—Mi señor, feliz navidad. — Le deseo el bretón. —He hablado con mi familia en Bretonia y le he conseguido esto para usted. — Dijo haciéndole señas a Jacob para que le presente el paquete a Sir Roderick. Era un hermoso conjunto para la corte a la moda como se utilizaba en Bretonia. —Está aromatizado con las mejores preparaciones de mi tierra natal, y de hecho el perfume con el que viene el conjunto se encuentra en uno de los bolsillos en una botellita de cristal que encontrará de mucho estilo. — Presentó Leomie el regalo con la mejor labia que tenía, intentando quedar bien con su señor. —Espero que sea de su agrado. —
-Muchas gracias Sir Leomie -dice el Conde admirando el regalo que le ha hecho el bretón-. Creo recordar que su hermana estaba soltera y deseabais casarla, ¿no es así? Quizás este año haya una boda en su señorío
-Si se me permite me gustaría brindar una idea, una opinión. Todos hemos sido agasajados y hemos recibidos regalos esta noche. Os propongo utilizar esos regalos para contratar piratas que se unan a nuestras incursión, podrían actuar como distracción o como fuerza de choque abriendo una grieta en las defensas de nuestros enemigos para que podamos llegar seguros a la costa y hacer mas efectiva la incursión.- Hizo un segundo de silencio -Conde Roderick, mi Rey. ¿Estáis de acuerdo con esta idea?-
-Es a mi a quien deberíais preguntar, ya que la incursión naval está a mi cargo. El Rey Uther no tendrá piratas bajo su bandera, pero si vosotros queréis llevar bajo la vuestra, podéis hacerlo, por supuesto, los gastos correrán de vuestra cuenta
-Hablando de eso, Sir Aidan -dijo para todos los caballeros presentes-, ha sido nombrado caballero abanderado, como tal podrá elegir a tres caballeros que lo seguirán, aparte tendrá 22 hombres a los que comandará en batalla. Sir Aidan, ¿a quién eliges? Uno de los caballeros será Sir Cuthbert, al haberse quedado sin hogar vos le proporcionaréis un lugar en vuestras tierras manteniéndolo
Los otros dos ya están elegidos, Sir Dunn y Sir Ewan, pero es para dejarlo dicho formalmente
Su torpeza en la corte quedó evidenciada ante la respuesta del príncipe y la propia respuesta haría seguramente que los caballeros se negasen a donar dinero para su idea, así que ya podía ir descartándola pues él tampoco poseía el dinero para contratar una flota importante.
Entonces habló el conde. -Sir Dunn y Sir Ewan son cercanos a mi familia por lo que me gustaría sean ellos quienes me acompañen en la batalla. Si no tenéis nada que objetar- fue su respuesta
Leomie sonríe cuando el conde comenta que conseguiría un esposo para su hermana este año. Era algo que estaba deseando desde hace un tiempo ya y finalmente lo conseguía. -Muchas gracias mi señor. - Dijo sin poder ocultar su satisfacción consigo mismo por poder cumplir con sus deberes familiares.
Más tarde, cuando Sir Aidan anunció que llevaría a Sir Dunn y Sir Ewan el bretón se sorprendió por esa vuelta de la vida, y se preguntó qué tanto el caballero abanderado sabía de la relación entre estos dos, aunque al estar todo zanjado no debería haber razón para preocuparse, en teoría.
Antes de que la reunión se acabase, Leomie se acercó a Sir Dunn y le deseó buena suerte, sabiendo que después de esta separación tardarían en volverse a reencontrar.
Sir Caerwyn parecía de buen humor, incluso ilusionado... Al menos hasta que el Conde habló con Sir Leomie sobre unas posibles nupcias con la hermana de éste. El pelinegro tragó en seco, pues era bien sabido por algunos que se había librado de tres matrimonios, dos de ellos con Lady Ealasaid, pero no sabría cuánto tiempo más podría eludir esa responsabilidad.
El de Berwick suspiró y tímidamente buscó con la mirada a Sir Ewan y luego a lady Mollie, arrugando el ceño, apenado. Sabía que era mejor así, sobre todo para las damas en edad casadera, pero también para él mismo.
Buscó la complicidad de Sir Caderyn, pues el de Tisbury era capaz de calmar las atribulaciones del pelinegro.
*Igualmente lo de la boda sí se ha omitido, porque no tendría lugar hasta Noviembre (si es que ocurre u.u)
tras aceptar el conde su petición de ir a cazar sajones, Sir Edward está jovial. Excepto cuando mira a su esposa, que le reprocha con la mirada su eleccion de destino. entonces e le ve dudar pero espera poder regresar a casa con gloria y regalos para su mujer.
Sobre los barcos y aunque parece buena idea en un principio, si el conde no quiere piratas no seré yo quien turbe su elección. No coneis conmigo para financiar a los corsarios.