Partida Rol por web

Aquellos ojos azules la cautivaron, haciendo que sonriera tímidamente pero con una inocencia pura y clara. 

- Yo también deseo haceros feliz a vos... 

Su voz volvía a ser algo tímida y avergonzada, muy probablemente porque todo aquello resultaba nuevo para ella.

Cuando él hizo aquella broma la joven lo miró algo confundida.

- Yo... Yo no sé nada... No sé nada sobre eso... ¿Divertido? ¿Debe ser divertido? Pero... Pero... ¿No es mi deber? ¿Es bueno divertirse con ello? 

Claramente la joven era totalmente inexperta en aquellos temas, solamente de hablar o pensar en ello sus mejillas se sonrojaban y su voz temblaba. 

Sus siguientes preguntas la tomaron por sorpresa y pensó durante unos segundos su respuesta.

- Si os sois sincera... No. Sir Caerwyn había sido hasta ahora el favorito del Conde... También sé que había pensado en un anciano caballero bastardo... Hablé con el Conde y le expliqué que sería difícil tener un heredero con aquel hombre... Luego, otros caballeros hablaron conmigo, incluso me invitaron a ir a sus señoríos pero... Hasta hoy, ninguno había solicitado mi mano ante el Conde... Creí... Creía que volvería a no desposarme este año y que tendría que entrar en un convento... 

Miro esa sonrisa tímida y no puedo evitar sonreír de vuelta. —Pues entonces está dicho, seremos felices juntos.— Muchas parejas se casaban por conveniencia, pero Edward haría lo posible para que este fuera un matrimonio genuino, uno de amor. 

No puedo evitar reír enternecido por la inocencia de su prometida, no podía creer lo afortunado que era al ser él quien tuviera el honor de introducirla al mundo del placer. —Divertirse y disfrutar es en realidad el punto de todo eso. Los hijos vienen como parte de, pero es el proceso de hacerlos la parte interesante. — No quiso entrar en mucho detalles para no abrumar a la joven, dejaría que sea ella quien preguntara lo que quisiera sobre el tema, pues tampoco había prisa y todo lo descubriría en su noche de bodas. 

Disfrutaba hablar con Ealasaid, así que escuchó con atención a su respuesta, la cual no le sorprendió. Pues a él también le había asombrado que el conde aceptara su propuesta. —Pues espero que algún día puedas llegar a ver esto como una grata sorpresa. Sé que nunca fui el favorito, pero tal vez fui el más decidido en lograrlo. Sabía que tendrías una larga fila de pretendientes, pero estaba dispuesto a luchar, a hacer lo que sea por ti y aquí me tienes. — 

Las mejillas de la joven continuaban ruborizadas al escuchar al caballero hablar de que era divertido el cómo se hacían los bebés y quizás eso mismo explicaba porque ellos solían caer tan fácilmente en aquellos lascivos asuntos.

- Entonces... Tendréis que instruirme en ello... Cuando estemos casados... 

Una parte de ella quería conocerlo antes, quería saber qué era y cómo podía resultar divertido pero la educación recibida y sus fuertes creencias la llevaban a hacer lo que debía hacerse, esperar al matrimonio... Aún así, sus mejillas se encendieron un poco más, indicando que quizás estaba pensando en cosas que no debía pensar ante un hombre. 

- Creo que ya está siendo una grata sorpresa... - Respondió con un tenue susurro - ¿Una larga fila de pretendientes? No ha sido así... Como os dije, fuisteis el primero en pedir mi mano... El Conde le prometió a mi padre en su lecho de muerte que encontraría un buen esposo para mi... Por eso nuestro Señor deseaba tanto que me desposara pues antes de que mi padre muriera estaba acordando mi matrimonio, aunque nunca supimos con quién... - Sonrió mirándole a los ojos - Y yo estoy aquí, con vos y para vos... 

Edward asintió a las palabras de su prometida. —Lo haré, con paciencia y a su debido tiempo, mi lady. — Nunca se atrevería a mancillar el buen nombre de la dama al robarle su flor antes del matrimonio, por más de que su hermosura fuese tentadora, por más de que la curiosidad de saber que había bajo su vestido le invadiera en la noches. 

Se alegró al saber que Ealasaid lo consideraba una grata sorpresa, sobre todo luego de su confesión. —Te aseguro que si bien no hicieron un acercamiento formal, no había hombre en Salisbury que no desease casarse contigo. ¿Quién en su sano juicio podría no querer a una mujer valiente y hermosa? —Comentó como cumplido. —El destino y los caminos del señor a veces son misteriosos, pero hoy nos han unido y espero nunca nos separen. 

Mira hacia el castillo y se le ocurre una idea. —¿Te gustaría conocer tu futuro señorío? Comenta con una gran sonrisa. 

Las mejillas de la joven continuaban sonrojadas y en un momento dado se mordió ligeramente el labio mientras miraba fugazmente los labios de su ya prometido. Quitó todo aquel pensamiento impuro de su mente y su rostro regresó a la normalidad, aunque en aquellos escasos segundos había mostrado una expresión algo sensual que se intensificaba con su inocente y angelical rostro. 

Sonrió afable a las siguientes palabras de Edward y río ligeramente.

- Lo dudo mucho... O al menos no fue eso lo que yo percibí, aunque si es cierto que vos pasasteis más tiempo con ellos. - Sus mejillas se sonrojaron ante sus palabras - Simplemente hice lo que creí adecuado... Nuestros heridos necesitaban sanación... Pero vuestras palabras me hicieron abrir los ojos y alejarme del peligro... 

Ealasaid se detuvo y con cierta timidez puso su mano sobre el pecho de él, cerca del corazón de éste y le dedicó una cálida sonrisa.

- Vos salvasteis mi vida al impedirme adentrarme en aquella batalla... Por lo que ahora mi vida os pertenece a vos... 

La siguiente pregunta provocó que su sonrisa se ampliara, aunque dudaba de que pudiera hacerse.

- Me encantaría pero... Debería llevar a alguna de mis damas... No es adecuado que una dama acuda sola al señorío de un caballero, aunque éste sea su prometido... ¿No?  

Desde la ventana de su estancia Sir Edward observa como progresan las obras del campo de justas. Mira como el ingeniero dirige la actividad. Los plebeyos ya estan acabando de nivelar el terreno tras el desbroce y en un lateral se va acumulando madera para construir las gradas.  

Edward está serio. El duro golpe para su esposa ha afectado a la alegria de Choldeton. edward es cortés, y a ratos privados incluso payaso con ella a ver si la anima, pero la pesadumbre parecen afectar el alma de Lady Ealasaid.

Creo que debo escoger la oferta del Conde. sir Aidan es un gran amigo, peor el conde es nuestro señor. No creo que Sir Aidan se lo tome a mal. ¿Que crees?

Ealasaid se encontraba tejiendo, sentada en una de las sillas mientras observaba a la pequeña hija de su esposo con una cálida sonrisa. Al menos la pequeña había superado la enfermedad y continuaba con ellos y eso había supuesto un pequeño aire de esperanza para la dañada alma de Ealasaid.

Las palabras de su esposo la sacaron de aquel pequeño trance y lo miró con dulzura, levantándose para acercarse hasta él y observar también por la ventana.

- Lo creo Edward, lo creo... - Apoyó ligeramente su cabeza en el hombro de él, pues él se había convertido en su pilar y si había algo que deseaban ambos era poder formar una familia, pues ya habían perdido mucho... Y al menos, el método para ampliar la familia resultaba divertido y entretenido... - Sir Aidan es un viejo amigo mío y aún a pesar de sus creencias y formas es un hombre de palabra. Si rechazáis su oferta por la del conde no os lo tendrá en cuenta, pues él también sigue debiéndole lealtad al Conde. Quizás, podríamos enviarles a él y a su esposa algún presente como agradecimiento a su oferta... ¿Qué opinas? 

OK, vamos de nuevo, esposa, que al final tendremos que hacer un master en la Londinum School of Management para sacar el feudo adelante.... 

¡Valgame Dios! ¡Es cara de narices la ropa! Vale lo mismo vestirse que fortificar una mansión O_o ¿Hay reventa de ropa vieja a los mercaderes? le dice Edward a su esposa sólo medio en broma cuando esta le presenta los costes de la spieles, brocados y telas a adquirir para que ella y las damas hagan las ropas para ambos. 

tu eres mucho más habil que yo con los asuntos de la corte, peor entiendo que ir a la moda es importante, specialmente este año que tendremos visita del conde y debemos mostrar nuestros mejores colores frente a todo el mundo.

Bien, asignaremos 4 libras y 120d para vestirnos a los 2. Tendrás que apañarte con eso. Si tienes que escatimar, hazlo de las ropas de mi persona. No pongas esa cara. Algo sobrio para esta pobre percha seguro que se puede apañar sin que desentone al lado de la mujer más bella de la corte.

Este año creo que debemos invertir tambien en el campo de justas que ha pedido el conde, especialmente si acepto su ofrcimiento de formar parte de su escolta como ya hemos discutido. Mollie, nos queda para qué más

Mollie rebusca ente sus notas y apunta. Mi señor, con los ingresos que ha notificado el reeve nos quedarían 4 libras y 120d para gstos de los señores. 

Hmm... creo que eso no da para hacer un bosque de caza del ciervo. De acuerdo, para seguir con la venia del COnde y honrar a nuestras familias propongo pintar Cholderton con escenas de la biblia sobre la familia. Seguro que los monjes nos pueden aconsejar sobre qué escenas pintar. pregunté en Saum y sale por unas 2 libras 

¿Os parece bien esposa? No sé qué presupuesto necesitas para atender a la corte del conde cuando vengan aqui, pero espero que con lo que quede sirva. 

El campo de justas es un fijo. Lo que no tenemos pasta este año es para invertir en economia o en otras mejoras fisicas de nuestras tierras (monumentos, empalizada para Cholderton...). Ya lo haremos. Invertimos en apariencia y pintamos la casa.  

PROPUESTA DE GASTOS (v3) después de saber que estaba mal hecho: 
- High court fashion para los señores de Cholderton e Idmiston: 4,5L
- Campo de justas (como pide el Conde): 5L
- Pintura exterior Cholderton: 2L

2,5L a ahorros. 

Entiendo que cada año nos vamos a gastar 4,5L en ropas, asi que ya lo considero un gasto fijo. :)

EDIT: acabo de ver que el conde nos cuesta UN PASTON. Asi que mejor no gastamos más. Si la primera visita de 8 dias nos ha costado 2 libras y pico la larga de mayo nos arruina. 

Los ojos de Ealasaid miraron a su esposo, fijos y en apenas unos segundos comenzó a reír. Una risa como hacia semanas que no se le escuchaba, una risa pura, sincera y calmada, una risa que parecía romper con unas preocupaciones que se desvanecían con cada uno de sus sonidos.

- Tranquilo... - Dijo limpiándose una lágrima de su mejilla, una lágrima que cabía caído por las risas - Con la ropa vieja se pueden hacer apaños para otras ropas, se pueden donar al pueblo o se pueden guardar para cuando vuelvan a estar de moda. Llevo muchos años usando ropas lejos de la moda de la corte, no necesito ropa nueva cada año. - Se acercó hasta él y le arregló el cuello - Tu en cambio, esposo, necesitas un poco de mi mano femenina para la moda... - Besó su mejilla con una sonrisa - Ahora que serás un caballero personal del Conde... 

Continuó escuchándole con una tierna sonrisa en su rostro, una que parecía resurgir de nuevo gracias a su esposo y él podía ver como ella parecía estar desechando aquellas sombras. 

- Si, debemos contentar al Conde y su séquito pero tampoco debemos olvidar al pueblo... 

Miró a Mollie con orgullo, pues se alegraba de que la hermana de Sir Ewan se aclimatara a su nueva posición, esperando que poco a poco los ánimos se difuminaran y pudiera volver a tener una nueva oportunidad. 

- Edward - Respondió a su esposo usando su nombre en la intimidad, tal y como él le había hecho prometer el día de su boda - Confío en tu criterio para la pintura y si, los monjes podrán aconsejarnos las mejores escenas a plasmar... Podríamos tener también la opinión del pueblo y que puedan visitar las instalaciones cuando estén terminadas... Sería prudente que se sientan parte de todo ello... - Se encogió de hombros - En cuanto conozcamos cuántas personas vendrán podremos calcular los gastos para la comida y los alojamientos. 

Los murmullos inteligibles de la pequeña Eyvind llamaron la atención de Ealasaid, acercándose hasta la niña y tomándola en brazos para sentarse y hacerle algunas carantoñas a la pequeña. Cuando la pequeña enfermó estuvo preocupada por ella y había pasado algunas noches cuidándola junto a su esposo, haciendo que la apreciara aún más.