- Hola soy un neoyorkino encerrado, ¡por favor sácame de aquí! Puedo administrar algo de tu vida a cambio, trabajo de ello créeme es palabra de Mike.
Se oyó un ruido como que alguien había entrado, pero se quedó unos segundos en silencio. Luego finalmente habló.
¿Cómo? ¿Perdona? Sonaba algo confusa. Era una voz dulce y sonaba totalmente inocente.
- Te perdono voz dulce, es lo que tiene hablarle a una pared.