Partida Rol por web

Dragon Age: Las Cenizas de la Ruina

20. La Expedición

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08/12/2013, 18:44
Parholl Hierroardiente

—¡Fabuloso! ¿Alguna otra sorpresa desagradable más?—suspiró Parholl mirando al cielo.

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08/12/2013, 18:45
Bachiller

Yo no tengo la culpa de que tu raza nos considere a los magos "desagradables", enano—contestó la aprendiz poniendo los brazos en jarras—. El caso es que soy lo más parecido a una lanzadora de conjuros que tenéis ahora mismo y, si no he oído mal, ahí abajo os van a hacer falta todos los brazos posibles.

Te miró a ti.

Por favor, quiero ayudar a mi maestro—dijo—. ¡No podéis negarme eso!

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12/12/2013, 13:39
Trasus

¿Y por qué me miras a mí?

¿Y por qué no me he fijado en ti antes? El sentido de la moda de las magas era frustrante para Trasus. Túnicas que no daban ni una mísera pista sobre lo que había debajo, y capuchas que ocultaban cabelleras y ensombrecían rostros. En ocasiones, incluso distinguir al hombre de la mujer era harto complicado. Por esa razón, y porque estaba enfrascado en la investigación, no se había percatado de la presencia de esa muchacha, hasta que se habían cruzado sus ojos, y ella había tratado de hipnotizarle con el movimiento de las pecas que rodeaban su naricilla.

Trasus se acercó a la chica, apoyó las manos en sus hombros en un gesto reconfortante, y calvó su mirada en la de ella con una intensidad innecesaria.

—El profesor Sila está bien, cielo —dijo, con absoluto convencimiento—. A estas alturas, los engendros tenebrosos deberían ser una pila de cadáveres humeantes. De todos modos, eres más que bienvenida con nosotros. No hagas caso a los enanos, en realidad están encantados de tener una lanzadora de conjuros competentes protegiéndoles.

Y Trasus también lo estaba. Se preguntaba qué había hecho para que los enanos, o al menos Parholl, pensara que su presencia iba a servir de algo si había problemas. Su única experiencia de combate eran las peleas de taberna, que solía terminar poniendo tierra de por medio. Y ni siquiera eso se le daba bien. No le hacía falta estar ebrio para acabar vaciando su estómago en algún callejón, por la boca, tras unos instantes de carrera.

No iba a cuestionarlo, en cualquier caso.

—¿A qué estamos esperando? —señaló el camino por el que había llegado el guardia, mientras mirada de hito en hito a los dos hermanos, con una forzada expresión de seriedad pintada en el rostro.

- Tiradas (1)
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15/12/2013, 17:27
Bachiller Valérica

La maga hizo brincar los hombros para apartarse ligeramente en un gesto que no sabías si era de incomodidad o simplemente de timidez.

Me llamo Valérica... —murmuró encontrando algo muy interesante que mirar en las punteras de sus botas. Al final carraspeó y añadió:—. Gracias. Daba por imposible cualquier intento de razonar con un enano.

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15/12/2013, 17:33
Parholl Hierroardiente

—¡Eh!

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15/12/2013, 17:33
Park Hierroardiente

—¡Eh!

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15/12/2013, 17:34
Bachiller Valérica

Los dos hermanos se habían puesto en jarras a la vez y Valérica se limitó a señalarles con la palma abierta como quien muestra algo evidente. Luego volvió a dirigirse a ti.

Supongo que al qunari—contestó a tu pregunta mientras se metía uno de los mechones rojizos tras una oreja—. Es buena idea traerlo pero a mí no me miréis para ir a decirle lo que ocurre: Son otra de esas razas a las que no les gustan los magos—suspiró y miró al techo con hastío— ... para variar.

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17/12/2013, 22:17
Trasus

—Si te sirve de consuelo, preciosa, a mí me gustas —sentenció Trasus, mostrando su dentadura superior en una sonrisa que sabía quecasi todo el mundo consideraba encantadora—. Y debo decir que mi dilatada experiencia tratando de razonar con gente me ha enseñado que la raza, nacionalidad o especie, tienen una repercusión que podríamos calificar como trivial en la futilidad de tal acción. Habitualmente, quien tiene la capacidad de razonar alcanza una conclusión satisfactoria por sí mismo. A quien no la tiene, sería un milagro convencerlo de que puede saltar sin miedo a salirse del planeta.

Tenía la boca seca. Su inconsciente le robó el control de sus ojos un segundo, dirigiendo sus pupilas hacia la petaca. Por desgracia, seguía vacía. Un recipiente vacío nunca se había llenado de líquido sin la participación de un agente externo que vertiera el brebaje en su interior, pero eso no implicaba, necesariamente, que no pudiera ocurrir jamás. Y tal como Mediapolla se despertaba cada día, ilusionado por la posibilidad de que su apéndice se hubiera regenerado, Trasus no podía evitar comprobar su botella vacía.

El qunari, sin lugar a dudas, sería de ayuda. O más bien, el Tal'vashoth. El término por el que se conocía a los qunari era más que un simple nombre, y el que acompañaba a la expedición había admitido que ya no respondía a ese concepto. Tenerlo con ellos era una oportunidad inapreciable, pero el hermetismo de los humanoides astados era tan legendario como real.

—Yo me encargo de nuestro compañero Tal'vastoth —dijo, dándose media vuelta, hacia el campamento.

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20/12/2013, 20:43
Bachiller Valérica

Valérica desvió ligeramente la mirada con el piropo aunque te pareció ver que sonreía. En ese mismo momento, los dos enanos se la quedaron mirando con expresión interrogante y en cuanto se dió cuenta de ello les dedicó un suave ceño, cruzándose de brazos.

No pienso "traduciros" lo que ha dicho.

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20/12/2013, 20:46
Tal'vashoth

Tus tres compañeros te esperaron donde estaban mientras te dirigías a buscar al qunari del grupo. Francamente no era difícil verlo porque era el único miembro del mismo que medía dos metros y tenía la cabeza astada.

Tal'Vashoth, como os había dicho que podíais llamarle, estaba en aquel momento sentado en un cascote que no era otra cosa que el capitel de una gran columna derruida en una de las esquinas del campamento. Parecía estar simplemente puliendo la hoja de su espada con un paño.

En cuanto se dió cuenta de que te acercabas, paró y se te quedó mirando con gesto inquisitivo.

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22/12/2013, 02:15
Trasus

Fue una lástima dejar atrás a Valérica, sus encantadoras pecas, y las vívidas hipótesis que estaba formulando sobre lo que escondería bajo la túnica. Era uno de esos momentos en os que debía enterrar profundamente al lujurioso sátiro que tenía por espíritu, y centrarse en lo que supuestamente había que hacer. El qunari que se llamaba a sí mismo tal’vashoth, como si aquello fuera un nombre, le esperaba.

En realidad no me espera. Miradlo, puliendo su arma en silencio, imagen arquetípica del veterano de cien batallas. Si no fuera de gris su piel y cornuda su testa, diríase que han arrancado al taciturno héroe de alguna historia épica, y lo han plantado ahí.

Trasus sabía lo que significaba tal’vashoth; un concepto qunari difícil de asumir para alguien que no estuviera familiarizado con la especie kossith. Porque, a pesar de la creencia popular, qunari no era el nombre que daban a su especie, sino a los adherentes del Qun, un corpus filosófico que regulaba su sociedad por completo. En los territorios conquistados, miembros de otras especies que aceptaban el Qun eran considerados qunari. Sin embargo, los tal’vashoth, a pesar de ser kossith, no eran qunari; habían rechazado el Qun.

Que este se refiriera a sí mismo como tal’vashtoth podía ser una declaración de intenciones, bien de su afirmación como “rebelde”, bien de su vergüenza. O podía ser simplemente una conveniencia. La mayor parte se mostraban lacónicos y poco comunicativos, especialmente cuando no dominaban su lengua.

—Te saludo, Tal’Vashoth —dijo, procurando dotar a sus palabras del acento e inflexión que había aprendido años atrás—. Incluso un paño de tela puede desgastar una espada hasta tornarla quebradiza. Necesitamos tu espada, íntegra, y a quien la blande, para adentrarnos en los Caminos.

No era una habilidad común, ni siquiera entre los que habían tenido contactos frecuentes con la cultura qunari, pero el padre de Trasus hablaba el qunlat, y se lo había enseñado antes de dejarlo por imposible.

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10/01/2014, 23:01
Tal'vashoth

Tal'vashoth terminó de limpiar la hoja e inspeccionar el resultado antes de volver a mirarte. Los ojos de aquel tipo eran tan duros como la piedra sobre la que estaba sentado pero el término más correcto a definir su expresión tiraba más para "serio" que para "hostil".

Eso ya lo sé—respondió con una voz profunda y serena como un estanque subterráneo—. De lo contrario no me habríais contratado y no estaría aquí.

Y se te quedó mirando sin más como si esperase a que le formularas la pregunta por la cual te habías acercado a él o algo así.

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11/01/2014, 00:10
Trasus

¿He usado incorrectamente el tiempo verbal? Era perfectamente posible; tenía demasiadas lenguas en la cabeza, y la estructura del qunlat era particularmente diferente a la de todos los demás. Y con los kossith, la precisión era importante. Probablemente entendían perfectamente lo que se les pretendía comunicar, y extraían una perversa y retorcida diversión a disimular, amaprándose en la ausencia de empatía propios de su especie.

No revestía especial importancia, en cualquier caso, por lo que no le dedicó más de un segundo, antes de volver a hablar para especificar su petición.

—Estoy hablando del momento actual —dijo con cuidadosa pronunciación—. Te necesitamos ahora. Engendros tenebrosos han atacado al otro grupo; estamos a punto de salir en su búsqueda.

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15/01/2014, 16:04
Tal'vashoth

Tenéis una forma extraña de expresaros—comentó el gigante gris poniéndose en pie y envainando su acero—. Decis lo evidente antes de lo importante. Haber empezado por ahí.

No parecía que estuviese enfadado, ni siendo sarcástico, ni... bueno, no parecía nada, la verdad. Aquél tipo tenía la expresividad de una piedra.

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16/01/2014, 16:53
Bachiller Valérica

Volviste de nuevo con tu pequeño grupo y nada más hacerlo Tal'vashoth se quedó mirando fijamente a Valérica. A la maga pareció resultarle particularmente incómodo puesto que frunció el ceño y miró en otra dirección (cosa que no evitó que el kossith simplemente continuase mirándola como quien contempla un cuadro)

Bien, veo que has logrado transmitirle el mensaje al músculo del equipo—suspiró—. ¿Alguno queréis llevaros algo en concreto o partimos ya?

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17/01/2014, 01:58
Trasus

El tal’vashoth envainó la espada y se dispuso a seguir al resto del grupo. A pesar de la confusión inicial, había sido fácil. Para algo le estamos pagando, o más bien le están pagando; con mi sueldo no nos hubiera llegado ni para contratar a un niño… seguro que ni siquiera me han guardado la habitación, y tendré que buscarme otro sitio en el que pasar el tiempo. Debería seducir a una noble, o la mujer de un mercader adinerado, alguna joven y bonita. Al menos estaría lo bastante bien alimentado como para salir corriendo cuando se me olvidara visitarla durante unas cuantas semanas, y enviara a unos matones a hacerme una visita de cortesía. Con suerte, no demasiado bien alimentado.

Regresó a donde esperaban los Hierroardiente y Valérica, con la imponente figura del kossith tras él,  que sobresalía no solo por encima de su cabeza, sino por ambos lados de Trasus.

—Partimos de inmediato —respondió a la joven. Miró entonces a los hermanos—. Me temo que si pretendemos alcanzar a nuestros compañeros, no puedo tomar la cabeza del grupo, así que, caballeros…

Mientras los demás se ponían en marcha, agarró una de las bolsas llenas de antorchas que habían estado usando para calcular el tiempo, y se colocó junto al tal’vashoth, que seguía con la mirada pegada a la coronilla de Valérica. Presumo que por la misma razón que incomoda a nuestros amigos enanos.

—Es una chica bastante mona, ¿no te parece? —comentó al tal’vastoth, en su idioma, mientras marchaban—. Es una pena que lleve siempre esa sombría capucha. Por su culpa, no me había fijado en ella hasta hace un momento. ¿Te resultan atractivas las mujeres de otras especies? O los hombres, si es tu preferencia. Al fin y al cabo, las diferencias más sustanciales, anatómicamente hablando, son la cornamenta y el color de la piel. Quizás las astas contienen un potencial erótico que desconocemos los que no dispones de protuberancias extracraneales. O puede que la sexualidad de tu especie funcione de forma diferente, algo que dudo, pues en el resto de especies inteligentes tales distinciones son meramente culturales.

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02/02/2014, 19:26
Tal'vashoth

Parshara, ¿qué utilidad tiene esta conversación?—resopló el gigante gris con algo que no sabías si era hastío o desconcierto ante tu animada verborrea. Decidiste que debía ser una mezcla de ambas aunque no necesariamente en la misma proporción—. Los humanos habláis demasiado.

Señaló a la maga que caminaba delante de vosotros (y detrás de los enanos) y se limitó a encogerse de hombros.

Es una bas-sareebas, es todo lo que necesito, saber.

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03/02/2014, 01:50
Trasus

Trasus rió suavemente. Bas-sareebas, por supuesto, y Tal’vashoth. Visto desde el exterior, el mundo era un lugar muy sencillo para un qunari. Era como si sus mentes fueran archivos, y cada persona y situación tuviera un departamento muy concreto en el que ser guardada. No había espacio para la individualidad, solo para alcanzar la perfección en el rol asignado. Incluso para un tal’vashoth, alguien que ha rechazado el Qun.

Valérica caminaba delante de ellos, aparentemente ajena a la conversación, bien porque no entendía ni una palabra, bien porque no las podía oír desde allí.

—Valérica, cielo —llamó a la maga, en la lengua común—, ¿te importa caminar con nosotros un momento? Creo que esto puede interesarte. ¿Has estudiado la cultura qunari? ¿O quizás has leído sobre las perspectivas de diferentes culturas sobre el Don y los magos, o Sila te ha hablado de ello? ¿Sabes cómo se encargan los qunari de sus magos, de los Sareebas?

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06/02/2014, 21:45
Bachiller Valérica

Valérica aminoró un poco la marcha aunque al girar la cabeza miró con suspicacia a Tal'Vashoth. De hecho prefirió caminar a tu lado que al suyo.

Sí, con cadenas y una correa al igual que los perros. O peor—refunfuñó ante lo que debía parecerle una idea abominable—. Tan avanzados para unas cosas y tan arcaicos para otras.

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07/02/2014, 01:13
Trasus

—Así es —confirmó Trasus—. Un saarebas no puede estar solo, siempre es acompañado por su vigilante, el avaarad, quien mantiene el mal a raya.

Trassus aceleró el paso suavemente. Los hermanos Hierroardiente, a pesar de sus cortas piernas, se alejaban progresivamente del extraño trío.

—Pero hay una diferencia sustancial con los Círculos de Magos —siguió—. La Capilla segrega a los magos y los encierra para proteger a quienes no tienen el Don. Y de paso, para mantener bajo su control una de las fuerzas más poderosas de Thedas. La sociedad qunari, al menos en teoría, lo hace para proteger a los propios magos. La vida del saarebas es una pugna eterna contra los demonios que acechan en su conexión con Velo y quieren arrebatarle la voluntad. El “mal” que mantienen a raya el avaarad, las cadenas y los anuladores no es el mago, sino los demonios que le amenazan.

»Claro que —concluyó, encogiéndose de hombros— quienes decidieron que esa era la manera de proteger a los magos, no eran magos, ni tenían idea de lo que supone ser uno.