Partida Rol por web

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Despiertas, y lo primero que sabes a ciencia cierta es que te has quedado dormida.

Y es así, porque el turno de tu "compañero de piso" empezaba media hora antes que el tuyo, y ya estás oyendo la bronca del capataz de ambos a través del intercomunicador de la habitación de al lado. 

Miras a tu alrededor, pero esta casa, a pesar de tener el mismo espacio aproximado que las del resto de habitantes del Búnker, no brilla por el orden, y encontrar el mono de trabajo podía llevarte varios largos minutos. Aún cuando no supera los 35 metros, poder prescindir de cocina hace que el espacio sea más que aprovechable. Las lámpadas con hologramas 3D como imitación de ventanas hacen maravillas para reducir la sensación de encierro.

No puedes evitar reírte cuando medio-escuchas las escusas que Charlie le está poniendo al jefe. Si les diesen una tuerca por cada vez que ese hombre amenaza con expulsarles... 

- Si, señor... por supuesto, es solo que... - pausa de varios segundos - Está bien. Enseguida.

Lo primero que verás al salir de tu habitación es a tu amigo, siempre jovial, mientras da saltos en la mitad del salón embutiéndose el mono de trabajo a la pata coja con su identificación entre los dientes.

Muchas personas en el búnker tienen al menos un chip de traducción con el que IVI puede identificarles al llegar a sus puestos. Él, sin embargo, se enorgullece de no tener ninguna clase de implante en el cuerpo. "Es parte de mi encanto", como siempre dice él, con una sonrisa radiante, aunque siempre has sospechado que tiene que ver con la forma en la que vivieron y murieron sus padres.

Nada más verte llegar, te guiñará un ojo - Que bien que estás despierta  ¿Qué tal ha dormido la bella durmiente? no querría tener que seguir los mandamientos de los hermanos Grimm sobre la forma de despertar doncellas profundamente dormidas.

Estaba en la cama remoloneando mientras me despertaba poco a poco escuchando a Charlie y dándome cuenta de que nos habíamos quedado dormidos. En ese momento salte de la cama como un gato al que le acaban de echar agua.

¡Oh mierda!

​Me puse rápidamente unos pantalones cortos y la camiseta blanca buscando el mono de trabajo - Joder.. ¿Donde te lance ayer...? - Cuando lo localice me lo puse rápidamente, atando las mangas a la cintura por ahora y cogiendo las botas. Salí a la pata coja hacia el salón poniendome una bota con la otra en la boca, yo tenia mi identificador en el bolsillo del mono.

​Al verlo no pude evitar echarme a reír y coger la otra bota para ponermela - Para que los mandamientos de los hermanos Grimm funcionaran tendrías que ser un príncipe - Le eche la lengua y me pase la mano por el pelo alborotando, que es como solía llevarlo "peinado" - Te dije que nos despertaríamos tarde, eres una pésima influencia para mi - Claramente bromeaba, pues como me decía mi padre cuando era niña, uno no se deja liar si no quiere que lo líen y dos no pelean si uno no quiere.

- Jajaja. Tu te confundes con Disney ¿O no conoces el cuento del porquero? ese también era de los Grimm -  Mientras habla, sigue moviéndose. Termina de abrocharse y mete las botas de seguridad de cualquier manera en una bolsa. Probablemente pretenda bajar descalzo. No sería la primera vez. 

- Ya me tomaré algo en la sala de descanso del taller. A ti te queda algo de tiempo para pasar por el comedor si quieres, pero si vas bajar ya conmigo, nos vamos ya mismo, hermosa ;)

Me acerque a el y le di un sonoro y fuerte beso en la mejilla rodeándolo con los brazos el tiempo que dura - Perdona pero te recuerdo que el porquero tambien era un príncipe disfrazado, así que hasta que tengas una corona sobre la cabeza mis labios están sellados para ti... - Volví a reír apartandome y dejando que terminara todo, pensando en lo que l e había dicho, pues este solo por meterse conmigo seria capaz de hacer una corona con los restos de chatarra que encontrara por ahi y aparecerme después con ella.

- Voy contigo que si no seguro que pasa alguna chica guapa y te me pierdes - Aparte de meterme con el, no era capaz de comer nada mas abrir los ojos así que ya picaría algo después tambien. No necesitaba nada mas así que me dispuse a salir con el para ir corriendo como siempre para el trabajo.

Él se ríe mientras te acompaña saliendo por la puerta - El porquero no era ningún príncipe en la versión que a mi me han contado. ¡Quizás era solo una bestia sedienta de sangre! ¡Roarr! - Hace un amago de atraparte, aún sabiendo que podrás esquivarlo, solo para cerrar la puerta de ambos tras su espalda y girarse. 

-¡Vamos, princesa! 

No es hasta asado el mediodía que las puertas se reabren, dejando pasar en primer lugar a un furibundo Charlie y a una silenciosa Maxinne.

Mientras ella piensa qué decir, el primero se deja caer tan largo como es en el sofá que hay en mitad de la estancia. La estancia está limpia. O al menos lo está tanto como los droides de limpieza se permiten limpias sin perturbar los trastos y pertenencias que hay aquí o allí en toda la casa.

A un lado, la terminal parpadea, con el nombre de Maxinne en letras negritas. un mensaje. Phileas Verne, el nuevo estridente, le ha mandado invitación para hacer grupo temporalmente, pero Maxinne no tiene porqué responder de inmediato. Ahora está en su casa, su espacio, y hay un orden para sus prioridades... aunque bien pensado, ese hombre tenía magnetismo en su mirada. cuando más lo piensas, más parece que fue una forma inusualmente original de darse a conocer.

El lapso de tiempo se alarga mientras Maxinne decide entre atacarlo con una pulla como suele hacer o si tratar de ser más considerada a la vista de la gravedad de la situación. 

Aquella era la primera vez que algo así pasaba. Charlie se caracterizaba por ser un experto en caminar cerca del precipicio, siendo lo suficientemente útil como para que nunca pasara nada grave, pero no tanto como para tener que trabajar demasiado. 

Esa ea una de las principales diferencias entre los dos amigos. A Maxinne le encantaban las máquinas y realmente disfrutaba estando enterrada en ellas. Era parte de su vida, de su forma de pensar. Las máquinas siempre eran claras, algo que no se podía decir de muchas personas.

Charlie se lleva entonces las manos a los ojos.

No podía ser...

¿Estaba llorando?

Maxinne ni siquiera tomó la decisión de forma consciente. De repente se vio a si misma andando hasta el contrario y sentándose a su lado. Ensuciarse de lo que él llevaba encima la traía sin cuidado. Le pasó una mano por el pelo... estaba caliente. Vagamente se pregunta si tendría fiebre cuando nota también algo pringoso entre los dedos. Aparta la mano, llevándose sin querer un mechón de pelo rubio empegostado de esa sustancia con un tajo de cuero cabelludo rojizo. 

La opresión en el pecho emitió una dolorosa punzada, y Charlie debió notar el sobresalto de la contraria, puesto que solo entonces la mira. Sus ojos van desde la expresión de maxinne hasta lo que sostiene en las manos, necesitando dos segundos para procesar lo que estaba viendo. 

Un fuerte "Clok" en la puerta a su espalda solo confirma la gravedad de la situación. Repentinamente, ser o no ser ciudadanos carecía de importancia. 

La angustia comenzaba a subir desde el pecho, agarrotando la garganta, cuando la terminal de la habitación zumba, encendiéndose.

Lo habitual, si esta fuese una alerta biológica, sería ver al otro lado el rostro de la Dra. Chiara, ya que es la encargada de bioseguridad... pero la expresión mecánica que hay al otro lado de la pantalla no es para nada tan amigable.

- Señorita Bishop... no-ciudadano Charie. Lamento la situación, pero no hay buenas noticias.

La conversación que vino después fue a la par frustrante y terrorífica. 

Dos certezas, a cual peor. Una, Ambos estaban condenados sin opción a mejora. Por ahora solo hay hipótesis sobre la forma de contagio, pero Charlie estaba afectado... e IVI lo vino a detectar demasiado tarde. justo cuando Maxinne estuvo también contagiada. Probablemente un aviso dos minutos antes le habría podido salvar la vida. 

¿Pero qué podría haber en el Búnker que causase tales estragos? 

Nada, respondió el ser tras el monitor. Nada permitido. Nada evaluado. Nada detectado hasta ese día. Nada. 

Como última cortesía antes de que toda la habitación fuese incinerada, Maxinne pudo escuchar de esa voz impersonal uno o dos secretos para los que no estaba preparada, para los que no tenía nivel suficiente de seguridad. Si no fuese imposible, casi sonaría a una forma de disculpa por parte de esa carcasa que solo velaba por la seguridad colectiva, por encima de la seguridad individual.

Las piezas de esta mañana no estaban escogidas al azar. Eran réplicas de piezas que alguien, algún mecánico probablemente, había estado robando de un almacén en el que no figura ningún registro de entrada. El temor de parte del consejo era que se tratase de algún tipo de boicot interior. ¿Pero qué era lo que podrían querer construir?

Secretos... Un experimento ha salido terriblemente mal en los laboratorios que supervisaba la Dra. Chiara Novak. No quieren que cunda el pánico, pero una gran parte de las personas que esta mañana fueron a trabajar a los laboratorios del nivel 4, no podrán regresar.

La alerta no es un simulacro. Llamarlo de ese modo es solo una forma de contener el pánico, pero lo cierto es que si esto es un ataque, ha venido desde dentro... y aún nadie tiene certezas. 

Te planteas estas ideas, dándote cuenta de que deberías estar asustada, pero no es así. ¿Furiosa? no, tampoco es la palabra. Solo ESTÁS. y en ese momento te das cuenta de que hace largo rato que no estás viva...