Partida Rol por web

Proyecto Arpa de Oro

1. La proposición

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05/03/2015, 21:29
Director

01.01.1377

Después de varios meses en el monasterio del Roble Amarillo, Kazumi volvía a Aguas Profundas. Ahora en su espalda, acompañando a su dragón púrpura, había un árbol en el que destacaba una gruesa rama de color amarillo, simbolizando que su aprendizaje allí había terminado y tomaba el aspecto de “el que siembra”.

Sin embargo, la llegada a Aguas Profundas no parecía que fuera a ser tranquila. Mientras preparaba su equipaje para el regreso, un pergamino enrollado se materializó ante sus ojos con su nombre escrito junto al sello. Llena de curiosidad, la kozakurana rompió el sello y empezó a leer el pergamino. Con una letra pulcra y estilizada, el mensaje la citaba el primer día del año de las Piedras Preciosas en la Finca Clancy, en Aguas Profundas. El mensaje estaba firmado por Chester Clancy y junto a la firmaba había dibujada una pequeña arpa.

Kazumi conocía a Chester de haberlo visto en un par de ocasiones anteriormente. Era más joven que ella, tenía el pelo color pajizo, constitución delgada y usaba gafas. Siempre le había llamado la atención que alguien como él fuera arpista, pues intercambiando unas pocas palabras quedaba claro que Chester necesitaba con urgencia una fuerte dosis de entereza y autoconfianza. Pero precisamente eso hacía que la reunión fuera aún más interesante, pues si alguien como Chester había tomado la iniciativa de hacer una reunión, implicaba que algo importante se estaba gestando.

Con esta noticia, la kozakurana decidió no demorarse en su partida del monasterio y viajar lo más rápido posible a Aguas Profundas, tomando un barco en Noyvern. Así pudo llegar a la ciudad el día anterior a la reunión.

El primer día del año, tras pasar la mañana y parte de la tarde en el Dragón de Amatista junto a Atsuko y los demás trabajadores, Kazumi se dispuso a marcharse hacia la Finca Clancy, en el distrito marítimo.

La Finca era un edificio de tres pisos de piedra, austero pero de buena construcción. Cuando llamó a la puerta, fue el propio Chester, vestido con una camisa blanca y un pantalón y una chaqueta negras, quién la recibió y la acompañó a la sala dónde sería la reunión. La Finca Clancy estaba limpia y se notaba que los muebles eran caros y de buena calidad. Aún así la casa no era para nada hogareña, dando la sensación de que llevaba mucho tiempo inhabitada. Chester la llevó a una salita más confortable que se encontraba en la segunda planta donde un alegre fuego caldeaba la sala, presidida por una enorme mesa de madera redonda y nueve sillones.

Kazumi no tardó mucho en darse cuenta de que Chester había cambiado, no solo físicamente, pues estaba ojeroso, visiblemente cansado y pese a su juventud empezaba a tener bastantes canas, sino que también se le notaba más seguro de sí mismo. 

La kozakurana había sido la primera en llegar, pero el resto de los invitado no se hicieron esperar. Al igual que con Kazumi, Chester iba a recibirlos y a continuación subía con ellos para hacer las presentaciones. La primera en hacerlo fue una mujer que pese a su apariencia humana, dejaba clara una ascendencia extraplanar. Cabello de color rojo fuego, intensos ojos de color ambarino. Vestía una vaporosa túnica también color rojo sin mangas y los brazos adornados con pulseras y brazaletes dorados. Una genasí de fuego. Chester, la presentó como Nerissa.

A continuación los siguientes en entrar fueron una pareja. Sus nombres eran Ewander y Rohellec. Ewander era humano, tenía rasgos afilados, mirada astuta y tanto la barba como su pelo estaban desaliñados. Vestía con un gastado pantalón de cuero, una camisa de algodón no muy limpia y una coleto también de cuero  desgastado. Al cinto llevaba un estilizado estoque que seguramente valdría más que cualquiera de sus ropas.  Tenía completamente el aspecto de un descastado.

Rohellec también parecía humano, pero había algo en él que dejaba claro que por sus venas corría un rastro de sangre celestial. Era un aasimar. Tenía el pelo largo oscuro, orejas ligeramente puntiagudas, unos ojos de intenso color violeta, rasgos afilados y una barba desaliñada. A diferencia de Evander, sus vestimenta era como una fiesta: botas llenas de hebillas, jubón azul eléctrico con pantalón a juego, capa colorida, y un sombrero emplumado, tan emplumado y colorido que parece que lleva un pavo real en él.

Justo tras la presentación, Kazumi cayó en la cuenta de que no era la primera vez que los veía. Ellos estuvieron presentes en la caída de Elfárbol y con ellos tuvo que compartir una dolorosa huída. De hecho, para el aasimar había sido especialmente dolorosa.

Finalmente entró una invitada más. Era una mujer con la piel muy blanca y pelo oscuro. Sus ojos claros, entre grisáceos y azulados, pero tenían una calidez especial. Sus ropas dejaban claro que la mujer era una druida y era realmente chocante verla en un lugar como ese. Su nombre era Daura

Después de que cada uno de los invitados, hubiera tomado asiento, Chester también lo hizo. La reunión podía comenzar.

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05/03/2015, 23:10
Director

01.01.1377

Nerissa volvía una vez más a Aguas Profundas. Tras sus aventuras en el Valle de Viento Helado, había pasado una temporada en Noyvern ayudando a Gombur Borkel, un enano aventurero retirado y arpista que regentaba la posada “El Yunque Candente”, en alguna que otra misión. Pero en general nada serio ni especialmente importante.

Sin embargo las cosas cambiaron dos semanas antes, cuando mientras desayunaba, un pergamino enrollado se materializó ante sus ojos con su nombre escrito junto al sello. La genasí, extrañada, rompió el sello y desenrolló el pergamino para leerlo. Con una letra pulcra y estilizada, el mensaje la citaba el primer día del año de las Piedras Preciosas en la Finca Clancy, Aguas Profundas. El mensaje estaba firmado por Chester Clancy y junto a la firmaba había dibujada una pequeña arpa.

Nerissa tenía ganas de volver a tener una vida más activa de lo que habían sido sus últimos meses, por lo que vio la reunión como una buena oportunidad para ello. Así que, tras despedirse de Gombur y los demás, la maga buscó un barco que la llevara hasta Aguas Profundas.

El primer día del año y tras haber comido, Nerissa se dirigió hacia el distrito marino, dónde se encontraba la Finca Clancy. Tras pedir indicaciones un par de veces, la maga pudo llegar sin problemas.

La Finca era un edificio de tres pisos de piedra, austero pero de buena construcción. La genasí llamó a la puerta y un hombre fue a recibirla. Era el propio Chester, vestía con una chaqueta y un pantalón negros, y una camisa blanca, prendas sencillas pero elegantes. El hombre era más joven que ella, aunque estaba ojeroso, con expresión cansada y en su pelo pajizo empezaban a hacer acto de presencia un buen número de canas.

Al entrar en el edificio, Nerissa se fijó en que el lugar estaba limpio y que los muebles eran caros y de buena calidad. Aún así, la casa no era para nada hogareña, dando la sensación de que llevaba mucho tiempo inhabitada. Su anfitrión la llevó a una salita más confortable en la segunda planta, donde un alegre fuego caldeaba la sala, presidida por una enorme mesa de madera redonda y nueve sillones.

En la sala ya había una mujer de unos treinta años con rasgos orientales, dejando claro que procedía de Kara-Tur. Llevaba un vestido de seda de corte oriental en color morado y el pelo recogido en un moño. Chester se encargó de hacer las presentaciones y así averiguó que el nombre de la mujer era Kazumi. Después de la presentación volvieron a llamar, por lo que el joven tuvo que marcharse a recibir al resto de invitados.

Poco después entraron en la sala dos hombres, Ewander y Rohellec. Ewander era humano, tenía rasgos afilados, mirada astuta y tanto la barba como su pelo estaban desaliñados. Vestía con un gastado pantalón de cuero, una camisa de algodón no muy limpia y una coleto también de cuero  desgastado. Al cinto llevaba un estilizado estoque que seguramente valdría más que cualquiera de sus ropas. Tenía completamente el aspecto de un descastado.

Rohellec también parecía humano, pero había algo en él que dejaba claro que por sus venas corría un rastro de sangre celestial. Era un aasimar. Tenía el pelo largo oscuro, orejas ligeramente puntiagudas, unos ojos de intenso color violeta, rasgos afilados y una barba desaliñada. A diferencia de Ewander, sus vestimenta era como una fiesta: botas llenas de hebillas, jubón azul eléctrico con pantalón a juego, capa colorida, y un sombrero emplumado, tan emplumado y colorido que parece que lleva un pavo real en él.

Finalmente entró una invitada más. Era una mujer con la piel muy blanca y pelo oscuro. Sus ojos claros, entre grisáceos y azulados, pero tenían una calidez especial. Sus ropas dejaban claro que la mujer era una druida y era realmente chocante verla en un lugar como ese. Su nombre era Daura

Después de que cada uno de los invitados, hubiera tomado asiento, Chester también lo hizo. La reunión podía comenzar.

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06/03/2015, 17:38
Director

01.01.1377

Rohellec y Ewander desayunaban en un tugurio de Puerta de Baldur, “El ancla oxidada”. Rohellec tenía resaca de caballo y a Ewander le habían partido la ceja la noche. Nada fuera de lo normal.

De pronto dos pergaminos enrollados se materializaron ante los ojos de la pareja. Cada uno de los rollos, tenía el nombre de su destinatario escrito al lado del sello, aunque se habían cruzado. Rohellec tenía el de Ewander y viceversa.

Los dos amigos se intercambiaron los mensajes y desenrollaron los pergaminos. El contenido del mensaje era idéntico. Con una letra pulcra y estilizada, el mensaje la citaba el primer día del año de las Piedras Preciosas, en la Finca Clancy, Aguas Profundas. El mensaje estaba firmado por Chester Clancy y junto a la firmaba había dibujada una pequeña arpa.

Con un nuevo encargo en el horizonte y las perspectivas de una nueva aventura, la pareja tenía claro que lo que tenían que hacer: buscar (o colarse) un barco que zarpase a Aguas Profundas. Y eso fue lo que hicieron.

Así, el primer día del año y tras haber comido, Rohellec y Ewanderr se dirigieron hacia la Finca Clancy en el distrito de marítimo. En varias ocasiones tuvieron que pedir indicaciones, sobretodo porque la gente no se fiaba del descastado aspecto de Evan, pero finalmente llegaron hasta su destino.

La Finca era un edificio de tres pisos de piedra, austero pero de buena construcción. Fue Rohellec quién llamó a la puerta y un hombre fue a recibirlos. Era el propio Chester, vestía con una chaqueta y un pantalón negros, y una camisa blanca, prendas sencillas pero elegantes. El hombre era más joven que ellos, aunque estaba ojeroso, con expresión cansada y en su pelo pajizo empezaban a hacer acto de presencia un buen número de canas.

Al entrar en el edificio, los dos hombres se fijaron en que el lugar estaba limpio y los muebles eran caros y de buena calidad. Aún así, la casa no era para nada hogareña, dando la sensación de que llevaba mucho tiempo inhabitada. Su anfitrión los llevó a una salita más confortable en la segunda planta, donde un alegre fuego caldeaba la sala, presidida por una enorme mesa de madera redonda y nueve sillones.

En la sala ya habían dos mujeres sentadas esperando. Una de ellas era una mujer de unos treinta años con rasgos orientales, dejando claro que procedía de Kara-Tur. Llevaba un vestido de seda de corte oriental en color morado y el pelo recogido en un moño. Su nombre era Kazumi. Tanto Rohellec cmo Evan recordaron a la mujer, pues estuvo aquel fatídico día en Elfárbol. El día que los zhentarims mostraron su fuerza. El día que Elianor murió.

La otra mujer pese a su apariencia humana, dejaba clara una ascendencia extraplanar como la de Rohellec. Cabello de color rojo fuego e intensos ojos de color ambarino. Vestía una vaporosa túnica también color rojo sin mangas y tenía los brazos adornados con pulseras y brazaletes dorados. Era una genasí de fuego y su nombre era Nerissa.

Chester volvió a bajar para subir poco después con una invitada más. Era una mujer con la piel muy blanca y pelo oscuro. Sus ojos claros, entre grisáceos y azulados, pero tenían una calidez especial. Sus ropas dejaban claro que la mujer era una druida y era realmente chocante verla en un lugar como ese. Su nombre era Daura

Después de que cada uno de los invitados, hubiera tomado asiento, Chester también lo hizo. La reunión podía comenzar.

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06/03/2015, 17:57
Director

01.01.1377

Daura había vuelto a las Islas Lunshaes después de su largo viaje. Volver a casa era gratificante, aunque una parte de la druida deseara volver a viajar., pues en su propio hogar también había muchas cosas de las que encargarse. Lo más duro de su retorno fue recibir la noticia de la Conquista Zhentarim, después de tantas victorias contra la Red Negra parecía que de nada habían servido.

Una mañana, mientras paseaba por los bosques, un pergamino enrollado se materializó ante sus ojos con su nombre escrito junto al sello. Llena de curiosidad, Daura rompió el sello y empezó a leer el pergamino. Con una letra pulcra y estilizada, el mensaje la citaba el primer día del año de las Piedras Preciosas en la Finca Clancy, en Aguas Profundas. El mensaje estaba firmado por Chester Clancy y junto a la firmaba había dibujada una pequeña arpa.

¡Chester! Después de varios años el mago aún se acordaba de ella. Los dos hicieron una bonita amistad en Rashemen, y si no habían vuelto a verse era precisamente por las obligaciones de ambos. Algo importante debía de estar ocurriendo si el joven la citaba de una manera tan formal.

Tenía dos semanas para llegar a la reunión, así que la joven no se demoró en hacer los preparativos. Tenía que buscar un barco en el que aceptaran a Shokto y luego buscar una zona en los alrededores de Aguas Profundas donde pudiera quedarse mientras ella estaba en la ciudad.

Finalmente, el primer día del año, tras despedirse de su compañero en el bosque Arhôndo, Daura se dirigió hacia Aguas Profundas, a la Finca Clancy en el distrito de marítimo. Tuvo que pedir indicaciones en varias ocasiones, sobretodo porque la gente no se fiaba de su aspecto, pero finalmente llegó hasta su destino.

La Finca era un edificio de tres pisos de piedra, austero pero de buena construcción. La druida llamó a la puerta y un hombre fue a recibirla. Era el propio Chester, vestía con una chaqueta y un pantalón negros, y una camisa blanca, prendas sencillas pero elegantes. Al ver a la druida Chester la abrazó, había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto. Daura notó cambios en el joven mago. Pese a que era más joven que ella, no lo parecía. Estaba ojeroso, con expresión cansada y en su pelo pajizo empezaban a hacer acto de presencia un buen número de canas. La parte positiva era que se le notaba más seguro de sí mismo, aunque aún le quedaba un largo camino por recorrer.

Al entrar en el edificio, Daura pensó que pese a que estaba limpia y ordenada, la casa no era nada hogareña como podía serlo una taberna, de hecho incluso parecía estar deshabitada. Chester la llevó a una salita más confortable en la segunda planta, donde un alegre fuego caldeaba la sala, presidida por una enorme mesa de madera redonda y nueve sillones.

En la sala ya estaban cuatro personas esperando. Dos mujeres y dos hombres. Una de ellas era una mujer de unos treinta años con rasgos orientales, dejando claro que procedía de Kara-Tur. Llevaba un vestido de seda de corte oriental en color morado y el pelo recogido en un moño. Su nombre era Kazumi.

La otra mujer, pese a su apariencia humana, dejaba clara una ascendencia extraplanar. Cabello de color rojo fuego e intensos ojos de color ambarino. Vestía una vaporosa túnica también color rojo sin mangas y los brazos adornados con pulseras y brazaletes dorados. Era una genasí de fuego y su nombre era Nerissa.

Los dos hombres eran Ewander y Rohellec. Ewander era humano, tenía rasgos afilados, mirada astuta y tanto la barba como su pelo estaban desaliñados. Vestía con un gastado pantalón de cuero, una camisa de algodón no muy limpia y una coleto también de cuero  desgastado. Al cinto llevaba un estilizado estoque que seguramente valdría más que cualquiera de sus ropas. Tenía completamente el aspecto de un descastado.

Rohellec también parecía humano, pero había algo en él que dejaba claro que por sus venas corría un rastro de sangre celestial. Era un aasimar. Tenía orejas ligeramente puntiagudas, unos ojos intensos de color violeta, rasgos afilados y una barba desaliñada. A diferencia de Evander, sus vestimenta era como una fiesta: botas llenas de hebillas, jubón azul eléctrico con pantalón a juego, capa colorida, y un sombrero emplumado, tan emplumado y colorido que parece que lleva un pavo real en él.

Tras la presentación, la druida tomó asiento, y Chester lo hizo unos segundos después. La reunión podía comenzar.

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06/03/2015, 18:10
Chester Clancy

El joven tomó asiento y miró a los presentes arrugando la frente.

Bueno, supongo que todo el mundo se estará preguntando por qué os he hecho venir aquí. O cómo os he encontrado. O incluso cómo sé de vosotros…

La voz de Chester no era firme y de hecho había empezado a divagar al poco de empezar a hablar. Sin embargo, como si se diera cuenta de lo que estaba haciendo, el muchacho se calló para volver a empezar de nuevo.

Supongo que lo más fácil será empezar por el motivo que nos ha reunido aquí—antes de volver a hablar el mago tragó saliva, parecía que era algo de difícil de dar la noticia—. Elminster… ha muerto.

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06/03/2015, 21:22
Kazumi

De entre todos los presentes, Kazumi fue la que menos se sobresaltó ante la noticia. El único gesto visible que hizo fue enlazar sus manos en el regazo con tranquilidad. Hacía muchos años que había abrazado el desapego, y había renunciado a tener expectativas sobre las vidas de los seres queridos o importantes.

—La vida y la muerte son uno, como el río y el manantial —dijo con suavidad Kazumi, antes de ladear la cabeza y agregar:—. ¿Cómo ha pasado?

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06/03/2015, 21:46
Rohellec Eremir Sigäel Do'Ahrail

Al entrar en la sala, Rohellec reconoció enseguida a Kazumi. Aquel día no se le olvidaría en la vida pero tampoco tenía ganas de recordarlo... aún no. Saludó con un gesto de la cabeza a la joven,y luego se inclinó ante ambas con respeto y quitándose el sombrero de forma lo suficientemente elegante como para que no fuera pomposo. Cada movimiento del saludo estaba medido al milímetro. Después se sentó.

 Al entrar la tercera mujer, el bardo se volvió a levantar rápidamente y con educación y volvió a saludar. Cuando todos estuvieron a la mesa, dejó su sombrero a un lado, de modo que la enorme pluma de faisán tintada de cobalto no molestara a nadie. 

-Elminster... -repitió como automáticamente- ¿Elminster? ¿el famoso Elminster? ¿el que pasó un tiempo siendo Elminstra? ¿qué le ha pasado?

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07/03/2015, 09:43
Ewander Hössner

Evan se dejó caer sobre su asiento y puso los ojos en blanco mientras su compañero se sentaba de forma tan ostensiva y parsimoniosa. Reconoció a algunos de los presentes como antiguos compañeros y colaboradores del bardo –y por extensión compañeros suyos ahora; le estaba costando hacerse a la idea de ser miembro de una organización tan basta como aquella-, si bien apenas recordaba nada sobre ellos.

Y entonces Chester les dio la noticia.

Elminster… muerto. Aquella revelación dejó durante un instante a Evan sin aliento. Negó entonces con la cabeza mientras Kazumi y Rohellec intervenían.

No puede ser… ¿Cómo demonios ha pasado? —se sumó presto a las preguntas de sus compañeros.  

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07/03/2015, 15:00
Nerissa

Nerissa no tenía muy claro quien era el tal Chester, ni quien era en general ninguna de las personas que había en aquella sala, pero le daba lo mismo; cualquier cosa que la sacase de la rutina en Noyvern cuando se le habían terminado los traseros que patear era más que bienvenida y no podía evitar tener curiosidad por saber qué querían de ella.

Se había sentado con los brazos cruzados ociosamente sobre la mesa y el único movimiento que se había apreciado en ella había sido el de su melena, que ondeaba en el aire recordando al movimiento de las llamas. O al menos hasta que la conversación de Chester comenzó con aquella noticia, porque la hizo arquear ambas cejas.

La primera en hablar fue la chica oriental, y la verdad es que, aparte de la aportación poética, hizo la pregunta lógica. Por no repetirla, la maga prefirió imitarse a escuchar la respuesta. ¿Les habían llamado allí para hacer de detectives o era otra cosa?

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08/03/2015, 10:46
Daura Tir Darach

Como un lobo o un oso, cosas que tenía justo bajo la piel, Daura sólo pudo enseñar los dientes con furia y lanzar un tenue gruñido. Elminster muerto.

Para su eterna vergüenza, el pragmatismo druídico fue lo que se impuso a la natural compasión de Daura. ¿Quién iba a encargarse de todas las cosas de Elminster? Habría que dispersar su biblioteca y sus tesoros mágicos por toda la organización. No podían consentir que la Red Negra o los Magos Rojos tuvieran acceso a todos con un solo movimiento, porque entonces atacarían en masa los Valles con su codicia habitual.

Aún así, incluso una persona tan poco habituada a tratar con la gente se hacía una idea de que era poco apropiado discutir eso en aquel momento. Estaba demasiado acostumbrada a la compañía de sus camaradas del Círculo, se le estaba olvidando el tacto.

- Es un golpe duro - "mortal", quería decir, pero no lo dijo. Sinceramente, con Elminster muerto los Arpistas estaban lesionados, heridos de muerte -. ¿Qué vamos a hacer?

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09/03/2015, 16:41
Chester Clancy

Chester miró a cada uno de los presentes antes de decir nada. Tenía el mentón rígido, como quién reprime sus emociones y si a alguien le diera por fijarse en sus manos, podría notar que estas temblaban.

El Culto del Dragón tomó Skuld hace unas semanas. Su objetivo era realizar un ancestral ritual con el que asesinar a toda criatura viva a lo largo y ancho de los Antiguos Imperios, y alzarlos como muertos vivientes. La región estaba plagada de dragones y con ese ejército de muertos podrían doblegar a la región y a las tierras colindantes sin dificultad alguna.

Arrugando la frente, Chester continuó.

Si, he dicho “estaba”. Todos los dragones están muertos, pero Elminster—la voz del muchacho se quebró al pronunciar el nombre del archimago— dio su vida para evitar que se transformaran en muertos vivientes.

Quitándose las gafas, el muchacho resopló al tiempo que se enjugaba los ojos. Al volver a tomar aire, la inspiración fue profunda e intermitente, haciendo que su cuerpo temblara al mismo ritmo.

La cuestión es...—Chester hizo una parada mientras se ponía las gafas, no tenía claro cómo continuar—. Elminster sabía que su hora estaba cerca, y hace unos meses me pidió que ideara un plan para ocupar su lugar, para sustituirle. Vosotros sois ese plan.

Como si esperara que las cinco personas presentes lo miraran con incredulidad o incluso locura por lo que acababa de decir, Chester alzó sus temblorosas manos para que le dejaran de terminar.

No hay nadie como él, pero quizás, juntos, podáis acercaros a lo que fue.

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09/03/2015, 21:08
Kazumi

Kazumi observó a los presentes como en un sueño. Las emociones estaban a flor de piel, y era Chester quien más las acusaba. La situación que expuso le recordó a una parábola en la que un monasterio velaba las horas finales de un maestro moribundo. Cuando le pidieron una última lección de sabiduría, el maestro les dijo que "la verdad era como un río". Aquella sencilla frase recorrió todo el monasterio, pero sus discípulos no se ponían de acuerdo respecto a qué se refería. Cuando le dijeron que no entendían lo que quería decir, el maestro moribundo abrió una última vez los ojos y les dijo: "está bien, la verdad no es como un río".

Era una parábola que hablaba de que la vida estaba sujeta al cambio y a la impermanencia. Y no hacía falta más que observar la tensión en la mandíbula de Chester para ver reflejado el sufrimiento que los mortales asociaban con el cambio.

—¿A qué podemos comparar nuestra vida? Al reflejo de la luna en la gota de rocío que cae del pico del ave acuática —recitó Kazumi, a modo de homenaje al viejo mago del Valle de la Sombra.

Los cambios se avecinaban en el seno de los Arpistas. Y si los Maestros Arpistas estaban de acuerdo con la decisión final de Elminster, ellos serían los heraldos de ese cambio. Kazumi decidió desviar el tema de la recreación en la muerte del anciano mago a asuntos más prácticos.

—¿Cuál era el plan de Elminster, Chester, y nuestro papel en él?

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09/03/2015, 21:36
Rohellec Eremir Sigäel Do'Ahrail

Muchas cosas vinieron a mi cabeza en aquellos momentos pero se agolparon todas en mis labios sin poder salir, pugnando por ser las primeras pero sin lograr ninguna erigirse en claro vencedor. Yo, que había ganado tantos y tantos concursos de dialéctica, poesía e improvisación, que había recorriendo el mundo relatando historias, sin dejar nunca de hablar, me había quedado de pronto sin palabras. 

¿Nosotros? pensé ¿por qué nosotros? ¿un grupo tan extraño y variopinto?

Y luego: ¿Y qué voy a poder hacer yo precisamente? Acabo de entrar hace relativamente poco... y Evan menos aún... 

Dragones... Antiguos Imperios... una parte de mi mente iba por otro lado, recordando viajes e historias y tratando de entender.

Nosotros somos el plan de Elminster... después, irónico; fantástico. 

¿La gota de rocío que qué...? Otra parte de mi mente escucha al resto de la habitación, aún así... muy bonito pero no es momento para palabras bonitas...

¿Qué puñetas quieren de nosotros? mi parte más vaga; es decir, o me dicen algo más o voy a estar más perdido que Evan en una biblioteca... 

Eso y muchas cosas más se agolpaban una amontonada sobre otra en mi boca y, sin embargo, lo único que acerté a decir fue:

-Oh... dioses...

¿"Oh, dioses"? ¡¿"Oh, dioses"?! ¡Por el amor de Shondakul! Rohe, estás perdiendo facultades...

Y sin embargo, no supe decir más. 

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09/03/2015, 22:20
Nerissa

Nerissa esperaba que la congoja de Chester se debiera a la muerte de Elminster y no a que ellos fuesen el plan, porque como se debiera a lo segundo iba a tirarlo por la ventana de una patada en el trasero.

Era cierto que perder al mago resultaba un golpe muy duro pero, gracias a los dioses, el mundo contaba con muchas más fuerzas que operaban en el mismo bando que él y que todavía funcionaban. Los Arpistas aún podían y debían hacer que el sacrificio de Elminster valiera la pena; lamentarse acurrucado en una esquina o correr histérico de un lado a otro como un pollo sin cabeza no iba hacer que las cosas mejorasen solas.

La chica oriental debía ser poetisa porque cuando volvió a hablar se las apañó para dar su opinión de la forma más complicada posible. No obstante, era de agradecer que no se limitara a una mera chorrada mística y tuviera sentido una vez se analizaba (aunque Nerissa se habría contentado con resumirlo en que la vida es corta y se vuelve mucho más corta cuando eres un archimago con fenomenales poderes cósmicos que se enfrenta a cosas absurdamente poderosas)

La pregunta que vino justo después iba directa al grano así que se inclinó ligeramente hacia adelante esperando la respuesta.

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10/03/2015, 23:03
Ewander Hössner

Ewander seguía sin dar crédito a los acontecimientos que se sucedían en aquella pequeña y austera habitación. Uno de los hombres más grandes que el mundo jamás había conocido acababa de morir, sacrificándose por una causa que a todas luces el propio Elminster consideraba un bien mayor.

¿Cómo podía alguien de la talla del archimago perecer de aquella manera? Y lo que era aún más inquietante: ¿qué diantres pintaba él, un tránsfuga y el peor de los canallas en mitad de todo aquel asunto? Él, que no era más que el equivalente al invitado gorrón en una de las fiestas de la alta nobleza. Él, un rufián descastado incapaz de encontrar un propósito para su vida ni un lugar en el mundo, ¿qué papel podía jugar en los planes de uno de los mejore y más poderosos arpistas de todo Faerun?

Un momento, se obligó a observar Evan mientras Kazumi decía algo sobre un pollo con el pico mojado, si el pavo este y Elminster querían que formásemos parte de su legado en los arpistas, eso quiere decir que hay un legado. Una herencia. Y el legado de alguien tan condenadamente poderoso como Elminster debe de ser, de un modo u otro, algo de incalculable valor. Y si había algo que Evan valorase más su propia libertadad, era obtener más recursos con la que seguir ejerciéndola. Y qué él hubiese sido invitado a aquella velada… bueno, digamos que no tenía por qué salir necesariamente barato. Barato para la causa, claro.

Entonces, tras el prolongado silencio que siguió a las crípticas palabras de la mujer, Kazumi retomó la palabra y preguntó justo lo que él estaba pensando. Evan arqueó un ceja y miró expectante a Chester.

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11/03/2015, 09:21
Daura Tir Darach

- Nosotros no somos Elminster

Mis palabras suenan lapidarias en esta situación, claro, pero es la maldita verdad. Nuestra organización se mantenía unida, sin facciones, sin jugar con varias barajas, precisamente porque en lo alto de la jerarquía estaba el viejo. La confianza en el bien que hacemos, que se quebrantó un poco en Rashemen, vuelve a escocerme. Ahora seremos como todos los demás. Nuestro propósito nos envenenará, como a la Red Negra. Nos convertiremos en el mal por codicia, ambición y corrupción. Sin la voluntad de Elminster, estamos muertos. Mejor sería que el Círculo se separase antes de que se desate la tormenta de intrigas para repartirse los despojos.

 

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11/03/2015, 10:28
Chester Clancy

Las palabras de Daura fueron como un puñetazo para Chester.

¡Cla-Claro que no somos Elminster!—exclamó mirando a la druida casi chillando, su rostro se empezó a encender y se levantó de su silla— ¿Pero qué pretendes? ¿Dejarlo todo? ¡Elminster me pidió una cosa y voy a llevarla a cabo! ¡No voy a dejar que todo se hunda! ¡No puedo!

La respuesta de Chester había quedado a medio camino entre una furia implacable y una histeria desesperada. El joven se sentó y se llevó la mano a la sien y se la masajeó, serenándose poco a poco.

Lo-lo siento. Son... demasiadas cosas—aunque ya se le notaba cansado, ahora lo parecía aún más—. Os lo explicaré. Elminster era capaz de tener su mirada en diferentes puntos y el rumor de su sola presencia mantenía bajo control muchos de los numerosos peligros que hay en Faerûn. Ninguno de los presentes puede hacer algo así, pero colaborando juntos, podréis emular la mirada de Elminster y viajando dónde se os necesite podréis detener el peligro.

El joven entrelazó los dedos de sus manos e inclinó levemente la cabeza. Ahora que había empezado a explicarlo todo se le notaba más calmado, abstraído y su voz ganaba fuerza.

Alguno pensará que lo que digo no es muy diferente de lo que ya hacemos los arpistas, pero lo es. Esta tarea requerirá una dedicación más constante, cada día, cada mes, cada año tendréis que estar dedicados a esta causa. Serán pocos los momentos de recreo y siempre tendréis que estar dispuestos a que algo o alguien os necesite. No estaréis solos, necesitaremos buscar jóvenes que quieran unirse a la causa, jóvenes prometedores y amigos en los que podáis confiar. Como podréis imaginar, todo esto implicará una mejor organización, una más estructurada—tras una pausa concluyó—. Ese es mi plan.

Después de haber soltado todo el discurso, Chester volvió a aturullarse, al notar que había acaparado toda la atención.

Si...—el joven tosió y una vez más volvía a vacilar al hablar—. Si queréis uniros. Creo que sois los idóneos para ser  el pilar maestro del plan.

Una vez más, Chester miró a Daura.

No somos Elminster. Y nunca habrá nadie como él—los ojos de Chester se humedecieron—. Pero ante su pérdida nos quedan dos opciones. Nos rendimos y le culpamos por haber muerto o dejamos que su ejemplo nos inspire para continuar su legado. ¿Qué queréis hacer?

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11/03/2015, 12:05
Nerissa

Un gremio—intervino Nerissa antes de que aquello se convirtiese en un "yo no dije, yo pretendía". Y para que Chester no pensara que esa era su respuesta con respecto a qué quería hacer, aclaró:—. Según acabo de entender, tu idea pasa por formar un grupo de gente dedicado a emular lo que él hacía. Es lo más parecido.

Una suerte de gremio dentro de los propios Arpistas dedicado a algo muy concreto. Bien. No podía negarse que aquel tipo al menos era original teniendo ideas. Ahora solo faltaba que no estuviera aterrorizado de ellas y ya sería un avance.

Lo de que no somos Elminster es obvio para cualquiera con dos ojos—dijo—. Pero dudo mucho que su idea al sacrificarse pasara porque todos nos quedásemos lamentándonos en una esquina, sin hacer nada, y pensando que el mundo va a irse al abismo sólo porque él no está.

Ni si quiera Elminster había nacido sabiendo todo lo que sabía, él también había sido joven alguna vez, y había sido un niño debilucho y mundano que no sabía lanzar ni el más simple conjuro alguna vez, y había sido justo lo mismo que ellos eran ahora alguna vez. Las cosas no se conseguían dejando de intentarlas sólo porque parecieran muy difíciles.

La idea puede funcionar si queremos que funcione; cinco dedos forman un puño—respondió finalmente. Luego volvió a apoyar la espalda en la silla, cruzándose de brazos—. Y muchos puños forman la paliza que se va a llevar el Culto del Dragón. Y quien haga falta.  Así que dinos por dónde y cómo crees que podemos empezar con esa propuesta tuya.

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11/03/2015, 18:35
Ewander Hössner

Evan se quitó los guantes y los lanzó despreocupado sobre la mesa para a continuación apoyar su brazo derecho sobre el respaldo de su asiento  y e incorporarse ligeramente hacia adelante, adoptando una pose… muy tabernaria. Desde luego no era nada apropiada para la seriedad de de la conversación que se estaba manteniendo en aquella pequeña sala. Nerissa, la genasí, recogió rápidamente el testigo lanzado por Chester y empezó a matizar la idea.

Sí, se dijo, puede funcionar.

Estoy con Chester, encanto —Evan le guiñó un ojo a la exótica pelirroja—, creo que lo mejor que podemos hacer ahora mismo es tirar de contactos. Ya sabéis, empapelar a colegas y viejos conocidos para que nos echen un cable.

El humano se retrepó entonces en el asiento, pasándose las manos por detrás de la cabeza y desplegando los codos hacia fuera.

Sí, lo sé, lo sé. No somos Elminster. Y demontres, es probable que ni juntos lleguemos a la suela de sus puntiagudos zapatos —¿Por que qué otro tipo de calzado iba a usar un mago? Tal vez pudiera preguntarle luego a Narissa sobre el tema, para romper el hielo—. Quizás podríamos empezar por la gente que tengamos más a mano, cada uno por su cuenta, claro, y reunirnos después para evaluar el potencial del grupo, o algo —se encogió de hombros, lanzando la idea por si acaso alguien quería continuar con ella—. Por cierto, Chester —Evan abrió sobresaltado los párpados, como si acabara reparar en algo importante—, ¿no tienes nada de beber? Sé que estamos de luto y eso, pero tengo la garganta seca.

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11/03/2015, 21:38
Rohellec Eremir Sigäel Do'Ahrail

Escuchaba. Por primera vez en mi vida, simplemente escuchaba. Escuchaba y las palabras iban tomando forma en mi mente. Sin darme cuenta de lo que hacía, cogí el laúd de viaje que había dejado a un lado de la silla y me puse a tañer algunas de las cuerdas mecánicamente. Bajito, sin molestar a nadie, mientras hablaban empecé a producir una melodía, una que conocía tan bien que era capaz de hacer sin mirar, sólo para relajarme. Y mientras las ideas continuaban formándose en mi cabeza. 

Podría funcionar. Sí, claramente podría funcionar. 

No somos Elminster... claro que no ¡por los dioses! ¿Y qué? pensaba, mientras los demás hablaban y mis dedos continuaban su movimiento; no dejar que todo se hunda... viajar a donde nos necesiten... dedicación constante... continuar su legado...

Sí, podría funcionar. Posiblemente, justo en ese momento, aquello fue exactamente lo que necesitaba. 

-Cinco dedos forman un puño... -repetí las palabras de Nerissa, pensativo, mientras Evan hablaba pidiendo, por supuesto, algo de beber... la verdad era que a mí tampoco me vendría mal.

Sonreí, nostálgico. 

Un acorde, luego otro. 

-Y cinco dedos aquel puño formaron... -comencé en voz muy baja.
-Cinco dedos, como el duro marfil.
Y del Dragón el mundo salvaron,
los cinco dedos que se unieron allí...

Esbocé una sesgada sonrisa. Aquella estrofa, a mi parecer demasiado improvisada, pero bueno, me había hecho pensar en las posibilidades de lo que nos estaban proponiendo. 

-Estoy de acuerdo con la joven y con Evan -dije, sin dejar de esbozar aquella expresión en mi rostro-, ¿a qué esperamos?