Volviendo a su habitación la muchacha entró con tanto cuidado como el que había usado para salir de ella, esperando no haber llamado la atención de nadie en aquel paseo nocturno que había hecho y esperando que tras aquella noche de sueño esta pudiera ver el mundo un poquito mejor... metiéndose de nuevo en cama esperó a quedar dormida nuevamente.
Finalmente con la mañana, un nuevo día se alzaba en el pueblo y lentamente los párpados de las adolescentes eran brutalmente atacados por los rayos de sol mañaneros que se escurrían entre las cortinas. Ese día iba a ser bueno, lo presentían, y el hecho de que aún estuvieran vivas lo ejemplificaba bastante bien.
Lentamente las alumnas fueron llegando a sus respectivas habitaciones después de que la votación hubo concluido y aunque todas ellas estaban expectantes y nerviosas por lo que acababa de ocurrir, el cansancio generalizado era algo bastante prominente en aquellos cuerpos jóvenes que ni la ducha logró despejar.
Aún era de noche, pero la muchacha se levantó, aún había cosas por hacer a esas altas horas, comprobando que nadie no la escuchara, esta decidió marcharse haciendo el más mínimo ruido posible. Ya tendría que volver después con el mismo tipo de cuidado y cautela con no despertar a nadie.
Volviendo a su habitación la muchacha entró con tanto cuidado como el que había usado para salir de ella, esperando no haber llamado la atención de nadie en aquel paseo nocturno que había hecho y esperando que tras aquella noche de sueño esta pudiera ver el mundo un poquito mejor... metiéndose de nuevo en cama esperó a quedar dormida nuevamente.
Era el momento de descansar, la muchacha no sabía cuando pero finalmente había quedado dormida en su cama, ya mañana iba a ser otro día, uno más tranquilo, o eso esperaba, uno en donde podía demostrar su verdadera valía y como podía solucionar todos los problemas que el día anterior habían dejado pendientes en el tintero.
Finalmente con la mañana, un nuevo día se alzaba en el pueblo y lentamente los párpados de las adolescentes eran brutalmente atacados por los rayos de sol mañaneros que se escurrían entre las cortinas. Ese día iba a ser bueno, lo presentían, y el hecho de que aún estuvieran vivas lo ejemplificaba bastante bien.