¡Qué bonita mi habitación! *__*
Mañana te posteo, que estoy molidísima T__T
No te gusta? No te recuerda a la tuya de Matrix? xD espero tu post mañana
El ascensor baja en vez de subir, las paredes traquetean, el motor se escucha y al salir del ascensor ensimismada, de repente me encuentro con el túnel central al que parecen ir a morir todas las viviendas.
Suspiro, y cierro los ojos un instante, el rugir de las máquinas, el temblar del hierro, bajo mis pies. Me sujeto a la barandilla, no se escucha nada más, parezco encontrarme en una Atlántida mecánica, en un oasis Steampunk, y es extraño, pero al final me he encontrado a gusto rodeada de tantas personas, una vez he encontrado el tema de conversación adecuado, me he relajado, y he podido hablar. Suspiro, de nuevo, aún con los ojos cerrados, el ascensor, al fondo, cierra sus puertas y se marcha, sonrío, sujeta a la barandilla. Creo que estoy dónde tengo que estar, sé que me resultará difícil encajar, las mujeres que hay aquí son todas de inquebrantable arrojo, sin tapujos, sin complejos, yo tengo mucho que pulir y aprender.
La humanidad empieza a resultarme más interesante de lo que me había resultado hasta ahora. Abro los ojos, sorprendida por el pensamiento, y lo arrincono, algo está cambiando en mi mente y de momento, quiero dejarlo a un lado, tengo que buscar mi habitación. Miro hacia abajo, el poco es infinito, algunas luces me recuerdan al cielo nocturno, la cúpula es similar a la del Muelle.
Venga Jyd, que te pierdas, pareces una turista. Caminando me fijo en los números de las habitaciones, casi no hay gente, estarán durmiendo ya, mañana parece un día importante. Miro curiosa a las pocas personas con las que me cruzo, eclipsada por esta ciudad.
Al cruzar la pasarela, mis pies se paran justo en medio, y mis ojos se asoman de nuevo, es increíble, estoy dentro de una de mis películas favoritas.
Subo varios tramos de escalera y al final me encuentro frente a la puerta de mi habitación. He llegado yo sola, he llegado sin titubeos, vale, me he parado muchas veces, pero no por vergüenza, ni porque me sintiera cohibida. He llegado a casa.
Temblando de puro nervio introduzco la llave en la cerradura y abro. Entro a oscuras, me apoyo y cierro la puerta, suspiro, y un escalofrío me recorre, ésta será mi casa, mi hogar, no se parecerá a mi pequeña madriguera pero… doy la luz, y me quedo atónita, es pequeña, está hecha de hierro, una cama, un escritorio con un terminal diferente a mi PC, parece mucho mejor, y lo que debe ser un baño, hay una nevera, un micro, cafetera… es… es perfecto, está muy ordenado, huele a limpio, es… es genial, sonrío, dejo mis cosas a un lado, no sé qué toquetear primero.
Recorro la habitación mirándolo todo con la ilusión de una niña pequeña, sin darme cuenta de ello, claro. Y siento unas ganas increíbles de encender el ordenador y activar a Tachi, pero tengo que dormir, y habrá tiempo para ello.
Me cambio el pijama, y finalmente me quedo dormida.
Por si quieres adelantar más: Cuando me despierte, dependiendo de la hora, café, cambio rápido y como soy un poco impaciente, y muy insegura, no quiero llegar tarde y perdérmelo, saldré mucho antes, media hora antes de las 11, merodeo ya por el punto de encuentro.