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Los días se siguen pareciendo entre sí. Nunca pensaste que echarías en falta las variaciones entre estaciones, pero te descubres a ti misma pensando en el el repiqueteo de la lluvia en el exterior. Quizás solo se trate de que has estado soñando con ello. Durante unos minutos, te demoras, dejando que la música d tu despertador flote un poco más antes de detenerla.
Tu casa es, como las de la mayoría del Búnker, un ejemplo de espacio bien aprovechado, aún cuando no supera los 35 metros, poder prescindir de cocina, hace que el espacio parezca expandirse. Las lámpadas con hologramas 3D como imitación de ventanas hacen maravillas para reducir la sensación de encierro.
Al otro lado de la pared te llegan amortiguados los sonidos que indican que la muchacha que tienes acogida ya tiene que estar despierta. Quizás deberías salir antes de dejarle demasiado tiempo para pensar qué hacer. Aún no termina de gustarle el sitio, pero te estás ganando su confianza, y eso te alegra enormemente.
Hoy tienes una cita con uno de los hombres que te saludó al poco de llegar, un tal Amadeus con apellido retorcido. Tendrás que ir durante la mañana a verlo a la sala de descanso del nivel de administración. Aún no sabes si vas a escribir o no algún artículo sobre él, pero es un hombre al que parece interesarle llevarse bien con todo el mudo y a ti te encanta husmear. Quien sabe, podría ser divertido. Hay algo en él que resulta inquietante, pero eso no lo hace sino más divertido. No tiene ni idea de con quien está tratando.
No has llegado ni a la puerta de tu dormitorio, cuando Jade abre sin tocar.
- ¿De verdad tengo que ir otra vez al segundo nivel? ¿No puedo quedarme aquí? - a pesar de sus quejas, quizás sea la mayor secuencia de palabras que le has escuchado. Es un avance - El profesor habla de cosas que no se, y hay una niña que siempre me mira de forma rara - Para para coger aliento ¿Quizás lo ha ensayado? ni siquiera ha parpadeado - Por favor... ¿no podría ir hoy contigo? o... cualquier otra cosa! No molestaré.
La pobre muchacha no sabe mentir. Hasta ahora tampoco lo había intentado. ¿pero cual sería su verdadera razón para no querer ir a lo que se supone que era su obligación? Lo que es seguro es que aun no puede quedarse sola.
Estaba abrochándome los últimos botones de mi camisa cuando Jade apareció. Me sorprendió ver que alguien entraba a mi cuarto sin llamar antes, aquí la seguridad se tomaba muy en serio, y la gente respetaba la intimidad y las normas.
Gracias a Dios, la chica abrió la puerta con una actitud dubitativa, de lo contrario me habría llevado un buen susto. No me esperaba una visita sorpresa, y menos a estas horas.
Jade fue directa al grano (haciendo gala, por cierto, de un arte social que casi parecía teatro): quería faltar a clase. Alcé las cejas y asimilé durante unas décimas de segundo lo que me decía, consciente de que probablemente había imaginado esta conversación muchas veces en su cuarto, antes de atreverse a pedírmelo.
-Jade... pero sabes que tienes que ir a clase, es importante para...- la chica no dejaba de mirarme, empleándose lo mejor que podía en poner su mirada más indefensa. Suspiré y cerré los ojos durante un segundo. Acto seguido me agaché hasta estar a su altura y puse mi mano con delicadeza sobre su frente.
-Oh, vaya. Parece que tienes algo de fiebre...- le sonreí con un aire de complicidad -Creo que es mejor que hoy no vayas a la escuela...- volví a incorporarme sin perder la sonrisa -Pero vas a tener que venir conmigo, ¿está bien? Y hoy tengo una cita con Amadeus...- miré a la chica, procurando no actuar como el típico adulto mandón -Tienes que prometerme que vas a portarte bien.- Aunque tampoco es que des muchos problemas... Si bien es cierto que no era un torbellino como algunos chicos de su edad, no podía dejar que nada estropease la impresión que le iba a dar a Amadeus...
Jade asiente, quizás un poco sorprendida de que hayas accedido tan pronto. - Pu... pues claro... - ya estaba regresando a su vacilación más habitual.
Sin añadir nada más, va a su armario y se cambia de ropa sin prestar mucha atención a lo que hace.
¿Dónde quieres ir en primer lugar?
Le seguí a paso lento, pero me quedé en el pasillo mientras se cambia. Supongo que tendríamos que ir a desayunar... Yo no era muy asidua a los desayunos, me había acostumbrado a no tomar nada hasta mediodía. Pero, ahora que Jade iba a venir conmigo...
Eché una mirada al despertador de mi cuarto, desde el pasillo. Me quedaba tiempo para tomar algo, pero no podía entretenerme demasiado si no quería llegar tarde a mi cita.
Cerré la puerta de mi habitación mientras seguía esperando a que la chica terminase de cambiarse.
-¿Quieres que vayamos a desayunar?- digo en un tono de voz lo suficientemente alto como para que pueda oírme.
Ella asiente, esta vez sin agregar nada más, y se dispone a seguirte mientras aún se está arreglando un poco el pelo, usando los dedos como único peine.
Te preguntas cuanto pasará hasta que se le pasen esas costumbres
Yyy... seguimos en el Comedor en 5... 4... 3...