Un día tal como hoy dio comienzo una leyenda,

leyenda que se forjó en una batalla donde mortales buscaban la paz.

O más que leyenda una profecía que pronto se emprenderá.

Una profecía que nadie sabrá si acabará bien o mal.

Doce guerreros lograron detener a los divinos en su día,

doce guerreros que ahora muertos yacen bajo la tierra baldía.

Pero tan solo seis de dichos guerreros pervivieron en los últimos halitos

condensando el poder de todos aquellos devinos en simples sellos.

Una catastrofe se evitó, dando lugar a una mayor.

Sansóläis está condenado,

condenado a ser destruida, condenado a morir entre el dolor mayor.

Pero gracias a los divinos, o a los mismos guardianes del sello se encontró la forma de salvarlo...

Aunque eso no dependería de ellos, sino de la promesa realizada.

"Cuando el mundo este por morir, y la llama de la paz se extinga,

los guerreros del sello resurgirán, y con ellos la destrucción o la salvación vendrá"

-Una historia bonita, o más bien un hecho historico bastante prometedor... Desalentador desde el punto de vista que lo mires hermanito. Pero tu siempre estas leyendo el mismo libro, esperando una y otra vez que eso no ocurra. - La voz de una mujer se hizo eco en un lugar que nadie escucharía, dirigiendose a los albores del cielo y más allá - Te preocupas demasiado.

-Sansóläis no está en nuestras manos ya, y aunque sigamos velando por el, deberiamos dejar que las profecías las recogieran los mortales de hoy en día. - Al igual que su voz, ahora pasos empezaban a resonar al mismo tiempo que un libro cerrarse - Destrucción, salvación... Lo que tenga que venir vendrá, para eso estamos aquí. Aceptar y ver como nuestras decisiones llegan al termino concreto, sea cual sea, y aceptarlo a pesar de lo que tenga que pasar.

Junto a aquellas palabras, el cielo empezó a cubrirse de nubes grisaceas que no presagiaban nada bueno. Nubes que sin duda traerían algo más que solo lluvia.

-Vamos, ya va siendo hora de que los divinos despierten, o al menos de que sus guerreros lo hagan.

Así fue como las primeras palabras de un libro jamás escrito,

empezó a escribirse con las primeras palabras:

"Que despierten y renazcan aquellos que su destino escribirán el final de Sansóläis.

Que los seis guerreros del sello despierten de su letago en los herederos de su destino."

Libro de Anya

Capitulo 0: Niero, el guerrero matademonios.

Tras dieciocho años de experiencia captada en dos estilos de espada diferente en los cuales combatir ofrecidos por tu maestro Ya'tse, y toda la educación y cultura que pudieron darte tu madre y sus compañeras en los templos de Icycla acerca de esta misma, saliste de tu hogar a embarcarte en tu propia aventura, una que te colmaría de conocimientos, de nuevos estilos de combates que aprender y de religiones que estudiar...

Todo ello para buscar los conocimientos nunca antes descubiertos acerca de la religión luminosa. Pero con nulos resultados... Todo la información que encontrabas era acerca de sectas, de grupos pequeños que no son ni bien ni mal vistos y por supuesto de la tierra celestial donde vivian los celemental, un lugar al que llegar era dificil acceder pues por tu condición de Delemental podrías subir invocando tus alas, pero probablemente acabarás peor que tratando de llegar...

Al final de todo tu esfuerzo al menos hallaste algo de información valiosa: En uno de los pueblos al cual llegaste en el continente del oeste, te informaron de un maestro espadachin, o al menos lo denominaron así algunos guerreros de dicho pueblo cuando te lo informaron - ¿Estas buscando maestros? Bueno... No estoy seguro de que acoja discipulos, pero en muchos lugares conocen la existencia de un hibrido Uromaki Luftinuka que vaga por el mundo sin un objetivo fijo... No obstante muchos han escuchado de leyendas sobre este "Heroe" al cual muchos denominan el guerrero matademonios. Su estilo con la espada es fulminante, algunos incluso dicen que es demoniaco o de otro mundo, pero todos aseguran que cuando los Delemental intentan venir a la superficie, el los hace retroceder con su estilo de combate único.

Te contaron muchas más historias, todas las que sabían sobre el tal niero y su estilo de combate, aunque en parte difería un tanto al tuyo pues el usaba una pistola también, pero que aseguraban muchas veces la usaba en contadas ocasiones...

Finalmente acabaron concluyendo la conversación dandote una ubicación en la cual dijeron haberlo visto deambular hace poco más de un día, a un día de viaje justo...

Con un barco que se dirgía a tu ubicación una montaña junto a Yridia a orillas de un lago. Los lugareños te indicaron que hay un camino para subir, pero que nadie se atrevió a subir desde hacía meses, cuando un Delemental trató de amenazar Yridia... Salvo un loco que insistió mucho en saber como se subía... Podías asumir que era el hibrido del que te hablaron Niero, pero el hecho de que te dijeran que fue hace unos días te quedó más que claro, sobre todo cuando aún no había bajado.

Solo te quedaba subir la montaña para encontrarte a ese maestro de la espada pero... ¿Le incomodaría tu condición de demonio? Aunque para ello tendría que conocerla primero ¿no?

El camino era simple y continuo, con algunas bifurcaciones que indicaban muy bien la subida, y en lo alto una pequeña meseta en la cual podías encontrar otro camino y una cueva, además de una vista maravillosa al lago. Sino fuera por el ruido que escuchaste del interior de la cueva, casi como un gruñido de dolor.

Libro de Helga

Capitulo 0: Día de partida

Tristeza, soledad, ira, depresión, arrepentimiento, desesperanza, automarginación... Son sentimientos que nadie querría sentir en ninguna vida... Para bien o para mal tu sabes lo que es pasar por todos aquellos, y aunque sea solo un poco, tomaron parte en la decisión que tomas hoy. Nunca podrías haberte sentido más mal que aquel día, el día en que tu visión disminuyó, el día en que uno de tus preciados simbolos de raza desapareció.

No obstante, nunca habías estado sola, y es quizás por eso que pudiste sobrellevarlo, a tu manera, gracias al apoyo de tus familiares, de Wuriek sobre todo al llevarte a hablar con Arani y por supuesto gracias a quien nunca dejó que te hundieras: Vanille. Bueno es cierto, tu pequeño Golem también fue una ayuda importante

Pero hoy estabas en un día clave, pues después de volver a ser tu, o en parte tu de nuevo, tu decisión empezó a hacerse realidad. Como era normal tus padres fueron los primeros en preocuparse, preguntandote día tras día si realmente era lo que querías, pero tu abuelo siempre estaba allí para calmar dichas preocupaciones:

-Algunos Uromakis... o en general algunos mecanomantes, necesitan viajar por el mundo y encontrarse así mismos, así como para generar un nuevo angulo de visión a sus ideas. Si yo no lo hubiese hecho en su día ¿Quien sabe si ahora tendriamos el escudo que protege a todo Maxener hoy? - Y realmente Wuriek podía tener razón - No le va a pasar nada, es fuerte, y sabe crear maquinas tan buenas como las de su padre - rió con una voz profunda antes de ponerte una de sus enormes manos sobre tu cabeza para acariciarte - Para llegar a mi aún te falta trabajo - como siempre tratando con su familia directa como si fuera una pequeña competición...

Pero era la pura realidad. Vanille te lo decía siempre, pues era su sueño: "Ser tan buen mecanomante, equivale a ser un sabio o un ingeniero". Aunque siempre incluia a los ingenieros, su visión se volvía más brillante cuando hablaba de los sabios. Algo normal ¿no?

-¿Llevas todo Helga? - dijo preocupado tu padre. Obviamente no podías llevar tanto como quisieras encima, pero si lo suficiente para ir sobreviviendo en los días a la intemperie. Por suerte tus herramientas y algo de metal te serían suficiente para todo lo demás. Y por supuesto Vaporum. - Toma pequeña - dijo finalmente Wuriek desde tu espalda - No es mucho, pero creo que te será suficiente hasta llegar a Trayerta - el viejo Uromaki te dió una pequeña bolsita con dos monedas de plata y cien de cobre*

Tu madre por otro lado se mostraba más feliz aceptando todo aquello que querías hacer - Desde Trayerta puedes descubrir a donde dirigirte en tu viaje, aunque por suerte tienes más lugares antes de llegar allí, por si coges otro camino antes de llegar. Por lo menos asegurate de que tu viaje te lleve a tu destino - se agachó entonces para poner su frente pegada a la tuya - Santo Helios, guía a Helga en este nuevo viaje - rezó entonces tu madre por lo bajo siendo que al apartarse te miró sonriente

Libro de Senca

Capitulo 0: Vagando sin rumbo

Días habían pasado desde aquella horrible tortura que sufriste, más aún del pasado traumatico que aconteció a aquella aldea que ahora no encontrabas ni en mapas siquieras, pero menos eran los que habían pasado desde que el peso tan grande que ahora colgaba en tu cuello, se había colocado allí.

Días vagando sin un rumbo fijo, dando tumbos de una pequeña aldea a otra, del agua al bosque, del bosque a la arena, de la arena al hielo y de este al peligroso y gelido abismo de un volcan.

Ninguna de la información que te daban allá donde ibas generaba una aclaración sobre las dudas que atormentaban tu mente y sin embargo un día llegaste a una aldea atormentada por ladrones, que por temor huyeron luego acabaras con la mitad de ellos.

Los lugareños, mezclas entre humanos, Mimali y Luftinuka, estuvieron enormemente agradecidos ante la liberación que habías realizado a su pequeña aldea, tanto así que te repusieron como agradecimiento. Tu aspecto aunque bajo tanto abrigo no se viera, denotaba un poco de falta de nutrientes.

Así pues durante esa pequeña comida tus preguntas cayeron buscando información de forma pacifica, y obtuvieron respuesta - ¿Una orden secreta en una torre? Sinceramente no tengo idea de lo que hablas, pero... - ese pero te llenó de esperanzas, pero hasta que terminó la frase no supiste que eran unas esperanzas que tendrías que labrarte - Solo conozco dos torres como las que dices, y nunca he oido de que hubiera ninguna organización secreta en ellas. Una es la torre de la paz y... bueno su propio origen demuestra el porque allí no podría haber nadie - La barrera elemental que ya conocías - Pero la otra... es un lugar de paso de una parte del continente principal a otra.

Ilunia. Ese era el nombre de tu siguiente objetivo. Una ciudad creada en el interior de una montaña, cuya una de sus partes tenía una torre la cual se alzaba por encima de estas. Podría ser al fin el final de tu viaje, podrias haber llegado al final de tu camino.

Para agradecertelo aún más los lugareños, te prepararon un pequeño barcocon algunos suministros para que pudieras llegar al lugar... Unas tierras baldías, yermas y arenosas, cuyo calor horadaba en tu piel atravesando los abrigos y dandote mayor frio que en cualquier lugar que hubieras estado antes, salvo los proximos al volcán.

Tanto fue así que llegado a un punto del finalde tu viaje a pie, ante ti, y tu congelamiento, se alzó una figura espectral muy similar a ti y con una katana en su mano. Te miró desde su posición, quieto, inerte, calmado, silencioso, analitico.

Tanto así que en un momento retrocedió un pié poniendose en guardia, pero solo con el pié pues su manos siguieron relajadas a sus costados. ¿Quizás esperaba ver tu reacción?

Libro de Nargu

Capitulo 0: Quien le roba a un ladrón

Días pasaron de aquel cumulo de batallas, sorpresas, traiciones, tristezas, lagrimas... Y finalmente reunión que se condensaron alrededor de un lugar oculto en mitad de la nada.

El filo de la navaja como lo llamarían los asesinos, es en el momento en el que estabais. Todos habiais sido marcados por el gremio, por más o menos que quisierais destruirlo, o por más que quisierais vivir en paz y era seguro que si con el poder que teniais actualmente dejabais la guarida, muy probablemente murierais al llegar a la primera aldea.

Escapar de aquel lugar fue un golpe de suerte, dado por alguien que queriais mucho... Aunque no todos se tomaron esos días posteriores de dicha forma.

En concreto Jack, quien al vagar tanto tiempo solo sabía como cuidarse y por supuesto como esconderse.

Ese día que hoy se escribe entre estas paginas, fue en el que Jack volvió a la guarida después de varios días desaparecido fuera de esta. - Necesito hablar contigo - dijo con voz seria al entrar tu a una sala. Ni un hola, ni un estoy de vuelta... Un tono serio seguido de una necesidad imperiosa que no esperó respuesta antes de continuarla.

-No podemos seguir así. Valernos de lo que nos da Mimali o de la caridad de Icycla no nos hará vivir más tiempo. Somos seres vivos, con necesidades y necesitamos nutrirnos de buena manera, no de lo que tengamos suerte de conseguir - Se acercó entonces a la mesa de aquella sala desplegando un pergamino el cual clavó con una daga mostrando así el mapa del lugar - He estado investigando mientras cazaba... - señaló una parte al final del camino - Por este lugar hay una pequeña aldea de... "extraños" granjeros. Llevan tiempo sin cultivar o cuidar de nada, pero cuando están fuera de las casas visten ropajes de campesinos y hablan de banalidades.

-No es una aldea natural, además que una aldea así no pediría suministros de comida cuando podrían generarlos ellos mismos... - Recorrió entonces con un dedo el lugar en el que estaba hasta donde estabais vosotros, la guarida - Hay un día de camino, menos yendo a mi ritmo, y en tres días les llega el cargamento de suministros que han pedido. - La cosa estaba clara

-Podemos ir, destruir una aldea de lo que quiera que sean que estén haciendo allí que de seguro no es legal, y al mismo tiempo conseguir comida util para mucho tiempo. Es un plan si fisuras, no hay margen de error siquiera... He investigado esa aldea en estos días, y ya conozco como se mueven por sus casas. - te miró de mascara a mascara obviamente pero casi sentías penetrar su mirada en la tuya - Construiste esta guarida y este grupo por algo ¿No? Entonces demuestra de lo que puede valer... Necesitamos comida de verdad.

Libro de Tea

Capitulo 0: Última lección

Tanto tiempo aprendiendo lo más importante del mundo, pero tanto tiempo sin conocer la verdad sobre el mundo que te vió nacer. ¿Que había más allá de la torre? ¿Por qué apenas te dejaban salir a los jardines de la misma? ¿Que habría más allá de aquellas montañas que no te dejaban ver por encima de ellas debido a la prohibición de pisos que tenías? Tantas preguntas que no podrías completar todavía...

Pero no obstante si conocías el hecho de por qué se creó esta torre, que poder se halla en su interior, y como los seres del mundo antiguo os dieron la oportunidad de una nueva vida.

Bastian, el niño espiritu que vivía en el faro, era el que más parecía saber sobre aquel mundo del pasado que tanto había influido en este, pero más aún el que quería que lo aprendieras todo de el, tanto que hasta te inculcó un idioma nuevo como propio, aunque solo fuera escrito.

La diferencia más palpable entre Bastian y Nayra, la otra niña espiritu del faro, eran las obvias por ser espiritus, al contrario que ellos, tu si envejecias. Tanto así que hasta después de revasar su edad fisica, daba igual que fueras mayor o menor que ellos siempre te adiestraron en mostrarle respeto, no solo a ellos, sino a todos los espiritus.

Nayra por otro lado, se dedicaba más enseñarte la importancia de las cosas, la naturaleza, los elementos... Hasta las cosas que ya no existían, que aunque estuvieran extintas debías tener como algo a lo que admirar, a lo que demostrar tu amor y agradecimiento a la hora de aprovecharte de sus cualidades.

Así fue que entre ambos niños, lograstes ser quien era ahora, una mujer con el poderío de la magia arcana bajo sus manos. No obstante tus lecciones no habían acabado, y así fue como ese mismo día, Bastian te citó en la planta más baja del faro, en la cual esperaba junto a una sonriente Nayra.

-Tea... Al fin llegas. Hoy vamos a darte una lección especial - dijo la espectral voz de Bastian cuando estabas delante suyo - Hoy es la lección más importante de todas, y quizás la que más tardes en aprender y resolver - Nayra se fue a un lado rebuscando entre algunas cosas viejas de la zona, solo que si te distraias con ella, Bastian reconduciría con un ruido tu mirada a el.

-La lección de hoy requiere de atención, coraje, sabiduría y persistencia Tea, no lo olvides nunca pues te hará falta recordarlo más de una vez. Sigueme. - con dichas palabras avanzó entonces hasta la puerta del faro, la cual al abrirse mostró un perpetuo jardín mezclado con niebla que si bien parecía estar cuidado también dejaban deseos de que lo cuidaran más. Al fondo, al otro lado, había una cueva, o un tunel, excavado en la montaña de enfrente. Ese lugar te lo señaló Bastian con firmeza.

-Hoy tienes que recorrer ese tunel y viajar por Sansóläis. Tienes que aprender lo que hay más allá de esta barrera, tienes que ver el mundo, reconocer sus cosas hermosas y las cosas duras que sus gentes aguardan para mostrarte. Tu lección no acabará con solo un día. Necesitarás mucho tiempo, quizás necesites gente en la que confiar, o simplemente dinero - Te extendió una pequeña bolsa con una única moneda de plata en su haber. - Pero lo que está claro, es que tardarás en volver al faro... Diría que es un adios, pero realmente espero que llegue el día en el que vuelvas

Nayra se aproximó detrás de ti con una mochila con tus cosas y algunas otras que no habías visto antes... Comida principalmente, pero no hecha por los espiritus. - Tienes que descubrir, el por qué de este faro. El por qué de la llama, y sobre todo, el por qué subir a ella. El día en que encuentres esas respuestas Tea... Bastian y yo te estaremos esperando aquí, para recibirte con los brazos abiertos, una vez más - Las palabras de Nayra, más sinceras y alegres, reforzaron a las simples y firmes de Bastian, dandole a todo más sentido, o quizás simplemente ninguno y dandote el beneplacito para que fueras a explorar

Libro de Tiki

Capitulo 0: Una realidad distorsionada

Eres Tiki ¿Verdad? Nada más debes saber eso: Tiki, es tu nombre.

Gauche, un nombre que te suena ¿Verdad? ¿Que más da quien sea o que haga? El es tu dueño, tu amo, el ser al que debes servir. Todo lo demás no importa. Su voz, sus deseos, es lo más importante para ti, debes cumplirlo para ser feliz, debes cumplirlos para hacerle feliz. Esa es tu máxima en esta vida, deber sumisión y cumplir todos los deseos de Gauche...

-Tiki... - te susurra su voz a tu odio, acercandose tanto a ti que ante tu visión su oreja era practicamente semejante a ti en altura - Eres hermosa... Tu piel tan palida y tus cabellos tan dorados... Eres el mejor tesoso que un ladrón podría desear. - Se apartó y entonces su mano te acarició por completo, pasando con un dedo desde detrás de tu cabeza a acariciarte practicament y con suavidad y delicadeza, todo tu cuerpo

-Gauche, debemos hablar - dijo otra voz distinta a la de Gauche enfrete suya - Es sobre Tiki y su mente. Te concierne dentro de lo que cabe ya que es vital para su proximo año. - tu señor se vió algo tenso y frustrado fente a dicha afirmación, tanto así que te miró con dureza - Tiki, no escuches, es una orden - y así como lo dijo obedeciste sin más, a pesar de que las palabras todavía penetraran tu subsconsciente...

-¡TIKIIIIIIIII! - gritó Gauche mientras caia al vacio logrando agarrarse a una piedra saliente de aquel acantilado peligroso y escarpado que estabais - SALVAME TIKI. No me dejes aquí por favor. - su voz rogaba, suplicaba, era tu amo, tu señor, sus deseos eran ordenes para ti... ¿Por qué entonces rogaba que le salvaras? - Da igual, eres un objeto, no debes pensar, Gauche es tu dueño, haz lo que te pide y ya está

-Está empezando a fallar el hechizo... Se está acostumbrando Gauche ¿Pero que coño pensaste al quedartela? Los objetos como esta estupida son de usar y tirar. Vale que quieras aprovecharte de su poder, pero a la larga tendrías que haberla eliminado. Me está costando más esencia que las demás ¿Sabes? Tendrás que buscar otra forma de lograr que el hechizo funcione, y por supuesto no hablo de magia - aquella voz de nuevo, hablaba ¿Pero sobre qué? Daba igual, no debías escuchar, simplemente olvidalo

Una mesa, unas velas, comida de lujo, cubiertos de plata... ¿Debías robar? - Tiki, mi amor - dijo Gauche frente a ti en el otro asiento - Sabes que siempre te he querido... Y siempre te querré... es por eso que... - Gauche sacó algo de entre sus ropajes, algo que tu no habías robado y al abrirlo descubriste que era un anillo - Quiero que te cases conmigo - un anillo que reducido cabía entre tus dedos... ¿Pero era ese su deseo? ¿El tuyo? ¿Por qué te daba una elección? - No pienses, acepta... ¿Quien más te va a querer?

Un girasol se metió en tu rango de visión al ver que no podias moverte... ¿Que eras sino un mero objeto? Eras una muñeca cuyos hilos si no se controlaban su cuerpo permanecía inerte, inmovil, la visión mirado al infinito y tu cuerpo tan tieso como el de una misma... De esa forma tan debil tan expuesta, hasta un crio podría romperte. ¿Pero que más da? Era el deseo de Gauche, que estuvieras quieta. No tenías que preocuparte por nada más. Ni siquiera por ese cuchillo que tenía Gauche entre sus manos y que se dirigía a tu cuello para cortarte la cabeza.

-Solo me das esas dos opciones... Cabrón... - dijo Gauche llevandose las manos a la cabeza - Es mi oro andante y volante, no quiero que sea una persona... Si claro que la he protegido, y claro que he estado a punto de matarla a veces... Pero no quiero hacerlo, tampoco quiero tratarla como una persona. Soy un puto ladrón solitario, y Tiki mi herramienta. Si la mato me quedo sin todo lo que podría conseguir, y si la engatuso para que haga lo mismo pero sin tu hechizo tendría una socia con quien repartirme el botín... Nunca tendré socios y lo sabes - La otra voz soltó un bufido que sonaba feliz - Entonces simplemente conviertela en tu objeto personal sin usar magia

Aire alrededor de tu cuerpo... Personas de tu tamaño alrededor, otras gigantes de piel extraña casi como la corteza de arboles que habías visto... Espera ¿Has visto arboles? Además de Gauche, y el tesoro que te obligaba a conseguir, la gente que te obligaba a rejuveneces y los falos que te mandaba tragar en tu cuerpo sea por donde fuere... ¿Habías visto algo más? - ¿Que más da? Solo te importa eso Tiki, no pienses más - Quizás era lo mejor, además en esa perspectiva no podias moverte, solo había una maldita luz cegandote en el centro de tu visión

Un chasquido y despertaste simplemente - Tiki vamonos - sentenció furioso Gauche saliendo del lugar en el que estabais y sin esperar siquiera a que le siguieras, es que debías seguirle.

Tras unos minutos... ¿Segundos? ¿Horas? ¿Cuanto tiempo había pasado? El silencio era sinonimo para ti de sueño y lo único que podías ver en aquella enorme ciudad de ladrones era a Gauche rabioso y mascullando para si mismo. Llegasteis al fin al escondite y lanzó la bolsa de oro contra una pared empezando a desplegar su ira contra todo, golpeando paredes, columnas, tirando objetos al suelo...

Hasta que al final se encaró hacia ti, con una cara que casi parecía querer matarte. Te arrinconó entonces contra la pared y PUM... Puso una mano a tu lado - Tiki, basta de mascaras - frase creada entre los dos para que no fingieras - dime la verdad... Me da igual que no puedas acceder a tus sentimientos o que tan solo me obedezcas, quiero esta vez la pura realidad, así que olvidate de que sea una orden mía o de que tengas que decirme lo que debes para complacerme...

-¿Me querrías tener cerca si no fuera porque solo puedes pensar en mi? - era una pregunta un tanto ambigua, pero para Gauche supondría mucho... Eso suponiendo de que esa realidad fuera la correcta... ¿Pero que podrías responder a esa pregunta?

Bañaban la superficie marmórea con su luz incontables rayos de sol que se filtraban entre las ventanas o a través de las grietas en los muros del faro, mudos efluvios cuyo disfrute era el honor de ser los únicos visitantes permitidos casi a diario allí, en uno de los lugares más apartados del mundo; cuando el alba llegó a su plenitud, el repiqueteo tan incesante como apresurado de curiosos pasitos llenó el ambiente, pues el aire puro del faro ayudó a esparcir el ruido por las cercanías.

— ¡Uno! ¡Dos! —

Pronto se unió una voz de lo más jovial y en ese momento positivamente emocionada, venidera de la que andaba, única señal entonces de la vida como tal dentro de la ciclópea fuente de luz; — ¡Tres! ¡Cuatro! — “cantar” simplista pero no por ello menos válido que a su autora posicionaba a la par mental que una hiperactiva pequeña, no obstante esa podría ser una aseveración un tanto prejuiciosa, como tantas otras en lo relativo a su situación…

— ¡Cinco! —

Al fin y al cabo Tea, la joven humana que era única pobladora de allí, se encontraba ya en la mayoría de edad, no por inocente tonta, expectante al ser aquel día el momento prometido para… bueno, algo, o eso le había dicho Nayra con anterioridad.

¿Pero entonces no era la única habitante del faro, después de todo? ¿La soledad había convertido a sus pensamientos en voces, múltiples personalidad observaban desde su interior? Para nada: la Cobb era de hecho la única habitante con vida de aquel edificio, pero no por ello la única entidad que por ahí se paseaba; de hecho Tea podía existir ahí, a pesar de todo, porque era aprendiz desde siempre de quienes en verdad fungían como guardianes, visores y solo ellos sabrían qué otras tantas cosas más…

— Cinco sellos de cada tipo, el combustible del poder arcano…es decir, mágico, si…eso; mientras más saque, mejor, pero también más cansada me pondré ¿no? eso sin contar esfuerzos aledaños para darles utilidad… — el mantra de la chica era el repaso de la clase que había sido la penúltima allí, pero que para ella seguía siendo una más, al fin y al cabo ni con todo el estudio del mundo sabría prever lo que enseguida le dijo Bastian, el pequeño que ante su camino yacía con el porte digno del más serio de los maestros. De cara a él, Tea se puso firme aunque por instantes tentada con la presencia y el hacer de Nayra, pero ante todo sabía que el albino no era amigo de la distracción cuando hablaba, mucho menos de la impertinencia.

— ¿Señor? — aunque Bastian si daba espacio a las preguntas, ya que al fin y al cabo estaban en proceso de enseñanza, por lo que la castaña no reparó en mostrar su duda ante lo críptico de aquella introducción, sin embargo también siguió al que ya para entonces era más pequeño de tamaño que ella, poniendo inevitablemente rostro de quien reconoce su ignorancia. Ya en la puerta, la visión del paraje exterior fue motivo de admiración y asombro para la aprendiz, no tanto por su majestuosidad (que para ser sincera, tenía bastante a pesar de todo) sino por el hecho de que rara vez se le permitía ir hacia allí, ya no digamos más allá, o a los pisos superiores; con lo poco que podía recordar sobre los jardines, Tea asociaba ese punto con el aprendizaje al aire libre que debía ser así porque de otra manera resultaría en extremo peligroso para el interior, o porque necesariamente precisaba del contacto con las afueras para funcionar, como cuando aprendió a extraer el sello del viento — ¿Acaso voy a extraer un sello súper difícil? — así que comunicó una nueva duda mezclada con personal conclusión.

Por lo anterior, cuando el menudito señaló hacia el dichoso túnel resultó en ella respuesta implícita, que cuando pasó a ser explícita gracias a las palabras de Bastian convocó en el presente relativo un inesperado giro; — P-pero ¿el mundo exterior no era un lugar prohibido hasta que empezara a madurar? — redundante preguntó, aunque por instinto de obediencia no tardó ni un instante en tomar aquello que el maestro le extendía, una vez llegaron a esa parte. Viendo la cara seria del mayor Tea tragó saliva y por interno comprendió que no se trataba de otra de sus “pruebas” que tantas veces la habían puesto en horrible peligro, sino que era el momento real… otra prueba, vamos, pero distinta a cualquiera por la que hubiese pasado antes: era tiempo de poner en práctica todo para lo que desde siempre llevaba preparándose.

Con lo último dicho por el albino y más aún cuando Nayra se acercó para completarlo, a la castaña se le humedecieron sobremanera los ojotes al tiempo que el resto de su cuerpo se estremecía; su boca temblaba en señal de nerviosa efervescencia mientras que su respiración se sentía entrecortada, más agitado su corazón estaba en sintonía con su pensamiento…

— Gracias por todo, Maestro, Maestra, de verdad — pese a no ser un adiós como tal, y a que quizás aquellos niños vivirían cuando ella ya no fuera ni un recuerdo sobre Sansóläis, la emotividad fluyó por la chica en forma de gordas lágrimas y sollozos, pero también de una sincera sonrisa, ya que las emociones la superaron por mucho, y es que después de todo tal era su primera salida, encima sola, cargando con impuesto destino cuya verdadera importancia no llegaría a entender pronto…y que no por ello la dejaría sin más.

Con tal de reforzar lo dicho Tea les dedicó una pronunciada reverencia a los críos etéreos, no de quien pide perdón o guarda algún arrepentimiento, sino digna de hacer físico el respeto que por ellos sentía, si bien inculcado, no por ello menos sincero ni menos válido, además de claro un sentimiento inevitablemente familiar que ni ella podía explicar, al fin y al cabo eran los ejemplos que tuvo desde siempre, los que le dieron forma a su crianza. Si no se atrevió a intentar abrazarlos fue solo porque eran incorpóreos.

Dicho eso se reincorporó, sujetó bien la mochila cedida por Nayra y asintió hacia el par de guías, limpiándose las lagrimas de los ojos que sin embargo todavía daban claras señales de humedad a punto de desbordarse, y con todo ya dicho se giró para enfilar hacia lo desconocido, donde la aventura esperaba…

Había sido un camino tedioso, pero mucho menos desde que aquellas gentes me ofrecieron su comida. Aquellos ladrones, siempre gente así por el mundo, toman lo que quieren y destruyen a placer, haciendo suyas a las mujeres y esclavos a los hombres. Hacía no mucho que me había despedido de ellos. Con un barco que habían construído, no abundaban las aldeas tan unidas, y tan generosas, casi me hacía pensar en la mía, E incluso casi pude ponerme nostálgico, si ese sentimiento o algún otro similar siguieran formando parte de mí.

A veces, mi cuerpo reaccionaba como si los siguiera teniendo, pero eran pocas. Bajé del barco tranquilo, aquellas tierras eran demasiado calurosas, me introduje en mi abrigo, esperando que pudiera absorber el poco frío que hubiera en el ambiente, sin embargo, no había nada. Abroché las ropas que me habían dado en la aldea, sabían de mi condición, un gesto más de generosidad, miré abajo las provisiones que me quedaban, estaba cansado pero quizá pudiera descargar algún paquete en la posada a cambio de una noche. No creía buena idea dormir a la intemperie.

Sin embargo, este camino era necesario, la única pista en ¿cuanto?, días, meses, años, la gente llevaba la cuenta de todo eso, a mí no me hacía falta, solo buscaba información, venganza y el bien, en ese orden. Aunque no necesariamente llegaba siempre en ese orden, la venganza no llegaba nunca. Si la paciencia o la impaciencia formaran parte de mi mente, habría reaccionado de alguna manera, pero no había necesidad, caminaba hasta encontrar, ayudar y sobrevivir. En aquel lugar hablaron de destino, y no había ninguna razón para desconfiar.

Algún lugar debía haber cerca, llevaba mucho caminando, en aquellas montañas no había niebla, pero había viajado lo suficiente para saber que el tiempo cambia, y la silueta de esa torre podría no ser la misma. Al fondo, ¿un aldeano?, no, es un guerrero. Abroché aún más mi abrigo, y toqué la piedra de hielo, siempre cálida, como mi aldea, como la mujer que me lo regaló.

Paré, miré al fondo, y dí unos pasos hacia delante, quedando aún la distancia suficiente para reaccionar a un ataque de repente. El clima no era mi aliado hoy. Algo duro para alguien que depende de los elementos. Buenos días amigo, vengo desde lejos y apenas me queda comida, Dije señalando una pequeña bolsa de tela, que colgaba de algún lugar de mi ropa hacia abajo, se balanceaba como si tuviera poco peso. Sería tan amable de decirme algún lugar donde pasar la noche, no creo que quede mucho y me gustaría dormir en algún lugar con ropa de cama. Se me pasaba por la cabeza que podía ser alguien de la orden, pero habría atacado en vez de parar, o eso creía. Además, había pasado mucho tiempo fuera del mapa, literalmente, alomejor no había sido mucho, el mundo estaba igual, y yo también, quizá el tiempo no fuera igual allí, pero debía haber pasado el suficiente para no ser un objetivo al que buscar.

Decidí no decir el nombre de la ciudad a la que iba, quizá era una buena idea para ver su reacción, y lo diría si lo preguntaba, pero por ahora preferí ser un vagabundo más.

Fueron a ver al hombre que la vendió, al hombre que la hizo pedazos y la reconstruyó con unas ideas y un vacío anímico que no se podría llenar jamás con algo real. Era una muñeca, una muñeca hada sentada en el hombro de Gauche justo antes de que este le ordenara no escuchar, momento en el que se posó en la mesa más cercana. Se quedó estática, como apagada mientras las voces sonaban tan huecas y lejanas... Se sentía como cuando metía la cabeza bajo el agua, las voces se escuchaban pero... No llegaban, no eran para ella, no debía escuchar. 

Era una muñeca, ahora era una muñeca rota pues... en su eterna sonrisa había humedad, estaba llorando mientras los dos hombres discutían qué hacer con ella. Ya no era perfecta, ya no era necesaria y aún así Gauche seguía manteniéndola pero ella no procesaría nada de eso, ella no estaba escuchando porque se le había ordenado no hacerlo. 

Hasta que la voz de Gauche no dio la orden específica, Tiki no se movió del sitio, hasta ese momento no escuchaba ni hacía nada solo se mantenía viendo al infinito perdida en sus alucinaciones y recuerdos. -Sí. Se levantó del lugar y echó a volar tras el ladrón sin siquiera prestar atención al pérfido hombre que se encontraba parado a su lado. Salieron a la calle y había bullicio por lo que el hada de pronto cambió su actitud, ahora era una chica risueña y que observaba con ojos curiosos y pícaros hacia todos los lados llegándose a posar sobre la cabeza de su amo.

-¡Mira Gau, me gusta esa pulsera! Señalaba un puesto de venta ambulante, en esos momentos estaba siendo manejada por los hilos de la obediencia, debía ser así, no podía ser apática, no podía permitir que nadie viera que era un muñeco sin alma pero todo cambió al llegar a la guarida, allí era diferente. 

-Gaucheeee ¿Necesitas relajarte? Le cogió de un dedo de la mano mientras lo decía, le estaba presionando el mismo entre sus pechos y su entrepierna pero pronto fue apartada, encarada y ordenada, una orden sencilla que le hizo volver a ser una muñeca sin más y... No entendió su pregunta, realmente no podía responder correctamente a aquello.

-No entiendo la pregunta... Eres mi amo, soy tu herramienta. Me quieres, te quiero... ¿Es eso? Te necesito...

Sus ojos volvían a llorar lágrimas involuntarias mientras lo decía, como si su mente anhelara algo más pero... ¿Qué? ¿La libertad? ¿Su amor? ¿La libertad de poder sentir su amor? A pesar de eso seguía teniendo un rostro neutro, una expresión nula que quizá en esos momentos no era la mejor opción pero... No podía hacer nada para remediarlo, la habían hecho así y eso era algo que el ladrón debía entender o arreglar. 

Nargu podía sentir la inquietud en la voz de su compañero, así como su palpable e imperiosa necesidad de cambiar la situación en la que se encontraban. Giró lentamente su cabeza enmascarada hacia un lado, asintiendo en silencio. Aunque confiaba en que él podría aguantar cuanto fuese necesario hasta estar realmente preparados para enfrentar al gremio, lo cierto era que sus compañeros, principalmente Jack y Krun, no aguantarían mucho más tiempo si las cosas seguían así. A pesar de ello...

—No debes perder la calma, Waterfox —afirmó aun con la mirada en otro sitio—. No sabemos si esos granjeros en verdad están inmiscuidos en algo ilegal, e incluso si así fuese eso no necesariamente significaría que la maldad reside en ellos —Nargu se volvió hacia el explorador, ahora siendo él quien le dirigía una penetrante mirada—. Tú más que nadie deberías entenderlo —después de todo, había sido un bandido en sus días, uno que robaba a otros para ayudar a muchos que a pesar de estar necesitados posiblemente hubiesen cometido alguna clase de crimen en algún momento de sus vidas—. Pero tienes razón, no podemos seguir así —concluyó—, nos dirigiremos a la aldea en investigaremos más a fondo antes de decidir cómo actuar —decidió Nargu levantándose del tronco caído en el que hasta entonces había estado sentado—. Jack —dijo acercándose al joven humano y posando una de sus grandes manos sobre su hombro—, estaremos bien —le aseguró con un tono sereno en un intento de apaciguar las inquietudes que el chico estaba experimentando.

La idea de Nargu era sencilla. Se acercarían al pueblo durante la noche e investigarían los alrededores. Llegado el día y dependiendo de lo que se encontrasen, Jack o Nemea, quienes del grupo eran los que parecían menos amenazantes y más habilidad para la labia tenían, se acercarían al lugar de forma amistosa para hablar con los locales. Si mostraban hostilidad los dejarían en paz y robarían sólo parte del cargamento antes de que llegase al lugar, puesto que estaban en su derecho de mostrarse agresivos ante visitantes indeseados. Por otra parte, si llegasen a haber indicios de que la maldad residía en ellos, deberían reducirlos a todos para brindarles la segunda oportunidad que Icycla siempre ofrecía a todos los seres de Sansóläis.

—¡Señores! —gritó Nargu con su grave vozarrón, llamando al resto de máscaras, como habían decidido que se les llamaría a los miembros de La Sombra de Sargramoth—. Nos vamos —declaró antes de volver su mirada hacia Jack—. Guíanos al pueblo.

Por fin había llegado el día, el día en el que Helga salía en dirección a lo desconocido, el día en el que su viaje empezaba. Si dijera que no estaba nerviosa sin duda mentiría, pero no quería aparentarlo, tenía que mantenerse tranquila, a fin de cuentas, era una decisión que había tomado ella misma y que incluso su abuelo le había apoyado, como estaba haciendo en esos momentos:

Claro abuelo… cuando llegue del viaje puede estar seguro que mis creaciones serán tan increíbles como las suyas… ya lo sabe

Decía con una leve sonrisa, sabía que su abuelo era uno de los mejores creadores y su objetivo también incluía el sobrepasarle, a fin de cuentas, si conseguía encontrar el laboratorio conocería toda clase de diseños increíbles y pensaba aprenderlos todos.

Sí, estoy preparada, tengo provisiones, el arma para defenderme… todo y Vaporum por supuesto viene conmigo

Mira a su preocupada madre y sonríe mientras dice:

Siempre he terminado lo que empezaba ¿no? Así que no me va a pasar nada malo porque tengo que terminar el viaje aquí superando al abuelo

Tomo el dinero y se lo guardo con cuidado mientras escuchaba las indicaciones sobre el camino, se lo “apunto” en la cabeza y comienza a caminar, tras un par de pasos sin detenerse alza la mano y la mueve en señal de despedida mientras pensaba:

Allá vamos Helga… demuestra a todos de lo que estas hecha y sobretodo tienes que resarcirte

Y sus pasos se pusieron en camino hacia Trayerta como le habían indicado mientras se ajustaba un poco los tirantes de sus ropas.

-Es algo más complejo que la extracción de un sello… Pero al mismo tiempo es compleja la explicación de tu labor. No obstante, los sellos te ayudarán a resolver tu gesta. Recuerda todo lo aprendido de ellos y mantente siempre cerca de ellos. – Dijo de manera enigmática Bastian, el cual respondió a tu pregunta a la cual hacía referencia a tu misión

No obstante, la obstinación hizo sacar una pregunta que parecían ninguno querer responder, no obstante Nayra se aproximó para responderla, alegre como era ella – Hay veces que no elegimos nosotros cuando, que, como, donde o por qué debemos hacer algo. Hay veces que es el destino mismo el que nos grita que tenemos que hacerlo, y resulta muchas veces difícil de escucharlo, pero deja señales perceptibles.

-Pero eso no quiere decir que no logres madurar allá afuera. El mundo tiene muchas cosas que mostrarte y aprender de ellas, así como tu serás capaz de enseñarle cosas al mundo. Confiamos en ti, igual que el destino lo hace, y sabemos que lograrás madurar – Finalmente poniendo una mano tuya entre las suyas, te dedicó una sonrisa sincera antes de continuar a lo suyo.

No obstante y después de todo ya preparado para partir del lugar que durante 18 años sería tu hogar y al mismo tiempo tu prisión, Bastian te detuvo – Tea. – Con voz firme dijo – No mires atrás con pesar, sino con alegría – Que el niño dijera aquello era extraño, pues de los dos hermanos era el menos alegre – Y mira hacia delante con decisión y detenimiento… - místico cual era, te dedicó unas palabras de despedida a modo de consejo

-Y recuerda: Siempre hay una forma de resolver un problema, solo tienes que detenerte y mirar todas las posibilidades de a tu alrededor. – y con un pase de su mano, a los lados tuyo empezó a formarse sendas líneas de flores que recién se abrían marcándote un camino claro y definido hacia la cueva, ocultando, o más bien distrayéndote, de lo que la niebla a tu alrededor podría ocultar y revelarte, así como protegerte de la misma, pues un pequeño túnel se formó impidiendo a la niebla alcanzarte.

Así fue como, al final el adiós se produjo, un adiós definitivo que te llevó a entrar en aquel túnel, desde el cual ya no veías a Bastian ni a Nayra, desde el cual la torre, el faro se hacía cada vez más y más difuso hasta desaparecer por la cortina de niebla que quería acceder al propio túnel, pero que por alguna extraña razón, no avanzaba más.

Solo había un camino, o eso parecía pues allá por donde fuera que hubiera bifurcaciones o cruces, todos los caminos estaban cortados salvo dos, por el cual venias, y hacia donde te dirigías.

No obstante no todo fue solo avanzar en el más completo silencio, pues en un momento dado, a mitad de camino más o menos, un esqueleto abatido aún vestido de ropajes pero sin arma o armadura alguna, se encontraba tendido en el suelo como si su último halito hubiera sido en pos de intentar algo.

El pobre ser, fuese lo que fuese, estaba muerto y no tenía nada más encima que un pañuelo atravesado por donde estaría ahora su torso.

Pero lo importante era salir de allí y no quedarse impresionada por un esqueleto ¿Verdad?

Tras seguir por fin por los últimos tramos de túneles medio en penumbra sino fuera por pequeñas piedras que rezumaban algo de luz en tu camino, una gran e intensa luz te obligó a cerrar los ojos. LA SALIDA.

Al fin simplemente, corriste hacia dicha salida y…

Disfrutaste de las hermosas vistas que hasta entonces una nube grisácea te impedía ver.

La figura siguió sin moverse, incluso cuando te acercaste algo más. No pareciera que fuera a hacer nada salvo alguna acción en concreto, la cual fuiste a empezar a dar lugar. Tras escucharte, aquel ser ataviado con tantos ropajes te miró un poco mejor y pudiste escuchar un pequeño aspaviento proveniente de entre su rostro cubierto, aunque este no por mascara

-No solo te debe quedar poca comida, sino que además debe quedarte poco para desmayarte – Dijo su voz, un tanto amigable que parecía, indicando lo que era más que obvio en alguien de tu raza en una tierra tan cruda para ellos – Siento decirte, nómada, que no voy a decirte lugar alguno donde pasar la noche. – siguió hablando de forma amable, pero esta vez fue tajante también

Al fin hizo entonces un movimiento llevando su mano a la vaina de la Katana, casi como si esperara recibir un ataque en respuesta – No obstante, no somos tiranos, ni nos aprovechamos de aquellas personas que presenten buenas intenciones, cosa que a primera vista no pareces transmitir. Detente donde estás y lanza tus armas envainadas hacia aquí… - esperó por un segundo antes de reír y añadir – Y cualquier esencia o fuente de poder mágica que lleves contigo. – Te ordenó pues como no dándote lugar a otra opción.

La verdad es que sus palabras eran un tanto inciertas, pues no hablaba solo de él, pero no obstante no veías a nadie más. ¿Acaso eran capaces de fundirse con el ambiente? ¿Acaso eran peligrosos? Solo pedían que quedaras indefenso y no te harían a nada… ¿Pero realmente eso no sonaba a trampa misma?

Y aun así… ¿acaso tendrías fuerzas para resistir un asalto así?

Sin duda era una mala situación, donde una mala decisión podría ponerte en jaque presentandote a la muerte directamente a la cara.

Daba igual lo que intentara la falsa apariencia de Tiki… Gauche estaba perdido en su mundo de planes rotos que rara vez tenía que entrar para buscar soluciones que no le gustaba, o en susodicho caso, una solución perfecta entre ese montón de soluciones malas.

Es por eso que al responder de aquella forma la verdadera forma de tu roto ser Gauche se cabreó aún más golpeando la mesa cercana antes de aplastarte el cuerpo contra la pared simplemente con la mano - ¿Qué me necesitas? – De todo lo dicho solo se quedó con eso y encima pareció tomárselo a mal.

Agarrándote con toda la mano, te lanzó de un simple gesto volando… De normal solías notar el suelo, pero esta vez fue distinto, siendo que caíste bajo algo blando. Tu señor ni se inmutó siendo que sus brazos estaban rígidos y sus puños bien apretados. Ni siquiera se dignó a girarse para mirarte, tan solo desde ahí aguantó su enfado.

-Vuelve en ti, recógelo todo este desastre. Guarda lo necesario para el viaje a Trayerta y luego vete a tu caja a dormir… Mañana zarpamos. Falla tan solo una de mis órdenes y serás severamente castigada – dijo con voz dura y firme antes de largarse por la puerta, la cual la cerró con llave dejándote prisionera de su propio hogar… ¿Aunque importaba acaso?

Todo el desastre que había, era lo mismo que decir de solucionar la ira de Gauche, aunque pareciese que quisiera extenderla por bastante tiempo, lo cual significaría en grandes esfuerzos para ti para recogerlo todo. Por suerte el petate que había que hacer era muy simple, y casi todo estaba listo del viaje desde Trayerta hasta aquí

La caja era quizás lo que daba más miedo, a los que tuvieran una mente estable claro está. Un lugar de confinamiento puro y pequeño que poder llevar siempre encima en cuyo interior había espacio suficiente y contorneado por otros materiales en su interior, para una Mimali muy concreta, que una vez entrara ahí echando la tapa por encima, permanecería encerrada, sin movimiento, visión y con todo el sonido amortiguado, a la simple espera de su amo.

¿Pero era necesario introducirse al terminar? Igual Gauche necesitaría ayuda cuando volviera, o también…. No querría que su muñeca desobedeciera… Había tantas posibilidades…

Al final Jack tuvo que contenerse. Si bien tus palabras eran acertadas ante la llamada a la cordura de tu compañero, este mismo se dio cuenta de que los nervios empezaban a pesarle y a tensar su arco por él.

-Puede que no lo sepamos, pero apestan a que lo están hasta el fondo. No es normal su forma de actuar, créeme. – Intentó convencerte de nuevo, pero era inútil… Era mejor comprobarlo en persona y juzgarlo bajo tus propios criterios, pese a que el tuviera muy bien planeado que hacer.

Por suerte, y aunque fuese a regañadientes, logró hacerte ceder ante un poco de cordura por la situación actual, al permitir ir allí, investigar y al menor recibir comida de lo que sea que estuvieran haciendo esos aldeanos con tanto cargamento.

Todos estuvieron listos al ser llamados, y Jack por supuesto el primero ya que de él dependía de llegar a la aldea con suficiente tiempo o no – Está bien… Iré a mi ritmo… Si sois capaces de seguirme estaremos allí para vigilarlos durante la noche, sino deberemos acampar al aire libre. – Advirtió Jack ante todo el grupo antes de mirarte – Aunque tendremos suerte si somos otros los que quedamos rezagados… Andando – Obviamente la velocidad de los Luftinukas era mundialmente reconocida.

Así partisteis todos a través de árboles y evitando los caminos naturales durante horas corriendo hasta las afueras de un pequeño pueblo, y efectivamente era muy extraño.

Era de noche, y los animales que cuidaban estaban campando a sus anchas. No había ni un solo cultivo, al menos ninguno visible, y la única edificación que había para el comercio, era un sencillo y simple matadero, eso sí, inmaculado como si ninguna vez hubiera sido usado. Para más inri, los niños deambulaban por allí como si fuera el mismo día.

-Te lo dije… es estraño y raro ¿Qué hacemos?

No obstante el camino no iba a ser tan sencillo como comenzar a caminar y ya. Había varios días de camino hacia Trayerta y la primera mitad del primero tuviste que recorrerla en llegar hasta el extremo más superficial de tu ciudad natal Maxener, siendo que al volverte para atrás quedaba una enorme montaña la cual acababas de bajar.

Tras comer y reponer el primer tramo de energía el resto del viaje, al menos durante ese primer día fue algo simple: avanzar hasta que tu cuerpo no pudiera más, y más o menos así conseguiste hacerlo, llegando a acampar a unos pocos kilómetros de la siguiente ciudad, en la cual al día siguiente te detuvieron un par de humanos.

-Eres una mecanomante Uromaki ¿Estoy en lo cierto? – una pregunta que si bien era en parte obvia, no sería de muy buena idea negar frente a aquel guardia de la ciudad de Amentis, que tan nervioso se mostraba – Necesitamos la ayuda de un mecanomante de forma urgente, y no podemos desperdiciar recursos en ir a llamar a uno a Maxener – Siguió hablando el guarda antes de que el otro tomara la palabra de una forma más calmada

-Si estuviera dispuesto a ayudarnos, y nos resolviera el problema, estaríamos encantado de pagarle por dicha ayuda. Nuestra sacerdotisa seguro que estará alegre de saber que un alma caritativa se ha detenido a ayudar a un humilde pueblo – Mencionó de forma más comedida y suplicante este último esperando lograr que les ayudaras por su parte… Pero sin duda sintiéndote avasallada tras un día de camino

¿Qué es lo que Le pasa?, pensaba mientras escuchaba al extraño caballero, ¿acaso son más?. Continuaba trazando una historia en mi cabeza. 

Supongo que entonces no es necesario continuar, iré por otro camino y no molestaré. Dije mientras daba un paso atrás, y giraba hacia mi derecha, mirando algún posible camino que existiera y me hiciera no pasar por delante de aquel ser. 

Nunca me despego de mis armas, sin embargo, no busco la guerra. No formas parte de lo que busco. 

Cerré cuanto pude las ropas, mis collares apenas estaban a la vista, mis marcas tampoco entre tanta ropa, pero sabía que disponía de fuentes de poder, ¿como sabe de mi collar?, ¿Será casualidad?. 

Quizá mi apariencia no sea la de [nombre de alguna ciudad por la que haya pasado que esté bien desarrollada], pero no hago el mal, solo lo combato.

Buscaba alguien que cambiara algo de trabajo por comida o alojamiento, supongo que debo seguir buscando. 

Tal vez el siguiente sea más amable. Ilunia. No debo olvidarlo. Miré al hombre, gracias por la ayuda. Hice un gesto con la mano en la capucha, en algunas aldeas por las que he pasado de despiden así, supuse que significaba respeto. Todos esos protocolos me eran ajenos, pero intentaba adaptarme lo más posible al mundo, tan diferente de todo cuanto había conocido. 

​​​​​

Como si anotara mentalmente Tea asintió, pese a lo críptico, quedándose de momento con lo que buenamente podía entender al tiempo que el resto era memorizado, al igual que hizo tantas veces en el pasado; Bastian solía ser así, al fin y al cabo, y dado que la Cobb no conocía otro método de enseñanza fuera del de el susodicho y el de Nayra, pues solo le quedaba intentar seguir el ritmo impuesto o quedarse atrás por mucho…

La mentada Nayra logró impulsarla y desvanecer algo de las dudas que poblaban el pensar de Tea por medio de oportunas palabras; el saber que a pesar de todo yacía sobre ella la confianza de los etéreos era sin duda un aliciente poderoso, por más que la grandilocuencia que prometía su reciente misión fuera tan grande que sus límites salían de la vista de la chica, siendo muchas veces inadvertidos debido a esto mismo.

Lo que dijo Bastian luego fue un nuevo impulso, uno definitivo y aunque doloroso, necesario, pues sollozando y todo Tea se esforzó por mantener la sonrisa y dejar que la expectativa iluminara su inocente corazón una vez más; no por nada la chica había ansiado con salir, soñado con ver el mundo y recorrerlo, conocer los maravillosos secretos que en los lugares que aparecían en sus libros se contaba que existían, y sabrían los dioses arcanos qué otros tantos más; Sansóläis para ella era un diamante en bruto, después de todo; finalmente asintió al último consejo dado por su estricto pero añorado maestro, grabándoselo en la mente como un sello de fuego recién adquirido se grabaría en su cuerpo, y materializado el casi etéreo camino floral, aunque maravillada, convenció a sus propios pies impolutos de andar hacia adelante, de solo avanzar sin importar lo que esperara más allá.

Pese a todo Tea todavía era demasiado incauta, así que poco notó el hecho de que el camino además de marcarle dirección, en efecto la protegía de cualquier cosa que estuviera en las inmediatas afueras, niebla incluida, cual invisible escudo o última bendición de quienes la vieron llegar hasta el día presente; al progresar en el sendero la soledad y la incertidumbre la alcanzaron, sin embargo cual conceptual faro, el recuerdo de lo último dicho por el niño espectral resonaba jalando al espíritu de la viajante. Ni siquiera algo tan misterioso como lo que parecían ser los restos de un fenecido largo tiempo atrás fueron suficiente para asustarla o distraerla, robándole inevitablemente el interés, pues concentrada la castaña sí que les dio un vistazo pero sin detenerse, pensando en lo intrigante que podía ser el exterior si su primera vista a lo ajeno era una escena así.

Por lo mismo la empresa de Tea continuó mecánicamente imparable hasta que la luz no anticipada la superó, se trataba pues de un resplandor cegador, enorme y al parecer infinito, seguido o acompañado de una corriente fresca que como caricia invisible recorrió la piel lechosa de la chica y hasta levantó sus cabellos, provocándolos a jugar bajo su ritmo.

— Woaaahhh — corriendo, la necesidad de descubrimiento golpeó a la Cobb cuando al fin todo tomó forma y ante ella comenzó a cobrar sentido, siendo sofocada su inseguridad latente por denso verde esmeralda, cautivados sus sentidos por un azul cristalino moteado con lo que parecían trozos de algodón, niebla flotante… ¡aún en su grandeza el faro que la contenía se quedaba en nada ante la inmensidad que pobló los ojos de la que nació como humana!

Incapaz de pensar en el momento, la castaña simplemente reanudó su carrera quizás exagerando en la energía que invertía para ello, pero eso no le importaba, pues el suelo verdoso bajo sus suelas era tan suave y refrescante luego de haber vivido acostumbrada a solo pisar mármol que simplemente la impulsaba a seguir como si no hubiera un mañana; expuesta al viento, cuando este soplaba más fuerte la joven se estremecía de frío, pero también aspiraba, ávida de llenar sus pulmones con el olor a lo vivo, a lo fragante, y así continuo hasta que por azares de la vida Terrano la reclamó hacia sus dominios y para lograr ello interpuso a un emisario mineral en el camino de Tea, o en otras palabras, por distraída se tropezó y sin poder evitarlo salió volando hasta terminar azotándose en el suelo polvoso.

Lejos de traumatizarla o dejarle mala impresión en su experiencia, la caída la hizo reír por lo tonta y repentina, pero además la maravilló, porque el sentimiento de estar directamente sobre la tierra al aire libre también le era nuevo, como muchas otras tantas cosas; eso mismo la inspiró sobremanera y podríamos decir que hasta la empujó a buscar sobrenatural armonía con el motivo de su impulso, tras lo que Tea cerró los ojos y aspiró para luego contener el aliento durante unos cuantos segundos.

Allí tirada, pues todavía no se había levantado, su joven humanidad se llenó de inusitado brillo color entre dorado y marrón, partículas titilantes que como luciérnagas se levantaron gracias invisible fuera, envolviéndola y bañándola con su potestad, hasta que al alcanzar presumible masa crítica confluyeron al unísono en un punto fijo de su pecho…solo para luego expandirse dentro de ella a vertiginoso ritmo. De dicho proceso surgió por un momento el arcano símbolo ligado a la tierra, sello grabado en el alma pero que al ser de nueva creación se distinguía a través de la carne de su autora, y es que el grafema contenía en su forma parte de la sabiduría impresa en la tierra durante incontables eones y a la vez la seca dureza del elemento; a partir de ese instante, la viajera habría sintetizado un número finito de lo que era la base de sus habilidades místicas, tan fácil como misterioso, tan afortunada como entregada a la armonía. Solo entonces Tea abrió los ojos que en ese momento exhibían todavía un ligero brillo expresado en ocre, más al instante siguiente todo en ella volvió a la normalidad, pues el proceso de sellado estaba completo.

Acto seguido la heredera de chamánicos poderes se levantó sin más, dispuesta a avanzar en discutible línea recta hasta que sus pasos todavía incansables la llevaran hasta la siguiente cosa que demandara su interés total…

El camino estaba siendo tranquilo, y en cierta forma entretenido, no porque fuera especialmente divertido, ya que mientras Helga caminaba lo que veía era el paisaje normal de la zona, sino porque le conducía a un mundo diferente, a un lugar en el que no había estado antes y para ella aquellos pasos eran el inicio de una gran aventura.

La llegada de aquellos dos humanos le sorprendió un poco, no sabía que había caminado tanto como para estar cerca de algún núcleo humano, pero cuando le saludaron ella les saluda también y escucha:

Si, así es… soy una mecanomante…

Lo siguiente que dijo aquel guardia le llamo bastante la atención, necesitaban a un mecanomante urgentemente y parecía realmente apurado, en su cara pudo verse que le sorprendió eso un poco, pero rápidamente le otro guardia siguió hablando. Tras las palabras del guardia dice:

Claro…. Una de las cosas que deseo hacer en mi viaje es ayudar a los demás, conocer gentes y pueblos y este es un buen lugar para empezar… vayamos a ver a su sacerdotisa… ¿Cuál es el problema que tienen que es tan urgente?

Decía mientras indicaba a Vaporum que fuera con ella y se ajustaba las cosas para seguir a los guardias de la ciudad.