Partida Rol por web

El ruido inconfundible de los pajaros lleno la habitacion del muchacho, como  todas las mañanas sin falta, cosa que deberia bastar para despertar a cualquier persona normal, pero no era el caso de Odelien, bien podia haber una explosion con todo y escombros que pasaria inadvertida para el, no cuando estaba durmiendo tan profundamente, muy a gusto abrazando uno de sus peluches de gran tamaño, casi como un niño, pues es que casi lo era.

Tienes que ir a las recreativas cuanto antes, ya vas tarde

¿Que haces?

Los primeros rayos de sol despertaban a Daniel intuitivamente, sin necesidad de alarma, cada día a la misma hora. Y si no era así, al menos lo parecía. Pero aquello no era un problema para el moreno, al contrario, acostumbrado a la rutina probablemente ni siquiera lo notaba. Se levantaba de la cama sin rastro de pereza, a pesar de que lo habitual para él era dormir escasas horas, entre su trabajo  y los paseos que tan dado era, sobre todo cuando el sol se iba y dejaba las vistas del magnífico cielo plagado de estrellas sobre aquel pequeño pueblo. Ese era uno de los puntos por los que probablemente no se había marchado de allí nunca a pesar de que ser detective en un pueblo en el que pocas cosas importantes pasaban no era muy rentable, ni le tentaba la idea de irse a ninguna gran ciudad. 

Tenía que mirar el buzón para ver si tenía algo importante...

Como es normal en mí, paso del más absoluto estado de catatonia, a estar de pie al borde de mi cama con cara de susto. Ya se me hace tarde otra vez, ya haré la cama luego. Me meto los pantalones a la velocidad del relámpago, engullo la mitad del desayuno en la boca y la otra mitad en el bolsillo del pantalón.

Busco las gafas sin encontrarlas, claro no veo nada, necesito las gafas para encontrarlas... Tras un segundo de estupor por este pensamiento en bucle, me pongo una camisa limpia, cojo las llaves del trabajo, en una última busqueda histérica las encuentro en el baño.Salgo por la ventana que es más rápido disfrutando del aire en mi cara mientras caigo sonriendo y me despido de mi compañero de piso que me había olvidado

- DANIEL ME VOOOOOOOOOOOOYYYYYyyyyyyyyy- caigo como un gato y pongo pies en polvorosa hacia mi trabajo.

     Me levanto de la cama pausadamente, y apago el despertador antes de que suene, creo que ya no recuerdo la última vez que apague el despertador mientras se producía ese sonido tan peculiar, nunca le doy la oportunidad para que suene, tengo la impresión de que pasaría cualquier cosa si dejase que sonara, ...  menuda tontería  ...  tras ducharme, comienzo mi ritual de vestimenta, ...  los detalles, ...  siempre los detalles ... eso es lo más importante, pues nunca se sabe con quien habré de entrevistarme en el día de hoy, ... mientras me visto observo que uno de los botones de mi gabardina está a punto de caerse, ¡¡imperdonable!!, ... no me sirve ... cojo otra de mis gabardinas, ... tengo que aprender a coser algún día, ... Escucho los pasos apresurados de mi compañero de piso, llega tarde otra vez, como siempre ... llevamos poco tiempo juntos conviviendo y ese caos organizativo suyo le va a traer más de un problema estoy seguro, ... lo veo pasar a toda velocidad entre las habitaciones y mientras lo saludo con la mano al tiempo que me termino mi café, veo que ni siquiera se da cuenta, ... no importa ... me basta saber con que puedo confiar en él a pesar del escaso tiempo que llevamos conociéndonos, se que es buena persona, nunca me equivoco en estas cosas, ... Al poco tiempo de salir Odelien hago lo propio, mientras me paro ante el espejo para colocarme mi sombrero, nunca salgo sin él, es mi amuleto de la suerte, aunque esté pasado de moda ... y hago como todas las mañanas, ojear detenidamente el correo y el periódico de camino a la comisaria, y de esta forma poder conseguir posibles casos que puedan ir aliviando mi tan reprimida economía ... Buenos días Storybrooke ... 

Es una carta, la abres y lees rápidamente. Y aquella mañana su primera tarea era entregar en la oficina del sheriff Evan el registro  de llamadas antiguas de un local que había cambiado de dueño hace poco. Formalismos sin más importancia ni misterio, que podrían hacerse allí mismo pero era más rápido y cómodo encargárselo a otra persona,

  Con los datos del cliente que me proporcionaba la oficina del Sheriff en la carta, y mi portátil que siempre llevaba conmigo, sólo tardaría unos 20 minutos en gestionar dicha información, así que pararía antes en el restaurante donde allí mismo lo tramitaría conectándome a la red wifi gratuita, tomaría mientras tanto un tentempié de media mañana antes de tirar para dicha oficina y de paso repasaría los periódicos del día a ver si encontraba algo interesante, ... me abrigué bien por el frío de la mañana, y encamine mis pasos tranquilamente hacia mi segundo desayuno...

Caminas por la calle, ves un grupo grande de gente más de 7 personas, intentas ver a alguien y ves que el sherif se encuentra entre ellos

- Acercarte

- Esperarlo en la comisaria

- Ir a otro lugar

Pasas buen rato en las recreativas y el día parece que se te hace más ameno con compañía. A la tarde llegan más niños pero, ninguno te ha causado la misma impresión que Antye como en aquella mañana.

Tras todo el proceso, vuelves a casa y te desplomas junto a tus adorables ositos para dormir y sentirte completamente cómodo. ¿Demasiado suelto, tal vez? Pues, antes de dormir, escuchas el maullido de tu gato y una sonrisa se dibuja en ti.

Dados a tu favor

“Había una vez...

La sonrisa más grande del mundo. Los ojos más observadores y atentos, que parecían hasta atravesarse. Decían que el lobo feroz: “oía, veía y comía mejor”; pero, no cabía duda que aquella figura no tenía porque tenerle envidia alguna.

Sobre una rama, perdido en el gran bosque, descansando, abriendo los ojos, te girabas y con desparpajo ya sabías que no ibas a caerte porque... tus zarpas se agarraron con firmeza sobre el árbol.

Las rayas oscuras, rozando el negro y un pelaje extraño, tirando a rojizo, te hacía sentir casi un tigre. Estirabas las patitas con diversión, hasta que un ruidito se abrió paso por tu alrededor. ¡Menuda vida de gato! Perezoso por doquier y capaz de molestar a quién estuviera por tu paso. Con una sonrisa te moviste y encontraste una niña que se te hacía muy pero que muy conocida.

¿Qué hacía ahí? ¿Estaba perdida? Oh, pero no importa mucho el camino a tomar, si no sabes dónde quieres ir con exactitud, ¿verdad? La sonrisa se te abrió, extensión notaste, pues un rabo tenías en ti y moviéndolo divertido, te atreviste a reírte de ella, antes de que...
Tus ojos se abrieran en desmesura y quisieras gastarle una travesura, notándote flotar. Como si tu cuerpo no existiera pero, esa sonrisa quedara, tan imborrable en el aire. ”

Tu progreso avanza a 3/10

Y tan ágil te despiertas, aferrándote a la cama y tu posición semigatuna te delata. Algo raro, te empiezas a reír, sin comprender todo lo qué ha pasado por tu mente y, entonces, el maullido del gato vuelve hacia a tus oídos.

Parece que la diversión empieza a estar en tus venas por defecto. Entonces, ¿querrás ir al trabajo directamente o te dedicarás a hacer algún gesto travieso primero?

Me desperezo tranquílamente, llego tarde al trabajo como siempre, ¿Será que no estoy hecho para trabajar? esta vez no me doy prisa. Me acerco a la ventana y dedico unos instantes a contemplar hacia fuera, mirando por primera vez con los ojos.

Estoy en pijama, un pijama a rayas negras y blancas. Voy a buscar algo de desayunar y pongo un café a calentar para cuando se levante Daniel. Como una tostada de miel mientras se calienta el café, me subo a la mesa, balanceando los pies en el aire y pienso que puedo hacer hoy. Algo está claro, no tengo ganas de ir a trabajar. Hoy me lo tomaré libre.

Miro hacia el cuarto de Daniel, inclinándome sobre la mesa, hasta que esta se pone a dos patas. Frunzo en ceño porque pensé que el olor a café lo despertaría automáticamente.

-¿Daniel?- pregunto con curiosidad, a lo mejor está con una chica. Hago tremendos esfuerzos por no irrumpir en su cuarto.

A duras penas escucho la voz de mi compaňero de piso llamándome, pero con un tremendo esfuerzo y un terrible dolor de cabeza consigo al menos, incorporarme en mi cama... ¡¡pasa Odelien!! ... Miro el reloj de la mesilla de noche y pienso... "joder, ¿que hago todavía si desayunar ni vestir", "¿que paso anoche?"...¿y ésta presión en el pecho?..."me siento como una mierda", ... "Y luego está ese sueňo de anoche... Parecía tan real...", ...

Entro en tromba en el cuarto con la taza grande de cafe de Daniel. Salto sobre la cama y me siento con las piernas cruzadas, le tiendo el café con una sonrisa que se me quita cuando me fijo mejor en su demacrado aspecto.

-Vaya cara que tienes, ¿has pasado mala noche?-giro la cabeza- yo tuve un sueño de lo más entretenido, era una especie de... un momento, ¿no tienes que ir a trabajar hoy?- le guiño un ojo- ¿o te lo vas a tomar libre como yo?

Creo que necesita un poco de ánimo, y en eso soy experto.

-Anímate, vamos a coger las bicis y vamos al centro a ver que se nos ocurre- sonrío, empiezo a pensar que tengo una fijación en guiar a personas.

"Si Odelien la verdad es que quizás tengas razón, ¿por qué no?,... déjame en todo caso aserme un poco, desuynar, y mandar un par dede correos pendientes, ... Y por cierto, hablando de sueňos extraños... yo también tengo que contarte el mio porque no tiene desperdicio..."