Partida Rol por web

Seguí escuchando las distintas teorías mientras montaba el campamento, el fuego estaba hecho y seguramente no faltara mucho para la noche. ¿De verdad sería una buena idea todo eso?, Maxine parecía cada vez más enfadada con los dueños del sello y poco a poco iban descubriendo las pequeñas variables que les llevarían hasta nosotros. Tea cogió las estatuillas y sabía perfectamente a quien darle cual, los templos se mostraron y ninguno de nosotros hizo nada al respecto.

Sin embargo, el Geomali parecía lleno de intención de descubrirlo. ¿Te quedarás con nosotros Hans?, habrá que preparar más comida. Estarás hambriento del viaje. Dijo mirando al resto.

Había otro experto en leyendas entre los que nos buscaban. No tenía claro si seguía siendo una buena idea, pero algo me decía que quizá esa geomali pudiera darnos más luz a algo que ahora mismo estaba bastante perdido. ¿Cuál sería el plan?, volver a la ciudad y separarnos de la protección de los príncipes para explorar los templos?, ¿Tendrían una ruta o daba igual el orden en que fueran explorados?, y lo más importante, Quién era el sustituto de Muerte. Con él muerto debíamos encontrarle antes de lo hicieran sus majestades.

Quizá pudieramos librarnos de los príncipes pronto para evaluar todas las opciones, en algún momento debíamos llegar a la taberna, allí la chamana podría ilustrarnos de alguna manera. Todo listo.

Todo el tiempo que estuvierais guardando luto a Nargu como reconoció Tea que se llamaba o más bien Señor muerte, como le conociais, sin duda era una buena forma de honrarle. Por suerte o por desgracia el destino os tenía otros menesteres que atender y entre ellos estaban los mencionados por los principes

Con la declaración de Max este alzó su mirada a verla y sonrió un poco, no obstante antes de que pudiera decirle algo, Anya acudió a el para pedirle hablar a solas - ¿Eh? P-pero... ¿Que razón hay para hablar conmigo a solas? Es decir, no me importa pero... E-está bien - con un poco de dudas ante los motivos que la llevaban a querer hablar con el a solas, Max accedió retirandose a un lado a solas con Anya para hablar.

Por su lado Maxine se quedaría resguardando el fuego mientras comenzaba a sacar algunos viveres para empezar a realizar la comida de aquel momento junto a Senca si quería el

Gauche por su lado se quedaría retirado mirando la situación de todos y en especial a Tiki con especial curiosidad viendo como actuaba ahora. Pero por supuesto todo después de aquella escena quedó un tanto en silencio... Salvo por lo que pudierais hablar entre vosotros, pues Maxine seria no hablaba demasiado.

Notas que un halo extraño de magia rodea a la figurilla. Un halo un tanto especial que te indica la importancia de ese idolo que habiais clavado en la tierra. De igual manera el resto de idolos también tenían ese detalle, aunque no entendías el por qué, quizás porque no estabas centrada

-¿Q-que es lo que quiere señorita Anya? - Preguntó el principe al ya estar los dos a solas.

La espadachina se lleva al chico más allá de los límites de la hoguera, a unos diez metros, allá donde la oscuridad del bosque ya se cierne sobre ellos, aunque al principio mantiene una cierta distancia, pero después se agacha frente a él, bastante cerca, dándole lo primero un toquecito en la frente como una ligera "reprensión" simpática.

Al llegar al lugar apartado, afortunadamente aún conservando su espada, escucha la dubitativa frase del príncipe y se agacha frente a él, dándole un golpecito con un dedo en la frente.

- En primer lugar, que dejes de llamarme "señorita" si no quieres que te siga llamando "joven príncipe". -replica ella con tranquilidad- Humildad en tu posición es tratar a los demás con el mismo respeto que ellos a ti, no con más. Si no, es perder el respeto que te mereces no solo por tu posición. -le indica con tranquilidad, en susurros.

Después, se queda un momento pensativa antes de decir:

- Lo siguiente que quiero decir es que espero que confíes en lo que has visto de mí hasta ahora y, más aún, en el criterio de un veterano como el Maestro Niero. -indica tranquilamente, mirándolo a los ojos, y después mirando hacia el campamento por un instante antes de devolver la mirada al chico, lanzándole una leve sonrisa al esperar una cierta reacción de él- Y el primer tema en sí que voy a sacar... -se remanga el brazo izquierdo casi hasta el codo, mostrando lo que parece una larga y recta quemadura aunque de aspecto un poco extraño, como si viniese de dentro más que de fuera- ¿Sabes qué es esto? -le pregunta directamente.

Tiene otras tantas, desde que han salido de la cueva, más pequeñas por el cuello y la cara, pero eso ella no puede saberlo. Son las marcas de que ha sacrificado una parte de su salud para generar el poderosamente inútil estallido.

Dado que estaba cerca de Max en ese momento, Tea notó cuando Anya llegó a reclamar la compañía del príncipe de manera un tanto intensa. Solo entonces la chamán se dio cuenta de que la espadachina se encontraba “extraña”, pues por abstraída que la tuviera la situación Tea acababa de verla casi de frente. Esa imagen le sumó a su preocupación tantos nuevos bríos como la manera en la que empezó a actuar Tiki, solo que de cara a la mimali la sorpresa fue distinta, tanto que Tea no dudó en voltear a ver a Gauche por un instante.

En fin, por proximidad y contexto terminó de nuevo junto a Hans más pronto que tarde, momento en que, tras escudriñarlo de forma peculiar con los ojos, el topo demostró tener una reacción que la Cobb no fue capaz de entender. La chica se retiró un poco entonces de vuelta a la estatuilla en la tierra, esto para elevar alguna plegaria, o eso podría parecer, pues lo cierto era que la chamán seguía intentando descubrir si el mentado objeto había cambiado en algo tras perder a su portador.

Según lo que les dijo Naysse, los elegidos por los dioses para llevar sus sellos debían ser seis, uno por cada deidad, empero si Nargu no existía más, ¿cuánto tardaría en volverse a equilibrar la balanza, si es que lo hacía?

— Tu compañera Saray… ¿está muy lejos de aquí? — entonces fue que le pasó por la mente el relato del geomali, pues la ya mentada podría de hecho ser aquella que cargaría con el poder de Terrano de ahora en más, ¿no? Al menos tomando en cuenta la descripción de Hans, en quien irónicamente Tea seguía debatiéndose si debía confiar o no.

Si tan solo pudiera sentir algo más en la estatuilla…

Helga permanecía en silencio, lo que estaba sucediendo en el mundo era realmente grave, y la situación de ellos era delicada, a fin de cuentas estaban buscando a los elegidos, mientras iban hablando ella se había sentado sobre Vaporum y pensaba:

Parece que la teoría sobre que los elegidos traerán la desgracia es cada vez mas popular… aunque… bueno, no sabemos realmente si es por ese motivo o por otro, pero, ¿Qué profecía es la correcta? Incluso yo estoy empezando a dudar.

Miraba de reojo a Max y como se alejaba con Anya para hablar sobre algo, aquello no le importaba demasiado, seguramente no fuera algo que ellos no pudieran escuchar, mas bien que la princesa y el pequeño topo no podrían escuchar.

Yo puedo acompañarte en la guardia y hacer la segunda también… no duermo mucho.

Comenta como sin mirar a nadie, estaba aún pensando y cavilando en aquel mural y lo que habían visto y todas las implicaciones, especialmente que eran aquellas criaturas que habían podido desactivar a Vaporum, casi mas para ella misma que para cualquier otro dice:

Y esas criaturas… ¿Qué serian y porque la magia desapareció así?

El pequeño topo vio como Tiki se veía entristecida, tal vez hasta más que antes, y escuchó todo lo que la mimali tenía para decir sobre el difunto Señor Muerte. -Gracias por compartir, Dalia -Reconoció Hans asintiendo con la cabeza-. Creo que él lo sabía -dijo en voz baja-. Sabía que iba a pasar, pero si podía hacer algo, si podía proteger a los suyos una última vez, tal vez -El topo se detuvo y se rascó un poco la cabeza portando una pequeña sonrisa-... creo que no sé lo que digo, pero aún solo en ese momento, me pareció que era un gran hombre -dijo con un poco más de confianza.

Ante la duda expresada por Senca, el geomali se le acercó pronto para después asentir con igual rapidez. -Claro. Tengo un deber -Bajó la cabeza un momento, una fugaz aura de reflexión antes de volver su atención hacia Senca-. Uno que me encargó el rey Magno, ayudar a sus hijos y a los exploradores de la zona, y no sería de mucha si regreso yo solo a Trayerta -La sola mención de comida hizo que instintivamente levantara su hocico como si su nariz buscara alimento-. Para los geomali, viajar por tierra no es más cansado que una simple caminata, así que tal vez no hambre, pero nunca rechazo un plato de comida, después de todo, hay que mantenernos fuertes y con energía -dijo esto último empezando a esbozar una sonrisa, pero no pudiendo completar el gesto del todo.

Desde su lugar, Hans pudo oír las palabras de Tea, por lo que se dirigió a atender la pregunta presentada, que sorprendente que pareciera, no tenía nada que ver con su pelaje. -No del todo. En Trayerta. La última vez que nos vimos fue dentro del castillo en presencia del rey. Pero ella sabe un montón, de entre todos los geonmali ella es especial, no en fuerza, pero sí en muchas otras cosas -Buscó acercarse más a la humana y empezó a bajar el volumen de su voz, con la intención de que esa información no llegara fuera de ellos-. Ella sabe todo lo que hay que saber de leyendas y escucha, yo sé que puede sonar algo extraño, pero aunque ella sabe sobre la leyenda de los elegidos, Saray no quiere cazarlos. Y sé como suena eso, pero ella es la más sabia de nuestra gente, y confío en su juicio ahora más que nunca -dijo el topo con convicción para después desviar su mirada al horizonte, en dirección hacia la ciudad que sería el siguiente destino-. Ella sabrá qué hacer. Siempre lo sabe.

Tras escuchar al Geomali, lavé con agua unos palos para poder así "pinchar" la cómida que habíamos comprado en el mercado antes de comenzar el viaje, y así ponerla sobre el fuego.

No era algo que nadie quisiera, seguramente, pero Hans tenía razón, había que mantenerse fuerte de alguna manera.

Puedes coger lo que necesites. Hay suficiente para llegar a Trayerta cuando partamos al amanecer. Dicho eso me mantuve cerca de la hoguera hasta que todos quisieran venir tras seguir sus conversaciones y antes de poder ir a dormir. En mi caso, dormir no sería muy diferente de mantenerme despierto en esos momentos por lo que podría mantener el ritmo hasta cierto punto.

Chicos, la comida está lista.

—Dalia… Dalia no lo sabe. Intentó utilizar la magia para ayudar. Pero de repente no podía. Dalia siente no haber sido más útil. —La mimali habló entre sollozos, claramente afectada.

Ante las palabras del geomali, ella miró hacia el suelo, con pesar. —Sí. Era un gran hombre.

La pequeña mimali continuó allí, sin decir nada más, flotando en el aire y con actitud triste y desanimada, apenas prestando atención a lo que ocurría a su alrededor. Cuando oyó que la comida estaba preparada, miró brevemente pero no se movió ni dijo nada. No tenía apetito. Y, además, no iría a comer hasta que Gauche le diese permiso.

El principe empequeñeció ante tus palabras y si bien te escuchó por completo, en el momento en el que tocó responderte no supo hacer nada. Mas bien se mantuvo callado y asintió para evitar el error de volver a llamarte señorita y volver a comenzar esta vuelta, pero en fin, lo suyo era solo educación aunque costara un poco más hacerselo entender.

Por otra parte cuando le comentaste el privado todo aquello que parecía un buen enigma y además le mostraste las marcas de tu brazo se sorprendió y te miró - Oh eso, no es nada. Significa que eres en parte humana, y en parte algo hecho de fuego. Un Dahmol o un ser elemental de fuego, por ejemplo. Cada ser nacido con un elemento en su interior puede usar su propia vida a costo de poder generar magia, incluso nosotros los humanos

Al seguir tratando de notar más y más lo que aquella estatuilla representaba, notaste algo extraño. Esa magia que la envolvía a la propia estatuilla, se extendió un poco más cerca de allí, pues el topo, o al menos su panza, demostraba relucir con dicha Magia... ¿Acaso significaba que el heredero de Terrano esaba más cerca de lo que parecía?

No solo eso, sino que algo en tu interior como chaman te decía que era mejor que la estatuilla estuviera con el heredero de Terrano. Es decir, si Hans era ese heredo, sin duda debí aquedarse con ella.

Unos juntos aún frente a la pequeña tumba improvisada del Señor Muerte, otros en la hoguera preparando la comida caliente para poder descansar y a la mañana siguiente poder poneros en marcha, otros confusos por todo lo que ocurría y no entender bien exactamente del todo en como actuar o no saber como expresasrte...

Allí estabais todos, hasta los dispuestos a hacer guardia y los que os quebrabais la cabeza tratando de encontrar una forma de pensar en lo visto en el mural. Todos juntos ahora tan solo debiais esperar a que el día cambiase y juntos pondriais rumbo a Trayerta.*

En su debido momento, un suave viento te envolvió trayendo a tus oidos unos susurros de una voz que conocías - Tea... Estoy con Saray, chamana de los Geomali. Por lo que me ha dicho, un compañero suyo debería estar yendo hacia vosotros, y lo más probable es que os acompañe hasta que volvais. No sé exactamente que ha pasado, pero para cuando esteis de vuelta, Saray estará conmigo. Somos viejas amigas que hace mucho que no se ponen al día, así que si puedes traerlo de vuelta cuando esteis en Trayerta ambas te lo agradeceremos. - De tu misma maestra, te llegó aquel mensaje que revelaba grandes cosas que no podías llegar a esperar de por si solas.

La espadachina asiente lentamente ante su respuesta, aunque tras eso se queda meditando unos segundos y finalmente cierra los ojos. Sabe que Maxine tiene bastante confianza en Niero, pero, ¿y él?¿Aunque sea por anécdotas que le hayan contado o similar confiará en el criterio de su Maestro? No tiene mucho más remedio que preguntarlo. Sabe que la gente miente, pero, ¿para qué mentiría en esto? No tendría sentido.

- Correcto... Respóndeme algo más, ¿confías en el Maestro Niero? -prosigue, breve.

-Bueno... no conozco al maestro Niero en profundidad, pero... Es un heroe, así que es confiable ¿No? - Preguntó con cierta curiosidad el pequeño principe mirandote buscando a ver si tenía sentido lo que el decía o no. La realidad la tenias en tu pensamiento, pues Max no conocía tanto a Niero como lo hacía Maxine

La muchacha seguía contemplando la tumba en la tierra cuando, tras esforzarse reiteradas veces, sus sentidos por fin lograron captar algo que se pudo traducir a través de una visión etérea en sus ojos color miel. El brillo mágico parecía ir más allá, o mejor dicho, “resonar” con cierta fuerza según el geomali se acercaba, esto a la par que como consecuencia diría Tea que directa la pancita ajena tomaba protagonismo desde su perspectiva.

Antes de poder hacerle nuevas preguntas, Hans se tomó la molestia de responder a la duda que Tea ya había expuesto, y lo que reveló la dejó bastante sorprendida; quizás el topo no conocía el término o bien no quería revelarlo (y con justa razón), pero en ese momento la Cobb fue capaz de ir atando cabos ya que con tal obviedad malo sería lo contrario.

— Entonces sin duda deberíamos encontrarnos con ella, menos mal que nuestro viaje nos lleva hacia allá — solo entonces contestó al más reciente miembro del grupo, sin embargo la humana trató de asegurarse de que su voz llegara al resto de los presentes, o al menos los que no estaban deliberadamente lejos. Si es que alguno de sus compañeros volteaba, vería a la chamán expresando un gesto de esperanza y solemnidad muy distinto al de antes, cuando la plagaba el pesar por la muerte de Nargu.

Sin embargo de cara solamente al geomali ella agregó algo más: — Esa estatuilla que pusiste en la tierra… deberías llevarla contigo, tanto por Nargu como por ti, es más, creo que hasta Saray se alegraría si la portas — pues tenía sus razones para no querer que lo escuchara Maxine. La Cobb entonces escuchó el aviso de Senca y se llevó una mano al estómago, pues su apetito había regresado. — ¿Vamos a comer? — en cariz mucho más casual que antes agregó hacia el topo.

Para entonces la chamán creía tener ya todas las piezas necesarias para comprender mejor el papel de Hans, mismo al que se arrepentía de haber juzgado como poco confiable antes, no obstante ya que iba camino a la hoguera donde estaba el kazibara, Tea se vio invadida por un estremecimiento que la hizo abrir los ojos con notable sorpresa. Invisible a todos, llegó hacia ella a través del viento un mensaje mandado nada más y nada menos que por Naysse, mujer a la que consideraba su maestra desde hace poco tiempo y que también los había encaminado hacia ese lugar revelándoles la misión que tenían como elegidos, la chamán de los humanos.

Por lo que escuchó la Cobb ahora tenía un motivo más que claro para confirmar sus sospechas sobre Hans, mismo al que volvió a observar de pies a cabeza al tiempo que sus ojos se humedecían de forma notable. Sin pensarlo dos veces la humana se agachó queriendo llamarle la atención al susodicho, así de paso podría hablarle directamente, en total secreto salvo por su peculiar actuación. — Eres tú, ¿no es así? El elegido de Terrano… por eso apareciste cuando Nargu se sacrificó, por eso la estatuilla debe estar contigo… — claro que sus palabras podían o no ser entendidas o aceptas por el ajeno, pues ella tenía un contexto previo que la llevó a esa conclusión pero desconocía hasta dónde sabía el ajeno sobre la misión, los otros elegidos y el grupo al que había ayudado.

El sentido detrás de cada acto presenciado hasta ahora cobró tan repentina importancia que la piel de Tea se erizó inevitablemente, y por su parte la chica tuvo que quedarse inmóvil un momento pues todavía debía procesar aquello, eso sin contar que tenía que mandar un mensaje…

Tomando en cuenta lo que aprendió en la posada, la Cobb aprovechó cuando pensó que nadie la vería para cerrar los ojos y tomar parte del viento ahí presente para convertirla en sellos; como siempre esto causó que tanto su cabello como sus pupilas se tiñeran de un verde platinado, ello al tiempo que el símbolo arcano del viento se dibujaba sobre su pecho a modo de tatuaje luminoso, sin embargo solo por un instante, de modo que a menos que alguien estuviera mirándola todo el rato no se notaría… o eso esperaba.

Apenas obtuvo lo que quería invocó un sello no elemental y uno de los recientes de viento para crear un pequeño soplo verdoso que se manifestó sobre su mano como un pequeñísimo remolino, ante este susurró:

— Maestra, Señor Muerte, también llamado Nargu, ha muerto sacrificándose por nosotros, esto porque en las ruinas encontramos estatuillas que nos revelaron un mensaje, pero también unas criaturas terribles que al parecer son capaces de extinguir la magia a su alrededor… o bien que reaccionaron cuando eso pasó por alguna otra razón. Las bestias a las que me refiero son grandes y monstruosas, una de color gris oscuro y otra blanca, inmunes incluso a una explosión que juntó varias esencias de fuego y a un seísmo invocado por el sello de Terrano.

Tras ese terrible suceso, sin embargo, el amigo de Saray llegó a ayudarnos y de alguna manera logró salvarnos. Se llama Hans, y al parecer heredó el lugar de Nargu… —

Apenas terminó de comentar aquello el dichoso viento sobrenatural se esfumó de su potestad a fin de mezclarse entre la corriente que regresaba a Trayerta…

Nuevamente asiente, ahora más convencida. Quizás ella no lo conoce tanto, pero él supo ver algo en ella que hasta a ella le costaba.

- Así es. Y como tal aceptó como alumna a alguien como yo. -responde tranquilamente- No soy medio Dahmol... Y cuidado con no exaltarte para no alertar a la princesa... Soy medio DemonFire. -explica, aunque hay un deje de preocupación en su gesto al decirlo.

No es capaz, aún, de volver a su calma autoimpuesta, lo que yace que se remueva un poco incómoda.

- Con esto te quiero decir... Parece ser que en el mundo hay gente especial en muchos sentidos, algunos con poderes que la mayor parte de la gente no termina de tolerar. -le explica gesticulando algo más con las manos de lo que suele- ¿Te parezco más malvada que antes después de saberlo? Espero que no. 

Se rasca un momento la mejilla y termina por decir:

- ¿Y si los que hereden el poder de las runas tienen un poder capaz de destruirlo todo... Al igual que mi naturaleza tiene capacidad de causar gran daño... Pero no quieren emplearlo para eso?¿Les dirías lo que hoy has visto, si supiese presentarte a uno de todos ellos? -le pregunta, aunque de todos modos no es perfecto.

¿Por qué no contárselo ella misma? No se le da tan bien esto.