Partida Rol por web

Ante tus ojos tienes el gran ayuntamiento y poco hay qué decir. Te adentras en el lugar, vas un par de minutos tarde pero, nadie te dice nada... Regina aún no ha llegado. Aún así, tienes un montón de papeles sobre tu escritorio, parece que no lo pueden dejar en su despacho.

Puedes:
-Tienes copia de llaves, adentrarlos en el despacho de Regina
-Dejarlos ahí e intentar clasificarlos para ahorrarle faena
-No hacer nada con ellos y dedicarte a lo tuyo.

Danielle entró con grandes prisas al ayuntamiento, pensando que la regañarían de nuevo por llegar tarde. Sin embargo no fue el caso, y se sintió aliviada. Por suerte Regina no había ido directamente hacia allí después de su encuentro frente a la biblioteca.

Al llegar a su escritorio, la pelirroja dejó su abrigo y su cartera en el respaldo de la silla, y luego comenzó a prestar atención a los quehaceres del día. Distinguió la pila de documentos encima de la mesa, y comenzó a revisarlos. De inmediato se dio cuenta de que quién fuere que los había dejado allí seguramente había cometido un error, pues los papeles eran para su jefa. Se preguntó que pensaría la alcaldesa si la encontraba fisgoneando documentos que no le correspondían, y un escalofrío le recorrió la espalda de sólo imaginarlo. Ya había molestado demasiado a Regina por ese día como para empeorar las cosas.

Aún así no podía simplemente dejarlos ahí: ella necesitaba espacio para trabajar, y a Regina no era del tipo de dignarse de pasar por el escritorio de la secretaria a recoger cosas. Así que los puso todos en orden, acomodándolos entre su brazo y su cuerpo como si de un bebé se tratase para llevarlos con comodidad, y una vez tomó su llavero de la cartera se encaminó resueltamente hacia el despacho de Regina.

'Sólo dejaré los papeles y luego me iré' - pensó para sí, como si tuviera que recordarse a si misma que no debía pasar más tiempo del necesario ahí dentro. - 'La curiosidad mató al gato...'

Decides entrar en el despacho de Regina y te colocas en la mesa, organizándolos, primeramente, de pie seguramente por cortesía y respeto al puesto. Los papeles parecen entre correo y facturas, avisos y demás cosas, nada extraño pero, cuando llevabas un buen montón representando las cartas una corriente de aire las hace caer todas por el otro lado delescritorio , donde la imponente silla se halla.

Das medio rodeo, ubicándote deprisa para recogerlo y demás, agachándote y empezando a ordenar, llevabas una cuenta y te falta uno, alzando la vista lo hallas medio adentrado en un cajón que parece que Regina no cerró bien y tiene una cerradura de una forma  que jamás viste.

Te alzas con delicadeza intentando estirar el cajón con cuidado y cuando  vas a recoger el sobre te encuentras con un libro de tapa dura.

Apartas la carta y rozas el libro de manera sutil, suavemente, algo dentro de ti hace que tu corazón se acelere algo emocionada y una sonrisa brota; como si en algún momento te hubiese gustado estar rodeada de estos, en una especie de biblioteca, hubiese sido más lindo, más para ti que este trabajo . Algo de nostalgia te invade, al ver la tranquilidad que te transmite ese libro en sí.

Suspiras, aferrando el sobre, recobrando la templanza y realidad, entonces, te das cuenta que el libro no tiene título alguno. ¿Qué será?

-Mirar el libro en detalle
-Continuar con tu labor, cerrar el cajón

Hora de poner~ 
Progresión 1/10 en notas

Una maldición escapó sus labios al ver como los papeles que con tanto espero estaba ordenando salieron volando. En vano fueron sus intentos de atraparlos a medio vuelo; todos terminaron en el piso. Se quedó un segundo mirándolos, tomó un profundo respiro para evitar que la frustración la invadiera, y comenzó a juntarlos uno por uno. Qué mas remedio.

Colocó todos los que encontró sobre el escritorio, de nuevo en orden, y esta vez se aseguró de ponerles un pisapapeles encima. Entonces buscó el que le faltaba, y a punto estuvo de tomarlo del cajón en el que había caído cuando se detuvo. 'Qué cerradura más extraña...'- pensó, frunciendo en entrecejo. Sin darle mayor importancia que una atribución a los extraños gustos de su jefa en decoración de muebles, procedió a retirar el sobre con delicadeza.

Y entonces lo vio. Más aún, lo sintió. Sus ojos quedaron fijos en la dura cubierta del libro que allí se encontraba, con el corazón en la garganta. ¿A qué se debía tanta emoción inspirada por un simple libro? A su mente vino la imagen de una gran biblioteca, con sus estanterías repletas de tantos volúmenes que parecía imposible contarlos, cada uno contando una única y fascinante historia. La simple idea le inspiraba añoranza, casi como si esa biblioteca fuese realmente su hogar...

Dejó el sobre encima del escritorio de manera automática, ya sin prestarle atención alguna. Sentía la casi irresistible tentación de tomar el libro y leerlo...

Y luego recordó que estaba en la oficina de Regina. 

Y lo que sucedería si la atrapaba tocando sus cosas sin permiso.

Retiró la mano y giró sobre sus talones, dirigiéndose presta hacia la puerta. Apenas había aferrado el picaporte cuando una idea cruzó su mente: 'Si cierro la puerta con llave, escucharé cuando llegue, y quizá pueda guardarlo a tiempo...'

Sacudió la cabeza, diciéndose que era una idea estúpida, que la despedirían por hacer lo que no le correspondía, que...

Pasó llave a la puerta y volvió corriendo al escritorio. 'Voy a lamentar esto'- pensó.

'Solo una ojeada, para saber cuál es el título... y luego te vas Danielle!!'- se dijo, autoritaria. Pero la curiosidad podía más que ella. Tomó el volumen cuidadosamente, y lo abrió por la primera página...

Después de acercarte el libro, lo abres para observar lo que hay dentro de él y te encuentras con algo sumamente raro. El libro en sí es raro y místico pero, su interior era aún más, pues se podría observar... ¿descripciones de monstruos? Pero, parecían como  si enserio existieran. Vas pasando las hojas, una a una, sin comprender muy bien de dónde sale tanta imaginación por eso pero, repentinamente, te paras en uno que tiene rasgos de león. Tu corazón se queda parado observando y delineando aquel dibujo pero, el sonido de la puerta cerrándose definitivamente te sobresalta.

Primera decisión:
-Guardar el libro en su lugar
-Llevartelo a casa para  acabar de mirar aquellas cosas.

Segunda decisión:
-Quedarte en el despacho a terminar tu faena
-Salir a tu mesa de recepción por si Regina regresa

A primera vista, el contenido del libro no hizo sino desconcertarla. ¿A qué venia todo eso? ¿Monstuos? ¿Historias de fantasía? ¿Quizá folklore o mitología? No conseguía a entender de qué trataba exactamente el volúmen... y menos aún por qué Regina lo tenía. ¿Quizá le pertenecía a su hijo?(*)

Volteó la página, y el corazón le dio un vuelco. No comprendió por qué, pues estaba segura de que nunca había visto ese libro ni a ninguno de los personajes que ahí se describían... y sin embargo... ¿Acaso él era...?

Dio un respingo al escuchar el súbito ruido de la puerta. Temiendo lo peor, se apresuró a guardar el libro en su lugar (le costó un poco dejarlo ir, pero sabía mejor que intentar llevárselo. Ojear sin permiso no era un crimen, pero robar si), y volvió a la faena de acomodar los papeles y las cartas. Si salía corriendo de ahí seguramente se vería sospechoso, en caso de que se cruzara con Regina, pero si la encontraba trabajando ahí, aunque quizá le regañara por entrar sin permiso, al menos tendría una excusa válida y perfectamente creíble.

Echó una última mirada al cajón; estaba a medio cerrar, con el libro dentro, tal cual lo había encontrado. Apartó la mirada, tratando de no pensar en las imágenes que había visto, y se concentró en ordenar los documentos.

¿Acaso él era...?

Decides mejor no arriesgarte y simular una situación de la que partiste. Tal vez, era lo mejor porque, Regina acaba por entrar en su despacho, observando con atención la puerta abierta como  si no le cuadrara algo y cuando te ve dentro, frunce las cejas, avanzando con paso seguro.

Con el paso seguro se dirigió a la mesa, observándola con el semblante serio y mirando todo el papeleo del escritorio , se detiene frente a la joven Danielle entrecerrando los ojos pero, primero, esbozó una sonrisa: -¿Llevas mucho tiempo aquí? – preguntó, caminando y dando un rodeo al escritorio, observando a la muchacha con suma atención para  acabar frente a los cajones.

Su mirada se quedó fija en aquel cajón abierto y un breve soplido salió de su boca, casi de forma  burlona, agachándose y cerrando el último cajón que tenía aquel cerrojo. Vaya, vaya... se le había colado una rata de biblioteca pero, no hizo ningún comentario al respeto. –Buenos días. - añadió y se alzó, tras rebuscar en el primer cajón un extracto del banco para sacarlo y con una sonrisa, observarla fijamente: –Debo encargarme de este papeleo, agradezco tu organización, Danielle, si gustas puedes  salir antes, cuando termines eso. - declaró Regina y con el paso calmo, seguro, volvió a salir por la puerta como  si nada.

Tras la marcha de Regina observas el cajón un tanto apenada, por mucho que intentas abrirlo no se puede , así que, perdiste la oportunidad de ver todo el libro o adentrarte más sobre aquellas criaturas, aunque algunas imágenes se almacenaron bien en tu memoria. Acabas con el papeleo pertinente y...

-Te mantienes en el lugar de trabajo
-Haces caso a Regina y sales antes  (decide dónde ir)

Al escuchar entrar a Regina, su cuerpo se tensa un poco, pero lo disimula lo mejor que puede. 'Tranquila Danielle'

-¡Buenos días Alcaldesa!- dice con una sonrisa radiante y bastante natural -Oh, solo unos minutos. He venido a dejar esta correspondencia. Por error la han dejado en mi escritorio- Con su actitud positiva de siempre, Danielle se encoje ligeramente de hombros. "Qué se le va a hacer", dice el gesto.

Agradece encarecidamente la amabilidad de su jefa al dejarla salir antes (cosa que realmente no se esperaba), y tras terminar con todo el papeleo y organizar las tareas para la siguiente jornada, sale del ayuntamiento.

Sin embargo, no puede evitar pensar en el libro que ha visto. Y en el hombre con la cara de león.

'Me pregunto si en la biblioteca tendrán una copia...' piensa mientras sale a la calle. Aunque no le parece muy probable (esos ejemplares suelen ser un tomo único, además de que era extremadamente raro), cree que vale la pena intentarlo, y entonces decide encaminarse al edificio del reloj.