer su cuerpo y que podía estremecer el alma de cualquiera pues también llevaba consigo el lamento de las almas que tenía en su interior.

Si bien no era un Echo de mucho poder, era mayor que el anterior, y estaba claro que iba a ir a atacarte. Pelear o huir, no había más decisión

-Que narices... - se sorprendió uno de los bandidos al verte salir y apoyarte en Gauche - ¿Una Mimali? - dijo otro sorprendido - ¿Que hace una asquerosa flor aquí? Quemadla y matad a Gauche - dijo finalmente el que parecía el lider de los tres, pero justo entonces, tu hechizo se vió efectivo, mostrando ahora en tu visión la inmensidad de Trayerta, pues desde lo alto si que podías reconocerla...

Bueno, eso si tu dolor te dejaba, pues era un precio a pagar alto y arriesgado tus poderes tanto temporales como espaciales, un precio muy alto que estabas dispuesta a pagar por tu dueño, y que siempre, sin saber como, Gauche conseguía solventarlo entre un asalto y otro que realizabais robando por la ciudad.

-Llegas tarde - dijo con voz forzosa Gauche al estar ahora a salvo los dos y pues tenía razón. Gauche era capaz de encargarse de los bandidos menores a el que tratarand e jugarsela, pero en esta ocasión le tendieron una trampa, o al menos eso podías presumir cuando en su pierna y hombro derecho, al igual que en su costado izquierdo, estaban desangrandose. Gauche trató de incorporarse sentandose así presiondo las heridas de su hombro y su costado

-Ni lo intentes - te ordenó en primer lugar anticipando tus acciones que el mismo había prediseñado como un actuar para ti en estos casos donde herido Gauche debias sacrificarte para curarlo, pero en esta ocasión no lo quería así - No vas a soportar la cura de estas heridas Tiki, y aunque lo hicieras, hay veneno en ellas. Esos bastardos me pillaron con la guardia baja... y a saber lo que duro en este estado... - Te miró entonces de forma seria - Nadie va a querer tratarnos, pero Tiki, debes buscar a un curandero que esté dispuesto y traerlo hasta aquí, no uses tu magia hasta que lo encuentres, y si no lo encuentras igual vuelve aquí... - dijo sin esperanza alguna de que tuvieras exito - Ve Tiki, ve deprisa. - dijo para que fueras a hacer lo que te dijo

El anciano lider de aquella aldea esperó hasta que tu compañero de armas hizo lo mismo que tu, deshacerse de sus armas para no representar peligro alguno, y justo entonces por detrás vuestras, algunos aldeanos con lanzas os instaron a seguir al lider, mientras que otros aldeanos guardaban vuestras armas en lo que parecía un almacén. Una vez cruzada la gran puerta donde tus aliados deberían de haber cruzado anterior mente, el lider dijo - No te preocupes, no habrá sangre derramada - prometió así, aunque con una sonrisa un tanto picara

Una vez accedisteis pues a aquel lugar, el ambiente cambió por completo de una especie de aldea tranquila y pacifica, empezaron a oirse ruidos de maquinas antiguas y rudimentarias, al mismo tiempo que el olor viciado empezaba a destrozar el olfato que alguna vez podriais haber tenido. No detectabas con seguridad que había tras esa manta de olor extraño y desagradable, pero desde luego no era vida o algo bonito y agradable.

Y poco a poco fue que empezasteis a verlo. Había una especie de maquina con una cinta que transportaba... cosas. Algunas de estas eran piezas de metales o minerales, otras era agua, barro, o hasta fertilizante e incluso... Había trozos de cuerpos humanos... y no tan humanos. destruidos por el paso del tiempo pues a algunos de estos se les veia los huesos - Calmate, no son de tus amigos - aseguró el anciano antes de que pudieras hacerte una idea equivocada. - Tus amigos están en una habitación más al fondo, presos para servirnos en nuestra obtención de esencia infinita... Igual que vosotros también nos ayudareis, o mejor dicho, nos servireis - tras cruzar el umbral de una puerta, la mayoría de los aldeanos adultos estaban allí, trabajando llenos hasta arriba de suciedad, sangre, barro, y un extraño liquido azulino en sus ropajes.

Estos adultos parecían trabajar en llevar y traer materiales para que las maquinas siempre estuvieran en funcionamiento, aunque como era obvio, eran mecanicas y no funcionaban con mecanismos como los de los Uromakis, es por ellos que en un punto viste cuatro ruedas humanas donde habían distintas personas corriendo sin parar. Sus rostros parecían exhaustos, por no decir que más bien parecía que fueran a morir de agotamiento, no obstante, en su mirada no parecía notarse que les importara lo más minimo.

Pasada la entrada a esta especie de cueva extraña con maquinaria que obligaba a la gente a trabajar muy forzosamente, y pasado también el cuerpo de la maquinaria la cual parecía que debía soportar todos los mecanismos para que esa "esencia infinita" durara para siempre, llegó el paso tras una nueva puerta, o más bien en este caso portón macizo para ver el como la recolectaban... Y fue en este caso en el que la mayoría de la gente vomitaría.

En esa nueva estancia el olor a podredumbre y sangre era aún mayor, tanto así que el lider cubrió sus vías respiratorias con un pañuelo, y el motivo era terrorifico. En aquella estancia, había cuerpos humanos claramente muertos, pero también lo que parecía ser estantes con cuerpos sin extremidades y con la mirada o bien perdida en la nada o bien sin ojos. Sus rostros solo mostraban horror en algunos casos, desesperación en otros, y algunos inexpresión por lo que probablemente fuera una rotura mental. Esos aldeanos, tuvieran la capacidad o no, habían roto a intrusos o incluso visitantes para forzarlos a hacer lo que estaban haciendo los pocos allí forzados. Extraer esencia de lo que se extraia en la primera sala.

Junto al lugar donde estaban estos, cientos de gemas esperaban a ser rellenadas con las esencias que a cada uno le tocaba... Si mirabas mejor a los afecados podías distinguir claramente que en su mayoría eran humanos, había un mimali que de seguro nació de un arbol, y una Mereyin aprisionada en lo que parecía una pecera de agua sucia. Hasta había una niña Uromaki cuya cola había sido cortada también. En ese momento fue cuando los aldeanos armados que os seguían más alerta estaban preparados a atacar si hubiese cualquier revuelta

-Interesante ¿Verdad? Todo el mundo buscando una forma de usar la magia de Sansóläis permanentemente, y nadie se percató de esta manera. - cada vez su voz parecía más y más diabolica, como si la oscuridad estuviera gobernandolo, si acaso ese hecho existiera así.

Una puerta más se abrió y accedisteis a una sala también maloliente, cuyo pasillo pequeño tenía cientos de puertas de hierro y sus paredes eran rigidas y gruesas - Aquí están vuestros amigos - Otra voz resonó al final - ¿Otros dos más? ¿A cuantos quieres traer aquí? - el lider se giró y habló duramente hacia un adulto algo ajado pero más joven que el propio lider - A cuantos hagan falta, tu tan solo encargate de romperles la mente y mantendré mi promesa de recompensarte siempre. - el regañado levantó las manos en señal de inocencia y rió mientras el anciano abrió una celda donde estaban tus aliados apresados con fuertes cadenas - Meteros voluntariamente y no tendremos que realizar el mismo proceso con vosotros.