Lentamente las alumnas fueron llegando a sus respectivas habitaciones después de que la votación hubo concluido y aunque todas ellas estaban expectantes y nerviosas por lo que acababa de ocurrir, el cansancio generalizado era algo bastante prominente en aquellos cuerpos jóvenes.
Era el momento de descansar, la muchacha no sabía cuando pero finalmente había quedado dormida en su cama, ya mañana iba a ser otro día, uno más tranquilo, o eso esperaba, uno en donde podía demostrar su verdadera valía y como podía solucionar todos los problemas que el día anterior habían dejado pendientes en el tintero.
El miedo de aquella amenaza era suficiente como para mantener a la joven Kyoko Kanzaki asustada, ella no iba a salir a de su cuarto en toda la noche... y no quería saber lo que le esperaba si saliera... Así que, pasó toda la noche encerrada en su cuarto cayendo dormida cuando su cuerpo no aguantó más.
Finalmente con la mañana, un nuevo día se alzaba en el pueblo y lentamente los párpados de las adolescentes eran brutalmente atacados por los rayos de sol mañaneros que se escurrían entre las cortinas. Ese día iba a ser bueno, lo presentían, y el hecho de que aún estuvieran vivas lo ejemplificaba bastante bien.