Partida Rol por web

Llegaste al Asilo tras un camino bajo el sol reluciente y las hojas cayentes. Ahora, mientras estás con todos los ancianos del lugar, te das cuenta de que te falta alguien conocido. La señora Thompson, sabes que a ella le gusta estar en el patio.

-Ir a buscarla al patio

-Buscar dentro del Asilo

-Esperar a que aparezca por ella misma

Llegué al asilo medio asfixiada, me disculpé con el supervisor y le aseguré que me quedaría más tiempo por el retraso y que no volvería a suceder.

dejé mi bolso en la taquilla y enseguida me puse a saludar y a pasar lista de todos mis viejitos.

"buenos días, Carolina ¿que tal sus piernas esta mañana?" "Antonio ¿te has tomado las pastillas?" " hay que comer un poquito más, Luisa"

Enseguida me doy cuenta de que me falta la señora Thompson. 

¿habéis visto a la señora Thompson esta mañana? les pregunto a los ancianos que tenía cerca. Algunos me dan una negativa y otros directamente no me responden. 

A ella le gusta estar en el patio, así que decido salir para ir a buscarla.

¿Señora Thompson? Pregunto.

Sales al patio, en busca de la anciana mujer, la Sra Thompson pero, pareces no obtener respuesta, por el momento. Después de varios minutos recorriendo el alrededor, la hallas muy bien plantada en el patio trasero, sentada en una silla, de espaldas a ti, sin saber qué hace puntualmente. Cuando te acercas puedes  ver que la anciana y diminuta mujer está tejiendo algo con lana de color rojo y te sonríe.

Después de estar un rato llamándola y buscándola como una loca, la encuentro sentada en una silla tejiendo algo de lana roja.

Respiro más tranquila, me estaba empezando a preocupar, gracias a dios que estaba bien. 

Señora Thompson ¿que es lo que está haciendo? Le preguntó tratando de parecer tranquila, aunque todavía había algo de nerviosismo en mi tono. estaba muy preocupada por usted, no sabía si le había pasado algo. Volvamos dentro con el resto. No estaba enfadada, quizás algo acelerada porque me había preocupado cuando no la había visto. 

Sus ojos zafiro traslucido ya por la edad se clavan en la jovencita que tiene  frente a ella, una sonrisa salió de sus labios y un suspiro: - ¿Ya vas a hacerme entrar dentro, pequeña? – preguntó con un tono seguro, de esos que demuestran que siempre fue una mujer fuerte pese a que los años se le hayan tirado encima, se mantiene demasiado bien . 

La mujer no dejó de tejer, solo miró al cielo un segundo, parece abstraída y cuando  vuelve al rojo, miró a la muchacha con un dejo de puchero incomprensible, dejando las manos quietas, parando su movimiento y el avance de la tela. 

Parece que algo le tiene  un tanto distraída, aún así puedes:
-Quedarte con ella y dialogar
-Dejarla allí y continuar  tu labor
-Obligarla a entrar dentro.

La señora thompson hoy tenía un comportamiento un tanto extraño. Parecía melancólica, como si tejer algo de lana roja le trajera algún recuerdo. Suspiré, si tanto deseaba estar allí fuera tejiendo no la iba a obligar a estar dentro. 

Esta bien, puede quedarse aquí fuera si lo desea. Hacía buen tiempo, ni demasiado frío ni demasiado calor, por lo que no pasaría nada si la dejaba otro ratito fuera. Pero la próxima vez avise, que estaba preocupada. la regañé con dulzura. 

Me puse de cuclillas hasta estar a su altura. ¿y que está tejiendo? le pregunté curiosa y sonriéndole . 

Parece que tomaste la opción de quedarte un poco más de tiempo con ella, tal vez, fuera una bonita opción, pues... la señora Ann sabe muchas cosas divertidas, aunque te hagan darle pastillas extrañas para que no delire con esa historia que siempre cuenta.

La señora sonríe con dulzura escuchando tus palabras y suelta una risita, muy divertida, cuando  nota el guiño del ojo. Empieza a acariciar los pocos puntos tejidos, al tiempo que escucha el tiempo límite de tu boca, soltando una breve frase: - Ni que fuéramos cenicientas... - suspiró, para después sonreír. - Una bufanda. - río a continuación la ancianita, cerrando los ojos notando la brisa. - La cocina necesita más que ayuda... necesita magia, no puede  ser que esté tan mala la comida. - se quejó sentidamente, como  algo indignada. - Yo le enseñé a mi hija a cocinar como merecía... siempre que enfermaba me traía un buen cesto de comida. - rechinó la anciana mujer pero, después se levantó soltando la madeja de hilo, mirándote y con una sonrisota declaró: - ¿Cómo van las cosas más allá? Por favor , acomódate. – raramente, salía, enserio quería salir de ese lugar. Aún así, se agachó de nuevo , sacando varios manojos de telas y raramente, te observó dándote a escoger. 

¿Rosa o azul?

-No tengo nada mejor que hacer  en este aburrido lugar... ¿qué tal un vestido, querida? - declaró la anciana mujer. 

Puedes seguir conversando con ella, quizás saques datos  interesantes o quizás, a ti no te digan mucho en particular y te parezca una loca pero, un regalo sigue siendo regalo y está feo negarlo. ¿Qué color elegirás?
 

-Preguntarle o contarle algo en especial y decir color
-Mantenerte a la espera a ver qué hace
-Mejor insistir para  entrar ya.

Me acomodé a su lado. Hace mucho calor para bufandas. le comenté divertida. Pero seguro que queda muy bonita.

Era verdad que la cocina no era muy buena, probablemente a todos les gustaría probar un día algo que tuviera al menos un poco de sabor, todo lo que hacían estaba soso. Sé hacer bizcochos bastantes ricos, si tengo tiempo un día os hago uno para que lo probeis.  Ya me imaginaba la sonrisa de todos mis ancianitos, un gesto tan simple como ese podía alegrarles el día. Sonreí, me pareció una estupenda idea; además harían por una vez algo diferente (aunque fuera una tontería como comer un bizcocho hecho por mi). Decidido, os preparé un bizcocho. le confirmé alegre.

Me ofreció hacerme un vestido. ¿en serio? ¿un vestido? Yo no sabía tejer y me parecía que tenía que ser algo muy complicado, pero parecía estar muy ilusionada con ello.

Me dio a escoger entre dos colores. Sin duda lo cogería azul, el azul era un color que me iba bien, era el color que Shere me había dado y me gustaba mucho más que el rosa.

¿No será muy complicado? ¿sabrá hacerlo? ¿ha hecho antes vestidos?  El comentario de la cenicienta y el vestido de color azul me hizo sonreír. Lo prefiero azul, ahora si que me siento como cenicienta. jeje. Le comenté divertida.

Sigues dialogando con Ann Thompson pero, no parece otorgarte nada especial, de momento. La mujer empieza a tejer con total libertad, mientras te escucha hablar. 

Sus ojos casi vidriosos se quedaron observándote con cierta nostalgia y sonríe alzando el azul, sacando hilo del ovillo, empezando a tejer y se detiene por completo cuando  te escucha decir eso del final. Ignora todas las demás preguntas de forma casi natural.
 

Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro y, posteriormente añadió: - Me gustaría salir de aquí, estoy algo cansada de ver siempre lo mismo - gruñó ligeramente y después añadió con una carcajada:- No hay mucho chico joven agradable para la vista...- guiñó un ojo de forma  entretenida a la muchacha y, posteriormente, le hizo la propuesta: -Necesitaría ir a la tienda de ropa para buscar alguna especie de tela, seguro que el rarito de Nicholas tiene  lo que quiero. - su mirada fue de cachorrito pero , con posterioridad añadió: - Aunque... si no puede  ser, no te molestes. 

La petición de la abuelita Ann es ir a la tienda de ropa a por una tela especial, ¿qué le responderás?

-Llevártela contigo
-Tomar la decisión de aceptar su pedido e ir tu misma
-Manteneros ahí ambas.

Me hubiera gustado dejarla ir, pero las normas del asilo no me dejaban dejarlos salir, además tenía que volver para terminar mis tareas y atender al resto de ancianitos, podía quedarme un ratito con ella en el patio, pero tampoco podía abusar.

-ya sabes que las normas son las normas, no puedo dejarla salir. Pero si me dice qué necesita trataré de ir yo misma a por ello. o pedirle a Shere que lo busque y me lo lleve al piso esta noche. ¿qué es lo que necesita? 

Con una sonrisa de oreja a oreja, la mujer se aferró al joven brazito de Coral, dándole un apretoncito muy cariñoso. - Venga, nadie tiene que enterarse, mientras te puedo contar una historia muy interesante, princesa.- parecía que lo decía con un tono nostálgico, como  si extrañara tener a alguien así de cercano para realizar las cosas. Aún así, nuevamente añade: - Una ancianita como yo desea no tener problemas pero , morirse de aburrimiento no me parece apropiado.- rió ante el mal chiste que formuló, saliendo junto la jovencita por el lugar.

El único problema es que Ann no era muy veloz en sí pero, eso era bueno, ¿no? Para poder dar un paseo. -Si necesitas parar por algo, no te preocupes por mí. - declaró dando por echo que no te molestaba.

¿Qué sería mejor según tu noble corazón? 

- Mejor ir sola, en vista que Ann es tan lenta y ya lo habías decidido. (Le partirás el corazón xD)
- Ir directamente a la tienda de Nicho con ella.

Resoplé, me metería en un problema si se enteraban, pero me daba un poco de pena la señora Thompson. Además hoy había poco jaleo y dudaba muchísimo que alguien se diera cuenta de nada y si lo hacían siempre podía inventarme una excusa.

Esto no está bien señora Thompson La miré sin saber muy bien que hacer aún. Bueno...si de todas maneras hoy ya había llegado tarde. "de perdidos al río" como se solía decir. Además siempre había sido una empleada modelo y por un día no pasaría nada. Solo por hoy accedí no muy convencida entiende que nos podemos meter en un lío las dos, pero bueno...un día es un día Le guiñé el ojo. 

Nos pusimos a caminar hacía la tienda ¿y Cual era esa historia que me iba a contar? Le pregunté, siempre me habían parecido interesantes sus historias.