Partida Rol por web

Natalie era muy entregada, eso me hacía sentir especial. También despertaba en mi el sentimiento de cuidarla.

Pero había llegado el momento realmente importante, el de expresarle lo que sentía y arriesgarme a hacerle aquella petición tan especial. Me hubiese gustado ver su rostro, su reacción. Pero presté atención a su voz.

Si, me había dicho que si...

- Uuff - Respiré aliviado - Yo también te quiero. Estoy deseando poder verte, abrazarte y besarte...

- Qué lento pasa el tiempo ¿No? - Bromeé

Y luego - Qué bien que hayas aceptado, estaba nervioso. Esto es principio de una hermosa historia.

Todavía sentía las palpitaciones en su corazón, eso él no lo podía oír aunque sí se notaba claramente la emoción en su voz. -Yo todavía no termino de creérmelo, estoy mirando el anillo. Me lo he colocado y brilla en mi dedo... pero aún así parece que estoy soñando. No, no sabes las ganas que tengo de verte. 

Estaba sonriendo, se notaba. 

-¿Cómo iba a decirte que no, mi dulce Arthur? Mi caballero...

Coincidió en lo lento del tiempo. 

-Pronto nos veremos en persona. Estoy apoyada contra esta mampara, deseando verte. Quiero sentir tu contacto, mirar en tus ojos a ese gentil joven que me robó el corazón. 

Su suspiro fue largo y tendido, lleno de anhelos.

-Te quiero. 

- Estoy deseando ver cómo te queda el anillo. Y no, no estás soñando, pero te puedo entender porque me siento en una nube, en una "cloud" - Me río de mis propias tonterías.

Y nuestros deseos hablaban, los dos anhelábamos lo mismo - Yo también te quiero. Ahora en cuanto nos dejen te doy un fuerte abrazo. Esto es una tortura... - Mi sentido del humor seguía tal cual.

Yo también me acerco a la mampara, para en cierto modo, sentirme más cerca de ella - Tenemos que hacer muchos planes. Uno de los primeros que me gustaría cumplir es conocer a Matt. También pasar una larga velada contigo... Hay tantas cosas...

Cuando le comentó del anillo, a ella se le ocurrió:

-Quiero que me lo pongas tú en el dedo, amor. ¿Puedes ponérmelo cuando me veas? Lo llevaré encima pero en su cajita, así me lo pones tú. 

Se rió, dichosa de todo aquello que estaba experimentando. Luego coincidió con él. 

-Lo es, y pese a todo, me encanta desear el verte... sabiéndote tan próximo a mí. Y por supuesto conocerás a Matt, eso es tan importante. Gracias por decírmelo. Yo quiero conocer al hombre que te acogió en la mansión, porque gracias a él hoy estás aquí. 

Ella suspiró, pegada a la mampara junto a él aún cuando ni siquiera el perfil de ninguno de ellos se podía entrever.

-Mi Arthur, te había prometido un dibujo de cómo te imaginaba pero prefiero verte. Solo verte. Amor.

Cada palabra era dicha con alegría, no se sentía falsa ni un ápice. Ella se había enamorado y no tenía miedo de decirlo.

-Tendremos mil veladas. Y mucho que hacer: guiño, guiño.