Parece que Starfox tiene algo en mente, y yo lo agradezco, me siento muy pequeña en comparación con todos ellos, como si fuera una niña, sin embargo sé que puedo dar mucho de mí misma. Sonrío, entusiasmada, y lo sigo hasta llegar a un sillón, el pincho entra en mi mente, y yo cierro los ojos con fuerza ante la desagradable sensación a la que espero acostumbrarme.
Al abrir los ojos, estoy en otro lugar, y vuelvo a ser la yo con la que más tiempo he convivido, mi pelo vuelve a ser el de siempre, y mi rayo debe estar en su sitio. Estoy en una plaza, una plaza concurrida, empiezo a agobiarme, no me gusta la calle, ni verme rodeada de gente, pero todas mis alarmas mentales saltan a voz en grito cuando todos se paran y nos miran.
Doy pasos hacia atrás, pero es inútil, no entiendo qué pasa, ni por qué nos miran, pero el miedo se refleja en mi rostro, el corazón palpita desbocado dentro de mi cuerpo ¿Qué es todo esto? Y la voz de Starfox empieza a explicarme… La gente empieza a cerrarse a nuestro alrededor y yo miro nerviosa, a todas partes, empezando a hiperventilar, incluso me resulta difícil escuchar lo que me dice. Solo puedo pensar en que la gente se nos echa encima y yo no entiendo por qué motivo, no sé qué he hecho para que murmuren así, para que parezcan tan enfadados. ¡¿Qué está pasando?!
Una parte de mí quiero agacharse, abrazarse a sus rodillas y esperar a que todo pare, quiere llorar, y gritar como una niña. Trago, y estoy a punto de dejar que esa pequeña aparte de mí, asustada y quebradiza, tome el control de mi cuerpo, cuando Starfox da un salto y desaparece mi vida, me quedo sola, en medio de todas esas personas que me gritan insultos, me empujan.
Miro hacia el cielo, mis pies no reaccionan, mis labios balbucean, no soy capaz de articular palabras, ni de pensar, no puedo ni gritar, no entiendo qué está pasando, no soy capaz de hacer nada.
Alguien me jala del pelo.
Corre, corre ¡YA! // No puedo, hay mucha gente// Tú corre. Corre, maldita sea.
Lágrimas nerviosas desgarran mis mejillas, mientras los nervios y la impotencia me impulsan a correr con los ojos cerrados, aparto a quien puedo y cómo puedo en un vano intento por salir corriendo.
Pero todo se detiene de repente, y yo ya no sé ni dónde estoy, me cuesta volver a situarme, ni siquiera vuelvo a abrir los ojos.
Cuando salimos, miro mis manos, tengo las uñas clavadas en las palmas de mis manos, por la tensión y el esfuerzo. Me miro las palmas, cabizbaja y pensativa, con el ceño fruncido, temblando por los nervios y la tensión, no miro a nadie, ni siquiera a Starfox cuando me habla, me siento impotente, y débil ¿Y si no hay otra Jydmis? ¿Y si esto es lo que soy? Alguien débil, sin aptitudes para pelear ¿Por qué me sacaron de allí entonces? Angustiada, asiento, y musito un “Gracias” sin dejar de mirarme las manos.
Lo que he visto, y lo que he vivido, me lleva a pensar que no seré capaz de hacerlo, no seré fuerte llegado el momento, todas esas personas se me comerán viva sin que yo pueda hacer nada. Pero… ¿Qué habría pasado, si hubiera continuado? ¿Hay una Jydmis contenida aquí dentro? ¿dónde está?