Partida Rol por web

Hebe asistió asombrada a la aparición de las Moiras, lo que le dijeron le recordó algunos sucesos que habían pasado, como la bajada de Apolo al inframundo, propiciada por las Moiras según Heracles. Eso la llevó a pensar que su marido no había podido "saber" qué había pasado con otros incidentes raros como el suyo -Quizás fue él el que seleccionó al dios de las artes, por eso sabía lo que había pasado, quizás lo que dijo que era su poder no lo es y lo dijo para alejar sospechas, quizás...- negó con la cabeza alejando el pensamiento de que su esposo fuese uno de los conjurados, era algo que le rondaba la mente desde hacía días pero no quería creerlo.

Ahora tenía la oportunidad de saberlo con certeza, sólo tenía que utilizar a las Moiras y su Ojo para asegurarse, pero la información sobre Thanatos y la aparente imposibilidad de enviarlo al Inframundo por medio de las votaciones la ponían en un dilema. La diosa de la juventud se mordió el labio inferior en un claro gesto de inquietud, se debatía entre hacer caso a su corazón o a su mente, miró a su alrededor esperando que alguien dijera más información para acabar de decidirse.

Vaya si sucedieron cosas después de su demanda, la noticia de la traición de Eris redujo sus acciones. 

-Mis señoras, ya he decidido qué don de los que me ofrecéis haré servir y sobre quién. Átropos, he elegido que uses tus tijeras sobre Thanatos.

Le hubiese gustado que el dios de la muerte le hubiese hecho caso a Ares y tener allí a Eris, pero ya que eso no había pasado debía aprovechar la oportunidad para atrapar al escurridizo dios.

Las ancianas asintieron y en silencio comenzaron sus quehaceres:

Una tomó de una enorme madeja un hilo dorado, otra lo extendió y finalmente la tercera lo cortó...

- La muerte sea el destino.

- La muerte de la Muerte.

- El Tártaro recibirá al que tantos le enviara...

Y dicho esto, las tres se desvanecieron.