Lentamente las alumnas fueron llegando a sus respectivas habitaciones "provisionales" escogidas después de que la larga caminata hubo concluido y aunque todas ellas estaban expectantes y nerviosas por lo que acababan de encontrar, el cansancio generalizado era algo bastante prominente en aquellos cuerpos jóvenes, en particular en un sitio así.
Era el momento de descansar, la muchacha no sabía cuando pero finalmente había quedado dormida en su cama, ya mañana iba a ser otro día, uno más tranquilo, o eso esperaba, uno en donde podía demostrar su verdadera valía y como podía solucionar todos los problemas que el día anterior habían dejado pendientes en el tintero.
Finalmente con la mañana, un nuevo día se alzaba en el pueblo y lentamente los párpados de las adolescentes eran brutalmente atacados por los rayos que emitían las luces automáticas de aquel lugar. Ese día iba a ser bueno, lo presentían, y el hecho de que aún estuvieran vivas lo ejemplificaba bastante bien.